Izquierda Unida llega este sábado a su Consejo Político Federal con un consenso a medias acerca de la lista para las elecciones europeas. A medias porque hay acuerdo en el seno de la sólida mayoría nucleada en torno a Cayo Lara, pero anoche aún restaba un foco de discrepancia con Izquierda Abierta (IzAb), el partido coliderado por Gaspar Llamazares y Montse Muñoz, que amenazaba con presentar una candidatura alternativa si su nominado no permanecía en un puesto de salida, en el número siete. Sobre el cabeza de cartel, ya no quedan apenas dudas: será Willy Meyer (Madrid, 1952), quien ocupa un escaño en la Eurocámara desde 2004, según todas las fuentes consultadas por este diario.
La confección de la candidatura de IU para los comicios del 25 de mayo se aventuraba trabajosa, y lo está siendo. El reto era casar distintos elementos: las propuestas de las federaciones, los nombres promovidos por los partidos aliados, el deseo de integrar a sindicatos y movimientos sociales y la voluntad de parir una lista cremallera. Todo eso, lanzando mensajes internos y externos, debía estar plasmado en los siete-nueve primeros puestos, la horquilla que conceden las encuestas (frente a los dos diputados de IU-ICV conquistados en 2009). Y en ello se ha empleado a fondo la dirigencia de IU en los últimos dos días.
El jueves, tras una larga reunión de la mayoría que sustenta a Lara, ya se vislumbró que había un consenso bastante amplio en torno al cabeza, Meyer, y las plazas siguientes: el dos, Paloma López, secretaria de Políticas de Empleo de CCOO; el tres, Ernest Urtasun, el hombre elegido por Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) en primarias; el cuatro, la castellonense Marina Albiol; el cinco, para Anova, la formación de Xosé Manuel Beiras, y el seis, para Ángela Vallina, alcaldesa de Castrillón (Asturias). IzAb pretendía ocupar el siete, haciendo valer su peso como partido integrado en IU –dispone del 20% en todos los órganos de dirección–, su carácter estatal y su proceso de selección de su candidato, Tasio Oliver, en primarias abiertas a la ciudadanía.
El viernes, la agenda comenzaba con una reunión de la comisión de consenso, formada por 15 dirigentes (de ahí su apelativo, C-15) y encargada de alumbrar el acuerdo. Pero ese encuentro, convocado a primera hora de la mañana en la sede federal, en la calle del Olimpo de Madrid, apenas duró una hora. No se discutió de la lista ni de sus miembros, y el secretario de Organización, Miguel Reneses, planteó que se pospusiera la cita 24 horas, justo antes del arranque del Consejo Político. La razón es que aún debía amarrarse el pacto entre las distintas sensibilidades de la mayoría federal. Una vez que este se cerrase, sería más fácil ver la posibilidad de entendimiento en el C-15, cuya composición es más amplia, ya que en ella se sientan dirigentes de las minorías.
El riesgo para Meyer
A desbrozar el camino entre la propia mayoría se dedicó la tarde de ayer viernes. Quien discrepaba de la ordenación diseñada por el núcleo duro era el sector capitaneado por Enrique Santiago, secretario de Convergencia Político-Social. Esta ala de la mayoría deseaba que la renovación de la candidatura se visualizase desde el número uno, y por eso defendía que la mejor opción era Albiol, una mujer joven (31 años, y Meyer tiene 61), combativa, bien conectada con los movimientos sociales. Pero también era consciente de que el eurodiputado y secretario de Política Internacional había comenzado la carrera desde el principio como favorito, aun sin postularse, y tenía poderosos avalistas: entre ellos, su federación, la andaluza –cuyas bases respaldaron por un 71,42% su nominación–, y la cúpula madrileña. O sea, los dos territorios con mayor fuerza de toda IU. Además de la mayoría de Olimpo, empezando por el coordinador, Cayo Lara.
El grupo defensor de Albiol pivotaba en torno a Santiago y parte de la ejecutiva federal y coordinadores como Yolanda Díaz (Galicia) o Marga Sanz (Valencia). Ayer, este sector presionó para lograr mejores condiciones si Meyer era el número uno. Santiago quería que se presentara la candidatura como un tándem Meyer-Albiol, y que además se reflejase la alianza con los movimientos sociales y plataformas ciudadanas en los puestos de salida. En cristiano: que se reforzase el papel de la castellonense y subiesen escalones en la lista nombres como Javier Couso, hermano del cámara muerto en Irak José Couso promovido por varias federaciones, y el profesor y activista Gerardo Pisarello, postulado por Esquerra Unida i Alternativa, la marca catalana de IU. De lo contrario, Santiago y los suyos podrían presentar alternativa en el Consejo Político.
Esa última opción, que la mayoría de Lara se fracturara en dos listas, más una tercera auspiciada por Izquierda Abierta, era la que más podía dañar las posibilidades de Meyer. Como fue cabeza de cartel para las europeas en dos ocasiones, en 2004 y en 2009, necesitaría para repetir mandato un 60% de los votos del Consejo Político, que componen más de 200 dirigentes. Con tres alternativas, alcanzar esa cifra se antojaba más complicado.
Por eso todos los esfuerzos se centraron ayer en cohesionar la mayoría, en evitar su división. Reneses llevó a la reunión de la tarde la propuesta de tándem Meyer-Albiol, y también mejorar los puestos de salida de Couso y Pisarello. Aunque ello costara sacrificar la entente con IzAb.
Unidad a cambio de pluralidad
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Al final, el encuentro en Olimpo concluyó cerca de las diez de la noche. Con acuerdo, tras varias horas de debate. Y aunque pesaba un fuerte hermetismo, este periódico pudo confirmar, a través de fuentes de todos los sectores, la garantía de una "campaña dual" –con Meyer y Albiol como referentes– y la nueva ordenación de la lista. En las primeras seis posiciones no hubo cambios (Meyer-López-ICV-Albiol-Anova-Vallina), pero sí en los siguientes. En principio, el siete quedaría para Couso. El ocho, reservado para Chunta Aragonesista, en caso de que esta decida en los próximos días aliarse con IU, y confiando en que postule a una mujer para asegurar la cremallera. El nueve, para Pisarello. Y el diez, para Lara Hernández, licenciada en Filosofía, emigrante en Alemania y propuesta por las federaciones del exterior y por Jóvenes de IU. Según este diseño, Oliver optaría al puesto 11, de improbable elección salvo si IU obtuviera un resultado espectacular el 25 de mayo. Aún podrían bailar los puestos: si no hay pacto con CHA, Hernández ascendería a la plaza ocho.
El grupo de Santiago aceptó el trato. Así, se neutralizaba la posibilidad de presentación de una segunda lista y se preservaba la unidad de la mayoría, porque se da por hecho que obtendrá el 80% o más de respaldo, dado el peso de IzAb, limitado al 20%. Meyer quedaba salvado.
Los gasparistas se veían venir la operación. "Willy es cabeza de lista gracias al pacto con Enrique Santiago. Si ellos agreden la pluralidad de IU, no nos queda más remedio que presentar lista alternativa. Con nuestros votos, podemos garantizarnos el siete o más arriba incluso", señalaban desde la dirección de IzAb. Si finalmente compiten en el Consejo dos candidaturas, los puestos se repartirán proporcionalmente. Según otras fuentes, Oliver "se juega ser el nueve o el once". De cualquier modo, el máximo órgano de dirección se abrirá este sábado con una fisura abierta, salvo pacto de última hora, cosa no descartable.
Izquierda Unida llega este sábado a su Consejo Político Federal con un consenso a medias acerca de la lista para las elecciones europeas. A medias porque hay acuerdo en el seno de la sólida mayoría nucleada en torno a Cayo Lara, pero anoche aún restaba un foco de discrepancia con Izquierda Abierta (IzAb), el partido coliderado por Gaspar Llamazares y Montse Muñoz, que amenazaba con presentar una candidatura alternativa si su nominado no permanecía en un puesto de salida, en el número siete. Sobre el cabeza de cartel, ya no quedan apenas dudas: será Willy Meyer (Madrid, 1952), quien ocupa un escaño en la Eurocámara desde 2004, según todas las fuentes consultadas por este diario.