La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ente público de prestación de servicios meteorológicos, no solo sirve para que los españoles sepan que tiempo va a hacer. Que también. Sin ánimo de exagerar, salva vidas: la diferencia entre una alerta naranja y roja, o entre avisar o no avisar a la ciudadanía de la probabilidad de un fenómeno extremo.
Sin los trabajadores, los aviones no pueden volar: en cada aeropuerto hay observadores, predictores y técnicos de la agencia que determinan si se dan las condiciones para que los aparatos puedan maniobrar sin riesgos. Y varios de estos trabajadores llevan meses lamentando la falta de recursos humanos que les sobrecarga, les tensa y hace más probables los errores. "Consideran que si tenemos que reventar pues que vamos a reventar", lamenta Alejandro Piqueras, secretario de organización de la sección sindical de Facuso en Aemet.
"Desde los años 90 hasta ahora hemos perdido el 25% del personal", asegura el sindicalista. Tanto de los aeropuertos, que vigilan la actividad aeronáutica, como de los centros de control que recogen, interpretan y comunican, región por región, lo que pasa en el cielo. El problema es que el trabajo tiene que hacerse igual: no puede ralentizarse. "Si yo voy a una oficina de la Seguridad Social, hay 20 mesas y cinco personas atendiendo, pues espero. Pero en Aemet no. Damos un servicio 24 horas. Si hay seis mesas tiene que haber seis personas. En cuanto falta una, el resto tiene que cubrirla".
Según el último Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas, en julio de 2021 trabajaban en Aemet 1.081 personas; 938 funcionarios de carrera, 69 personal laboral, y el resto, funcionarios interinos. En enero de 2010 había 1.229 funcionarios de carrera, 141 laborales y 90 interinos, para un total de 1.460 trabajadores.
Las consecuencias son horas extra y agotamiento. El Sistema Nacional de Predicción (SNP) de la Aemet, según se lee en la denuncia que hicieron pública durante el mes de abril, trabaja 1460 horas al año por contrato, pero están haciendo entre 2600 y 2700, calcula Piqueras. El pago por las horas extra de 2021 no se han abonado todavía. Pero más allá de la cuestión monetaria, el cansancio preocupa más a la sección sindical.
Pone un ejemplo de un jefe de turno de la Comunitat Valenciana que manifestaba que "la responsabilidad que tenía era mucho mayor de la que le correspondía" y que está haciendo turnos de 24 horas cada cuatro o cinco días, porque faltan cuatro puestos de trabajo estructurales. "Me decía que si él falla en su trabajo, muere gente. Y más allá de la responsabilidad civil o penal, él va a saber, si pasa algo, que ha fallado en su trabajo". Otra oficina en Canarias tiene a tres observadores trabajando, cuando debería haber seis: varios funcionarios están trabajando 48 horas a la semana sin discriminar entre festivos y con la mitad de las horas en horario nocturno, con las implicaciones que conlleva.
"No podemos dejar de trabajar" en la predicción, insiste Piqueras. En la Aemet no solo se predice, también se investiga, pero hace falta poder dedicarle tiempo a ello. "Hay empleados en proyectos internacionales, que son referencia en el mundo en su categoría, que han dicho que van a dejar de hacer lo que están haciendo. Es un disparate".
La sección sindical considera que una solución parcial pasa por el teletrabajo al 100%. "Existe un problema de base, arrastrado desde hace tiempo, en la falta de personal en las plantillas, que ha ido recrudeciéndose aún más durante la pandemia. La posible vuelta a la modalidad presencial agravaría esos problemas de personal, pudiendo llegar incluso a producirse un colapso en el SNP". El personal que trabaja con el sistema de turnos, que incluye horas nocturnas, festivos y guardias de 24 horas, puede conciliar mejor si hace su labor desde casa.
Además, el sindicato considera que el sistema de vigilancia meteorológica es mucho más resiliente si está descentralizado; con los equipos en los domicilios de cada uno de los trabajadores, si falla un aparato, mediante una llamada telefónica el sustituto puede entrar a trabajar. Sin embargo, la concentración de los medios en edificios los hace más vulnerable a fallas generalizadas.
Ponen un ejemplo de un rayo que cayó en diciembre en la oficina de Cantabria: dejó inoperativo el edificio entero, por lo que los servicios de Madrid y València tuvieron que cubrir el servicio de predicción en el norte: a las 8 de la mañana, un empleado que estaba teletrabajando asumió las funciones sin mayor trastorno. "La incidencia provocó que en modo presencial se interrumpiese el servicio y hubiera que implicar a varias unidades, con el consiguiente trastorno para todos ellos, mientras que en modo trabajo a distancia el incidente fue prácticamente transparente de cara a la prestación normal del servicio", se puede leer en la denuncia pública del sindicato.
Ver másLa primera ola de calor de 2022 durará cinco días y los termómetros superarán de 40 grados
Facuso explica que hay varios jefes de turno que han seguido trabajando a pesar de que se ha superado su edad de jubilación, porque lo podían hacer desde su casa. El uno de mayo de 2022 terminó el régimen de trabajo a distancia a 100% de la Aemet, y el sindicato estima que varios de esos empleados se jubilarán si se les obliga a volver a la presencialidad, agravando la falta de personal. Dirección y presidencia de la Aemet se atienen, asegura el sindicato, al decreto que regula la modalidad a distancia en las administraciones públicas: hasta el 60% si no se entra en las excepciones a las que la agencia de meteorología no puede acogerse.
Palacios explica que la dirección de la Aemet tenía que haberlo peleado ante el Gobierno, pero que no quiso librar esa batalla; y que, en cuanto a la falta estructural de personal, "asumen que no pueden hacer nada". La dirección de la agencia no ha contestado, al cierre de este reportaje, a las preguntas de infoLibre al respecto; tampoco lo ha hecho el Ministerio de Hacienda y Función Pública, encargado de las convocatorias de nuevos puestos de trabajo.
La labor de la Aemet es cada vez más esencial; el cambio climático trae y traerá a la Península Ibérica fenómenos extremos más fuertes y extremos (olas de calor, inundaciones, riadas, tormentas como Filomena) de las que es necesario avisar. Y el servicio de la agencia estatal de meteorología es vital para explicar cómo cada año es más cálido que el anterior, cómo desaparece la primavera, cómo el verano se convierte en insoportable; todas esas consecuencias del calentamiento global a las que no quedará otra que adaptarse. Sin embargo, cada vez hay menos manos para hacerlo, denuncian los sindicatos.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ente público de prestación de servicios meteorológicos, no solo sirve para que los españoles sepan que tiempo va a hacer. Que también. Sin ánimo de exagerar, salva vidas: la diferencia entre una alerta naranja y roja, o entre avisar o no avisar a la ciudadanía de la probabilidad de un fenómeno extremo.