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"¡Por fin!" Son las dos palabras que un militar en activo recuerda haber pronunciado cuando este lunes leyó en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa la orden que exige a las escuelas militares potenciar la enseñanza de los valores democráticos y cumplir el principio de neutralidad política al tiempo que prohíbe toda "simbología" contraria a los preceptos constitucionales. Al igual que el uniformado que pide que no se le identifique en el texto, distintos analistas consultados por este periódico coinciden en que la instrucción dictada por la Subsecretaría de Defensa reconoce que la cultura franquista o de ultraderecha representa un problema para el Ejército. Y que, aunque en absoluto puede considerarse suficiente, la norma "pone límites" a ese poso de la dictadura que pervive y que alimenta episodios como los que en los dos últimos meses han manchado la imagen de unas Fuerzas Armadas prestigiadas por su intervención en otros países o, ahora, en el temporal que ha paralizado media España. Y esos episodios, directamente vinculados al legado de la dictadura, van desde el envío de cartas al rey cargadas de ataques al Gobierno y firmadas por buena parte de quienes suscribieron el manifiesto de adhesión a Franco hasta la inserción del hundimiento en plena Guerra Civil de un submarino de la "escuadra roja" como efeméride a conmemorar en una escuela naval. En medio, el chat de los militares retirados que desveló infoLibre y algunos de cuyos integrantes proponían fusilar a 26 millones de ciudadanos.
Profesor titular de Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid y director del Grupo de Investigación Complutense de la Guerra Civil y del Franquismo, Gutmaro Gómez cree que la norma es "un paso importante, que debería ser implementado en función de su evolución", es decir, aplicado a todas las Fuerzas Armadas: la clave, ahora sí, reside en que "expulsa todo comportamiento antidemocrático" ligado al "tufillo nostálgico" que durante años pasó oficialmente inadvertido. El director de un grupo tan involucrado en el desarrollo de la memoria histórica subraya el valor simbólico de la orden con un argumento: el hecho de que se haya dictado "significa que lo sucedido en los dos últimos meses daña mucho su imagen", la del Ejército. Y ello con independencia de cuánto pesa el franquismo en el Ejército. Y por eso el Gobierno ya ha decidido actuar.
Jorge Bravo, portavoz de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), coincide en que hay que hacerlo extensivo a todas las FFAA: "Es una iniciativa buena, pequeña, pero tiene que haber más". Pero la ven positiva. "Está alertando a los centros de enseñanza, a los mandos", opina en la misma línea el historiador militar Fidel Gómez.
Desde la Asociación de Tropa y Marinería (ATME), su presidente, Marco Antonio Gómez, minora la relevancia de la orden pero porque, como incide cuando la prensa le requiere su opinión, huye de todo diagnóstico que quepa definir como político. "Lo que hace la orden –dice– es recordar a las escuelas su obligación, que ya existía. Pero recordar las obligaciones es importante y todo lo que haga el ministerio para que se cumplan es positivo: no puede ser que se dicten normas que luego no se acatan". Gómez –el tercero de la lista de consultados con ese apellido aunque no mantienen vínculos familiares– ilustra su posición con un ejemplo: "A un superior siempre le hablo de usted o le llamo usía si así le corresponde. En cambio, muchos superiores tutean a sus subordinados y les faltan así al respeto. Pues bien, nosotros le estamos pidiendo al Ministerio que haga un recordatorio de que hay que cumplir las normas de respeto. Aquí ocurre igual: se les está diciendo a las escuelas militares que deben hacer lo que está en la norma".
Como Marco Antonio Gómez, tampoco los demás consultados cree que la orden vaya a disparar el número de sanciones por incumplimiento: al contrario. Los militares, señalan casi al unísono en sus respectivas conversaciones con infoLibre, tienen claro en general el concepto de disciplina. Y aunque las bases esenciales que cimentan la orden ya figuraban en la legislación vigente, su contenido resulta ahora inequívoco.
"Un goteo constante" de episodios antidemocráticos
La nueva instrucción, opina Fidel Gómez, nace como "consecuencia de un goteo que ha sido constante" en los más de 40 años de democracia y que los sucesivos Gobiernos habían orillado como si no existiera. Ni Gómez ni ninguno de los otros expertos que coinciden en el análisis deslizan siquiera el término dontancredismo. Pero es lo que describen: el problema "no se había tocado nunca", remarca Gómez.
Y lo sucedido en los dos últimos meses, desde las cartas al rey al chat pasando de nuevo por el vídeo donde alumnos de la Escuela Naval de Marín corean el himno de la División Azul, todo ello es consecuencia de ese goteo constante. "Si en una gota del océano encuentras algo, sabes que ese algo se encuentra en el océano", resume el historiador. "¿Cómo es posible que una ministra tenga que alzar la voz?", se pregunta en referencia directa al discurso donde la titular de Defensa, Margarita Robles, asestó un mazazo a quienes, ya retirados pero haciendo uso de su antiguo rango militar, protagonizaron los más graves incidentes de la lista: las cartas y el chat.
Robles no los mencionó. Como tampoco la instrucción cursada a las escuelas militares menciona de forma explícita los comportamientos enraizados en la doctrina franquista ni en cualquier otra modalidad de la ultraderecha. Pero, como admite el portavoz de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), Jorge Bravo, "implícitamente sí que va en contra de esas actuaciones y del poso franquista". Y eso significa que, en efecto, por primera vez un Gobierno reconoce la existencia de un problema que "se sigue transmitiendo por capilaridad" en las Fuerzas Armadas y que explica, por ejemplo, que los cuarteles permanezcan "llenos de nombres franquistas" en el callejero interior. La nueva norma sobre las escuelas militares, sostiene Bravo, "ha sido una manera fina de empezar a poner coto a que se prodiguen valores no democráticos en las Fuerzas Armadas". Pero hay que extender esa política al resto de las Fuerzas Armadas. Y eso -recuerda- no está en manos de la Subsecretaría de Defensa a cuyo frente se encuentra Amparo Valcarce sino de la ministra.
El verbo correcto, entienden tanto Fidel Gómez como Jorge Bravo que significa la instrucción destinada a las escuelas militares, es exactamente ese: empezar. Porque ambos creen que con la norma empieza a abordar de una vez cambios que, por ejemplo, recuperen para las nuevas generaciones las figuras militares que el franquismo enterró literal o metafóricamente por su lealtad a la República. O que, como desliza Bravo en lo que para cualquier lego en materia militar resulta extravagante, introduzca en el currículo de las academias militares el estudio de la Ley de Derechos y Deberes de los Miembros de las Fuerzas Armadas. El proceso de formación de los nuevos militares, insisten casi a coro los expertos, es esencial.
"La norma es eficaz como aviso a navegantes, como aldabonazo, y probablemente reducirá drásticamente las salidas de tono tipo efemérides"efemérides. Otra cosa es si conseguirá que los centros de enseñanza militares sean proactivos en los contenidos de valores democráticos, y aquí, lógicamente, soy pesimista...". Así lo resume Fidel Gómez. Pero, al igual que los restantes consultados, no cree que la instrucción cursada a las escuelas cierre de golpe la puerta de un legado, el franquista, que se afianzó sin que nadie lo combatiera.
"Al Ejército nadie debe decirle qué debe hacer en las Academias"
El único de los sondeados que difiere en todo de los anteriores es el coronel retirado Leopoldo Núñez, que ahora preside la más que conservadora Asociación de Militares Españoles. Núñez cree "inútil" la norma dictada para las escuelas militares porque "si han jurado bandera se comprometen a defender la Constitución y todo lo demás sobra por completo".
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Firmante de una de las cartas dirigidas al rey por mandos jubilados que definen como "socialcomunista" al Gobierno y le acusan de poner en grave riesgo la unidad de España, Núñez figura también en otra lista de firmas: la de quienes en 2018 lanzaron el manifiesto de adhesión a Franco.
Según sus palabras, no se trataba de un texto de adhesión sino de "respeto a la persona como profesional". ¿Debe respetarse a quien tras un golpe de Estado contra el Gobierno legítimo envolvió al país en una guerra civil e instauró luego una dictadura? "Eso es lo que dice un porcentaje de la población, y hay otro porcentaje que dice otra cosa". Al Ejército, concluye, "nadie debe decirle qué debe hacer en las Academias porque el Gobierno lo que hace es solo administrar las Fuerzas Armadas y nada más".
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