El lobby ultracatólico abre fuego en la "guerra cultural"

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Es un sintagma de uso cada vez más frecuente: “guerra cultural”, “batalla cultural”. Cayetana Álvarez de Toledo, cesada como portavoz parlamentaria del PP, lamentaba en su despedida que no la dejaran librarla. Y Santiago Abascal, presidente de Vox, así como otros dirigentes de su partido, insisten: “guerra cultural” contra el “totalitarismo” de la “dictadura progre”. Pero donde con más desenvoltura se maneja el término no es en los partidos, sino en el variopinto espectro de las organizaciones ultracatólicas, una tupida red de terminales de la derecha integrista que, de hecho, ya han abierto dicha guerra sin esperar a la bendición de los partidos políticos, aunque con abundantes conexiones con Vox. Más de 500 organizaciones antiabortistas, 17 contra el supuesto “adoctrinamiento” de la “ideología de género” en la escuela y 77 en abierto rechazo a la eutanasia actúan coordinadamente durante la pandemia en plataformas temáticas pero interconectadas, como ha podido comprobar infoLibre analizando sus movimientos. El lobby integrista gana vigor como puntal de oposición social al Gobierno.

Así sintetiza uno de los referentes de este movimiento, Ignacio Arsuaga, presidente de Hazte Oír y de CitizenGo, en qué consiste este empeño por el choque en el terreno cultural: consiste –escribe Arsuaga en las plataformas de difusión de Hazte Oír– en que “se hable sobre temas que antes eran tabú, que el establishment progre consideraba cerrados: la ideología de género, el feminismo supremacista, el lobby Lgtbi, el aborto, el matrimonio homosexual, la eutanasia...”; consiste en “romper el hielo de lo políticamente correcto, del discurso único progre-laicista”; consiste en “denunciar los ataques del lobby Lgtbi y del lobby de género contra la familia natural”; consiste en “defender principios básicos y libertades fundamentales frente al sistema”. No es sólo una batalla anunciada, ni una advertencia en las redes sociales. Ya la están librando cientos de organizaciones del ámbito ultracatólico, agitado por una actividad frenética, cada vez más cohesionado organizativamente, donde se conforman nuevos espacios de integración entre colectivos movidos por empeños ideológicos similares.

Plataforma Sí a la Vida

“Hay que ver la cantidad de cosas que está diciendo usted hoy para generar debate, justo hoy, día en el que es noticia su vicepresi particular por asuntos un tanto preocupantes. Imagino que será casualidad, no sé”, escribía en su cuenta de Twitter Javier Rodríguez, vicepresidente del Foro Español de la Familia , dirigiéndose a Irene Montero, después de que la ministra de Igualdad anunciase la semana pasada una reforma de la ley del aborto para retirar el requisito de consentimiento paterno para las adolescentes de 16 y 17 años.

El anuncio removióía los cimientos del lobby ultracatólico español, uno de los más pujantes de Europa. Y añadía Rodríguez: “En el aborto no se decide sobre el propio cuerpo, sino sobre el de otro ser humano (sobre su muerte). No se decide sobre la propia maternidad, puesto que ya existe la madre (y el padre, no olvidemos) y ya existe el hijo. Se decide la muerte del hijo. Muy progresista no es”.

Es la retórica habitual de estos movimientos, tanto para hablar de aborto como de eutanasia. Ambos fenómenos se emparentan con el asesinato. “Se empieza eutanasiando a los mayores con consentimiento, luego 'sin' y se acaba eutanasiando a los niños y adolescentes, incluso sin el consentimiento paterno…”, lanza como mensaje la asociación Vida Digna. El movimiento antiabortista se ha activado durante la pandemia en torno a la Plataforma Sí a la Vida, que también tiene la ley de eutanasia impulsada por el Gobierno entre ceja y ceja y que celebró en junio una “manifestación virtual”. Esta plataforma presume de contar con más de 500 organizaciones y entidades cívicas. Lo logra a través de una estructura de muñeca rusa. ¿Cómo? Dentro de la plataforma destaca One of Us, lobby y think tank de ámbito europeo, con presencia en 19 países, que tiene como cabeza visible al exministro del PP Jaime Mayor Oreja. One of Us aglutina a 48 organizaciones. Pero en realidad, son más. Un ejemplo: uno de los grupos integrados, Provida, aglutina a su vez a 33 organizaciones en toda España.

A través de diversas plataformas de acción conjunta, entre las que destaca Sí a la Vida, el movimiento antiabortista se cohesiona. Desde sus distintos grupos salen estos días críticas aceradas al anuncio de Montero. "Ya está bien de argumentos trasnochados, de eufemismos y de cerrar los ojos a la realidad demostrada. El aborto mata de la manera más cruel a un ser humano inocente en las entrañas de su madre”, señala la Federación Española de Asociaciones Provida, con sus 33 organizaciones representadas. "La única reforma admisible de la ley del aborto es la que tenga como propósito dejar a los niños nacer y no eliminarlos en estado prenatal", declara Rosana Ribera, portavoz de Derecho a Vivir, otra de las organizaciones integradas en Sí a la Vida. Así lo ve Álvaro Ortega, presidente de la Fundación Más Vida: “Se podría dar el caso de que una niña de 16 años fuese violada por un adulto y abortar sin el consentimiento de sus padres, lo que podría provocar que los padres nunca se enteren de la violación y quedase silenciada con el aborto. Supone una desprotección absoluta en edades adolescentes".

En la Plataforma Sí a la Vida están las organizaciones mencionadas y otras muchas. Algunas son unidades. Otras son federaciones o plataformas. Mayor Oreja figura como presidente de la Fundación Valores y Sociedad, integrada en One of Us y que actúa como impulsora durante la pandemia del foro de debate La alternativa cultural al Frente Popular. Muy próximo a Mayor Oreja es la diputada de Vox Lourdes Méndez Monasterio, que preside Familia y Dignidad Humana y es miembro del “grupo de expertos” de One of Us. Méndez Monasterio es el rostro de Vox de perfil más alto dentro de este movimiento, pero no el único. Tienen arraigo en este espectro el diputado en el Congreso Francisco José Contreras, las parlamentarias en la Asamblea de Madrid Rocío Monasterio, Alicia V. Rubio y Gádor Joya y la concejal en el Ayuntamiento de Sevilla Cristina Peláez, entre otros. Es más, el propio Santiago Abascal obtuvo en 2012, "por su defensa de la libertad y el patriotismo", un premio de Hazte Oír, organización que también ha premiado a Javier Ortega Smith, Francisco Serrano y Hermann Tertsch.

Hazte Oír, con dimensión internacional a través de CitizenGo, es la más agitadora de todas estas organizaciones, con continuas campañas en el campo de la “guerra cultural” y la actividad antiizquierdista y de presión a los partidos de derechas para que asuman postulados ultraconservadores. Miembro de la Plataforma Sí a la Vida, actualmente impulsa iniciativas para presionar al Constitucional para dicte ya la sentencia sobre la ley del aborto, en defensa de la Cruz del Valle de los Caídos, contra la eutanasia, contra la serie de HBO Patria por “humillar a las víctimas de ETA”...

Hay muchas organizaciones más en esta plataforma contra el aborto, que a su vez se conecta a través de sus miembros con la Plataforma por las Libertades, otra organización marco, con estrechos vínculos con Vox. Méndez Monasterio ha sido una de las principales referente de esta plataforma, la que da entrevistas y escribe artículos en su nombre. Rocío Monasterio está relacionada con ella desde su origen. Santiago Abascal también. La miríada de organizaciones mantiene nexos con el movimiento integrista internacional, articulado en organizaciones como la ya mencionada One Of Us, Agenda Europe, Euthanasia Prevention Coalition, Life is Beautiful y UN Family Caucus, entre otras. Durante la pandemia, el movimiento se ha tensionado para desarrollar la iniciativa 40 Días por la Vida, una campaña antiabortista, también dentro de la Plataforma Sí a la Vida, que ha sido denunciada por grupos feministas por supuestas coacciones a mujeres a las puertas de clínicas de aborto.

Aunque el movimiento antiabortista es de base esencialmente religiosa, a su vez conecta con causas en apariencia desligadas de las preocupaciones morales propias del catolicismo conservador. Es frecuente entre sus organizaciones el fundamentalismo de mercado y el neoliberalismo económico a ultranza. La Fundación Villacisneros, miembro de la Plataforma Sí a la Vida que tiene en la ex presidenta del PP vasco María San Gil uno de sus referentes fundamentales, ha propuesto a través de su presidente, Íñigo Gómez-Pineda, la retirada del derecho al voto a los parados. Villacisneros y la Asociación Católica de Propagandistas son dos de los actores más empeñados en ofrecer una “alternativa cultural al Frente Popular”, supuestamente instalado en un Gobierno que según estas organizaciones goza de una hegemonía en los medios de comunicación que acelera la corrupción moral de la sociedad. En el punto de mira han tenido el supuesto proyecto “totalitario” del “Gobierno socialcomunista”, al que atribuyen una agenda oculta para aprovechar la pandemia para impulsar un recorte de libertades y un sistema económico clientelar. Son discursos y causas que corren en paralelo al combate contra el aborto.

Forma también parte de Sí a la Vida E-Cristians, organización que tiene por objetivo incrementar la influencia sociopolítica del catolicismo. También Profesionales por la Ética, que en 2015 homenajeó a Méndez Monasterio en una cena a la que también asistieron Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio. Fundada en 1992, Profesionales por la Ética es una ONG con sede en Pozuelo de Alarcón (Madrid), el municipio más rico de España, también sede de la Universidad Francisco de Vitoria, vinculada a los Legionarios de Cristo.

El movimiento antiabortista articulado en la Plataforma Sí a la Vida no es ajeno a la propia estructura de la Iglesia católica, es decir, de la Iglesia diocesana, el cuerpo principal de la institución católica. Obviamente, la jerarquía está claramente posicionada contra el aborto y contra la reforma anunciada por Montero. “La aberración no tiene límites”, ha declarado tras conocer las intenciones de la ministra el cardenal de Madrid, Carlos Osoro. Pero no es sólo un apoyo discursivo. Forma parte de la Plataforma Sí a la Vida el Proyecto Mater, impulsado por la Archidiócesis de Toledo.

Plataforma Pin Parental

El frenesí de frente antiabortista no agota el abanico de movimientos del mundo ultracatólico. El 22 de septiembre surgió una nueva plataforma. Es el mecanismo habitual: agregar y agregar más y más organizaciones en bloques comunes, centrados en las causas fetiche. En este caso, se trata de la Plataforma Pin Parental, en defensa de un derecho de veto de las familias a los contenidos afectivo-sexuales en la escuela, de forma que los alumnos no reciban información que cuestione su modelo de familia tradicional. Es una causa salida, al igual que el autobús contra el reconocimiento de la transexualidad infantil, de la factoría de Hazte Oír. Por supuesto, la organización de Arsuaga está también en esta nueva plataforma, junto a otras 16 organizaciones más.

Algunas otras más repiten en Sí a la Vía y Pin Parental, como el Centro Jurídico Tomás Moro o Profesionales por la Ética. También figura en la plataforma la híper activa Asociación Española de Abogados Cristianos, situada en la órbita de Vox, que ha redoblado su ofensiva para cerrar cínicas de aborto durante la pandemia. Presidida por la abogada Polonia Castellanos, Abogados Cristianos se dedica a la "defensa jurídica de los valores cristianos".

Antiabortista, tradicionalista y defensora de la tesis de que el catolicismo se ejerce en España bajo el asedio de radicales izquierdistas, la asociación ha ganado fama con cuantiosas denuncias de gran impacto mediático, como las presentadas contra Willy Toledo y la procesión del coño insumiso, por citar dos entre muchos casos. Castellanos asegura de hay “casos reales” en que se ha enseñado a un niño “durante una hora cómo se tiene que masturbar” en la escuela.

Abogados Cristianos también ha estado en primera línea de la ofensiva integrista contra la supuesta persecución religiosa del Gobierno a los católicos durante la pandemia por establecer limitaciones a la asistencia a las iglesias. Esta organización está controlada por un patronato de cinco personas entre las que figuran el portavoz parlamentario de Vox en Murcia, Juan José Liarte Pedreño, y un candidato al Senado por Valladolid en 2019, Alfonso González.

Completan la nómina de organizaciones en la Plataforma Pin Parental nombres –aún– poco conocidos como Actúa Familia, Con Mis Hijos No Te Metas, Libertas –radicada en Murcia–, Género en Libertad, Libres para Elegir, Los Niños son Intocables, Koinonía... Más alto es el perfil de Enraizados, presidida por el columnista de Actuall José Castro Velarde. Se trata de una de las organizaciones españoles que han hecho lobby en Bruselas, además de Abogados Cristianos y Profesionales por la Ética. La Plataforma Pin Parental repite el esquema de Sí a la Vida: algunas de sus organizaciones forman a su vez parte de supraorganizaciones, como Plataforma por las Libertades o Women of the World, que a su vez se entrecruzan en distintos espacios de colaboración. Su campo de acción está siempre delimitado por las mismas coordenadas: lobby Lgtbi, aborto, ideología de género, “libertad educativa”... Mucho conservadurismo moral, mucha rotundidad retórica.

Plataforma los 7.000

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El otro gran tema es la eutanasia. Si el 22 de septiembre se estrenaba la Plataforma Pin Parental, al día siguiente más de 100 firmantes lanzaron el manifiesto Eliminar el sufrimiento sí, pero eliminar al que sufre no. Detengamos la Ley de Eutanasia. Lo hicieron a través de otra plataforma, Los 7.000, compuesta por 77 organizaciones. Entre los firmantes de la carta hay representantes de la flor y nata del activismo católico ultraconservador español: Jaime Mayor Oreja (One of Us), Ignacio García Juliá (Foro de la Familia), Juan Antonio Perteguer (Plataforma por las Libertades), Alicia Latorre (Provida), Alfonso Bullón de Mendoza (Asociación Católica de Propagandistas y Fundación Universitaria San Pablo CEU), Jordi Miró (E-Cristians)...

Esta iniciativa tiene un cariz más moderado, en fondo y forma. La retórica es menos exaltada e histriónica, a pesar de que participan viejos conocidos del integrismo más altisonante, como CitizenGo. Otras asociaciones, como QVeremos, acompañan a Mayor Oreja en su cruzada “cultural” contra la izquierda. Firman también el manifiesto intelectuales como Valentí Puig o Juan Manuel de Prada y periodistas como Francisco Marhuenda, director de La Razón.

Se vuelca en el esta plataforma la universidad privada católica, con las firmas de los rectores de la CEU Cardenal Herrera, la Católica de Valencia, la Francisco de Vitoria y la CEU Abat Oliva, entre otras. En la nómina de 110 firmantes hay catedráticos de Economía, Derecho, Ciencias Morales y Políticas, Filosofía, Bioética, Historia, Psicología... Abundan los profesionales de la medicina. Y los políticos. Más bien, los expolíticos: Marcelino Oreja, Duran i Lleida, Ruiz Gallardón, el exembajador en el Vaticano Francisco Vázquez y José Luis Corcuera, entre otros. Aunque la causa fundamental de la Plataforma los 7.000 es el rechazo a la eutanasia, también han creado un espacio para exigir medidas contra la pornografía.

Es un sintagma de uso cada vez más frecuente: “guerra cultural”, “batalla cultural”. Cayetana Álvarez de Toledo, cesada como portavoz parlamentaria del PP, lamentaba en su despedida que no la dejaran librarla. Y Santiago Abascal, presidente de Vox, así como otros dirigentes de su partido, insisten: “guerra cultural” contra el “totalitarismo” de la “dictadura progre”. Pero donde con más desenvoltura se maneja el término no es en los partidos, sino en el variopinto espectro de las organizaciones ultracatólicas, una tupida red de terminales de la derecha integrista que, de hecho, ya han abierto dicha guerra sin esperar a la bendición de los partidos políticos, aunque con abundantes conexiones con Vox. Más de 500 organizaciones antiabortistas, 17 contra el supuesto “adoctrinamiento” de la “ideología de género” en la escuela y 77 en abierto rechazo a la eutanasia actúan coordinadamente durante la pandemia en plataformas temáticas pero interconectadas, como ha podido comprobar infoLibre analizando sus movimientos. El lobby integrista gana vigor como puntal de oposición social al Gobierno.

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