“Ser ministro del Interior es el peor puesto en un Gobierno”. Esta afirmación la hace un veterano dirigente del PSOE. Y, desde 2018, esa plaza la ocupa en el número cinco del madrileño Paseo de la Castellana el juez Fernando Grande-Marlaska. Fue uno de los fichajes estrella de Pedro Sánchez tras la moción de censura y ahí sigue a pesar de la presión de la mayoría de grupos políticos.
Grande-Marlaska está en el centro del huracán político por los trágicos hechos del pasado 24 de junio en Melilla, cuando el intento de pasar de Marruecos a España de unas 1.700 personas acabó en un drama humano, con la muerte al menos de 23 personas. El ministro del Interior volvió a dar explicaciones este miércoles en una comparecencia en el Congreso de los Diputados, unas horas después de la publicación de un trabajo de investigación de varios medios, entre ellos El País, junto a Lighthouse Reports, en el que se recoge que al menos una persona supuestamente murió en territorio español.
El ministro Grande-Marlaska volvió en sede parlamentaria a defender la misma versión oficial a pesar de las imágenes: ninguno de los migrantes falleció en la parte de Melilla, sino que todo sucedió en el lado correspondiente a Nador. Además, dijo que no se negó asistencia sanitaria a ninguno de los migrantes y defendió la labor “proporcionada” de la Guardia Civil.
Respaldo de Sánchez, crítica del Congreso
La figura de Grande-Marlaska ha sido cuestionada duramente por parte de la oposición de derechas, grupos de izquierda y hasta dentro del propio Gobierno en varias ocasiones. E, incluso, su nombre siempre ha estado en boca de todos en remodelaciones del Gobierno. Pero el presidente Sánchez siempre lo ha salvado para sorpresa de muchos. Ya lo incluyó en la coalición, a pesar de que era una figura muy cuestionada por Unidas Podemos, que siempre le ha afeado comportamientos propios de la derecha. Y como prueba de fuego lo retuvo en el Ejecutivo en el gran cambio que hizo en julio de 2021, donde apartó al que había sido su núcleo duro.
El presidente mostró su confianza siempre en Marlaska en un puesto muy delicado. La crisis con Marruecos sí se llevó entonces por delante a la que era titular de Exteriores, Arancha González Laya. Sobre los hechos del pasado 24 de junio en Melilla, el jefe del Ejecutivo defiende la actuación que entonces se realizó. Lo ha hecho en varias ocasiones, la última este mismo mes con motivo del reportaje que publicó la BBC. “El ministro tiene mi respaldo y mi reconocimiento”, aseveró el dirigente socialista, que ahondó: “Es un gran ministro”.
No pasó la prueba de fuego, en cambio, para los grupos este miércoles, donde se le llegó a acusar directamente de mentir. El PP lo tiene en el centro de la diana desde su nombramiento y está intentando utilizar lo sucedido en Melilla para desgastar al titular de Interior. “Váyase”, le espetó la diputada Ana Belén Blanco. Precisamente esas críticas han sido de las que más han dolido al titular de Interior, que ve una absoluta irresponsabilidad que los populares lancen dudas sobre el trabajo de la Guardia Civil.
Pero es que las críticas llegaron también por parte de los socios de investidura. Muy dura fue Esquerra Republicana, quien llegó a decir que Marlaska ya no sería ministro si los muertos hubieran sido blancos y no “negros y pobres”. La izquierda no se da por satisfecha y quiere una comisión de investigación. Desde el Ministerio se defiende que siempre ha habido transparencia y que toda la información está en manos de la Fiscalía.
La versión que no convence
A Marlaska le ha salido otro frente también desde el Defensor del Pueblo. El informe elaborado por el exministro socialista Ángel Gabilondo de este mismo mes sobre lo que acaeció en Melilla contradice directamente la versión de Grande-Marlaska, ya que contiene que algunos agentes marroquíes “accedieron a territorio español y algunos agentes españoles les hacen entrega de las personas que habían conseguido interceptar, para proceder a su traslado a Marruecos”.
Grande-Marlaska no tuvo a ningún compañero directo del Consejo de Ministros arropándole en su comparecencia, que fue al final del Pleno, durante el mediodía del miércoles. Pero sí el calor del PSOE. Los diputados, según varios consultados, no ven por qué tenga que dimitir el ministro y algunos apuntan s que está defendiendo la labor de la Guardia Civil. Por lo tanto, sería cuestionar a la propia Benemérita. Él mismo dijo dentro del Hemiciclo que asume toda la responsabilidad y que volvería a dar las mismas órdenes.
“Lo veo bien, está fuerte”, señala un diputado con trato directo con el ministro del Interior. Todo el grupo parlamentario lo apoyó, poniéndose en pie hasta en dos ocasiones, tanto tras su primera intervención como en el último de los turnos de contestación. “No creemos que vaya a más”, dicen fuentes socialistas en el Congreso sobre si esto puede acabar en un pronto cambio del ministro en el Ejecutivo.
Mirando a un cambio de Gobierno
Ver másLa mayoría del Congreso no se cree a un Marlaska aferrado a su versión oficial sobre la tragedia de Melilla
Pedro Sánchez está obligado a hacer un cambio de Gobierno dentro de unos meses. Esto viene motivado por la salida de Carolina Darias (Sanidad) y Reyes Maroto (Industria, Turismo y Comercio) para competir por las alcaldías de Las Palmas y de Madrid, respectivamente, en la cita electoral del próximo 28 de mayo. Por el momento, las señales que emite La Moncloa es que no habrá una remodelación de manera inmediata, sino que se aguantará hasta la llegada del próximo proceso electoral. No obstante, como siempre recuerdan en el PSOE, “eso sólo lo sabe el presidente”.
Grande-Marlaska es uno de los miembros más conocidos del Gobierno, ya que el 83,5% de los españoles sabe quién es, según el barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Pero no aprueba para los ciudadanos, con una media de un 3,98. Tiene mejor imagen entre las mujeres, que le dan un 4,2, que entre los hombres (3,77). Además, la nota es mejor, por edades, a partir de los 55 años, teniendo su peor registro entre los menores de 24 años.
Su figura ha sido utilizada por la oposición para desgastar el propio Pedro Sánchez en diferentes momentos, como por las polémicas por los cambios dentro del propio ministerio y la destitución de Diego Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de Madrid o por su actuación en los dispositivos de los disturbios en Cataluña tras la sentencia del procés a finales de 2019. Pero, hasta el momento, siempre ha tenido al presidente a su lado.
“Ser ministro del Interior es el peor puesto en un Gobierno”. Esta afirmación la hace un veterano dirigente del PSOE. Y, desde 2018, esa plaza la ocupa en el número cinco del madrileño Paseo de la Castellana el juez Fernando Grande-Marlaska. Fue uno de los fichajes estrella de Pedro Sánchez tras la moción de censura y ahí sigue a pesar de la presión de la mayoría de grupos políticos.