La judicatura espera que el peso político de Bolaños sirva para que la justicia deje de ser el 'patito feo'

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"No tengo una mala opinión sobre él. Se le ve un tipo listo, formado y preparado, que es la mejor garantía para ser ministro y hacer bien las cosas". Quien habla es un vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y a quien se refiere es a Félix Bolaños, que acaba de ganar más poder en el renovado Ejecutivo de coalición como titular de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. El nombramiento ha generado sensaciones contradictorias dentro de la judicatura. Algunos creen que su peso político puede ayudar a que, por una vez, la Justicia deje de ser el patito feo de la Administración. Pero, al mismo tiempo, no convence que se aglutinen en una misma cartera aspectos ejecutivos, legislativos y judiciales: "No da una imagen positiva de separación de poderes".

El de Félix Bolaños es uno de esos nombres grabados a fuego en el organigrama del Gobierno desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. Primero, como secretario general de la Presidencia. Y luego, como ministro. Cinco años en los que ha ido ganando cada vez más peso y poder dentro del Ejecutivo. Tanto, que se ha convertido en uno de los pilares sobre los que se sostiene el núcleo duro del presidente. La confianza en él es máxima. Y el ejemplo más claro de ello es que fue uno de los puntales de la negociación a varias bandas que cristalizó en los 179 síes de la investidura. Él fue el encargado de cerrar el acuerdo con ERC. O de presentar ante los medios la polémica ley de amnistía con la que se pretende poner punto y final al procés.

Algunos miembros de la judicatura ven en el enorme peso político un aspecto positivo en la elección de Bolaños como titular de Justicia. Al fin y al cabo, explican a infoLibre, podría servir para que esta materia deje de ser de una vez por todas el patito feo de la Administración y se le dé la relevancia que requiere. "Este nombramiento demuestra que se quiere colocar la justicia como uno de los objetivos primordiales del nuevo Gobierno. Encomendar esta responsabilidad a alguien de la importancia que tiene Bolaños puede servir para que se dé a esta materia el carácter prioritario que merece", opina al otro lado del teléfono Edmundo Rodríguez, miembro del secretariado de Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD).

Una lectura similar hace Sergio Oliva, nuevo portavoz de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV): "Tenemos esperanza de que pueda ser la llave para dar respuesta con la mayor agilidad a los enormes déficits que arrastra la justicia". "Si esto pudiera acelerar la solución de problemas en nuestro ámbito sería positivo respecto a lo que ha sido antaño", apunta, por su parte, Fernando Portillo, presidente de Foro Judicial Independiente (FJI). Este magistrado, sin embargo, se muestra más escéptico. Igual que Cristina Dexeus, presidenta de la mayoritaria Asociación de Fiscales: "Poca importancia se le da a la justicia, con la problemática tan importante que la acucia, cuando su titular no lo va a ser en exclusiva".

Justamente esto último, que se aglutinen en una misma cartera áreas de carácter ejecutivo –Presidencia–, legislativo –Relaciones con las Cortes– y judicial –Justicia– es algo que no gusta nada dentro de las carreras. Primero, porque creen que fusionar esta materia con otras, algo que prácticamente no se ha hecho en democracia pero que sí suele ser habitual en los Ejecutivos autonómicos, la termina desdibujando. "Debería tener un ministerio exclusivo", dice Portillo, quien no entiende que Justicia se haya fusionado mientras se ha creado una cartera específica de Transformación Digital. Y segundo, porque resulta indecoroso. "No ofrece una imagen positiva de lo que es la separación de poderes", sostiene el portavoz de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, que este martes ha manifestado su descontento con el Ministerio de Justicia por no haberle permitido el acceso a la toma de posesión.

Dexeus, en este sentido, no oculta su "desconfianza". "Más parece que haya venido a controlar", sostiene la fiscal. Un miedo que en las últimas horas se ha agitado también desde la derecha política. Oliva, sin embargo, no considera que eso vaya a suceder: "Es imposible, somos independientes". Y tampoco la fuente consultada en el CGPJ, que no forma parte, precisamente, del llamado bloque progresista, cree que la intención de unir Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes responda a un intento de "control" de los tres poderes. Más bien, vaticina, se debe a la importancia que los asuntos judiciales van a tener en una legislatura marcada por la renovación del Poder Judicial o la reacción unánime de la judicatura en contra del acuerdo político suscrito entre PSOE y Junts.

Un ministro que no pertenece a la casa

Bolaños no pertenece ni a la carrera judicial ni a la fiscal. No es, en definitiva, de la casa. Se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Y durante algunos años trabajó en el departamento laboral del bufete Uría Menéndez Abogados y fue docente en el Instituto de Empresa, desde donde dio el salto a la administración pública como letrado y jefe de la división de Asesoría Jurídica Laboral del Banco de España. Su elección como ministro del ramo, por tanto, supone un cambio con respecto a los anteriores titulares de esta cartera, dos magistrados y una fiscal a los que perseguirá su pasado en el Ejecutivo lo que les resta de carrera. Un problema que, sin embargo, Bolaños no tendrá. En este sentido, tiene las manos menos atadas.

En la judicatura no creen que el hecho de que el dirigente socialista no pertenezca a la casa tenga que suponer un problema. "Habitualmente, los jueces no hemos sido buenos ministros de Justicia", concede Portillo. Es cierto, sostiene Dexeus, que desconocer el mundo judicial puede suponer un "hándicap". Pero nada que no se pueda arreglar, apuntan algunas de las voces consultadas, con un buen equipo técnico que conozca "en profundidad" el "funcionamiento" de la Administración de Justicia en todas sus "vertientes". Por eso, todos los ojos están ahora puestos en el que vaya a acompañar a Bolaños como secretario de Estado de Justicia, un cargo que hasta ahora ha estado ejerciendo el abogado y exsenador socialista Tontxu Rodríguez.

Las prioridades y los retos

Bolaños ha sido, durante los últimos años, muñidor de algunas de las negociaciones políticas más relevantes. Sin embargo, hay una que se le ha resistido hasta la fecha: la relativa a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que lleva un lustro con el mandato caducado. El último intento claro de desatascar esta situación saltó por los aires hace justo un año, cuando el PP se parapetó tras la reforma del delito de sedición para mantener el bloqueo del órgano de gobierno de los jueces. Poner solución de una vez por todas a dicha anomalía será uno de los grandes retos que tendrá el nuevo Gobierno de coalición. "Renovar el CGPJ no es una opción, es una obligación", ha advertido Bolaños durante su toma de posesión.

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Pero los retos que tiene por delante el nuevo ministro durante esta legislatura, que estará profundamente marcada por la amnistía, van mucho más allá. "El atasco de la justicia es uno de ellos", recuerda Portillo. En este sentido, consideran esencial la implementación de las leyes de eficiencia que quedaron paradas con el adelanto electoral o afrontar la falta de jueces. Un agujero en las plantillas que, para más inri, se puede agrandar en los próximos años. Según los cálculos de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV), hasta 2031 se retirarán más de un millar de miembros de la carrera judicial. Es más del 20% de los jueces que al comienzo de este año se encontraban en activo. No obstante, esa cifra puede incrementarse hasta el 33% si se contabilizan jubilaciones anticipadas.

Las asociaciones judiciales, además, avisan de que estarán pendientes de que se cumplan los acuerdos alcanzados la pasada primavera. Y está por ver si los funcionarios judiciales reactivan una huelga indefinida que suspendieron en su momento por el adelanto electoral. "También esperamos que se proteja la independencia judicial, para lo que debería llevarse a cabo una reforma del Poder Judicial que permita a los miembros de la carrera elegir a los doce vocales de procedencia judicial", señala Oliva. Un asunto sobre el que Bolaños se pronunció claramente hace un par de años en una entrevista en la Cadena Ser: "Ni los jueces pueden elegir a los jueces, ni los políticos pueden elegir a los políticos". Unas palabras que aún hoy siguen resonando en algunas de las asociaciones judiciales.

En cuanto a la carrera fiscal, Dexeus pone el foco en la "eterna decisión" sobre si atribuir o no a los miembros del Ministerio Público las riendas de las investigaciones, una reforma que lleva años sobrevolando. "Pero el gran reto es la ampliación adecuada de las plazas para que se ajusten a las necesidades reales de la justicia", apunta la presidenta de la Asociación de Fiscales.

"No tengo una mala opinión sobre él. Se le ve un tipo listo, formado y preparado, que es la mejor garantía para ser ministro y hacer bien las cosas". Quien habla es un vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y a quien se refiere es a Félix Bolaños, que acaba de ganar más poder en el renovado Ejecutivo de coalición como titular de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. El nombramiento ha generado sensaciones contradictorias dentro de la judicatura. Algunos creen que su peso político puede ayudar a que, por una vez, la Justicia deje de ser el patito feo de la Administración. Pero, al mismo tiempo, no convence que se aglutinen en una misma cartera aspectos ejecutivos, legislativos y judiciales: "No da una imagen positiva de separación de poderes".

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