Madrid sigue perdiendo médicos: el 70% de los recién formados en atención primaria planea irse
La atención primaria sigue dando la batalla en la Comunidad de Madrid. A exactamente una semana de cumplir cuatro meses en huelga, los médicos de familia y pediatras continúan sumando fuerzas y saliendo a la calle para denunciar que el "maltrato" de Isabel Díaz Ayuso a los profesionales de los centros de salud merma una calidad asistencial crucial para los madrileños. Los últimos en advertirlo han sido los médicos internos residentes (MIR) que hace cuatro años comenzaron su especialidad y que están a poco más de un mes de terminarla. Su mensaje es claro: quieren quedarse en Madrid, pero las actuales condiciones que tendrían que aceptar provocan que el 70% se plantee no hacerlo.
Así lo han trasladado este martes, durante una rueda de prensa en la que los 218 MIR que el próximo 27 de mayo terminan su formación como médicos de familia han presentado una encuesta que revela que el 75% de todos ellos quiere dedicarse a la atención primaria, un porcentaje del cual el 70% planea en cambio hacerlo fuera de Madrid. "Queremos quedarnos", afirman, pero las ofertas de la Gerencia de Atención Primaria están "vacías de contenido y garantías". Si no fuera así, según los datos que han recogido, un 43,8% de los que quieren dedicarse a la primaria afirma que se quedaría —un 31,3% afirma querer quedarse sin condiciones y un 18,8% solo contempla trabajar en otra comunidad—.
El problema es que la perspectiva no es buena. Hace apenas dos semanas, los MIR se reunieron con la Gerencia de Atención Primaria, un encuentro en el que no se les ofertaron "contratos duraderos y de calidad que permitan una conciliación familiar". "Recibimos un discurso casi infantilizado de la atención primaria, reiterando constantemente lo importante que somos para el futuro de la Comunidad de Madrid", han denunciado este martes.
"La crispación y la incredulidad de los médicos residentes allí presentes fue en aumento y así lo expresamos en reiteradas ocasiones, ofreciéndoles una serie de propuestas, tanto de forma verbal como por escrito, de las necesidades que creemos serían adecuadas para que los residentes de Medicina de Familia nos quedáramos trabajando en la atención primaria madrileña", han explicado.
Lo advierten porque ya ocurrió el año pasado. Según han recordado, de los 219 MIR que terminaron su especialidad de Medicina de Familia en 2022, solo se aceptaron 20 contratos. "Obviamente no podemos competir con ofertas que se realizan desde el extranjero, pero si otras comunidades son conscientes del problema y quieren apostar por nosotros, ¿por qué la Comunidad de Madrid no?", se han quejado.
La sangría de los pediatras
Con los pediatras ocurre algo parecido. Según los datos que recogió el pasado mes de mayo el sindicato Amyts, de las 79 personas que terminaron su formación en 2022, tan solo una aceptó una de las 30 plazas que ofertó la Consejería. "La pediatría en Madrid va camino de su desaparición. Así vemos el futuro inmediato de esta imprescindible especialidad", lamentaron desde la organización, que achacó la situación al "abandono institucional", a las "malas condiciones", a la "falta de conciliación" y a "la dificultad para ejercer la especialidad con calidad".
Un año antes ocurrió lo mismo. Como reflejó Amyts, la sanidad madrileña formó a 76 nuevos pediatras, pero solo cinco se presentaron para escoger una de las 45 plazas ofertadas para quedarse en la región. "Las plazas que se ofrece a nuestros profesionales no resultan atractivas y más viendo un listado donde la inmensa mayoría son turnos de tarde, que imposibilitan cualquier intento de conciliación", denunciaron entonces.
Según los datos del portal estadístico del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), el sistema ha perdido, en tan solo un mes, 51 pediatras: si en diciembre de 2022 había 663 médicos para atender a la infancia de la región, en enero esa cifra cayó hasta los 612. Pero la situación se agrava si miramos más allá, puesto que en diciembre de 2022 había 925 pediatras, 262 más que hace un mes.
Once manifestaciones, trece reuniones
Mientras tanto, el paro indefinido que comenzó el pasado 21 de noviembre continúa. Y las protestas en la calle también. El pasado miércoles 8 de marzo, el sindicato Amyts celebró su undécima marcha bajo el lema "Madrid por una Atención Primaria de calidad". Una semana antes, el jueves 2, tuvo lugar la décimotercera reunión con la Consejería, un encuentro que apenas duró 15 minutos y en el que ambos reclamaron un esfuerzo de posicionamiento presupuestario mayor a la otra parte.
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Así, según recogió Europa Press, el comité de huelga trasladó por escrito una propuesta en la que, con cálculos aproximados, se cifraba en una partida aproximada de entre 39 y 40 millones de euros el esfuerzo presupuestario mínimo que debería hacer la Consejería de Sanidad para acercar posturas. Por su lado, la Consejería avanzó un planteamiento que contemplaba 55 millones de euros, duplicando el esfuerzo presupuestario sobre las retribuciones previas al actual Plan de Mejora de Atención Primaria.
Ambas partes, no obstante, avanzaron en la cuestión de las agendas, el principal motivo de convocatoria del paro y el que fuera principal escollo para desencallar las negociaciones, que ahora se encuentran estancadas por las diferencias en cuanto a los complementos retributivos. La Consejería ofrece un complemento por población atendida por categoría deficitaria en medicina de familia y pediatría de primaria de 400 euros mensuales y 380 euros mensuales para todos los facultativos que trabajan en el turno fijo de tarde, para fomentar la cobertura de vacantes en este turno. El comité de huelga, por su parte, propone que el complemento de población atendida para categoría deficitaria sea de 650 euros, una cifra inferior a los 725 que se pedían inicialmente.
También hay discrepancias sobre el complemento de 380 euros mensuales por el turno fijo de tarde al quedar reducido "exclusivamente" a los facultativos que acepten hacer 'tardes puras' y se reclama plan de choque para completar las plazas que están vacantes, un 20% de las plazas de médico de familia y un 30% de las plazas de Pediatría, que dejan a un millón de madrileños sin médico o pediatra asignado.