El juez temía que personas “como el yerno de Aznar” manipulasen pruebas del banco de Miami

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Alicia Gutiérrez / Tono Calleja

Imputado a instancias de la Fiscalía por haber investigado los manejos de Miguel Blesa en Caja Madrid y haber ordenado su ingreso en prisión, el juez Elpidio José Silva rompió el 21 de noviembre su silencio ante el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que pretende sentarlo en el banquillo. Y lo hizo con una demoledora declaración judicial de seis horas y media a la que ha tenido acceso infoLibre.

Silva explicó por qué, el 5 de junio, por segunda vez y ahora sin fianza, envió a la cárcel a Blesa: temía que el entorno del expresidente de Caja Madrid, apartado en el que citó de forma expresa a Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, pudiese “manipular pruebas”. ¿Cómo? Accediendo “a los instrumentos financieros” utilizados por el banco de Miami que, en 2008 y a un precio que doblaba su valor real, había adquirido Caja Madrid.

“Era notorio –afirmó Silva– que había personas que estaban en la órbita de Blesa, como el yerno de José María Aznar, [Alejandro] Agag, que conoce esos instrumentos financieros y los puede utilizar en el banco de Miami para los fines más variados. Había ya pruebas que había que impedir que se pudieran manipular”.

El riesgo de que Miguel Blesa pudiese fugarse si no dictaba orden de prisión existía, adujo Silva a preguntas de su abogado. Pero, aun siendo grave, era mayor el de una eventual destrucción de pruebas. “La clave era la posible manipulación de pruebas y esto aquí sí que era muy importante, había que extremar la alerta porque había que analizar los instrumentos financieros que se utilizaron en ese banco y porque [mientras se analizaban] podía llevarse a cabo una intervención que permitiera acceder a esos instrumentos” por parte de los imputados y su círculo.

La mención a Agag no fue la única en alcanzar de lleno al expresidente del Gobierno y antiguo líder del PP. Los correos secretos de Blesa publicados hace dos semanas por infoLibre ya demostraban que una empresa de material bélico, Einsa, ofreció a Aznar en el otoño de 2008 un contrato de comisionista para que le abriese mercado en Argelia y Libia. Y, aunque sin referencia al nombre de la compañía, Elpidio Silva abordó ese asunto en su declaración judicial como imputado.

Blesa, declaró el juez en un momento de su comparecencia, “estaba todo el día liado con temas extravagantes, negocios relacionados con el tráfico de armas y de actividades de inversión”.

“Había muchísimos correos que mencionaban a terceros como Aznar"

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Más adelante, y al explicar por qué dictó el secreto de las actuaciones cuando la Guardia Civil se lo pidió y llegó el momento de intervenir comunicaciones, el juez imputado se pronunció de la siguiente forma: la Guardia Civil “sabía perfectamente” que había que preservar la causa y “todas las ramificaciones que podía tener”. Pero, también, el secreto del sumario buscaba evitar daños a quienes se carteaban con Blesa a través de su dirección electrónica de Caja Madrid: “Había muchísimos correos que mencionaban a terceros como Aznar, entidades de compra y venta de armas, la propia familia de Aznar, había que preservar esto”. Haber decretado el secreto del sumario es uno de los hechos que utiliza el fiscal Manuel Moix para acusar a Silva de prevaricación.

Silva, que desplegó sus conocimientos sobre la ingeniería financiera criminal, sostuvo en su declaración que solo dos opciones explican por qué Caja Madrid se embarcó en la compra del banco de Miami justamente cuando ya había comenzado el cataclismo de las hipotecas basura o subprime. Y ninguna de esas hipótesis es benévola para Blesa: o buscaba “un aprovechamiento muy importante” al comprar el banco por el doble de su precio y para alegría de su anterior propietario –“le dieron un premio, claro, por venderlo así”–. O, mucho peor, el propio banco constituía en sí un vehículo para blanquear dinero y perpetrar otros delitos.

Ahora forzosamente alejado de la investigación, la compra del banco de Miami City National Bank of Florida centraba las pesquisas de Silva. Pero la recusación formulada por Blesa y dos querellas, de contenido y argumentos muy similares, le han apartado definitivamente del caso. Una de las querellas lleva el sello del propio Miguel Blesa. La segunda va firmada nada menos que por Manuel Moix, fiscal jefe de Madrid. Moix se ha opuesto de manera tajante a que Elpidio Silva pueda utilizar para su defensa los más de 8.000 correos electrónicos que almacenaba el servidor de Caja Madrid.

Imputado a instancias de la Fiscalía por haber investigado los manejos de Miguel Blesa en Caja Madrid y haber ordenado su ingreso en prisión, el juez Elpidio José Silva rompió el 21 de noviembre su silencio ante el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que pretende sentarlo en el banquillo. Y lo hizo con una demoledora declaración judicial de seis horas y media a la que ha tenido acceso infoLibre.

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