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Jóvenes, universitarios y progresistas, los más alarmados por la emergencia de la vivienda

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“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

Así reza el artículo 47 de la Constitución Española, pero la vivienda se ha convertido ya en una emergencia nacional. El mercado se ha disparado en los últimos años y el precio está en máximos históricos con un incremento del 8,7% interanual desde el tercer trimestre del año anterior, según el portal Idealista. Y el alquiler también se ha elevado un 10,2% desde septiembre del año pasado. Una jungla en toda regla que ha puesto a la vivienda en el centro del debate social, con la convocatoria este domingo de una gran manifestación en el centro de Madrid.

La vivienda se ha convertido ya en el cuarto problema que más afecta personalmente a los españoles, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Solo es superado por la crisis económica, la sanidad y la calidad del empleo, y está ya por encima de la inmigración, el paro (que siempre había dominado estas listas), la educación y los asuntos políticos. Hace, por ejemplo, diez años la vivienda apenas aparecía en la posición 15 de problemas que tenían los ciudadanos.

¿Pero todos los españoles están igual de preocupados? La encuesta del CIS refleja, a través del análisis de los microdatos que hace públicos el centro, que la preocupación es similar entre hombres y mujeres. Pero especialmente evidencia que es un problema que afecta principalmente a los más jóvenes, que ya sitúan el hogar como la primera preocupación en su día a día.

El gran desvelo de los jóvenes

Entre los menores de 24 años gana la vivienda como su primer problema vital, con un 15% citándola en primer lugar, por encima de la crisis económica (14,3%) y la propia falta de apoyos a los jóvenes (9,3%). Además, es el segundo problema para los grupos de entre 25 y 34 años y de entre 35 y 44 años (solo le gana la situación monetaria). La preocupación por el tema empieza a descender personalmente en las generaciones mayores: sólo el 2,7 de mayores de 65 años lo ve como su principal problema.

Pero el estudio demoscópico también refleja algo de manera clara: la vivienda preocupa especialmente a los que apoyan a opciones progresistas frente a los que dan su apoyo a las derechas. Es el principal problema en su vida para los votantes de Sumar, con un índice muy alto del 18,1%. Para los socialistas, es su tercer problema personal con un 5,6% (por encima están la sanidad y los problemas económicos).

Y el porcentaje de preocupación desciende mucho entre los votantes conservadores. Para los que apoyan al PP es su octavo quebradero de cabeza. Todavía tiene menos importancia para los que apoyan a la ultraderecha. Sólo el 1,7% de los votantes de Santiago Abascal señala la vivienda como su gran malestar, un porcentaje bajísimo comparado con la economía (24,1%) y la inmigración (17%).

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Esto se refleja en el terreno político, donde Sumar y Unidas Podemos están haciendo de este tema su principal leitmotiv en el Parlamento. Incluso dentro del propio Gobierno los de Yolanda Díaz han abierto un choque con los socialistas, que tienen la competencia ministerial, para presionar y pidiendo medidas ya como sancionar a las comunidades que no apliquen la ley de vivienda o prohibir la compraventa en las zonas tensionadas, además de acelerar la supresión de las golden visa.

Los datos de los encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas también dejan ver que, por nivel de estudios, los más alarmados por la vivienda son los universitarios, cuyos porcentajes son superiores a los que estudiaron FP, secundaria o primaria. Y el problema tiene también más repercusión entre los que se consideran de clase obrera y de clase media baja frente a los de clases media-alta y alta. La inquietud también va por sentimiento religioso: la vivienda concierne más a los ateos, agnósticos e indiferentes que a los católicos (tanto practicantes como no).

La vivienda se ha abierto paso como uno de los principales temas en el debate público. Se están produciendo manifestaciones en muchos puntos del país como en Canarias, Baleares y Málaga. Asimismo, muchos ayuntamientos se están moviendo a raíz del desencanto como el de Barcelona que va a prohibir los pisos turísticos en la ciudad. Los alquileres vacaciones también han revolucionado el panorama inmobiliario. Tras el fracaso de la iniciativa de Sumar, ahora Esquerra quiere volver llevar al Congreso la ley impulsada por el Sindicato de Inquilinas y que fue tumbada a última hora por Junts al unir sus votos a PP y Vox.

“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

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