Cada año miles de niñas saharauis acceden al programa Vacaciones en Paz, organizado por el Frente Polisario, para pasar los meses de verano en territorio español, en el seno de familias que se hacen cargo de las menores durante el periodo estival. La continuidad del proyecto, que lleva vigente en España desde los años ochenta, evidencia su éxito. Algunas de las niñas que se suman a él, de hecho, repiten año tras año, estrechando el vínculo con sus familias de acogida y con el país. Muchas de ellas optan finalmente por abandonar de forma definitiva su país de origen, e integrarse por completo en España.
La situación se complica, no obstante, para gran parte de las saharauis que deciden afincarse en suelo español. Es el caso de cuatro de ellas: Darya Embarek, Nayiba Mohamed, Koria Badbad y la española Maloma Morales. Todas han sido retenidas contra su voluntad en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), durante sendas visitas a sus familias biológicas.
Así lo ha denunciado este jueves el Forum Canario Saharaui, quien ha reunido a los familiares españoles de las cuatro jóvenes para exigir su liberación. El presidente de la asociación, Miguel Ángel Ortiz, ha recordado que no se trata de hechos aislados, sino que "son cientos de casos, que muchas veces no dicen nada por miedo o por precaución".
Ortiz ha pedido que se "deje a un lado condicionamientos políticos y se respeten los derechos humanos". Ha incidido, además, en la denuncia por parte de Human Rights Watch y la reunión del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con el presidente del Frente Polisario para expresar su preocupación al respecto.
Cuatro historias con denominador común
Maloma Morales comenzó su andadura en España a la edad de siete años. Desde los 12, tras un acuerdo entre su familia española y la saharaui, y con la autorización de la Delegación Saharaui de Andalucía y la supervisión de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en Sevilla, se quedó a vivir en la capital andaluza, hasta que una vez cumplida la mayoría de edad solicitó la adopción de su familia española y obtuvo, de este modo, la nacionalidad española.
En diciembre del 2015 la joven regresó a los campamentos de refugiados de Tinduf para visitar a sus padres biológicos, pero antes de regresar a Andalucía, ésta fue secuestrada por su hermano. Desde entonces, sus parientes españoles sólo han podido comunicarse con ella en cuatro ocasiones.
José Morales, padre adoptivo de Maloma, asegura haber denunciado el caso ante la Guardia Civil y la Delegación del Gobierno. Por su parte, el Gobierno de España, así como el alcalde de la localidad de Mairena, Ricardo Sánchez, "han mantenido un contacto constante con nosotros". Morales incide en que el de su hija no es un caso aislado, sino que "hay más de cien mujeres que están siendo secuestradas y retenidas" en los campamentos. Lamenta, el sevillano, desconocer el estado actual de Maloma, quien se comunicó por última vez con su familia el 25 de diciembre del año pasado. La frase que dijo justifica la intranquilidad constante que desde entonces sufren sus allegados: "Sacadme de aquí, que me muero".
Darya Embarek, de 27 años de edad, se quedó en su ciudad de acogida, Tenerife, para poder cursar los estudios de Primaria, Secundaria y Administración y Comercio. La joven comenzó a recibir, además, tratamiento médico tras serle diagnosticada talasemia, una enfermedad sanguínea que obliga a tomar medicación de por vida. En enero de 2014 viajó a Tinduf para visitar a sus padres, pero sus planes se truncaron. Desde entonces, la joven lleva retenida contra su voluntad, y su documentación ha sido requisada por sus progenitores.
Ángeles Déniz, madre de acogida de Darya, asegura que fue su propia familia biológica la que le "pidió que se quedara en España para que pudiera tener un futuro mejor". Tras los acontecimientos, intentó mediar con los padres de la joven saharaui, pero éstos se han mantenido firmes en su posición de impedir que la mujer regrese a España.
Déniz denuncia que el Gobierno de Canarias "no se ha implicado para nada", mientras que el Gobierno español tampoco ha intentado buscar una solución, alegando que Darya no tiene la nacionalidad española.
Nayiba Mohamed conoció España gracias al programa Vacaciones en Paz, que le permitió permanecer en Huelva durante los meses de verano. A consecuencia de un diagnóstico de pie equino y flexo en rodilla, la joven requirió cuidados médicos que la obligaron a permanecer en el país, con el consentimiento de ambas familias y de la Delegación saharaui. Lo que inicialmente se formalizó como una acogida temporal, derivó en 2013 en la intención de tramitar la nacionalidad española. Ese mismo año, Nayiba viajó a Esmara (Sáhara Occidental) para obtener los documentos necesarios, pero no pudo retornar a España.
Su padre de acogida, José Contreras, asegura que su familia biológica siempre ha defendido que la niña debía recuperar sus costumbres, de modo que era necesario, decían, que ésta permaneciera en su localidad natal durante un tiempo. La joven, que en un principio confió en la buena voluntad de sus progenitores, comenzó a temer por su situación una vez los meses se fueron sucediendo y la posibilidad de volver a España se iba volviendo cada vez más difusa.
Su madre, además, es parlamentaria del Frente Polisario, por lo que éste "no tiene ni la más mínima credibilidad", denuncia Contreras, quien lamenta que "para ellos una mujer es un mero objeto de su propiedad".
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Koria Badbad viajó por primera vez a España en verano del 2000. Desde ese momento, la niña se quedó a vivir en el país por padecer anemia terminal y por problemas cardíacos. Tras diez años y medio de residir en Alicante, la joven regresó a Tinduf en lo que inicialmente sería una visita a sus familiares. Acompañada de su madre y hermano de acogida, la joven permaneció una semana en los campamentos, pero en enero de 2011 desapareció sin dejar rastro. Cinco años después, su familia no ha vuelto a tener noticias de ella.
Su madre de acogida, Bienvenida Campillo, señala que en el momento de los hechos presentó una denuncia en el propio Sáhara, acción que repitió más tarde en España, "sin recibir ninguna respuesta". La Consellería, asegura la mujer, lo puso en conocimiento de la Fiscalía y "no hizo nada más al respecto". El Frente Polisario, por su lado, ha accedido a mantener reuniones con la familia española de Koria, pero no ha aportado soluciones. "Dicen que necesitan más tiempo, y que son asuntos de familia", lamenta.
"Sólo queremos que decida si quedarse en los campamentos o volver a España, y que su decisión se respete, pero que sea ella quien la tome", señala Campillo. Entretanto, continúa, los familiares de las cuatro jóvenes y otras familias de acogida que se encuentran en situaciones similares han planeado un viaje al Sáhara en junio para exigir medidas al respecto. De este modo, piden al cónsul español una mediación que les permita entrevistarse con los responsables del Frente Polisario en busca de soluciones definitivas.
Cada año miles de niñas saharauis acceden al programa Vacaciones en Paz, organizado por el Frente Polisario, para pasar los meses de verano en territorio español, en el seno de familias que se hacen cargo de las menores durante el periodo estival. La continuidad del proyecto, que lleva vigente en España desde los años ochenta, evidencia su éxito. Algunas de las niñas que se suman a él, de hecho, repiten año tras año, estrechando el vínculo con sus familias de acogida y con el país. Muchas de ellas optan finalmente por abandonar de forma definitiva su país de origen, e integrarse por completo en España.