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El 'no' de Junts a la amnistía complica el pacto con el PNV en las europeas frente a la alianza de ERC y Bildu

Las consecuencias de la estrategia de Junts en Madrid no solo afectarán a las elecciones catalanas, que previsiblemente se celebrarán en febrero de 2025, sino también a las europeas. Bruselas será la sede de una de las grandes citas electorales del año, vitales para los de Carles Puigdemont —y también para su principal rival, Esquerra Republicana, —porque mostrarán la tendencia para la batalla en Cataluña y, además, podrían permitir al expresident seguir como eurodiputado si finalmente repite como cabeza de cartel.

La decisión de la formación de paralizar la ley de amnistía no solo ha encendido los ánimos del Gobierno de Pedro Sánchez, también los de sus aliados parlamentarios. Un malestar especialmente evidente en el caso del PNV, ya que mientras que Junts lleva cada votación al límite y juega con la inestabilidad de la legislatura como un factor de presión hacia los socialistas, los jetzales quieren que la legislatura dure todo lo posible.

Aunque ambas formaciones mantienen una alianza estratégica, sellada a finales de noviembre, y llegaron a explorar la posibilidad de concurrir conjuntamente a las europeas, ese escenario parece más que descartado a tenor de los hechos —y de las fuentes consultadas—, ya que hay una evidente distancia estratégica entre ambas formaciones.

PNV y Junts se alejan de nuevo

El tono empleado por el lehendakari Íñigo Urkullu el miércoles desde Bruselas no dejó lugar a dudas. Censuró el "cambio de criterio" de los posconvergentes tras votar en contra del texto en el Congreso y manifestó estar preocupado por "la gobernabilidad y la estabilidad" de la legislatura. A diferencia de otras ocasiones en las aprovechó su visita a la capital belga para verse con el expresident, afirmó que "no tenía previsto" visitar a Puigdemont en Waterloo y se autodescartó como posible mediador, pese a que en su día el catalán le propuso para el cargo. Los intentos de acercar posturas con la visita del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, en septiembre del pasado año no parecen haber sido suficientes para cerrar una alianza electoral para las europeas.

De hecho, los jetzales ratificaron a su candidata, Oihane Agirregoitia, el pasado sábado en la asamblea nacional del partido. El perfil de Agirregoitia es prácticamente desconocido, tras ser concejal en el Ayuntamiento de Bilbao, donde estuvo al frente de diversas áreas como Igualdad, Consumo o Deportes. Tras la elección de su candidata y manifestar sus diferencias con Junts, los de Andoni Ortuzar podrían buscar alianzas con formaciones como Coalición Canaria u otras organizaciones territoriales, como hicieron en el año 2019.

Hace cinco años PNV y Junts ya concurrieron por separado, ya que los catalanes concibieron esos comicios como una segunda vuelta de las generales—y una forma de proporcionar, temporalmente, inmunidad a Puigdemont— celebradas un mes antes. El expresident y el líder de ERC, Oriol Junqueras, llevaron su pelea al terreno personal al encabezar sus respectivas candidaturas. Y ganó Puigdemont con algo menos de un millón de votos (987.149) en Cataluña frente a los 733.401 que sumó Junqueras. La victoria de Junts también dio la vuelta al resultado de 2014, cuando todavía era Convergència: en aquel entonces ganó ERC con un 23,6% y 594.167 sufragios, unos 45.000 más que CiU.

ERC, Bildu y BNG, una alianza cotizada

A diferencia de lo que ocurre con Junts y el PNV, la sintonía de sus homólogos de izquierdas es total. Esquerra Republicana y EH Bildu siguen manteniendo la misma alianza que suscribieron la pasada legislatura, que implica una coordinación en el Congreso y el Senado —aunque son autónomos a la hora de tomar decisiones, sí que se consultan con asiduidad—. Es más, en la Cámara Alta comparten grupo parlamentario. De hecho, se presentaron conjuntamente en el Senado el pasado 23J.

Ahora buscan continuar con esa alianza en las europeas, también de la mano del BNG, al igual que hicieron en 2019 bajo el nombre de 'Ahora Repúblicas'. Entonces, con Junqueras como cabeza de cartel, esa candidatura obtuvo tres eurodiputados que aceptaron turnarse media legislatura para que el resto —como, por ejemplo, Ana Miranda, del BNG, que concurrió como número cinco—también pudiera acceder al escaño.

De cara a 2024 hay otras formaciones, entre las que está Drago, encabezada por el exnúmero tres de Podemos, Alberto Rodríguez, y también un sector de Compromís —ambos aliados de Sumar, la coalición de Yolanda Díaz— que plantean presentarse con la izquierda soberanista, al entender que tendrían más posibilidades de obtener representación. Quien sí lo descarta es Podemos, ya que la candidatura de la exministra Irene Montero es una apuesta del partido para comprobar si hay un espacio electoral a la izquierda del PSOE que los prefiere por delante de Sumar.

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Sobre el futuro de Puigdemont no hay nada escrito. El líder independentista únicamente ha manifestado su intención de volver a presentarse para dirigir el Consell de la República., una entidad ideada con la misión de ejercer de gobierno de la Generalitat "en el exilio", pero no ha llegado nunca a desempeñar ninguna atribución formal. Un papel que ha tenido que combinar con liderazgo dentro de Junts y que la ha hecho tomar decisiones que van en contra del mandato del Consell, ya que en octubre sus bases votaron a favor de promover el bloqueo de la investidura de Pedro Sánchez.

En estos meses el expresident ha hecho un viaje hacia posiciones más posibilistas, pero siempre con la amenaza de hacer tumbar al Ejecutivo de Sánchez en cualquier momento. Aunque todavía no ha desvelado si volverá a presentarse como candidato a las europeas, si la aplicación de la amnistía se retrasa—principalmente por culpa de Junts—, Bruselas sería el destino idóneo para el expresident, aunque también se especula con otros nombres como el de Jordi Turull, número dos del partido, o Josep Rull, exconseller de la Generalitat, como candidatos alternativos, todos ellos protagonistas en primera línea de los años del procés.

El destino final de Puigdemont podrían ser las elecciones autonómicas del próximo año. A diferencia de lo que está ocurriendo en Euskadi, donde los comicios autonómicos han dado paso a un nuevo ciclo con caras nuevas como la de Imanol Pradales, el candidato del PNV, está por ver si en Cataluña sucede lo mismo o vuelven los viejos liderazgos, con Puigdemont y Junqueras como candidatos, para enfrentarse de nuevo.

Las consecuencias de la estrategia de Junts en Madrid no solo afectarán a las elecciones catalanas, que previsiblemente se celebrarán en febrero de 2025, sino también a las europeas. Bruselas será la sede de una de las grandes citas electorales del año, vitales para los de Carles Puigdemont —y también para su principal rival, Esquerra Republicana, —porque mostrarán la tendencia para la batalla en Cataluña y, además, podrían permitir al expresident seguir como eurodiputado si finalmente repite como cabeza de cartel.

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