Barómetro del CIS
Podemos logra una mayor penetración entre jóvenes, clases medias-altas y en grandes ciudades
Podemos está echando raíces muy poderosas en la sociedad española. Y no sólo lo desvelan los espectaculares datos de intención directa y estimación de voto (los que resultan tras la cocina) del barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), hechos públicos este miércoles, sino también el desglose de esas cifras, cruzando distintas variables. La operación arroja un retrato robot del potencial votante de la formación de Pablo Iglesias. Así, se observa que su discurso penetra más entre los hombres que entre las mujeres, que cala más entre los jóvenes, que tiene más éxito en las poblaciones de más habitantes y que recibe el aplauso de las clases altas y medias e incluso, en contra de lo que pudiera preverse, entre los empresarios y altos ejecutivos y los cuadros medios. Sus debilidades las tiene en los municipios más pequeños, entre los españoles con menos estudios, entre los jubilados, campesinos y amas de casa. Podemos, además, muerde de distintos caladeros electorales, pero sobre todo de los de IU, UPyD y PSOE, y en menor medida, del PP.
El partido de Iglesias está obteniendo una progresión geométrica cuando aún no ha cumplido ni un año de vida. De la nada alcanzó por sorpresa los cinco escaños y los 1,2 millones de votos en su primera convocatoria, en las europeas del 25 de mayo. Un 7,8%. En la encuesta de julio, el CIS le otorgaba un 15,3%. Y en el último sondeo, saltó al 22,5% en estimación de voto. Tercera fuerza política, a sólo 1,4 puntos de un PSOE que repunta algo tras el relevo en su liderazgo (23,9%), y a cinco de un PP que se desploma (27,5%). Pero en intención directa de voto –o sea, la respuesta espontánea de los encuestados, sin filtro, ni correctores ni proyección–, Podemos se coloca, por primera vez, como primer partido del país: se anota un 17,6%, superando a los socialistas (14,3%) y a los conservadores (11,7%). El estudio se realizó entre el 1 y el 13 de octubre, en plena crisis del ébola y con el escándalo de las tarjetas black –que dieron latigazos a todas las viejas formaciones, más sindicatos y patronal– al rojo vivo.
El CIS arroja así, a un año de las próximas generales, una especie de tripartidismotripartidismo, con una tarta electoral repartida bastante homogéneamente (todavía) entre la formación de Iglesias, PP y PSOE. A bastante distancia se quedan Izquierda Unida y UPyD, muy damnificadas por la fuerte irrupción del nuevo partido. Nunca había ocurrido nada similar. Nunca una tercera marca había estado tan cerca de los dos grandes. Ni IU en sus mejores tiempos.
El barómetro también refleja un hundimiento de la valoración del Gobierno y de su presidente y una sensible mejora de los socialistas, que se benefician del recambio en la Secretaría General, tras la sustitución de Alfredo Pérez Rubalcaba por Pedro Sánchez, que pasa a ser el líder nacional más valorado, y con un notable índice de conocimiento conseguido en apenas tres meses (81,8%). No hay forma de compararlo con la popularidad de Iglesias, porque el instituto oficial no preguntó por él, al no tener escaño en el Congreso.
Para hurgar en los datos, hace falta acudir a las frecuencias de preguntas cruzadas por variables sociodemográficas, por clase social y por ideología, que adjunta el CIS a la ficha de cada barómetro. El mapa que pinta, sintéticamente, es el que se refleja a continuación.
01. edad, género y población
Podemos está muy fuerte entre los jóvenes [échale un vistazo al PDF]muy fuerte entre los jóvenes [échale un vistazo al PDF], aunque sus votantes no son sólo ellos. En concreto, un 25,8% de los hombres y mujeres de entre 25 y 34 años declara su preferencia por el partido de Iglesias. Cifra que supera con mucho la de aquellos que confiesan que votarían a PSOE (9,8%), PP (8,8%) e IU (4,2%). También gana con holgura entre los votantes de menor edad (de 18 a 24 años): 21%, frente al 9,5% que reciben, por igual, socialistas y conservadores y el 5,5% de la federación de Cayo Lara. En el grupo de los de 35 a 44 años (19,6%) y en el de 45 a 54 (21,4%), su apoyo directo ronda el 20%. Su agujero visible se encuentra entre los mayores de 65 años (5,4%), la franja de edad en la que aguanta con holgura el bipartidismo (20,1% para el PP y 20,7% para el PSOE). Aun así, en este sector supera a IU (1,9%).
La intención directa de voto tiene su contraplano en el rechazo que genera cada formación. Donde los de Iglesias despiertan más recelos es entre los miembros de la tercera edad (un 52,6% señala que, "con toda seguridad", no les votaría "nunca"), y donde menos, en los grupos más jóvenes, en los menores de 35 años. Que una formación política penetre
Podemos, sin embargo, no resulta tan beneficiada en la comparación por sexos. Como ya descubría el CIS en su estudio de julio, es el partido con una mayor diferencia en intención de voto entre los dos géneros. Ahora, la brecha es más acusada que entonces: el 20,1% de los hombres prefiere a la formación de Iglesias, por el 15,3% de las mujeres. En el resto de fuerzas políticas, la brecha entre los dos sexos es de apenas unas décimas, no de puntos.
Vayamos al nivel de estudios. Podemos genera más rechazo entre aquellos con menor formación. Así, entre los que sólo tienen la primaria hecha o, directamente, no tienen estudios, el índice de desaprobación ronda el 50%. En cambio, entre los que han ido a la universidad, el porcentaje de los que dicen que nunca votarían a Iglesias se reduce al 33,7%.
Entre los que tienen menos formación, gana el PSOE
Esos datos se trasladan a la intención de voto. Entre los que no tienen estudios o sólo han cursado primaria, el preferido es el PSOE (el 25,2% y el 22,3% lo citan). Pero a partir de ahí, gana Podemos: tanto en los que han hecho secundaria, como los que han optado por la Formación Profesional como en los que tienen estudios superiores, a bastante distancia de los dos grandes.
La última variable de esta categoría es la de población. Podemos registra mayores dificultades de penetración en las localidades de menos de 2.000 habitantes. Allí el rechazo es del 54%. Pasado ese listón, el de los 2.000 habitantes, la desaprobación de partida desciende a porcentajes en torno al 40%. En las urbes de más de un millón de habitantes, un 38,6% confiesa que no apostaría nunca por este partido.
La traslación a intención directa de voto es la esperable. En los pequeños municipios, de menos de 2.000 habitantes, la formación preferida es el PP (19,3%), seguida del PSOE (16,7%), mientras que Podemos se queda lejos, en el 6%. A partir de esa población, la brecha se empequeñece, pero los de Iglesias se ponen por delante, con una cifra de voto declarado que se sitúa en la horquilla del 15-17%. El salto cualitativo viene en las grandes ciudades. En las que tienen entre 100.001 y 400.000 habitantes, augura que confiará en Podemos el 21,7% (13,2% para el PSOE y un 9,4% para el PP). En las que tienen hasta un millón, baja hasta el 18,3% (16% para los socialistas y 11,2% para los conservadores). Por encima de ese tope, el porcentaje es del 22%. La distancia aquí se agranda con los dos grandes (13,8% para Pedro Sánchez y 7,5% para el de Mariano Rajoy).
02. La clase social
Más de diez puntos le aventaja Podemos al PP entre la llamada "clase alta y media-alta"
. El primero es mentado por el 21,8%, por el 11,2% que cita a los conservadores y el 8,1% al PSOE. IU se queda muy atrás (5%) en esta categoría, el cajón en el que el CIS incluye a profesionales y técnicos, directivos y cuadros medios. Lo señala así la tabulación por variables de clase social [consulta el PDF].
Podemos también va primero en las "nuevas clases medias" –asalariados no manuales–, con el 19,7%, seguido de PP (12,3%) y PSOE (11%) en intención directa de voto. En el grupo de obreros cualificados –trabajadores manuales con cierta formación, capataces y artesanos–, se imponen los de Iglesias igualmente (17,5%), pero aquí la diferencia con los dos grandes se estrecha: le suceden los socialistas, muy de cerca (17,2%), y la formación de Rajoy (10,3%).
Donde el bipartidismo resiste es entre las viejas clases medias (empresarios, autónomos y agricultores) y entre los obreros no cualificados (trabajadores de la industria, de los servicios y jornaleros del campo). En el primer caso, la tarta de PP y PSOE se reparte 20,4%-16,5%, por el 11,2% de Podemos. En el segundo grupo, ganan con holgura los socialistas (20%), por el 14,5% de Iglesias y el 7% de los conservadores.
Si se analiza por condición socioeconómica, Podemos sale asimismo bien parado. Queda por delante del PP en el grupo de empresarios con asalariados, altos funcionarios, altos ejecutivos y profesionales por cuenta propia: 20% frente a un 16,8%. También se impone en el sector de "profesionales y técnicos por cuenta ajena y cuadros medios"; en el de "personal administrativo, comercial y de servicios": en el de "capataces y obreros cualificados (no agrarios); en el de "obreros no cualificados (agrarios y no agrarios)", en el de parados: en el de estudiantes y en los de no clasificables. Sólo flaquea entre los agricultores (donde gana por goleada el PSOE, con un 30,8%), los jubilados (nueva victoria para el partido de Pedro Sánchez, 20,1%) y las amas de casa (el 23,2% prefiere al PP). Los campesinos forman el sector más reacio a Iglesias y los suyos: un 69,2% adelanta que nunca les votará.
03. LA FIDELIDAD DE VOTO
Podemos se está configurando, a la vista de todos estos datos, como una fuerza transversal, con capacidad para morder electorado de varios partidos y para pescar en distintos caladeros. Sin embargo, los votantes no tienen dudas respecto a su adscripción ideológica, como lo evidencia la tabulación por recuerdo de voto [ver aquí el PDF]. Lo sitúan a la izquierda. Más a la izquierda que IU, de hecho.
En una escala de 1 a 10, donde el 1 es la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha, los electores ubican a Podemos, mayoritariamente, en el punto 1 (23,8%). Otro 15,4% lo coloca en el 2 y un 12,7%, en el 3. Los votantes del PP, lógicamente, lo escoran más a la izquierda, al extremo 1 (37,3%) y en torno al 20% de los de PSOE, IU y UPyD lo encajonan en ese mismo punto. Los que en 2011 apostaron por la federación de Cayo Lara creen que Iglesias, de hecho, está más hacia la izquierda. Sumando a todos los votantes, Podemos se queda en el 2,43 de la escala, por el 2,67 de IU. Cuando se pregunta a los encuestados en qué punto se ubican ellos mismos, responden, de media, que en el 4,41. O sea, en el centroizquierda. Más próximos, teóricamente, al PSOE, al que ven en el 4,61. El PP es visto casi en la extrema derecha (8,24), y UPyD, en el centro derecha (5,55).
Podemos, con siete meses de vida –fue inscrito el 11 de marzo de 2014 en el Ministerio del Interior, apenas 60 días después de su nacimiento como plataforma–, ha demostrado saber recoger votos de todos los partidos tradicionales. El mordisco mayor procede de IU. El 44,4% de los que dijeron haber apostado por Cayo Lara en las generales de 2011 votaría ahora a la formación de Iglesias. Comportamiento que imitarían el 27,4% de los electores de UPyD y el 23,4% de los del PSOE. Al PP le arrebata menos feligreses: un 5,9%.
La encuesta electoral del CIS sale este miércoles
Ver más
Ello significa que la fidelidad a los partidos tradicionales se ha resentido. Sólo el 35,6% de los que metieron la papeleta de IU en las últimas generales volvería a repetir voto. El 47,3% de los que señalaron a Rajoy mantiene su adhesión al PP. En el caso del PSOE, el porcentaje es similar, un 47,7%, y en el de UPyD, más bajo: Rosa Díez retiene al 37% de sus antiguos electores.
Los números, se miren por donde se miren, benefician claramente a Podemos, lo que da buena cuenta de lo mucho y rápido que ha conseguido enraizar el partido en tiempo récord. Algo nunca visto en toda la historia reciente de la democracia española. Cifras que, en definitiva, muestran que Iglesias está en disposición de poder ganar las generales de 2014. O, de quedar como segundo o tercero en liza. Algo también inédito.