Ya se va viendo el final de la legislatura. Probablemente Mireia Vehí no repita como diputada, apuesta por el relevo. Y, además, la CUP tiene que decidir todavía si concurrirá otra vez en las elecciones generales. Ella está contenta del trabajo que se ha hecho en la Cámara Baja.
Vehí entra de lleno en el debate que estos días domina el tablero político: el delito de sedición. Incluso ha determinado las fallidas conversaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Su apuesta es eliminar este tipo en el Código Penal, porque lo considera decimonónico y propio de las dictaduras.
A pesar de que hasta Jordi Sànchez da por muerto el procés, la diputada insiste: “Queda mambo”. Se muestra muy crítica con la mesa de diálogo (“humo”) y ve débil al Govern en solitario de Pere Aragonès, quien le ha decepcionado. Vehí (Vilafant, Girona, 1985) reflexiona que con el marco actual no van a apoyar los presupuestos catalanes para el año que viene y advierte que ese Ejecutivo puede que no aguante toda la legislatura. Y recalca, además, durante la entrevista con infoLibre en el Congreso, su apoyo a la ley trans, con críticas a los sectores feministas clásicos del PSOE. Una brecha que se ahonda más cuando se aborda la prostitución, al apoyar ella la regulación frente a los postulados abolicionistas.
¿Ha muerto el procés con la separación? ¿Por qué?
¿Junts y ERC?
Sí, exactamente.
No ha muerto el procés. Lo que está pasando entre Junts y ERC no es una novedad. Son dos espacios políticos con batalla y también en la lucha por la hegemonía del independentismo. Estamos en otra fase porque la constatación material de que se necesita más fuerza para la autodeterminación es evidente. Además, se está esperando a ver qué pasa en Europa. Ha llegado un informe del Consejo de Europa diciendo que trabajar por la independencia y ejercitar acciones pacíficas, como un referéndum, no puede ser nunca un delito. Y, por lo tanto, se cambia de fase. En la de ahora el Estado deja de ser un camino para la interlocución. Esto lo está intentando agotar ERC con esta relación disruptiva con el PSOE. La fase que se abre es la de mirar a la comunidad internacional para volver a empezar el camino del ejercicio colectivo de derechos. Eso no muere, llevamos muchísimos años. Queda mambo.
Pero en esta nueva fase ya se ha demostrado que la autodeterminación por parte del Parlament no sirve, ¿no?
Lo que se ha demostrado es que el Parlament de Cataluña tiene cada vez menos competencias porque hay un acecho permanente del Constitucional, en cuanto a resoluciones por ejemplo. Se ha convertido en una especie de cuarta Cámara, en la que se decide si lo que vota el Parlament está bien o mal. Es una anomalía democrática increíble. Y también creo que hay una práctica política sistemática de usurpar competencias a Cataluña y al resto de autonomías.
A Andalucía, por ejemplo, le recortaron su Estatuto también.
Claro. Y, por ejemplo, el Gobierno con la ley de Sanidad tiene todo un apartado que va a reventar las competencias de muchas comunidades. O la ley de Ciencia, otra vez con la misma matraca. O la de Vivienda, que no está resuelta y uno de sus conflictos es competencial. Por lo tanto, lo que está claro es que hay una ofensiva judicial y también recentralizadora que hace que el Parlamento de Cataluña haya perdido mucho poder. Es una mala noticia para Cataluña y también democrática. Si Madrid es una centrifugadora de recursos en detrimento del resto de regiones, ahora lo está siendo también políticamente. Y lo digo porque aquí está la sede de las Cortes, de la Moncloa y de los grandes tribunales. Es una anomalía para el futuro que viene de crisis económica, ecológica y social.
La mesa de diálogo es humo
Pero la situación hoy en Cataluña es diferente, por ejemplo, a la de octubre de 2017, en referencia a la relación entre La Moncloa y la Generalitat. ¿Pedro Sánchez no es lo mismo que Mariano Rajoy, no?
Pedro Sánchez no es lo mismo que Rajoy pero está siendo una especie de decepción constante. Es decir, no llega a nada. Ni cuando hay presupuestos y ERC firma llegan los dineros pactados, ni cuando ERC pacta que con la ley audiovisual va a haber cuotas de catalán y luego no se traduce. O cuando ERC apoya los presupuestos para que se puedan gestionar fondos europeos, pues tampoco llegan los fondos. Es una decepción constante. Y hay otro elemento que no se está calculando suficiente, o al menos hasta ahora, y se empiezan a ver las orejas al lobo. Se trata de la crisis económica, que es sin precedentes. En Cataluña, el País Valencià y en las Illes el problema de la vivienda es acuciante, hay muchísimos desahucios. La situación de baremos de pobreza también es un desmadre. Esto hace que se rompa el vínculo de la legitimidad. Es decir, si lo público no está a la altura, por mucho que Sánchez prometa millones que luego no llegan, a la ciudadanía no se le convence. Hay un descontento, también una herida abierta para con el Gobierno español por el 1-O que tampoco se ha solucionado. Parecía que se iba a desjudicializar con los indultos y ahora está el debate de la sedición, pero peta Pegasus. Ahora está el debate de la sedición, que es un debate decimonónico. Es decir los países europeos no lo tienen en el Código Penal. Es propio de las dictaduras.
Algunos países tienen figuras parecidas a la sedición, con penas menores, que es lo que pretende el Gobierno.
Tienen tipos de rebelión. La mayoría de los códigos penales, no digo todos, tiene rebelión y tipo de rebelión. Y eso es con violencia, con un hecho probado de violencia. La sedición no la tiene nadie, porque tiene que ver con el control del espacio público. Y esto tiene que ver con una concepción muy poco democrática de la protesta, como el 15-M. Es fundamental para la regeneración democrática. ¿Cómo puede ser que Sánchez, en este contexto en el que dice acercarse a Cataluña y gestionar el problema, se niegue a cargarse un artículo que es propio de una dictadura? ¿Qué mensaje da a los catalanes?
Hay figuras parecidas en los códigos penales.
Rebelión, pero no sedición. Aquí en la ley franquista de orden público estaba ligada a las huelgas obreras. La huelga sediciosa, se llamaba. Cuando pasamos a la transición, obviamente hay una reforma, pero se mantiene el delito. Obviamente un Estado tiene que tener herramientas para defenderse en caso de que haya un alzamiento a mano armada, pero lo que no puede tener es un instrumento de represión de la disidencia. Otro ejemplo: la ley mordaza. Es otra de las grandes promesas del Gobierno de Sánchez. Y lo digo porque en Cataluña tenemos a más de cuatro mil personas con cuestiones judiciales pendientes por el procés. En la ley mordaza no se está llegando a un acuerdo y los problemas principales son la prohibición de pelotas de goma y la veracidad de la versión policial. El mensaje a Cataluña es de decepción. Y no se está calculando el contexto de crisis económica. Lo que tiene claro la gente es que cada vez que el Parlament legisla en clave para la gente algo pasa en España que lo tumba, como la ley de regulación de alquileres.
¿Su postura es la eliminación total del delito?
Sí. Pensamos que es un delito decimonónico y propio de las dictaduras. La piedra angular del orden público como forma represiva a la protesta y a la disidencia. No es verdad que se va a homologar a los países europeos, porque si es esto, se va a derogar. La otra cuestión: si Sánchez y ERC van a pactar esto como forma de desjudicialización, lo que se necesita en Cataluña es una amnistía.
¿No les valdría una reducción a unos seis años?
No, porque sedición tienen algunas de las personas exiliadas y los nueve presos, pero es que tenemos a cuatro mil personas en causas judiciales relativas a ley mordaza, desobediencia o la reforma del Código Penal que hizo el PP. Gente a punto de entrar en la cárcel. Es que ni desde una perspectiva práctica tiene sentido para nosotros.
Ese mensaje de decepción del que hablaba no se ve en las encuestas y en las urnas. El PSC fue la primera fuerza en las últimas elecciones catalanas y en el último CEO se sitúa como el primer partido en Cataluña, superando el número de escaños que tuvo. Además, sería la opción ganadora en unas generales allí.
Esto tiene dos apuntes. El primero: que el independentismo va separado. Todos sus votos superan al PSC. Este partido aglutina ahora todos los votos del unionismo. Es decir, el PSC en Cataluña no se debe leer como al PSOE en España o en determinadas regiones. El PSC es el partido del ‘no’, del unionismo, de España. El PP no tiene nada, Vox baja.
Vox surgió en el último Parlament, no existía.
Pero en el CEO ya se ve que va a la baja. Cs desaparece. Por lo tanto el PSC acumula los votos históricos de la derecha en Cataluña, de la gente que no es independentista. Hay un poco de trampa. Creo que tampoco nos podemos engañar. Que el PSC sea la fuerza del unionismo no quiere decir que no tenga muchos votos. El tema es cuando se vota mirando al conflicto no solo nacional sino a la vinculación de la realidad de la gente (regulación de alquileres, falta de control de precios) vamos a ver cómo se traduce. No sólo electoralmente, sino también en el conflicto en la calle.
Una reflexión al hilo. El PSC y ERC fueron las dos fuerzas más votadas y las favoritas si hoy hubiera elecciones. Las dos son las que han apostado más públicamente por el diálogo, por sentarse a hablar. ¿No cree que el mensaje que han dado los catalanes es que quieren ese diálogo?
Vamos a ver cómo termina esto. Primero, tenía que ser una mesa de diálogo entre gobiernos y hasta ahora no lo ha sido. En Cataluña hay una música y en la mesa de diálogo y aquí hay otra. Es decir, una mesa donde no se puede hablar de autodeterminación ni de amnistía ni de transformación profunda que la sociedad catalana está deseando… Un apunte, una cosa es que la gente no sea independentista y otra que no piense que se tenga que votar. Es distinto. De hecho, muchos votantes del PSC piensan que el referéndum es una buena solución. Por lo tanto, esta mesa no es tanto que esté montada, sino cómo termina y qué réditos se sacan. Parece que la cosa no va muy bien. La concreción no sólo de lo político, sino también de lo más técnico, es humo. Por lo tanto, a ver cómo se sale y qué pista de aterrizaje se construye, porque ERC le va a tener que explicar al país.
Hablaba de la situación económica. Ahora se están tramitando los presupuestos con mayor gasto social de la historia de España. ¿Ya tienen su no a estas cuentas o están dispuestos a negociarlas?
Planteamos una enmienda a la totalidad por razones muy claras. Una es que la ejecución nunca llega ni a Cataluña ni al País Valencià ni a las Illes. Es un desmadre. Hay un maltrato histórico.
Las dos comunidades con mayor inversión territorializada son Andalucía y Cataluña.
Pero no llega. Los datos de Andalucía no los sé. Una cosa es lo que se pone en el papel y otra es el dinero que llega. No llega. Es un problema endémico. Lo analizamos como el palo y la zanahoria constante. Otra cuestión: el centralismo. El Gobierno es especialmente centralista, es un problema. Es necesaria la soberanía no sólo para cambiar la bandera del Palau de la Generalitat, sino para hacer políticas para la gente. El tercer elemento: el desmadre del gasto en defensa. No procede.
¿Le ha sorprendido que UP aprobara el presupuesto con ese aumento en defensa en el Consejo de Ministros?
La verdad es que sí. Nos pareció bastante acertada la defensa de la paz, pero luego te plantea que aumentes casi un 30% el presupuesto en defensa y no dices nada. Me ha sorprendido, pero venimos de varias de estas. Y el cuarto argumento: es un sinsentido que no se regulen los alquileres y no se incorporen dentro de los PGE los acuerdos que parecía que el Gobierno había tomado con la ley de Vivienda. A pesar de que sean expansivos, no son los presupuestos que necesita la gente. Y el gasto excesivo de fondos europeos comporta una serie de condiciones de retorno, pero no acaban de estar claras.
Citaba a "exiliados", ¿ha hablado con Anna Gabriel? ¿Cómo está la situación?
Está contenta porque, por fin, puede volver a casa. Estamos pendientes de que el proceso judicial continúe. Esto no se acaba nunca.
Habla de represaliados, ¿incluye, como se autodefine, a Laura Borràs por el caso de los contratos menores?
No. Pensamos que si no hubiera habido el procés es posible que ella no estuviera delante de un juez, porque es verdad que hay más presión a los políticos independentistas, pero lo que hizo con el fraccionamiento de contratos nada tiene que ver con el procés.
¿Qué le parece su actitud de aferrarse al sillón de la Presidencia del Parlament?
Nos parece que no tiene sentido. No contribuye al independentismo ni a Cataluña ni a su propio partido.
La actitud de Borràs en el Parlament no ayuda al independentismo ni a Cataluña ni a su propio partido
Sobre la ley trans, ¿la van a apoyar?
Claro.
¿Qué está sucediendo? ¿Cree que el PSOE la va limar mucho?
La vamos a apoyar sin duda. Me parece imprescindible que las personas trans tengan un marco legislativo que les permita vivir en paz y tranquilidad. Esta ley va a ayudar, pero va a quedar camino. Lo que está pasando en el PSOE es algo que ya también pasó con la cuestión del trabajo sexual: el feminismo conservador que patrulla las fronteras del feminismo para ver quién entra o no está dando una batalla feroz para que no se apruebe una ley. Confío en que la va a ganar el movimiento trans. El feminismo no sólo son determinados sectores vinculados al PSOE, sino que es amplio y el movimiento social que más agrega en todo el Estado español y en parte del mundo. Por lo tanto, Sánchez va a tener que explicar al movimiento feminista por qué determinado sector con poder y muchos vínculos con las instituciones del PSOE gana la batalla contra miles de voces que piden los derechos trans. Creo que esta batalla se va a ganar, pero con el trabajo sexual no. Igual me equivoco.
¿Por qué la CUP no es abolicionista?
Me parece que el planteamiento que está teniendo el PSOE, que está liderando el abolicionismo, no es honesto ni material ni sincero. No es abolicionista, es una especie de planteamiento mágico que considera que persiguiendo a las mujeres y prohibiendo la prostitución va a acabar con la prostitución. No es verdad. Si el PSOE planteara la derogación de extranjería de las personas que están en situación de prostitución, el aumento de recursos en materia de trata, la renta básica para las personas en prostitución que quieren salir… me creería que están practicando un abolicionismo honesto y nosotras estaríamos a favor.
Hay un nudo gordiano en el debate: si se puede considerar la prostitución un trabajo. ¿Para usted lo es?
Creo que el papel del movimiento feminista no es entrar en un debate de si es un trabajo o no. Pienso que el papel es asegurar que todas las mujeres y todas las personas LGTBi tengan derechos estén en la situación en la que estén. Porque si entramos en si es un trabajo o no, es un debate muy tramposo que tiene que ver con la teoría marxista, con la economía política, cómo entiende cada cual su cuerpo y el deseo. Tiene que ver también con la mezcla forzada que hace el PSOE entre trata y prostitución.
La mayoría es trata.
No es verdad.
¿No?
Lo que pasa en este país es que nadie sabe decir qué datos son los verdaderos. Pero si lo haces cruzando con los de Fiscalía General del Estado, Policía Nacional y de Naciones Unidas, te sale que el porcentaje de personas que se dedican a la prostitución en situación de trata es mucho menor del que dice el PSOE. Lo que pasa es que es muy difícil establecer si es un trabajo o no porque hay una serie de condicionantes como la ley de extranjería, la pobreza, la trata, la violencia o la precariedad laboral hacen que el debate esté lleno de grises.
Pero al final el debate lleva a tener que decidir si se considera un trabajo sí o no.
Al final el debate lleva a tener que decidir si tú vas a dar derechos a las personas que ejercen el trabajo sexual o si las vas a perseguir. La perspectiva es otra, y más desde el Congreso de los Diputados. Las señoras diputadas del PSOE que plantean este debate se equivocan de perspectiva porque tu trabajo como parlamentaria es hacer leyes. Y tienen que ver con qué bien jurídico se protege. Tú tienes que decidir: si proteges a la mujer, el cliente, al empresario o a la ley de extranjería. Con la ley del PSOE no se está protegiendo a las mujeres. Porque lo que sí que se sabe es que el 90% de trabajadores sexuales están en situación de irregularidad.
Pero es que no está regularizada la prostitución.
Porque la gente que no tiene papeles, que es mucha, acaba ejerciendo la prostitución porque es la forma más fácil de ganar dinero a veces. Por eso te decía que no me parece honesto. Si tú dices que quieres acabar con la prostitución y vas a las raices de la cuestión, todo el movimiento feminista estaría de acuerdo. La realidad es otra.
Ahora hay en Cataluña un Govern de Pere Aragonès en solitario, con incorporaciones que vienen de CDC, los comunes y PSC. ¿Le gusta más este Ejecutivo que el que había de ERC con Junts?
Nos parecía mucho mejor el planteamiento de la investidura, que era un acuerdo formal con el Gobierno de ERC y Junts. Con apellidos: energética pública, sanidad, educación, cuestiones de renta básica… Lo que tenemos ahora es un Govern sin este compromiso. De aquel acuerdo no queda nada, es humo. Sólo una cosa: la oficina de renta básica, de acuerdo con la CUP y es lo único que funciona. Lo más preocupante es que a pesar de que Aragonès hace una operación de maquillaje, esto no se traduce en alianzas parlamentarias. Vamos a ver si aprueba los presupuestos.
¿Qué relación va a tener la CUP con el nuevo Govern?
Vamos a ver qué nos ponen encima de la mesa. Pero es que parece que nada va a volver al marco de la investidura y van a seguir con el marco de la candidatura de los Juegos Olímpicos y del Hard Rock, con políticas para que la patronal y el PSOE no se enfaden. Si la cosa sigue así, la CUP no los va a apoyar. No es la primera vez. Vamos a ver números. No soy muy optimista. No sé si tendrá mucho recorrido este Gobierno.
Si la cosa sigue así, la CUP no va a apoyar los presupuestos en Cataluña
¿Cree que no aguantará la legislatura?
Es una pregunta que se hace mucha gente: qué recorrido va a tener esto. Si el PSC se ha separado un poco, los ‘Comuns’ no lo ven con buenos ojos, nosotros tampoco vemos nada claro qué planteamiento van a hacer de presupuestos… Me vas a explicar tú cómo van a gobernar.
Decía antes que Sánchez era una decepción, ¿le ha decepcionado también Aragonès?
Sí, para nosotros sí. Porque cuando se hace el pacto de investidura sabíamos que había muchos límites (la política es como es, el Parlament tiene menos competencias, la Generalitat se encuentra muchas veces ahogada), pero sí teníamos esperanza en que se podía abrir un camino en el que se hiciera todo lo que se pudiera dentro de los límites, por ejemplo con la modificación impositiva, y que, además, el Govern escogiera al menos un par de batallas para explicarle al país que el independentismo gobierna para la gente. Por ejemplo, la ley de regulación de alquileres.
¿Cómo ve el fenómeno de Yolanda Díaz y de Sumar?
No quiero opinar mucho sobre líos ajenos. Lo primero que te viene a la cabeza con esto es la situación con Podemos.
Ya ha opinado de la ley trans, que es un lío ajeno.
Creo que con la entrada de Podemos en el Gobierno español el ciclo del 15-M se cierra. Esto empezó en la plaza y terminó en el Ejecutivo del Estado. Esto es como un caramelo envenenado. Esto es muy potente porque tienes mucho poder. Pero a la vez el poder conlleva mucha responsabilidad. Se corre el riesgo de lanzar un mensaje a la ciudadanía de que se ha acabado el ciclo y después de esto no hay nada ahí. Hay ideas y una serie de gente que entró con mucha ilusión y no ha sido capaz de materializar cambios concretos. En el caso de Díaz, su bandera es la reforma laboral. A nosotros nos parece que le falta ambición. Ella hizo un papel como si estuviera en el sindicato todavía, vamos a hacer que la patronal y los sindicatos se sienten y lleguen a un acuerdo. Pensamos que una ministra de Trabajo debe hacer más. Esto va de defender con uñas y dientes los derechos de los trabajadores. No sé cómo va a acabar la legislatura y qué forma va a tomar esto, pero creo que Díaz, el espacio de UP y la izquierda española en general deberían ser muy cuidadosos con qué mensajes se da a la gente. Porque si es que no hay nada después del 15-M, esto es tierra quemada para muchos años.
¿Se ha entrado en un ciclo reaccionario en España y en diciembre del año que viene surgirá un Gobierno liderado por el PP, en el que incluso haya ministros de Vox?
Separo las preguntas. No sé qué va a pasar en las elecciones porque el otro día parecía que el PSOE empezaba a ganar puntos. Queda un año, mucho tiempo. De lo que sí estoy convencida es de que se ha entrado en un ciclo reaccionario. Plenamente convencida. Debates sobre el Código Penal o medidas como la ley de vivienda que no regula alquileres lo demuestran. Si se continúa lanzando el mensaje de que no hay alternativa y que lo que hay que hacer es surfear este neoliberalismo como se pueda, se va a reforzar la oleada conservadora. Esto es fundamentalmente una batalla cultural.
¿La CUP se presentará el año que viene?
La militancia tiene que valorar el impacto que ha tenido la intervención. Estamos contentas, se está haciendo un buen trabajo. Pero nosotros tratamos de valorar cada intervención electoral en función del contexto. Nos tenemos que poner a ello ya.
¿A usted personalmente le gustaría repetir?
Uno de los valores más importantes de nuestra candidatura es el relevo, la sensación de ser mucha gente, de portavoces corales. Es el momento del relevo. Entré en 2015 en el Parlament de Cataluña, estamos en 2022. Es interesante que haya relevo, esto no quiere decir que me vaya a casa. Tiene que haber renovación.
Dice que no se va a casa, hay una oportunidad que son las elecciones municipales. ¿La veremos en alguna lista?
No. Bastante problemas tengo yo para aguantar la legislatura.
¿Y no la han tentado?
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No. Somos gente en realidad. Intentamos que haya relevo y que cada cual pueda trabajar en su contexto. No tiene sentido que me fuera a un pueblo si estoy casi toda la semana en Madrid.
Eso lo va a hacer el señor Rufián.
Cada cual con sus decisiones.
Ya se va viendo el final de la legislatura. Probablemente Mireia Vehí no repita como diputada, apuesta por el relevo. Y, además, la CUP tiene que decidir todavía si concurrirá otra vez en las elecciones generales. Ella está contenta del trabajo que se ha hecho en la Cámara Baja.