Miércoles, 6 de abril de 2016
OBRAS SON AMORES
Y venga testigos. Esta semana 71. A 17,75 declaraciones por día.
Pero la penitencia es patrimonio de la Semana Santa. De toda la vida.
Marc Viader Salvadó entró en la sala de vistas. El agente judicial le indicó que pusiera sus cosas sobre una silla colocada en la pared trasera de la habitación. Pero Viader entendió que debía quedarse sentado allí, como agazapado. Un punto ingenuo. O muy buen actor. Hasta que se dio cuenta de que el testigo era él. Al arquitecto que hizo el proyecto de reforma, rehabilitación y ampliación del casoplón de Pedralbes que compartían los Borbón-Urdangarin le tocó rendir cuentas.
El arquitecto es un hombre de estatura media tirando a bajo, con los pelos medio revueltos y unos mocasines más brillantes que la patena, granates, a juego con los calcetines de hilo. Quizá fueran de lana fina de cachemir. Se veían suaves y buenos, como de piel de melocotón. Daban ganas de tocarle los pies.
Viader apenas oye por el oído izquierdo. Cuando se puso de lado para escuchar las preguntas de las acusaciones, asomó una de sus dos perillas. Justo la de debajo del labio, con los vellos tiesos, más largos que los de su barba canosa.
El palacio-oficina de los Duques de Palma estaba distribuido en dos ambientes. Una zona de trabajo, con acceso independiente: "Un portal, un hall, una estancia con unas butaquitas, una sala de juntas y un despacho", explicó Viader. Alrededor de 200 metros cuadrados. Un 30% de la superficie total de la vivienda.
Y los 500 metros cuadrados restantes, el hogar del matrimonio y sus cuatro hijos.
"A don Iñaki le facturé la parte de la vivienda", contó el arquitecto, "y a Aizoon la oficina", que ascendía a 15.000 euros. Hizo dos facturas, una de 10.000 y otra de 5.000 euros. Urdangarin y Torres encargaron directamente el proyecto al arquitecto, pero fue éste quien fijó el porcentaje de la distribución. "En el despacho de Miguel Tejeiro en calidad de asesor", hilvanó Viader.
Cuando terminó de contestar y mientras se levantaba, Marc Viader se abrochó la americana. Le tiraba de la sisa y del lomo. Recogió sus bártulos de la silla del fondo y se marchó, con paso lento.
El martes declararon en Nóos 19 personas, dos menos de las previstas. Fue una jornada soporífera, de sueño callado. El martes más lunes desde que empezó el juicio. Una rentrée de patada en la boca, gracias al festival de vídeoconferencias que seguirá durante toda la semana.
Se espera con impaciencia la aparición estelar, el martes 12 de abril, de la aforadérrima (perdón, ha sido inevitable) Rita de Valencia. Una especie de Maria Antònia Munar, pero en otro estilo. Con permiso de la princesa.
El que sigue a lo suyo es Diego Torres. A pesar de tener que arrechucharse en el ascensor del edificio con cámaras y periodistas para aprovechar el viaje, habló por teléfono mientras bajaba el montacargas:
- Sí, oiga, quería pedir un taxi... Aquí, al caso Nóos.
Mientras a su abogado le daba la risa floja...
Martes, 22 de marzo de 2016
La máquina de café volvió a hacer aguas y a Diego Torres le cayó un líquido marronáceo, como de cubo de fregona. En Nóos ya no queda ni leche.
Con la atención informativa centrada en los atentados de Bruselas, el accidente de bus de Tarragona y la no formación del nuevo gobierno, en Mallorca el juicio por el caso Nóos tampoco genera demasiada expectación. Sin embargo cada día declaran alrededor de diez testigos cuyos testimonios rayan el absurdo a la vez que aportan los entresijos más increíbles de una trama poco valorada, competencia directa de las telenovelas de tarde.
Julita Cuquerella empezó a trabajar con Iñaki Urdangarin en abril de 2007. Le pagaba Telefónica pero estaba a disposición del duque "las 24 horas del día" y acudía a diario al palacio-oficina de la infanta y esposo. Oficialmente era la secretaria de Urdangarin, pero también se ocupaba de cuestiones personales "como ir a comprar unas bambas o cloro para la piscina. Yo qué sé", afirmó, pizpireta.
Pocas personas quedan ya como ella. Julita Cuquerella es capaz de reconocer quién le encargó comprar un ramo variado de flores solo por el nombre del florista, como "Antonio Flowers", al que Urdangarin era asiduo, "o el Sapo Verde" confesó como quien cuchichea un secreto. Han pasado 9 años desde entonces, pero lo recuerda con precisión de escribana.
La secretaria de Urdangarin es catalana. Y diabética. A punto estuvo de darle un parraque a media mañana: "me estoy mareando, necesito azúcar", suplicó desde Terrassa, por videoconferencia. La presidenta del tribunal aprovechó para hacer un receso de media hora. Si Samantha Romero sigue acumulando carpetas a lo alto dentro de poco ya no se le verá la cara. Da susto ver la grapadora presidiendo la mesa de las juezas.
La generosidad de Urdangarin no tenía límites. Incluso tuvo el detalle de dar de alta en Aizoon a las señoras que limpiaban en casa de Julita, Josefa y Yolanda, como recompensa por tanta dedicación. Era su forma de darle las gracias por hacerle partícipe de secretos tan íntimos como las claves de la visa personal de Urdangarin, las de la visa conjunta "que compartía con la señora", las de la visa de Aizoon, las de la visa de Telefónica, las de la visa de Telefónica Internacional. Y también los datos de los pasaportes de los hijos de la infanta y cosas así.
"Tenga en cuenta que el señor Urdangarin era excesivamente confiado. Hasta a mí me impresionó", justificó Julita, que tenía que apuntar todo en tarjetones porque es "nefasta" para los nombres y para las calles. También algo despistada en cosas de bancos:
- No sé si era el Santander o el Sabadell, solo que empezaba por ese- dijo Julita, sobre un ingreso en cuenta de una trabajadora, la única que no cobraba en sobre.
- Era la Caixa- apuntó la abogada de Manos Limpias.
- ¡Ah, no, era la Caixa! –se sorprendió Julita para justificar seguidamente– ¡Solo sabía que era rojo!
Debía de ser Caixa Catalunya.
Testificó también Jan, sobrino de Urdangarin. El "señor Jan", como se refirieron a él las partes, viajaba desde Barcelona a Madrid y daba sobres a gente "cerca de parques" y "puede" que también cerca de cafeterías. Lo contó desde Marbella por videoconferencia. La única que ayer declaró en persona fue Elsa María Sánchez, dada de alta en Aizoon como telefonista, aunque ella lo que hacía era limpiar "en profundidad" la casa de la infanta y Urdangarin.
La oficina-palacio de los duques de Palma estaba como los chorros del oro. Había casi más señoras dedicadas a la limpieza que empleados reales de la sociedad mercantil que compartían la infanta y su marido. "Lo primero que veías al entrar era una alfombra muy grande, con una bola del mundo, preciosa", dijo con añoranza otra de las mujeres que hacían relucir Aizoon.
La estrella, sin duda, fue Julita. Nunca una empleada se mostró tan leal a un jefe como ella a Urdangarin y a "la señora", por la infanta, a la que apartó de cualquier implicación en Aizoon. Cuquerella hizo pagos con la visa de Aizoon de la infanta Cristina, con sus claves y sus datos. Julita suplantó la identidad de la infanta porque Urdangarin le había confiado los datos de la visa de la hija del Rey.
Urdangarin aleccionó a su secretaria a la hora de discriminar gastos en Aizoon, pero cuando le cogió "el tranquillo", dijo, Julita voló sola en un cielo de tiquets. Por sus manos pasaron gastos, por ejemplo, como el de una compra de ropa para la infanta de la revista Redoutte (sí, es lo que hay) o una comida en verano, en Sóller, "con unos clientes" que degustaron 13 filetes de pollo. Bastaría una foto para comprobar que en esa comida había varios niños.
Julita Cuquerella, esa mujer que en el siglo XXI dice "restauranes" y responde a preguntas del fiscal Horrach con un "no lo sé, lo sientos". En plural.
Puede que en la intimidad de su hogar Julita diga jolines.
Viernes, 18 de marzo de 2016
Pobre Nóos
Ya nadie le hace caso. Rita, Lula, Borox...¡malditos seáis!
No hay derecho. Diez años esperando este momento y así, de repente, parece que ni existe.
Nóos es la pieza separada número 25 del caso Palma Arena. Con una infanta de España en el banquillo, acusada de cooperar en dos delitos fiscales cometidos por su su esposo. Unas cosas del IRPF que se les olvidó poner. En el momento de su imputación era la hija del Rey titular. Ahora su padre es el ex rey, o rey emérito, que para el caso, patatas. Aunque lo de emérito conlleva una dignidad perturbadora.
Cristina Federica de Borbón y Grecia es hermana de Felipe VI y cuñada de Letizia Ortiz. La familia nos duele a todos. Es la sexta en la línea de sucesión. Tendrían que ocurrir muchas desgracias juntas, pero una carambola podría hacer a Cristina de Borbón reina de España. Ella, por si acaso, no renuncia. Y nadie puede obligarle. Se llama monarquía parlamentaria.
Es todo muy loco en este juicio que tiene programado el 30 de junio como último día. Si todo sale mal, cuatro días antes tendremos elecciones. Y si después sigue la cosa mal mal, la sentencia podría coincidir con la formación del nuevo gobierno.
De momento continúan declarando testigos, muchos por videoconferencia. Aparentemente son insulsos, informativamente hablando, pero si alguien que busca curro acude como público a Nóos puede salir con un máster sobre delincuencia de alta alcurnia. En verdad es igual de chapucera que todas, pero lo de la infanta, Urdangarin, Torres y los olímpicos acusados le da un toque como de savoir faire. Entre penoso y espeluznante. A ratos conmovedor.
Nóos se divide en dos: Nóos Consultoría Estratégica e Instituto Nóos. Aunque para acusados y testigos era simplemente Nóos. Una asociación sin ánimo de poco lucro que no funcionaba como una empresa normal. Entre medias rondaban más de cinco sociedades mercantiles por las que iban pasando los trabajadores que respiraban. Los que existían. Los de verdad. Los dueños eran Iñaki Urdangarin y Diego Torres. Pero el papeleo gordo lo llevaban unas gentes sin formación específica que hacían lo que les decían. Obedientes y leales casi hasta el final.
Lo que ocurre por las mañanas con el coche es incomprensible. Los primeros días de juicio, de lógica expectación mediática, era más fácil aparcar que ahora, cuando en la sala de prensa hay unos diez periodistas y detrás de las vallas habilitadas en la puerta de entrada apenas quedan tres cámaras. La gente que trabaja en la Escuela Balear de la Administración Pública, el edificio donde se celebra el juicio de Nóos, no se la jugó los días potentes. Unos se turnaron los coches para llegar juntos al trabajo y pillaron el bus.
Un polígono industrial petao significa que la vida sigue en marcha. A pesar de Nóos.
Día 19. Miércoles 16 de marzo de 2016
A TORRES LE AHOGA LA CORBATA
La protagonista del martes en la Sala Nóos del polígono industrial Son Rossinyol fue la sociedad mercantil Aizoon. Los dueños eran la infanta y Urdangarin. Iban a pachas, aunque el único que ingresaba pasta era él.
El agente judicial pasó lista de nuevo. Lista de móviles. Para requisarlos, otra vez. Los ánimos estaban más calmados después del esperpento del viernes, así que nadie rechistó. Ayer martes en la sala de vistas se podía respirar, a pesar de todo. Casi no olía a tigre.
Miguel Tejeiro, el testigo clave, entró en la sala ya sin las ojeras negras de los días anteriores. Ayer, el ex asesor fiscal de Nóos, traía ojeras a secas: "Estoy más descansado. Es que la semana pasada estuve encerrado...", dijo Tejeiro a CTXT, con gesto relajado, antes de encarar su tercer día ante el tribunal.
Samantha Romero, la presidenta, explicó el inquietante asunto del secuestro de teléfonos: "Persiste esta decisión por el mal uso de la buena voluntad del tribunal", dijo. Y Diego Torres no agachó las orejas. Al revés, se creció cuando le dieron permiso para sentarse al lado de su abogado, o de su defendido, como prefieran.
La mampara blanca que separa a las acusaciones de las quince sillas habilitadas para los periodistas se tambalea. No está bien anclada a los remaches del parqué ficticio. Son tres cristales enganchados. El central se ha desplazado y queda un hueco por el que se cuelan corrientes. El martes se oyeron toses. Y algún hipo.
A otros se les paró el corazón cuando escucharon lo que ganó Miguel Tejeiro. El asesor fiscal de Urdangarin primero y de Nóos después, cobró 8.000 euros por hablar 10 minutos en Valencia y otros 10 en Palma. El que vale, vale. Tejeiro reconoció que el importe es muy superior a lo que se cobra por una ponencia, pero que a él le pagaron eso. Tampoco era cuestión de ponerse pureta y rechazar el sueldo anual de muchos por 20 minutos de cháchara.
- ¿Aizoon tenía alguna actividad en EE.UU cuando la infanta y Urdangarin vivieron allí?-, preguntó la abogada de Manos Limpias.
- No sé. Tenía clientes, pero no sé –contestó Miguel Tejeiro–.
- ¿Y por qué se contabilizó la mudanza a EE.UU.? –pinchó López Negrete–.
Esa pregunta, según la presidenta, fue impertinente. Porque esa información no está incluida en la causa.
- No me estoy sintiendo libre para contestar, –entró en bucle Tejeiro–.
- A usted no le afecta ningún secreto profesional –le recordó la presidenta–.
- Pero sí sobre cuestiones personales, que afectan a la intimidad –replicó el asesor–.
- Pero si le preguntan por hechos tiene que contestar –zanjó Samantha Romero–.
"De ninguna manera", siguió la jefa, "voy a permitir que ralenticen más el juicio. Pregunten por hechos", insistió, hastiada, la presidenta del tribunal.
El simulado pacto a corricorri que hicieron Torres y Urdangarin hace un tiempo y que escenificaron en el momento de declarar pasa por cargarse a Miguel Tejeiro. La estrategia es mantener que Tejeiro era muy listo. Y demostrarlo. Tan espabilado que la infanta Cristina llegó a confiar en él, a pesar de que se vieron tres veces en toda su vida (sin contar con los días del juicio).
La abogada de Manos Limpias intentó arrancarle que Urdangarin y la infanta eran uno (libre y grande) en Aizoon, pero lo más que consiguió fue que confesara que el objeto de la mercantil, tener un patrimonio común, lo decidieron la infanta y el duque. Así, el testigo justificaría la cooperación necesaria de la infanta en dos delitos fiscales cometidos por su marido. Por eso la infanta está acusada. Y para que dijera lo que no dijo, Miguel Tejeiro ya no irá a la cárcel. El motivo por el que Manos Limpias le levantó la imputación fue que cantara todo: cuentas en el extranjero de Aizoon, papel de la infanta, etcétera... Pero no lo ha hecho de forma explicita porque le asustaron con lo del secreto profesional por su condición de abogado. Manos Limpias dice que le basta con lo que ha dicho, pero no es del todo verdad...
En el cuaderno de la fiscala no cabe un apunte más. Ana Lamas es ordenada. Escribe a boli azul y subraya con fosforito amarillo sobre las hojas cuadriculadas. Parece que no escucha pero se pispa de todo.
Miguel Tejeiro se defendió como pudo de Diego Torres y de Iñaki Urdangarin. Todo lo decidían ellos. Él era otro mandado que cobraba más. Pero otro mandado. Como el notario Carlos Masià, un gran tipo (de alto) con maletín y una leve cojera que dice Bélice en vez de Belice y que asegura que no tiene el teléfono de su cliente, Urdangarin.
Carlos Masiá y Miguel Tejero fueron amigos durante más de 25 años. Por eso ahora no se pueden ni ver. Todos saben demasiado. Y ninguno perdona. Como en la vida normal. Partieron peras por culpa de Tejeiro. "En 2009", dijo Masià, "Miguel Tejeiro me coló un par de firmas falsas. Y yo no quería material contaminado en mi despacho". Y en 2010 finiquitaron su amistad.
En el transcurso de la declaración, el notario se refirió en todo momento a Miguel Tejeiro como "el abogado". Y dijo que la infanta no preguntó nada. Que nunca preguntó nada. Y que aunque vio alguna firma falsa prefirió no denunciar los hechos "porque", afirmó, "no me hubiesen hecho caso".
Carlos Masià está unido a Urdangarin, la infanta, Torres y su mujer por el odio que los ex socios proyectan sobre Tejeiro.
Al abandonar la sala, Miguel Tejeiro dijo sentirse "mejor".
"Cuatro días para esto", comentó mientras recogía sus cosas.
Diego Torres está como escurridizo y ausente. Ya no habla con la prensa, o cada vez menos. Se ha quitado la corbata y se ha abierto los dos primeros botones de la camisa. Diez años menos de encima.
Torres empieza a arremangarse. Como una mondonguera.
DÍA 18. Lunes, 14 de marzo de 2016
EL ESPERPENTO LLEGÓ A NÓOS
La sexta semana de Nóos empezará mañana martes con un golpe en la mesa. Perdón, solo ha sido un buen sueño.
La pesadilla se hizo carne el viernes 11 de marzo. El día pintaba jugón porque seguía declarando Miguel Tejeiro, el antes acusado y ahora testigo que se quitó de encima 11 años de cárcel pactando con Manos Limpias como quien se sacude la caspa del hombro de la americana. Urdangarin y Torres lo han convertido en primera estrella después de que su ex asesor fiscal echara una firma para que le dejaran aclararse la garganta y entonara el miserere.
Nadie entendió lo que ocurrió el viernes en la sala de vistas. El jueves el abogado de Torres protestó por la declaración de Tejeiro. Planteó que, por su condición de abogado, el testigo no debía desvelar detalles jugosos, amparándose en el secreto profesional. El objetivo consistía en anular una de las declaraciones más importantes y así ganar tiempo desgastando al testigo, a las acusaciones y al tribunal. Tejeiro tenía susto, pero declaró lo que pudo. Así que el viernes se suponía que iba a seguir haciéndolo.
Con dos días de retraso, la estrategia de Torres funcionó. A vueltas con el secreto judicial, el circo se paró. La jugada de Torres, abogado de sí mismo, le salió redonda. Y dejó con el culo al aire a un tribunal con escasa experiencia en un póker como el que se está jugando.
Torres y su letrado, el killer González Peeters, pusieron también en evidencia a las acusaciones, que no esperaban una segunda embestida. Una jugada maestra. La presidenta del tribunal no pudo más. Samantha Romero se lo cobró yéndose a deliberar y bloqueando el juicio durante más de cuatro horas en las que nadie fue informado de nada.
En la sala contigua esperaban otros testigos. Todos muy variopintos. Desde Rosa Estarás, vicepresidenta de Matas y actual aforada (es europarlamentaria) hasta Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey. Así hasta once tipos. Un bodegón inquietante.
A las cuatro de la tarde y con la declaración de Tejeiro en suspenso, el agente judicial salió de la sala en la que se recluyen las juezas y entró en la sala de vistas con un papel en la mano. Advirtió de que el día anterior se habían prohibido los móviles en la sala, pero que algunos no lo estaban cumpliendo. Así que, por orden del tribunal, empezó a pasar lista.
- Pedro, ¿llevas el móvil? –preguntó el agente judicial al fiscal Horrach–.
- No- respondió.
- ¿Ana?- por Ana Lamas, la fiscala.
- No- respondió Lamas con su voz de radio.
- ¿Diego?- por Torres, siguió el agente.
- Sí, toma, ya te había dicho antes que te lo iba a dar.
Y ahí Horrach, con razón, protestó dirigiéndose al agente judicial, correo del tribunal. "¿Vas a pasar lista?", vomitó Horrach.
- No me lo puedo creer- siguió el fiscal- A ver, tu móvil ¿por qué no te lo autosecuestras?- (el agente judicial lleva móvil).
- Yo cumplo órdenes- contestó el agente.
- ¡Yo también!- se le escapó a Horrach.
En ese momento se produjo una de las escenas más deliciosas: el abogado de Torres uniéndose en alma a Horrach.
- Señor agente, ¡el fiscal es autoridad!
Y el agente judicial siguió pasando lista con la hoja marcada solo por algunos nombres. Como el del abogado de la infanta. No nombró a ningún periodista, curioso. La pregunta es por qué. Y por qué solo a algunos. En la bancada de las acusaciones había una persona con móvil y ni siquiera la mencionaron. Y en vez de quitar el móvil a Diego Torres, que se comunica con su abogado por whatsapp continuamente desde la última fila de las sillas de los acusados, podían haberlo resuelto sentando al acusado al lado de su letrado.
La situación parecía de chiste, pero de risa tenía poco. Alguna nerviosa, sí. La bola fue creciendo hasta convertirse en una broma pesada que cada vez era menos broma y más pesada. Y desagradable pero graciosa. Muy rara. En un momento del vodevil el agente judicial sacó su móvil y echó dos fotos: una a los periodistas y otra a las acusaciones. Y dijo que las iba a aportar a la causa. Quizás lo hizo para destensar, pero se equivocó. Un periodista se tapó la jeta con la bufanda. La fiscal puso un folio en blanco ante su cara. El agente cabreó a todo al que aún le quedaba oxígeno para respirar.
- Será la última vez que me faltes el respeto, ¿me has oído?- gritó enfurecido Horrach al agente judicial, que pidió perdón y dijo que borraría las fotos.
Las juezas entraron en la sala como si no hubieran escuchado nada. Y empezó la declaración, por videoconferencia con EE.UU., de una joven catalana con acento yanqui que había sido becaria de Nóos durante cuatro meses. Su forma de hablar español con deje americano mientras traducía mentalmente del catalán fue lo más parecido a aquella declaración de Aznar en el rancho de Bush hijo cuando dijo lo de "estamos tchruabahannnndoeneio". La mejor manera de acabar la semana.
Mañana martes vuelve Miguel Tejeiro. Dirá, si dice, que la Casa Real no metió mano, que sin pasta no hay paraísos y que, como ya declaró, Nóos era una asociación con mucho ánimo y mucho lucro.
El tribunal se juega una reputación que ya está en entredicho. Demasiados parones. Demasiadas trampas inesperadas de unos y otros. Demasiada presión y muchísima tensión.
Ellas mandan.
Que conste, pues.
RECESO. Domingo, 13 de marzo de 2016
La Ruta Corrupta mallorquina
De martes a viernes la hierba crece gracias a Nóos. Trola. Lo que pasa en Madrid vende más que las burradas que se escuchan aquí. Acusados, testigos, partes y defensas rezan para que se repitan las generales y la campaña oficial siga centrando la programación de las teles.
El plan del finde olía a alivio. Es difícil tomar distancia de las cosas que vives muy de cerca, así que había que romper con Nóos. El sábado prometía. Respirar calle iba a ser un bálsamo después de tantas horas de intoxicación y encierro.
El día salió rico en Palma. Hacía sol.
Se suponía que el paseo iba a ser para desconectar del juicio infinito. Error de principiante. Unos tipos muy sesudos han tenido la ocurrencia de hacer una ruta por los sitios más idílicos de la corrupción en Mallorca. Así que se inventaron la ruta de la rampa, @ViaCorrupta. Caminata por el mangoneo isleño.
La cita era en la sede de Unió Mallorquina, partido muerto. Cuando estaba vivo fue bisagra para gobernar, así que pilló todo lo que pudo. TODO. Maria Antònia Munar, la madonna. Aquí Madò Munar, sa princesa. Lo hizo divino porque cuidó a los de abajo y nunca se olvidó de la gente normal. Jamás. Todos adoraban a esa mujer bien vestida, de pelu diaria y de sonrisa fingida interpretada con deliciosa naturalidad.
El 25% de los que acudieron a la ruta eran alemanes. Dato contrastado. Echando la cuenta a ojo se podría decir que el resto se dividía entre forasters mallorquinizados y autóctonos peninsularizados. Con esto se podría hacer una tesis, así que aquí se queda.
Parada en Cort. En el Consell de Mallorca, la milla de oro del choriceo cuando Munar mandaba. El Parlament, donde se reunieron Matas y su pandilla para formar la Comisión Ejecutiva, la minijunta de patronos de la Fundación Illesport. Donde todos firmaban mirando al cielo.
La guarida de Matas en la calle Sant Felio, con escobillas de váter de a 400 pavos. La Audiencia Provincial de Palma, donde entró Munar repartiendo besos y de donde salió con la cabeza gacha caminito del penal. La ex Rambla dels Ducs. La Fiscalía Anticorrupción, pionera en España en meter mano a los malos.
Y la rampa. Esa cuesta abajo premonitoria del aterrizaje forzoso en la vida real. 20 metros para hacerte a la idea de que nada volverá a ser igual. Es verdad lo de la pena del telediario. Y es injusto. Porque solo salen bajando. Nunca subiéndola. No se informa del que sale limpio de ella. No contamos eso.
Casi tres horas siguiendo al periodista/humorista Felip Palou, uno de los ideólogos, escobilla de váter en mano. Como los paraguas que llevan en alto los guías de Toledo que enseñan los restos del imperio a señor@s de ojos rasgados.
Teatro contemporáneo de calle, salpicado de imitaciones de Matas, Munar, Urdangarin. Hasta del rey Juan Carlos bajando la rampa. Obra del humanista Xavi Canyelles. Una ruta entreverada de los clásicos por Antoni Janer, filólogo, profesor de griego y latín. Pensador.
La Utopía de Tomás Moro como reflexión final. Es posible algo mejor. Y es cosa de todos. Quisieron lanzar el mensaje que siempre olvidamos. Esto ha sido el despiporre, pero Baleares es comunidad moderna en enchironar a políticos corruptos.
Al terminar, el trío ofreció vino. Y pincho de tortilla de patata relleno de chorizo. Como para no olvidar. El brindis fue "por la corrupción", para que nos siga dando de comer. Buen provecho.
Día 17. Viernes. 11 de marzo de 2016
El asesor que lo sabía todo.
Después de 36 horas esperando, dando vueltas en una sala, Miguel Tejeiro declaró por fin. Pero a punto estuvo de volverse a casa sin hablar. Torres y su abogado intentaron por todos los medios que Tejeiro, cuñado y enemigo de Diego Torres, no hablase. El ex asesor fiscal de Urdangarin desde 2003 y más tarde de Nóos (la galaxia sin ánimo de lucro de Urdangarin y Torres) estaba respondiendo a las primeras preguntas del fiscal Horrach cuando intervino el abogado de Torres para interrumpirle.
González Peeters advirtió al tribunal de que Miguel Tejeiro, por su condición de abogado en ejercicio, estaba obligado al secreto profesional. Es decir, no podía desvelar datos que había conocido, precisamente, por su función de asesor jurídico, aunque en realidad él ejercía de asesor fiscal.
En ese momento las juezas se retiraron a deliberar sobre si Tejeiro podía seguir declarando o no. Una hora después, se retomó la sesión. Con el miedo en el cuerpo y lleno de dudas, Miguel Tejeiro respondió solo a las preguntas de carácter patrimonial tras ser advertido por la jueza de que no podía revelar secretos de índole personal que afectaran al honor de los aludidos.
Samantha Romero exigió sigilo a Tejeiro, que para entonces ya había contado que empezó a asesorar a Urdangarin y la infanta en la primera empresa familiar: Namasté 97, una sociedad a nombre de Cristina de Borbón, de Urdangarin y de al menos dos hijos del matrimonio, menores de edad. Namasté, en sánscrito, significa Te Reverencio. Un homenaje a la luna de miel de la infanta y el duque en las laderas del Himalaya.
Tejeiro reveló que Namasté se utilizó, entre otras cosas, para marcarse un Monedero: era la caja común a la que iban los ingresos de Urdangarin y de la que salían gastos como el sueldo de Elisabeth, la empleada del hogar del matrimonio. Cuando liquidaron la sociedad fruto del triunfo del amor constituyeron Aizoon, ya sin niños de por medio.
Diego Torres siguió la declaración de Miguel Tejeiro menos relajado de lo habitual. Esta semana está especialmente serio, callado. Mucho más contenido que días atrás. Habitualmente Torres mantiene la compostura. Es un hombre de saber estar, con un aguante más propio de una infanta que el de cualquier tipo normal. El ex socio y otra vez amigo de Urdangarin nació en Menorca pero se pulió en Barcelona. Fue allí donde se hizo a sí mismo, que diría una madre. Pero ayer Torres estaba nervioso. Su estrategia de no dejar declarar a Tejeiro por su condición de abogado se vino abajo. Igual que él. Torres cruzó las piernas y entrelazó las manos. Solo las movió para toquetearse la cara, colocarse el pelo detrás de la gafa o sacar documentos de su maletín marrón. Y lo más importante, para enviar mensajes de móvil a su abogado.
- Para mi el Instituto Nóos era una asociación con ánimo de lucro. Yo sé más que otro testigo normal porque he estado dentro, dijo Tejeiro.
Miguel Tejeiro intentó evadir las preguntas de Horrach sobre las empresas en el extranjero, aunque admitió que aconsejó a sus clientes el "paquete Belice-Londres", y que éstos eligieron Luxemburgo.
- ¿El dinero de Nóos iba fuera?- le preguntó el fiscal.
- Eh...s... No puedo contestar a esa pregunta.
Entre todos le hincharon el alma a la presidenta del tribunal. Por la tarde la jueza chilló su hartazgo con la cara y no tenía ganas de repetir lo que se ve obligada a decir una media de 20 veces al día. Cuestiones como hacer preguntas limpias, sin más intencionalidad que una respuesta clara o que no introduzcan información. Cosas como que no suenen los móviles o que las partes y los periodistas guarden silencio. Aquí debería incluir al público. Pero ya no va nadie. Normas básicas de respeto que a veces pasamos por alto. A pesar del juicio, la vida sigue. Es inevitable reírse ante las situaciones surrealistas que ocurren en una sala de vistas que cada día se parece más a una sala de estar.
Miguel Tejeiro dejó claro que nunca fue el responsable de las decisiones que se tomaron en las sucesivas empresas de Urdangarin y Torres. Pero los dos declararon en su contra responsabilizando a él y a Marco Antonio Tejeiro de tramar el lío de las empresas pantalla, los empleados ficticios. Miguel Tejeiro no mató a Manolete porque era muy pequeño.
Samantha, la estricta gobernanta, anunció a través del agente judicial que el viernes 11 de marzo nadie podrá ya usar el móvil en la sala. Y a Diego Torres empezaron a caerle los chorretones de sudor por la frente.
DÍA 16: Jueves, 10 de marzo de 2016
¡QUÉ PACIENCIA!... Y TANTO
Lo de no tener que escurrirte el seso para conseguir un titular puede convertirse en una muy mala costumbre si esto sigue así. Y no parece que vaya a cambiar. Si acaso, a peor. ¡Cómo está Madrid! Y Urdangarin y Torres, Barberá, Chaves y Griñán, González...
Rubalcaba sabía lo que se hacía cuando usaba su zapatófono. Pero no tuvo más remedio que cambiarlo. En los móviles viejos de baterías inagotables no hubiese pasado lo que se supo ayer. El rey de la transparencia, de la Ley, autoproclamado estandarte de lo limpio, uno y libre, degustó por primera vez lo que ya llevan saboreando un tiempo su padre, su hermana Cristina y Rajoy. Felipe VI dejó el "Luis, sé fuerte" del presidente a Bárcenas por debajo del nivel del mar. La puntilla vino cuando respondió con un "y tanto" a un mensaje de López Madrid en el que este se quejaba de lo difícil que es España.
Mientras en Palma declaraba como testigo uno de los hermanos Tejeiro, eldiario.es publicó parte de los mensajes que Felipe VI y Letizia Ortiz enviaron a Javier López Madrid. No hubiese pasado a mayores de no ser porque el señor Madrid está enredado en la trama Púnica, lo de financiar a partidos políticos de forma opaca a cambio de obras nítidas y más. López Madrid es consejero delegado de OHL, la empresa de su suegro, Villar Mir, y uno de los que tuvo tarjeta black. Anda metido en alguna historia más.
Quién iba a pensar que durante el juicio del caso Nóos la infanta recibiría una buena noticia. Su hermano, su costilla en los años del querer, le dio una sorpresa. Felipe VI apoyó a su amigo del alma, Javier López Madrid, unos días después de que explotara el escandalazo de las black. La infanta preparó palomitas suizas para no perderse nada. Hasta que el maíz se le fue por el otro lao. No hay nada como la tortilla de patata.
Con la boca pastosa Juan Pablo Molinero, uno de los testigos sobre los que Torres y Urdangarin descargaron responsabilidades, confirmó que para los trabajadores de la empresa el Instituto Nóos y Nóos Consultoría Estratégica eran exactamente lo mismo. Era simplemente Nóos.
Molinero se reunió en Valencia con Rita B. También estaban Urdangarin y Torres. Pero no se acordaba mucho: "Han pasado muchos años". Lo que todavía no ha olvidado es cómo funcionaban. Lo comentó con un compañero de trabajo: "joder, en esta empresa no podemos llegar a nada porque no hay mandos intermedios", declaró. Y comparó a los trabajadores con "indios" a cargo de dos jefes.
Luis Tejeiro, hermano de Ana María y cuñado de Diego Torres, declaró por videoconferencia mientras se corría la voz de los mensajes del Rey.
- Ha dicho usted ante el fiscal que había empleados ficticios- apuntó el abogado de Torres.
- Sí, yo era uno de ellos.
Luis Tejeiro, efectivamente, fue testigo de que él era un empleado fantasma, pero en realidad existía. Lo mismo le ocurrió a Carlos Medina. Naroa Marcos curraba en Nóos. Ella sí. Según esta empleada real "la estructura de la empresa no era muy clara. Mis jefes eran Diego Torres e Iñaki".
Un micrófono abierto delató a Samantha Romero, presidenta del tribunal. Se le escapó un "¡qué paciencia!" ante uno de los comentarios macarrónicos del abogado de Torres. González Peeters es un letrado impertinente hasta la extenuación y un señor muy petardo. Pero es la única persona con capacidad para levantar las sesiones cuando nadie ve la luz. Sarcástico, irónico y con una retranca tal que consigue arrancar la carcajada de la jueza jefa.
- ¿Pero el Tour de Francia dura un mes?- preguntó a un testigo.
- Sí. Tres semanas y media- respondió Molinero.
- ¡Tres semanas y media no es un mes!
Y cosas de ese tipo. Paridas que solo se dicen cuando uno está muy cansado y que solo ríen las personas igual de agotadas que él. Como cuando a los críos les entra la hora tonta un domingo por la tarde después de no haber dormido la siesta. Sinsorgueces, que diría la abuela Carmen.
El otro día el Secretario Judicial (ahora Letrado de la Administración de Justicia) no encontraba lo que el abogado de Torres quería exhibir:
- Don Manuel, ¿cómo ha dicho que se llama el documento?
González Peeters se quedó en shock unos segundos. En silencio.
- Perdón, es que lo de don Manuel me ha descolocado.
Se oyeron risas flojas, muchas. La jefa del tribunal no pudo más y explotó en bajo, con la mano tapándole los ojos y la frente.
El martes el abogado de Torres preguntó a un testigo sobre el contenido de la memoria de una junta consultiva. Ni el Secretario Judicial ni has juezas eran capaces de encontrar el documento.
- Perdone señor Peeters, ¿dónde aparece esto?- preguntó la jueza.
- En Internet
La presidenta del tribunal no puede con el tono de González Peeters, provocador nato, que utiliza esa manera de hablar para arrancar alguna verdad a los interrogados. Samantha Romero no comparte esa forma tan brusca de obtener respuestas. Ella cree que cuanto más tranquila esté la persona que va a ser interrogada mayor será el éxito. Romero apuesta por un tono conciliador, que no estrangule. El abogado de Torres y ella se enzarzan con facilidad en los días eternos del juicio de Nóos. Hasta que el letrado suelta una de las suyas y todo vuelve a fluir.
Miguel Tejeiro, antes acusado, ahora testigo, fue el hombre del día. Iba a serlo porque su declaración se espera con un interés especial. Miguel Tejeiro fue asesor fiscal de los jefes de la tribu, que le señalaron con el dedo. Al final siguió siendo el hombre del día, pero porque se tiró unas 11 horas esperando su turno en un cuarto contiguo a la sala donde se celebra el juicio. Y se tuvo que marchar porque no dio tiempo a que hablara.
Vuelve hoy. La declaración será larga. Ayer dos de los cuatro testigos empezaron a desmontar la defensa de Urdangarin y Torres. Lo esperado es que Miguel Tejeiro también vaya por esa línea. Si los testigos que tienen que declarar apoyan a Miguel Tejeiro, serán dos jefes contra 364 indios.
Día 15. Miércoles 9 de marzo de 2016
LOS TESTIGOS (CON)FIRMAN o LOS TESTIGOS (CON)FIRMARON
Ya queda menos. En el juicio por el caso Nóos solo falta que declaren 371 testigos. No, 368. Tres ya han palmado. Así empezó el día. Con un frío de muerte.
Varios de los nueve testigos interrogados ayer son funcionarios de carrera. Media vida en las tripas de la Administración que les convierte en expertos del cómo sí y cómo no. Nunca del porqué. "No era mi competencia" y "no me informaron nunca" sustituyeron al "lo desconozco" o "no lo recuerdo" de hace unos días.
Josep Barceló fue gerente de la Escuela Balear del Deporte entre 2003 y 2007. Un día preguntó a su jefe sobre el contrato de una persona, "la única pregunta que hice en cuatro años", dijo. El de arriba le contestó vuelva usted mañana o ja te diré coses, que en Mallorca es lo mismo. Significa: que te den.
Antonio Amengual se enteró por casualidad de que era el secretario de la Junta de Patronos de la Fundación Illesport. Oficialmente era el Secretario General de la Conselleria de Presidencia y Deportes del gobierno de Matas. "Yo firmaba" –reconoció– "sí, me equivoqué". Amengual firmaba las actas de las reuniones que nunca se habían celebrado. Solo había que estampar un garabato. Aunque fuera de mentiras.
Dentro de la causa gigante de Nóos existen 22 actas de la Junta de Patronos de la fundación en cuestión. Todas firmadas. Solo fue verdad una, la primera. Para más inri se celebró en el despacho que Jaume Matas tenía en el parlament.
Lo calcularon todo al milímetro. Eran tan conscientes del engaño que una vez corrigieron una de las actas porque la fecha coincidía con un viaje del president. Así que mintieron con una verdad. Matas no fue a la reunión falsa porque estaba fuera de Palma. Si hubiesen cambiado la fecha habrían ahorrado tinta. Pero entonces no había problemas de gasto.
- ¿Usted se inventó el contenido de esta acta?- preguntó la fiscala mientras le mostraba el documento.
- No, señora. Se lo inventó el gerente- respondió Amengual, como ofendido.
- ¡Pero usted la firmó!
- Sí, señora.
Para agilizar las cosas de la Fundación Illesport Matas creó una Comisión Ejecutiva. Es decir, una Junta de Patronos chiquitita con idénticas competencias. La formaban 3 personas: Dulce Linares, jefa del Gabinete del presidente, Pepote Ballester, director general de Deportes y Javier Cases, jefe técnico de Turismo.
En el año 2003, cuando formó gobierno, el president hizo un cambio en el organigrama. Matas unió las carteras de Presidencia y Deportes y puso a María Rosa Puig al frente. No era experta en ninguna de las dos materias, pero era del PP. Y tenía muy buena imagen. Contaba con Pepote Ballester en deportes, una persona en la que Matas confiaba porque "era el hombre de la Casa Real en el govern", como dijo en su declaración. En realidad el conseller de Presidencia era Ballester.
La unión de las dos carteras (Presidencia y Deportes) solo se entiende ahora, desde la perspectiva que dan los años y los hechos. Creando la Comisión Ejecutiva de la Fundación Matas se aseguraba el control absoluto de la misma. Y así con todo. Era el hacer de la época. Fue creando mini feudos para tenerlo todo atado. Unos le aportaban la parte técnica, otros la confianza y otros simplemente la cara.
Su jefa de gabinete en aquellos años era Dulce Linares, que abrió la ronda de testificales. Linares era los ojos y los oídos de Matas. Pero ayer se sacudió la culpa: "los proyectos importantes venían de Matas. El resto de Ballester", confesó. También declaró Joan Martorell, jefe de prensa del líder. Le bastaron trece minutos para creer cosas, como que formaba parte de la Fundación o que firmó alguna de las actas.
En esos tiempos Joan Flaquer era Conseller de Turismo. No era casualidad que también ejerciera de portavoz del gobierno. Turismo ha sido siempre la reina madre de las carteras en las Islas. Un par de ejemplos: Francesc Antich fue el president de un gobierno formado por seis partidos. En dos años hubo 4 consellers de la cosa. En esta legislatura el responsable de Turismo es el vicepresidente de govern (de un partido distinto al de la presidenta Armengol). El que pilla Turismo gana.
Matas fue ministro de Aznar durante tres años. Los suficientes para estudiar, desde fuera, cómo había que proyectar la imagen de las Baleares. Volvió a casa por la puerta grande porque arrasó en las elecciones. Era el momento de poner en marcha el plan. Había que darle un empujón al deporte. Concretamente al ciclismo. En ese contexto empezó la relación con Urdangarín y Torres.
Por eso ayer declaró José Miguel Echávarri. Fue el Director Deportivo del equipo ciclista Banesto, "el más importante del mundo" según Matas. Con Echávarri llegó el momento de oro del día. Los tambores tronaron en el cielo de Calanda cuando conectaron con Pamplona por videoconferencia. Cine de autor es poco para describir la escena. El plano imposible perdía fuerza cuando alguien tiraba de la cadena en la habitación contigua.
Echávarri se encargó del equipo ciclista Illes Balears. Y llevó hasta París coches con pegatinas. Hasta la Torre Eiffel les hacía la reverencia. Matas, ese emperador. De imperio, no de pez. Sabría mucho de ciclismo, pero la imagen se le fue de las manos a Echávarri. Si hubiese que poner el nombre de una peli a la videoconferencia de ayer sería algo así como Anacleto agente secreto o Historias de la puta mili. Alguien dijo que mejor Pinocho. Echávarri se fue por las ramas, pero la presidenta del tribunal le ató en corto: "Estoy advirtiendo cierta imprecisión o vaguedad en sus respuestas", le recordó Samantha Romero. Y le advirtió de las consecuencias.
La clase de Publicidad llegó con Miguel Ángel Fontán, un señor que mide el tiempo y el valor. Era el Director Comercial de Sofres, la empresa de audiencias que trabajó para Nóos cuando se entendían con los capos de Baleares. Fontán dio una clase de marca en dos frases: "¿Qué relevancia tiene que cocacola patrocine los Juegos Olímpicos" y "Nadie quiere que le patrocine el cártel de la droga". Hasta el abogado más disperso lo entendió.
El abogado de Torres y los fiscales fueron los únicos que preguntaron a todos los testigos. A González Peeters le salió el día redondo. Consiguió que todos los testigos dijeran que los Foros por los que el govern balear pagó más de 2,5 millones de euros fueron un éxito. Mientras Torres, desde la última fila, asentía con la cabeza.
La abogada de Manos Limpias aprovechó el día para trabajar pegada al ordenador. La letrada no preguntó, así que dispuso de nueve horas para avanzar en otros casos. Para aislarse del ruido se metió en las orejas unos tapones de esponja naranja. Fue la más lista.
Escuchar lo de ayer fue de arcada.
RECESO. Martes 8 de marzo de 2016.
Obispo en chándal y lencería china.
Quién iba a decir cuando tomaron aquel café de puchero en la chabola de La Celsa que Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia tendrían que esconderse algún día. O cuando a la reina se le derramó la pena en el funeral de su suegro. Fue un lo siento, papá del rey, emitido con maestría por aquella señora tan "profesional". El llanto de una mujer transmite lástima. El de un hombre, orgullo y valentía por permitirse llorar. Y ese día al rey se le puso la nariz roja y le salieron vidrieras en los ojos. El resto se lo dejó a Sofía. De Grecia.
La infanta Cristina hizo algo parecido hace unos días pero no le brotó el agua salada. Si el juicio por el caso Nóos se estuviese celebrando en la península (Madrid o Valencia), quizás Cristina de Borbón no se hubiese atrevido a decir lo que dijo. Porque dijo muchas cosas a pesar de que estuvo más tiempo callada que respondiendo. La infanta perdonó a su padre, pero no a su origen. Dicen que el pasado siempre vuelve.
Y la cuñada de Letizia lo repitió varias veces. Cada año acudía a 100 actos en representación de la Familia Real. Quisiera o no. Y eso le quitaba vida normal para estar pendiente de sus hijos y de su manduca. La infanta reclamó el espacio privado que nunca tuvo. Una cosa por la otra. Un trueque: tú me controlas, de acuerdo. Pero luego apechugas. Se lo dijo a la institución, al sistema. Como te digo una co, te digo la o.
Fue lo más destacado de la primera parte del juicio-juicio. Pasada esta primera vuelta, lo que llega a Palma a partir de hoy puede cambiar mucho la nota final. Este fin de semana el vermú del domingo tuvo dos protagonistas, la infanta y Urdangarin. Torres, como si no existiera. Y del resto como quien oye llover. "Te quedarás más tranquila ahora que ha terminado lo de Nóos, ¿no?".No. Ni mucho menos. Ahora es cuando empieza el baile. La yenka.
Los días bonitos de esta semana serán miércoles, jueves y viernes. Hoy martes, que es el lunes en Nóos, un precalentamiento. En Baleares tiene recorrido porque los testigos son de casa. Y casi seguro que se quedará aquí. El miércoles será cachondo. Miguel Tejeiro responderá como testigo después de que tanto Torres como Urdangarin dijeran que él era el malo. Malísimo. El peor. Un ogro. Gargamel fue acusado, pero si contaba bien el cuento le daban chuches, así que le compraron un tanque. Ahora es testigo y solo dirá verdades a cambio de azúcar.
El jueves haremos números. Carlos Masía y Antonio Ballabriga no dicen mucho. Todo llegará. Atentos a estas dos declaraciones. Un notario y un director de Responsabilidad y Reputación Corporativa del BBVA. Lo que habrán visto esos cuatrojos.
La semana morirá con tres peces que nadan sin ahogarse: Rosa Estarás, la Esperanza Aguirre mallorquina; Rodrigo Rato (imposible resumir, una obscenidad), que hablará por el Skype, y el jefe de la casa del jefe: Alberto Aza. Amigo del rey Juan Carlos, fue jefe de la Casa unos años. Hasta que ya no.
¿Dónde estarán Juan Carlos I y Sofía de Grecia? El uno haciendo de Chicote amable mientras cata por el mundo. Y la otra cerrando maletas destino Palma, que hay posado el Domingo de Resurrección. Aunque igual no se atreven. Teniendo en cuenta el cisco que hay, lo mismo la reina madre no quiere besarle el pedrusco al obispo de Mallorca, pillado en chándal abriendo el portón del palacio episcopal a una señora pija a rabiar que acababa de comprarse ropa íntima en un chino.
Cada uno en sus miserias y Dios en las de todos.
Mallorca era una fiesta. Y lo sigue siendo.
DÍA 13. Jueves 3 de marzo.
El cuajo de Cristina Federica.
El día histórico llegó. Y en una hora se fue. Fin del cuento. No es tan así pero casi.
A las seis y trece del día 13 Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia tomó asiento. Urdangarin le dejó la silla caliente después de diecisiete horas de nomeacuerdos. El acusado Trinxet, que se sentó después del vasco, casi ni apoyó el trasero.
Y ahí estaba ella, bastante decente de cara. A los que tienen sangre azul no se les nota el alma ni en los ojos. Cuentan que parte de su educación, desde niños, consiste en aguantar. Literalmente. Aguantar sentado en una silla. Aguantar de pie con tacones de aguja. Aguantar el frío sin que te lloren los ojos. Aguantar la risa y el lagrimón. Clases de aguante. Resistencia mental de corazón envuelto en hierro. Y hasta parecen humanos. Equilibrismo vital crónico.
La infanta Cristina se enamoró de un tipo normal. Guapo pero normal. Jugador de balonmano del Barça y de la selección española pero del montón en argot palaciego. No debió ser fácil convencer a sus padres de que aceptaran en casa a un chaval sin carrera, con novia y sin protocolos. Se casaron en el 97 y les hicieron Duques. El comentario general era el braguetazo que había dado la infanta. Aplausos para Cristina.
El desaparecido diario Egin publicó esto: "El jugador del Barcelona Iñaki Urdangarin se casará el próximo otoño en Barcelona con su novia Cristina. El internacional vasco pone fin de esta forma a los rumores que apuntaban a su paso por la vicaría". La razón de dar así la noticia era otra, pero refleja lo que pensaron muchas madres cuando vieron al vasco en la pedida de mano, de traje, dando un paseo en pareja por los jardines de Zarzuela.
Entonces Urdangarin dejó su trabajo y se puso a estudiar. Quedaba como pobre que no tuviera título. Solo había que pulirlo un poco. Así que empezaron a darle forma. Don Iñaki se licenció. Con el título puesto hizo un máster. Ya iba pareciendo otra cosa. Después entró en el Comité Olímpico Español. Y fue vicepresidente. Mientras tanto tuvo hijos y fue el acompañante de su mujer en los actos de representación como miembro de la Familia Real. Y encima sonreía.
Hace meses, quizás años, que a Urdangarin le hacen gracia pocas cosas. Si vivir con escolta tiene que ser lo más parecido a que suplanten tu sombra, ser consciente de que tu propia vida se la saben mejor los alfareros que la moldean que tú mismo debe de ser una condena de por vida. Un gran hermano infernal. El Show de Truman real.
Don Iñaki reclamó un lugar para él. De lo que más sabía era de deporte, pero mientras estudió conoció a gente potente. Sus contactos deportivos, con los aportados de su matrimonio y con la difusión que entonces les daban las revistas de lo rosa, a nadie le pareció mal que el yerno ideal quisiera tener un trabajo. Un curro en condiciones. Un oficio pagado.
Y en esas estamos donde estamos. Con un rey que a la francesa dijo hasta más ver. Así sus lo comáis. Y se quedaron solos. Con privilegios, pero solos. Sin apoyos. Del paraíso a la tumba sin parada en el purgatorio.
Causó sorpresa la declaración de la infanta. No quiso contestar a la única acusación que le señalaba. Optó por aguantar 40 minutos de preguntas sin mover casi la ceja. No se vino abajo, ni le tembló la voz. Nada. Cristina de Borbón es la única acusada en el juicio por el caso Nóos que ha mantenido su versión desde el primer día. Ella confió en su marido. Y todo lo supervisaban. El chollo de cualquiera. No preocuparse de los números, los IVA soportados ni los repercutidos. Nada. Hasta pagaban con su tarjeta sin tener que ir personalmente ella a comprar algo.
No dudó la infanta en mantener que confiaba en su marido. Y en Carlos García Revenga, el secretario de las infantas. Y en el asesor fiscal de la Casa del Rey, Federico Rubio, el funcionario de Hacienda que se encargaba de los engorrosos números. Cristina de Borbón también confiaba en sus compañeros de trabajo de La Caixa. Y en José Manuel Romero, Conde de Fontao y abogado del rey Juan Carlos.
La infanta se alineó con su marido y con Diego Torres, desafiando las leyes familiares monárquicas. La traición se paga. Y la sedición más. A la infanta la echaron de la familia. Y se acababa el problema. Nada de eso. Lo que dijo ayer Cristina de Borbón fue: os avisé.
Lástima que no contestó a la letrada de Manos Limpias. Virginia López Negrete empezó el día metiendo la pata hasta el fondo. Estaba interrogando a Urdangarin cuando exhibió un mail de don Iñaki al rey Juan Carlos. El correo electrónico llevaba estampado con letras grises gordas un "no admitido". Antes de responder, el vasco leyó en alto: "Pone no admitido". La presidenta del tribunal quiso comprobarlo y abandonó la sala con sus dos compañeras. Tardaron 26 minutos de reloj en advertir que ese mail no formaba parte de la causa.
Los malpensados creímos que la abogada de Manos Limpias había intentado colársela al tribunal. Otros pensaron que no fue intencionado. Negrete de ingenua tiene poco y sus habilidades sociales le ayudan tejer redes en las que después se apoya. La culpa fue de González Peeters, abogado de Torres, que le pidió perdón en público y en privado. Negrete llevaba preparados unos mails de Corinna, pero no se arriesgó a exhibirlos porque ya no sabía si habían sido aceptados o no. Fue una cuestión técnica. En la causa hay más de cien mil documentos, foliados de tres formas distintas. Un carajal.
Era un correo que envió Urdangarin al rey Juan Carlos el 10 de septiembre de 2004. Don Iñaki le pedía a su suegro que personas tan relevantes en lo deportivo como Bernie Ecclestone, Joseph Blatter o Jacques Rogger "podrían venir si el Señor les anima a aceptar la invitación". Algo tenían pensado organizar. A Negrete le cayó la del pulpo porque ese documento no figura en la causa. Justo ese. Pidió perdón, pero en ese momento ya había perdido la batalla en uno de los interrogatorios más importantes para la acusación ejercida por Manos Limpias. Fue consciente y se vino abajo.
Pero nada más empezar la tarde volvió a su ser. Y durante 40 minutos se marcó un monólogo de preguntas que nadie respondió. Ya había dicho la infanta que ella solo iba a contestar a su abogado, pero la persona que había llevado hasta allí a una infanta de España quiso consignar las preguntas. Por aquello de que conste.
La infanta defendió a su marido. Quiso formar parte de Aizoon, junto a su marido, como apoyo al proyecto que emprendió el Duque. Disculpó a su padre, pero habló de la Casa Real como la controladora de todo. Ellos les asesoraron. En reconocer eso fue valiente. En decir que ella no conocía nada porque no le parecía procedente hablar de esas cosas con su marido fue cínica. Y en refugiarse en su papel de madre de cuatro hijos pequeños sin tiempo más que para ellos y para los actos institucionales no fue creíble. "Todas las mañanas les llevaba al colegio, después de desayunar en familia", declaró la infanta en una estudiada respuesta. Su marido se ocupaba de traer dinero a casa. Ella del resto. Aunque en su casa hubiera personas de servicio en vez de abuelos para cuidar de sus hijos. Meter a los niños en esto fue ruiz, que diría Rajoy. Y bastante machista.
DÍA 12. Miércoles 2 de marzo.
Del "Señor Torres" a Diego... '¡Et voilà!'
Al segundo día de Urdangarin con el micro enchufado, se refirió a Diego Torres como "Diego". En plan minimalista. El viernes le llamó "Señor Torres", pero roto el hielo se acabó la rabia. Pobre chucho. El desarrollo natural de la evolución otorga a la supervivencia un recorrido sin límites.
El bombazo llegó a primera hora de la mañana, mientras Rajoy le decía a Sánchez que él no había traicionado al Rey. Rozando el delirio, don Iñaki reconoció: "No éramos expertos ni en ciclismo ni en nada". Ni-en-nada. Tan español, tan patriótico. Tan real.
Pero el petardo bueno lo dio a las 10.34h. Preguntaba el fiscal sobre las declaraciones de la renta de la infanta y esposo. Urdangarin nombró a Federico Rubio, el alto funcionario de Hacienda que, según declaró Diego Torres, era el que cada mes de junio se encargaba de ordenar las cuentas del matrimonio y de los de Zarzuela.
-¿Quién era Federico Rubio?- preguntó Horrach.
-Federico Rubio es un asesor, entiendo, que venía de la Casa del Rey- respondió don Iñaki.
En la sala de prensa solo se escuchó el silencio, después de un revelador uy. Eso era un et voilà gabacho que hasta los españoles somos capaces de entender sin traductor. Et voilà, en el contexto de Nóos, significa muchas cosas. Don Iñaki y el Señor Torres: esos amigos, la primera de ellas. Tan cercanos que se atreven a cambiar su declaración en el momento más chungo de sus vidas.
Cuando el juez Castro investigaba sobre las tropelías del listo y el guapo, Urdangarin declaró que las decisiones de Nóos las tomaba Diego Torres. Sin embargo ayer recordó que no, que quienes decidían eran los cuñados de Torres. De Miguel Tejeiro salía "la estrategia fiscal. Y lo ejecutaba Marco Antonio Tejeiro" dijo Urdangarin.
El marido de la infanta se reunió con Rita Barberá y Paco Camps para hablar del Valencia Summit. Hasta ayer. En realidad Urdangarin fue a ver a Rita para ofrecerle los servicios de Juan Pablo Molinero en la Copa América.
- ¿Tuvo pérdidas Nóos?- cuestionó el fiscal.
- Desconozco los asuntos contables.
En instrucción contestó: "No".
Y así hasta 20 veces.
"Supongo que...y es suponer...y eso no es bueno", unas 200. No hizo falta que llegara el turno de la abogada de Manos Limpias para sacar el tema de la Casa del Rey. Urdangarin lo hizo solo, sin nadie que le empotrara contra el muro. Tiró directo a portería. Aunque igual fue al poste. El cuñado del Rey nombró al abogado de Juan Carlos I, el Conde de Fontao, como persona que le recomendó lo que debía hacer cuando la cosa se puso fea.
En el año 2005 surgieron los primeros comentarios negativos sobre los negocios de Urdangarin en Nóos y su imparable carrera como vicepresidente del Comité Olímpico Español. Incluso se daba por hecho que ocuparía un puesto en el Comité Olímpico Internacional. Ese mismo año, el Parlament de Baleares había sido testigo de la pregunta que después se fijó como punto de inflexión en la caída del Duque. José Manuel Romero, Conde de Fontao, hombre de la confianza del antiguo rey, le ayudó a desvincularse de Nóos. Y después remató: "Yo no daba un paso en mi vida sin consultárselo al señor Revenga".
Carlos García Revenga fue, durante muchos años, secretario de las infantas, que en lenguaje monárquico quiere decir algo así como señor de compañía, escudero, acompañante, perchero, cobijador de secretos, correveidile. Un poco de todo. Un hombre de la corte en la calle que acabó como el rosario de la aurora. Otro apestado en Zarzuela.
Es curioso observar y comparar el lenguaje que utilizan cada uno de los acusados para hablar sobre la una misma cosa. En su día Jaume Matas se refirió al famoso partido de pádel en el palacio de Marivent como un "acto lúdico". Para Urdangarin, más llano, fue una "reunión de verano". Todo es relativo. Incluso la capacidad de las personas ante distintos retos, según la posición en la que esté.
Iñaki Urdangarin estudió Ciencias Empresariales en la Universidad de Barcelona. Tiene un master de ESADE en Administración y Dirección de Empresas. Y completó su formación con un curso de Consultoría Interna en el mismo lugar. Sin embargo, "si usted me hace un examen de contabilidad, no lo supero", reconoció el marido de la infanta, con ojos de cordero, ante la abogada del Estado. Hasta que le tocaron la fibra.
A don Iñaki le irrita especialmente cada vez que alguien chincha con lo de Nóos, esa asociación sin ánimo de lucro. Y defendió su tesis: " Sin ánimo de lucro no significa que no pueda generar superávit, siempre que este superávit sea reinvertido en el objeto social de la asociación". Lo dijo de corrido. Le salió del alma. Muy digno. Y después apeló al valor de las ideas y al talento. A la sesera de toda la vida. Pero se le pasó enseguida.
- ¿Quién llevaba el diseño gráfico?- preguntó el fiscal.
- Uy, ahora no me acuerdo..., replicó despistado el ex duque.
Filosófico y olvidadizo. Pero generoso. Urdangarin le dejó pasta a Torres para comprarse una choza. Al cabo de unos meses su socio se lo devolvió. Como toca. La amistad no tiene límites. Y mucho menos cuando la panoja está en medio. De dónde salió aquello ya es otro cantar. Pero amigos eran.
Le estaba interrogando el abogado de Baleares y don Iñaki no entendía la pregunta. Se la hizo tres veces y ni por esas. Su abogado le echó un cable y después de 8 horas declarando (una jornada normal de los que tienen trabajo), se levantó la sesión. Por resumir la historia se puede decir que Urdangarin dejó varias verdades para la posteridad. Cuando terminó de declarar, don Iñaki volvió a su sitio. Y en un corrillo Diego Torres y Alfonso Grau le explicaron la pregunta.
Su "señora", como él le llama, escuchó atenta y ojerosa toda la declaración. Los últimos días lleva el pelo más trabajado, con las puntas ligeramente hacia afuera. Si todo va igual de rápido que la tarde de ayer, lo mismo tenemos infanta este jueves a última hora de la tarde.
DÍA 12 (Receso). Miércoles 2 de marzo.
El fiscal está triste.
El viernes el fiscal Pedro Horrach cenó en su casa con un par de periodistas. Quizás tres. Les contó que la presidenta del tribunal le tiene manía. Como que no le ajunta. Que le corta y le dice cosas feas. Y que igual no aprueba esta asignatura. Como mucho irá a septiembre. El que no haya suspendido nunca no sabe lo que es estudiar de verdad.
Esta semana Nóos empieza en miércoles. Y viene fogosa después del día de les Illes Balears, la salida de la cárcel de Arnaldo Otegi y la cosa esa del Congreso. Ha nevado en la Serra de Tramuntana, pero abajo la temperatura media es de 20 grados.
A Baleares le pasa lo mismo que a Urdangarin y Torres. Antes perfume, ahora hedor. Verano rebosante. Invierno famélico. El mercadeo empieza a asomar después de la temporada baja, cada vez más corta.
Independientemente del tiempo, esta cuarta semana de interrogatorios trae lo gordo. Y coincide con la apertura de los hoteles. Será una gran temporada. Don Iñaki volverá a no saber nada. Cuando termine con sus Nóos y sus noes le tocará declarar a Salvador Trinxet, al que solo acusan de blanqueo. Solo. Lejía en vena. Y terminaremos con la infanta. O tampoco.
Hoy Horrach le hace otro test al cuñado del Rey. No parece que vaya a dedicarle tanto tiempo como al Señor Torres, divagador nato y ardilla verborreica. De momento es un misterio. Dicen que la sentencia de Nóos está redactada en un 80%. Que lo de los acusados en un paripé para cumplir. Sería una desgracia creer algo así, asumir una entente cordial que descargue culpas en dos personas que solo hacían lo que les decían. A mandar. Que como mucho condenarán a la mujer de Diego Torres a dos años de cárcel. O sea, que ni la pisará. Desde hoy y hasta el viernes escucharemos mucho sobre la Familia Real. Seguramente más en las preguntas que en las respuestas. Manos Limpias saliva.
Ha sido un detalle que la segunda votación para no elegir a Pedro Sánchez presidente del Gobierno sea el viernes por la noche. Por lo de no contraprogramarse. ¿Qué es más noticia? ¿Un presidente nuevo o una infanta declarando en el banquillo?
Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseaos. Es de 1934, pero como si fuera de hoy mismo.
DÍA 11. Viernes, 26 de febrero de 2016
De "Don Iñaki" al "señor Torres".
Así se refieren el uno al otro y el otro al uno. Otra vez, las formas.
Don Iñaki y el Señor Torres están más unidos que nunca. La infanta y Ana María Tejeiro igual. La imagen es de ayer. Son esas cosas que pasan cuando la señal televisiva del juicio, la que vemos los periodistas desde la sala de prensa, o la que compran los medios, se apaga. Solo los que están dentro de la sala de vistas, y miran, lo ven.
Parece que han pasado tres meses desde que empezó el juicio. Y son 12 días nomás. La primera jornada de interrogatorios fue la más difícil para los acusados. Se enfrentaban a un tribunal, a las partes, a las defensas, a la prensa y al público. Los 17 en medio. Solos. Por debajo de todos los demás. A unos 10 centímetros. Los acusados son los únicos que están a ras del suelo. Al resto nos ponen tarima. Es su primera condena. Para ir abriendo boca.
Nadie imaginaba ese primer día un gesto entre el Señor Torres y Don Iñaki. Ni entre sus mujeres. Menos aún entre Matas y Pepote Ballester, aquí en Mallorca. Pero la relación ha ido evolucionando hasta el punto de ver a la infanta ayudando a colocar su chaqueta a la mujer de Torres. Eso ya es de amigas. Ahora, cada día, al llegar a la sala todos se saludan. Comparten klínex y confidencias, que más o menos es lo mismo. Y se ponen la mano en la boca para que no les leamos los labios. Si los ojos no hablasen serviría. Se nota que ya no se sienten tan solos.
Llevaba el Señor Torres ene horas declarando, cuando su abogado, Manuel González Peeters, solicitó al tribunal parar un momento para hablar con su cliente. "Serán cinco minutos, señoría, o menos". Aceptado. El defensor de Torres se levantó para arrastrar a su cliente fuera de la sala. Entonces la presidenta del tribunal hizo lo mismo. González Peeters insistió: "No será nada, señoría, un minuto". Y Samantha Romero dijo que prefería no ver. No contaminarse de lo que pudiera escuchar. Para no interpretar. Para alejarse de lo que sabía que iba a pasar. Otro día más se blindaron del veneno. Lección de pulcritud. Inmaculadas, las tres juezas se retiraron.
Y aquello fue como una desbandada. Ni en la lonja. Empezaron todos a tomar posiciones. La hermana de Urdangarin se acercó a Don Iñaki. Cuando la infanta se levantó a estirar un poco las piernas ya tenía a sus abogados encima. De repente la sala se quedó casi vacía. En menos de un minuto entraron todos en tropel. Se sentaron. Volvieron las juezas. Y cuando Samantha Romero le dio la palabra al abogado del Señor Torres, González Peeters confesó:
- No hay más preguntas, señoría.
A nadie le extrañó la decisión del abogado de Torres de parar de preguntar. Excepto a los periodistas. Fuimos los únicos sorprendidos. Aquello olía a pacto de caballeros. Pero los de la prensa fuimos los únicos en no enterarnos. Qué pardillos.
Y así, sin más, Don Iñaki ya estaba declarando. El día que parecía que no iba a llegar nunca fue ayer. Años de dudas, de tensiones, de presiones. De depresión. Años de juego sucio, de mentiras. Y de algún quizás. Años de cotilleo, de pelus de barrio. De chafardeos del Pronto. Y de silencios del ¡Hola! Años de mejor no saber.
Urdangarin tampoco sabía: "Yo no me acuerdo de toooda mi vida profesional al detalle". El marido de la infanta supuso, entendió que, imaginó. Y luego no fue "conocedor de esa materia" hasta que le pillaron; pero no negoció nunca, ni firmó una cosa con su firma estampada. Don Iñaki ha conocido muchas cosas a través del procedimiento. Pero que todo muy bien. "Yo me dedicaba a lo que me dedicaba". Y eso era "el área del deporte y las relaciones personales". Fue lo más parecido a la realidad que se atrevió a decir Don Iñaki.
- ¿Usted dirigía Nóos?, preguntó el fiscal.
- Dirigir, dirigir...
El ex Duque dio por buena la versión de Torres de que todo se había hecho bien. Dijo que "en el Instituto Nóos coexistían empleados, personas que pertenecían a muchas empresas" distintas. Y lo dijo todo como con ligero deje mallorquín. "El tema presupuestario creo que ha quedado muy bien explicado", se le escapó a Urdangarin. Sí. Torres le había dado caña durante casi 30 horas. Y vuelta la burra al trigo.
Veintidós minutos después de empezar su declaración, Iñaki Urdangarin nombró a Miguel Tejeiro. El cerebro del mal. El Angela Channing de Nóos. El obispo de Mallorca (esto otro día). Había empezado a interrogarle el fiscal Horrach mostrándole un mail que el propio Urdangarin envió a su mujer el 5 de abril de 2004. Era lunes.
El correo electrónico empezaba con un "Kid", una manera cariñosa de llamarse entre ellos. Y entonces el fiscal preguntó:
- ¿Hablan ustedes en clave?
Ahí empezaron a jugar al pinpón la presidenta y el fiscal. Samantha Romero le dio otro repaso a Horrach. En las facultades de Derecho lo pondrán de ejemplo.
- ¿Quién lo negociaba?- preguntó finalmente Horrach.
- Yo no.
- ¡¡¡¿Quién?, ¿quién?!!!
- Entiendo que sería... Juan Pablo Molinero- respondió por cortesía el vasco.
- ¡Señor Urdangarin, Nóos Consultoría Estratégica no es una multinacional!-, desesperado Horrach.
- ... Era un proyecto un poco atípico, que funcionaba solo....
Después del bochorno, Don Iñaki se refirió a la que fue su secretaria como "doña Julita Cuquerella". El fiscal Horrach como "Julita". También se había referido a Pepote Ballester como Pepote. A secas.
Faltaba un cuarto de hora para acabar la sesión cuando la abogada de la Generalitat Valenciana interrumpió el interrogatorio. Que si se podía ir porque perdía el avión. Estuvo feo. Porque era como si le diera la espalda al juicio. Y también a la comunidad a la que representa. Pero se fue con la toga puesta. Había dejado su maleta en una esquina de la sala.
La cosa se retomó, pero a los pocos minutos el abogado de Don Iñaki volvió a cortar el rollo: "Señoría, yo al menos sufro por la hora de embarque".
Y la sesión terminó, claro.
Pornográfico. Y todo muy cutre.
En un momento del interrogatorio, Don Iñaki miró al cielo. Igual que el día que bajó la rampa. Exactamente igual. Como pidiendo clemencia.
DÍA 10. Jueves 25 de febrero de 2016.
Diego Torres III. "Si me meten 20 años, yo me muero en la cárcel".
Hasta la hora de comer esta crónica iba a llamarse "Cuando Rita habló, Diego Torres calló". El caso es que después del jalamandrú (¡vuelve, Peret!) Torres siguió hablando y el título quedaba como viejo. Cuando Rita habló, Torres se cayó. Vale. Pero tampoco.
20 horas dándole a la sinhueso a todo trapo hicieron mella en el ex socio de Urdangarin. Mentira. La artífice de que, por primera vez en tres días, Torres pareciera humano fue María Ángeles Berrocal, la abogada que representa a Baleares. Aunque sea Virginia López Negrete, de Manos Limpias, la que pase a la historia por conseguir graparle la boca.
María Ángeles Berrocal resolvió con maestría lo que no supieron hacer ni el fiscal ni la abogada del Estado. En once minutos de interrogatorio consiguió sacar de sus casillas a Diego Torres. La clave vino después. Es complicado de explicar, pero merece que conste. Berrocal solicitó que se vieran unas facturas (desde 2004) con conceptos como:
- Comisión de patrocinio en especie por el Illes Balears Fórum 2005.
- Pago a cuenta de comisiones futuras (8 facturas con fechas distintas e importes de 2.725 €)
- Fotocopias en color A-4 (1 factura de 62.000 €)
- Turismo y atenuación de la pobreza.
- Viaje por la isla con escala en Valldemossa (con Viajes Simpatía)...
... Y un porrón de facturas con distintas fechas pero similares conceptos e idénticos importes. Había facturas de 5.800€, alguna de 7.000€ y hasta de 33.500€. El abogado de Torres, desconcertado, protestó.
La diferencia entre el interrogatorio de la abogada de Baleares y el resto fue de forma. Berrocal formuló preguntas muy concretas envueltas en un tono que sonaba a delicia pura. Suave. Aparentemente poco efectista pero muy efectivo.
Durante más de una hora, el tiempo que tardó Berrocal en señalar esas primeras facturas, Torres no abrió la boca. Las que sí hablaron fueron la abogada de Baleares y la presidenta del tribunal. Torres tragó con el feo. Para él es trágico que le roben la vez. Ha estado monologando durante dos días seguidos. Él habla. El resto escucha. Ya no. Ayer tuvo que aguantar el chorreo. Para mantener el equilibrio mental entrelazó sus manos y apretó las muelas. Su cara daba entre miedo y pena.
Después de otra remesa de facturas con notas a mano, Diego Torres empezó a contestar. "Pues mire, va a ser que no me consta", "ese archivador me da mucho miedo porque son notas de otro señor", "el concepto de Logística es muy amplio", "esas facturas no estaban en la contabilidad" o "era una oficina diáfana y no había ni armarios" fueron algunas de sus respuestas. Ya no podía hacer discursos, ni explayarse, ni divagar. Berrocal hizo trizas la estrategia de Torres. Y así llegamos hasta el primer receso de media hora.
Durante el descanso Torres confesó a dos periodistas sus impresiones:
- Mi principal problema es el juicio que ya se ha hecho fuera. Ahora tengo que demostrar todo.
- ¿Está a tiempo de cerrar algún pacto?
- Siempre hay tiempo, -respondió- pero no es la intención.
Y entonces mostró abiertamente su debilidad:
- Si me meten 20 años, como piden algunos, yo me muero en la cárcel.
El día había empezado con Matas queriendo conquistar la máquina de café. Como ya maneja la del agua fue a lo difícil. A punto estuvo de sacar el vaso con el molido a medias, pero la cosa no fue a mayores. El ex ministro puso en valor la inteligencia de Torres. Le interesa lo que dice. Y le afecta de forma directa.
Matas lleva toda la semana calzando botines acharolados pintones pintones.
- Lleva usted unos zapatos muy originales- rompió el hielo CTXT.
- Sí, pero se me abren de aquí- dijo señalando la junta del empeine. Ya no se hacen zapatos como antes.
La conversación derivó en la decadencia de la industria del calzado, de la referencia mundial de Inca en el sector del pie.
La sesión se retomó. La abogada de Baleares acabó, satisfecha, su interrogatorio. Aunque pasó desapercibido, la intervención de Berrocal será relevante en el momento en el que el tribunal valore cada prueba. Cuando eso ocurra sabremos por qué.
Entonces llegó uno de los momentos más esperados por la prensa. Dentro de la sala aparecieron el silencio y la tensión. El interrogatorio de Manos Limpias dejó mudo a Diego Torres. Literalmente. La cosa se lió en la cuarta pregunta que formuló Virginia López Negrete: ¿Qué función tenía la infanta en Nóos? Y el abogado de Cristina de Borbón saltó. Esa pregunta no valía porque se refería a Nóos. Y la infanta está imputada por Aizoon, no por Nóos. La presidenta del tribunal admitió la pregunta.
- Que conste mi protesta- dijo el abogado.
- Así constará- zanjó la jefa.
- La infanta era vocal de la Junta Directiva. No tenía mayores funciones- defendió Torres.
- ¿Fue la infanta un gancho por su estatus?- preguntó Manos Limpias.
- No, de ninguna manera- exculpó Torres a la infanta.
Y el que empezó a echar espuma por la boca fue el fiscal Horrach, recién levantado después de su anestesia de dos días. Su queja no fue admitida.
Diego Torres defendió el currículum deportivo de Urdangarin. Su cargo como vicepresidente del Comité Olímpico Español era más importante que la vinculación del marido de la infanta a la Casa Real. A Cristina de Borbón ni tocarla.
- ¿El señor Romero Moreno era un emisario de Su Majestad el Rey?- expuso Manos Limpias.
- Sí- respondió Torres.
- ¿Lo sabía la infanta?
Y ahí se lió la de Dios. Protestó "enérgicamente" el abogado de la infanta, muy escocido. Resulta que a esa misma pregunta, cuando Torres declaró ante el juez Castro, dijo "por supuesto". La infanta lo sabía todo. Y Torres lo confirmó ante un juez.
- ¿Lo sabía la infanta?
- Yo no voy a elucubraciones sobre lo que no sé a ciencia cierta- contestó Torres esta vez.
- ¿Por qué cambia su declaración?- insistió Negrete.
- No voy a contestarle- dijo Torres.
- ¿Ha llegado usted a algún pacto con el señor Urdangarin?- pinchó Negrete.
- No voy a contestarle a más preguntas.
Y así Diego Torres se acogió a su derecho a no declarar. Al abogado de la infanta casi se le vuelven los ojos del revés. Indignación máxima. Clímax. Descontrol. Protestas. Murmullo en la sala. Y entre todos hincharon las narices de Samantha Romero: "El Tribunal va a blindar su independencia. Que quede todo muy claro", advirtió la presidenta. Muy cla-ri-to, que diría Rita.
El abogado de la infanta se revolvió porque la presidenta del tribunal había admitido una pregunta que se refería al Instituto Nóos. El 7 de mayo del año 2013 la Audiencia de Palma rechazó la imputación de Cristina de Borbón sobre hechos relativos al instituto sin ánimo de lucro. Pero el juez Castro buscó otra vía y terminó imputando a la infanta como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos por su marido a través de Aizoon, la sociedad mercantil que tenían a medias la infanta y Urdangarin.
Para la defensa de la infanta no había ninguna contradicción entre lo que contestó Torres ante Castro (que la infanta lo sabía todo) y lo que Torres respondió ayer (que no sabía si la infanta lo sabía). Pero el tribunal sí advirtió ese cambio y lo consideró contradictorio, dándole la razón a la abogada de Manos Limpias.
Y Torres se hundió porque se vio 20 años entre rejas. "Empiezo a acusar el cansancio de tres días", reconoció Torres. Y se paró para comer. En el pasillo Torres y el abogado de la infanta hablaron durante varios minutos. Ambos con gesto muy serio. Se acabó la fiesta.
Por la tarde Torres pidió parar en dos ocasiones. No podía más. A la tercera, la presidenta del tribunal decidió terminar el día. Hoy Torres se sentará por cuarto día consecutivo frente al cuadro del rey Felipe. El abogado de la infanta ya ya dicho que no le va a interrogar. No hay preguntas. Al de Urdangarin no le queda más remedio. No más de diez preguntas, reconoció. A la defensa de Torres le queda un papelón. Puede pasar cualquier cosa. No se sabe cuándo declarará la infanta. Quizás mañana. O el miércoles 2 de marzo, o el jueves 3, o el viernes 4. Puede que hasta el lunes 7. Estaba previsto que los interrogatorios de los 17 acusados en el caso Nóos terminasen hoy viernes. Pero todo ha cambiado.
Ayer, dentro de la sala hubo de todo. Hasta amor. No amor de cariño. Amor de besos, de caricias, de miradas. Amor de ojos brillantes. Asco de off the record. Otro día. Cuando se pueda.
Palabra.
Día 9. 24 de febrero de 2016
Diego Torres II. El exsocio de Urdangarin se come a Horrach
El caso Nóos son 100 tomos con 50.000 páginas. Más los anexos. Más la documentación. Así, a ojo, unos 100.000 folios. Y Diego Torres podría recitarlos de carrerilla.
Por segundo día, el exsocio de Urdangarin se sentó ante el tribunal para seguir contestando al fiscal Horrach. Como el martes no se había quedado suficientemente ancho con las explicaciones que le dejaron dar, ayer comenzó pontificando durante treinta y cinco minutos seguidos sobre la legalidad de sus actuaciones. Él solo. Gustándose. Muchos son los que desde el martes están cuestionando la permisividad que está teniendo el tribunal con Torres. Puede explicarse, le dejan irse por las ramas y va de Sevilla a Madrid pasando por La Coruña sin que nadie le controle la gasolina. Un lujo para un banquillo.
La explicación que puede tener es la siguiente. Samantha Romero, presidenta del tribunal, está siendo garantista con los acusados. No será ella en quien recaiga la responsabilidad de haber cortado las alas a nadie. Romero es lista y tiene una paciencia digna de estudio. Ha atendido las peticiones de cada uno de los abogados, ha cambiado fechas, ha aceptado un día libre que no había por dónde cogerlo. Y sobre todo, aprendió mucho durante la instrucción del caso sobre cómo no había que hacer las cosas. El juicio de calle que ya hemos hecho todos lo avivaron el juez Castro y el fiscal Horrach con sus teatros de tele. Los políticos se unieron al vodevil. Hasta el presidente del Gobierno dijo que confiaba en la inocencia de la infanta. Y todos los abogados se arrimaron sin pudor a la vedete con la pluma más tiesa. Hasta que el rey antiguo dijo aquí os quedáis. Y el canguelo fue glorioso.
Parecía que ayer Horrach iba a saber reconducir el interrogatorio, pero Diego Torres volvió a relamerse en su cogote. Horrach no supo preguntar, ni interrumpir, ni tener cintura. El fiscal, que lleva años estudiando este caso, quedó como un primerizo. Juzgará el tribunal, de acuerdo. Y nadie duda de la preparación del fiscal. Pero ayer Horrach no fue capaz.
Torres es un hombre enamorado y eso hace que no se acuerde de cosas. La abogada del Estado comenzó su interrogatorio con un tono alto. Es su tono. Es molesto, pero es lo que hay. Dolores Ripoll quiso quitarse la espina del ridículo que le tocó hacer con el eslogan de Hacienda (dijo que Hacienda Somos Todos solo era publicidad). Se quiso resarcir del choteo con un interrogatorio técnico de dos horas. Torres admitió que había facturas cruzadas entre varias sociedades mercantiles. Incluida Aizoon, la empresa de la infanta y su marido. En menos de cinco años hicieron 425 facturas que sumaban más de 8 millones de euros. Pero a Torres le pareció excesivo. Una barbaridad.
- ¿Le parece lógico 110 facturas en un año?- preguntó Ripoll.
- No...(...) Es verdad que esto complica las cosas- respondió el menorquín.
El paréntesis con puntos suspensivos de arriba significa que Torres dijo una especie de no, ni lógico ni ilógico, ni todo lo contrario. Y que viva la madre superiora. Fue el único momento de minidebilidad que mostró en las ocho horas que volvió a chuparse ayer. Hoy Torres volverá a pillar micro. Esta vez ante la abogada de la Comunidad. La señora Berrocal le pinchará. Seguro.
Diego Torres superaría a Fidel Castro en aguante. Su voluntad de hierro le mantiene vivo. Siempre en la misma postura, no muestra signos de cansancio y apenas bebe agua. Un animal de la escena. Cada día despliega lo mejor de sí mismo. Cualquier rebaja en su pena de cárcel merece el esfuerzo.
El exsocio de Urdangarin volvió a atacar a la Casa Real y a su cuñado Miguel Tejeiro, el cerebro de todo el lío, que diría Rajoy. Torres afirmó que el alto funcionario de Hacienda que daba el visto bueno a lo de Nóos cada mes de junio era la misma persona encargada de las declaraciones de toda la familia real. Federico Rubio se llama. Al conde de Fontao, abogado del rey antiguo, le cayó lo suyo. Sin embargo, Diego Torres fue más condescendiente con la infanta. Va en el mismo saco que su mujer. Su declaración está siendo de gran ayuda para los seis abogados de Cristina de Borbón.
La culpa también era del boticario mudado en contable, Marco Antonio Tejeiro, que coge el bus cada mañana para ir al juicio porque no le llega para taxis.
La declaración de Urdangarin será la siguiente. El ex duque ya cuenta con el apoyo físico de dos de sus hermanos, presentes en la sala. El marido de la infanta cuenta con apoyo familiar en el juicio. El otro acusado al que va a visitar de vez en cuando su madre es Miquel Bonet, que ya cumple condena en la cárcel por un caso anterior.
Lo que fuimos. Lo que somos. Lo que ya nunca más seremos.
DÍA 8. Martes, 23 de febrero de 2016
Diego Torres: 23-F, interruptus.
Diego Torres podría vender hielo a un esquimal y llevarse un iglú de regalo.
Torres es el ex socio de Urdangarin. La mitad de Nóos. Marido de Ana María Tejeiro, también acusada. Cuñado del falso contable. Ídem. Cuñado del que sabía de verdad lo que se cocía. No tan ídem (Miguel Tejeiro pasó de acusado a testigo). Diego Torres se enfrenta a casi 20 años de cárcel. Un marrón. Y comparte piso en Palma con un cura en apuros. Un cristo. Se mire por donde se mire.
La Feria, en mayúsculas, de Nóos acaba de empezar. Y no se sabe cuándo terminará. La última ronda de interrogatorios de los acusados la abrió Diego Torres. En realidad, ayer Torres se presentó a una oposición después de cinco años de muy poco dinero y mucho tiempo libre. Es un hombre aplicado. Y detallista. Preparado a conciencia para el examen más importante de su vida. La primera pregunta no se la supo. Luego dejó alguna a medias. Pero cuando empezó a venirse arriba fue imposible atarle en corto.
El fiscal, que es muy vivo (como dicen por aquí), cambió su estrategia. Cuando interrogó al contable de Nóos, Horrach empezó a preguntarle por cientos de facturas y todos nos perdimos en una maraña de anexos sin numerar. Una y no más, debió de pensar. Dicho y hecho. El fiscal más famoso de España desconcertó a Torres con una pregunta directa a la yugular:
- ¿Qué es KOBLENZ? K-O-B-L-E-N-Z, deletreó Horrach.
- Lo desconozco- contestó el acusado
Y se hizo el silencio.
Por resumir... KOBLENZ era el nombre de una cuenta bancaria en el Crédit Agricole de Luxemburgo. KOBLENZ, además, es una ciudad alemana. En español es Coblenza. La Wikipedia dice que viene del latín y que significa confluencia. Es el lugar en el que se unen el Rin y el río Mosela. Bingo. El mismo Torres, sin saber de qué le hablaban ni ser capaz de recordar nada, lo explicó al detalle. Es de los nuestros y necesita ponerle contexto al asunto.
Resulta que en los años 90 Diego Torres se formó en Andorra en temas de banca privada. Ganó un dinero y lo guardó en la BPA. Pero en el 2008, tras la caída de Lehman Brothers y con sus ahorros intactos, pensó que su dinero tenía que estar en un lugar más protegido. No le falló el olfato porque la BPA quebró. Pero su dinero ya estaba a salvo. No había un lugar más seguro en el mundo que Luxemburgo, "que está en Europa y además no es un paraíso fiscal". Sin cortarse. Y así como si nada, aparecieron dos cuentas más.
Torres defendió, durante las 8 horas que duró el interrogatorio, la legalidad de todo. Quiso marcarse un 23-F pero Horrach no le dejó. Según el entonces socio de Urdangarin, todo lo que hacían contaba con el visto bueno del rey Juan Carlos. Y además Hacienda estaba al tanto de todo. Nóos pasaba por dos controles infalibles. Todo se hizo bien. Además, "la mayoría de los seres humanos firmamos lo que nos ponen delante"- dijo Torres haciéndole un favor sin querer a la infanta.
Las explicaciones de Torres, poco convincentes hasta media mañana, fueron transformándose en un vómito incontrolable de argumentos del tipo "en el año ni me acuerdo...". Pero esas explicaciones fueron irrebatibles. No porque Torres tuviera razón, sino porque controló milimétricamente su discurso, hasta convertirlo en un relato perfectamente estructurado. Torres enlazó cada cosa que decía sin dejar un silencio entre medias. Con una dicción perfecta. Siempre en el mismo tono. Ha estado cinco años preparándose. Horrach quería intervenir, pero cada vez que lo hacía la presidenta del tribunal le llamaba la atención. Así que el fiscal desistió.
Torres agotó a toda la sala. El resto de acusados se turnaban para ir entrando en fase REM por grupos, para que no se notara mucho. Y Mercedes Coghen, la acusada por la Candidatura de Madrid 2016, repartió caramelos. Haciendo equipo, que para eso fue oro olímpico de hockey hierba en Barcelona 92. Torres cumplió con su objetivo de consumir tiempo mientras debilitaba a su acusador. Pero habló mucho y eso siempre se le puede volver en contra. En un momento de su larguísima declaración Diego Torres pidió un receso de diez minutos. Consciente del cansancio y el aburrimiento que estaba provocando, al salir al baño se paró delante de tres periodistas:
- ¡Qué! ¿Aguantáis?- soltó Torres.
- Mientras aguante usted, señor Torres...- respondió una periodista.
- Yo... A duras penas, pero bueno.
Y se marchó sonriente al lavabo.
Por lo demás, todo sigue igual, aunque nunca es lo mismo. Alfonso Grau, la mano derecha de Rita Barberá en los años buenos, detenido el lunes en Valencia, volvió al juicio con cinco años más encima. Aguantó el tirón como pudo, apoyándose en una libreta en la que no escribía. Cuando se vieron en el banquillo, la infanta Cristina le tendió la mano acompañado por un "¿cómo estás?". Grau le agradeció el gesto. De igual a igual.
Matas y la máquina de agua ya son colegas y en lugar de barritas energéticas come M&Ms de colorines.
La declaración de Diego Torres continúa hoy. Todavía no ha acabado de interrogarle el fiscal. Se espera con ansiedad el interrogatorio de Manos Limpias. Tanto Torres como el sindicato comparten la voluntad de demostrar que la Casa Real estaba detrás de todo. Cuando finalizó la sesión de ayer, Diego Torres pidió un taxi. Mientras esperaba, estuvo conversando de forma distendida con algún periodista:
- Señor Torres, ¿su estrategia pasa por agotar a todos?
- No. Mi estrategia es la ausencia de estrategia- contestó.
Y se marchó con su mujer, siempre callada.
Receso. Lunes, 22 de Febrero de 2016.
Grau, detenido.
Alfonso Grau, detenido esta mañana en Valencia, es uno de los 17 acusados en el juicio del caso Nóos. El Partido Socialista valenciano y Manos Limpias le acusan de prevaricación, malversación, fraude y tráfico de influencias por los convenios que hizo el Ayuntamiento de Valencia con el Instituto Nóos cuando era el segundo de Rita Barberá en el consistorio.
Grau declaró la semana pasada, cerrando el turno del Clan de los Valencianos. (véase día 6 más abajo). Grau tiene fama de borde. Él dice que es por culpa de Wyoming, que le sacó en su programa enseñando las garras. Estos días de Nóos, Alfonso Grau ha hablado con educación y amabilidad ante todas las preguntas de CTXT. Incluso se ha reído. Pero algo ha cambiado en su rostro desde que empezó el juicio.
La primera semana de interrogatorios a Grau se le vio sonriente y relajado. En su libreta apuntó cuando el jefe de Deportes del Gobierno de Jaume Matas contó cómo falsificaron las actas de la Junta de Patronos de un organismo público. Él también fue presidente de una fundación parecida. Pero si algo hizo Grau durante la primera semana de juicio fue cotillear en el móvil. No paraba. Escribía. Le contestaban. Leía el mensaje. Se partía. Se lo enseñaba a su vecino de asiento y se la gozaban. Una fiesta.
La segunda semana de juicio, el rostro de Grau fue mudando. Se acercaba el momento de su declaración por un cambio en el calendario. Tenía la cara en su sitio, pero las bolsas de los ojos y la mirada apagada dejaban entrever su estado de ánimo. El segundo de Rita Barberá en el Ayuntamiento de Valencia declaró el jueves 18 de febrero. Un día antes, Grau dijo a CTXT que la situación que están viviendo todos los acusados "acaba con cualquiera". Premonitorio. Las declaraciones son pesadas por el contenido. Y la pesadez de los interrogatorios empieza a hacer mella en alguno de ellos. Grau dejó de mirar el móvil.
Su declaración no fue de las más largas, pero tuvo su jugo. Grau dijo que Rita Barberá se reunió con Urdangarin para tratar asuntos de patrocinios o servicios.
- ¿Conoce usted una reunión en Zarzuela entre Iñaki Urdangarin y Rita Barberá?, preguntó el abogado que representa a los socialistas valencianos.
- Yo no estaba en esa reunión.- respondió Grau, - En el supuesto de que esa reunión haya existido, que no lo sé.
Urdangarin apuntó. La infanta dejó de estudiar. Y la presidenta del tribunal, viéndoselas venir, les advirtió: "A esta sala no se viene a solventar disputas políticas".
Grau le puso contexto a la acción. En 2004, 2005 y 2006 se celebraron los Valencia Summit (una mezcla entre turismo y deporte para pijos) con la inestimable ayuda del Instituto Nóos. En 2007, mutis por el foro. La explicación que dio el segundo de Rita fue que no tenía sentido celebrar ese año un Valencia Summit después de la Copa América de Vela. Y porque, dijo Grau, "además se me indicó que Urdangarin ya no estaba en Nóos. Sumando las dos cosas...". En la fase de instrucción del Caso Nóos, Grau solo aludió a que no se había celebrado porque el entonces Duque ya no estaba en Nóos. Ni mú de la Copa América.
Manos Limpias hizo constar tres preguntas con mucha chicha. Grau no respondió a ninguna. Nos quedamos sin saber si Rita Barberá obligó a su vicealcalde a contratar a Urdangarin por ser vos quien sois. La detención de Grau no varía el calendario de interrogatorios de Nóos. Queda la duda de saber en qué banquillo seguirá sentado.
A la vuelta del receso, Matas se acercó a Grau con un gesto fraternal. Y entraron juntos en la sala, mientras Grau se excusaba ante el expresident: "Es que en veinte años que estuve en el ayuntamiento...como para acordarme de todo".
Cuando terminó de declarar, Grau vovió a su sitio. Tanto Urdangarin como Torres le hicieron un gesto de asentimiento con la cabeza. Lo había hecho bien.
Ahora, a Grau le toca hacer memoria en Valencia. De momento, salió en libertad sin cargos y podrá declarar el martes según lo previsto.
Día 7. 18 de febrero de 2016.
"Qualsevol dia d'aquests ens tancaran a tots"
Los días en el juicio por el caso Nóos empiezan alrededor de la máquina de café del tercer piso de la Escuela Balear de la Administración Pública. Allí se celebra la vista oral porque no cabían todos en la Audiencia de Palma. El mismo edificio se utilizó en el juicio por el caso Kabul. Droga y dinero. Nóos es otra cosa. Nóos es dinero. Dinero público. Pero Nóos también es influencia y poder. Son drogas distintas. Cada uno se chuta con lo que tiene más cerca.
Después de un día eterno sin cafeína en vena, la máquina volvió a llorar líquido negro. Rocío Martín, una de las tres juezas que componen el Tribunal, pasó por delante con su abrigo oscuro cerrado hasta el cuello, el pelo recogido en una cola de caballo y esas gafas de pasta que le dan un aire de profesora de internado inglés. Ella es la jueza que se encarga de registrar en su portátil los interrogatorios de los acusados. Lo máximo que se escucha de ella es cuando teclea en su ordenador. Rocío Marín es disciplinada. Utiliza los diez dedos de las manos para escribir. Rocío Martín es discreta. Y escribe al ordenador como si acariciara un piano.
Minutos después llegaron los Borbón-Urdangarin. A la misma hora, por la famosa rampa de los juzgados de Palma bajó un coche de la Policía Nacional. Fotógrafos preparados para disparar. Cámaras de televisión grabando desde hacía rato. Del coche bajó el clon de una cabaretera de los felices veinte como con cara de resaca. Era Maria Antònia Munar, teñida de negro, ella, que siempre fue tan dorada. La mujer que más poder tuvo en Mallorca. La mujer que ahora vive en una cárcel. La mujer a la que nadie llamará nunca más "la princesa" de la isla. Acaba de pactar para que le rebajen la pena en otra causa, llamada Voltor (Buitre Negro en mallorquín). Ella sabe hacerlo. No ha hecho otra cosa en su vida. Pactar para tener contentos a todos.
Munar dijo, sin grandes aspavientos, que había vivido mejores momentos.
Cuentan los periodistas que vivieron los años de oro de la expresidenta de Uniò Mallorquina que cada vez que convocaba a la prensa, por absurdo que fuese el acto, siempre les recibía con comida. Mientras comen no preguntan, pensaría. Hasta que se acabó el pan.
Las cenas con langosta y champán a costa del contribuyente también eran habituales en el entorno de Matas y Munar. El problema es que luego había que justificarlas. Un hombre llamado Damià Amengual, exgerente del Consorcio Turisme Jove, solía soltar al firmar las cuentas una frase profética, que quedó recogida en 2008 en una de las míticas crónicas de Mateu Ferrer para Diario de Mallorca: "Qualsevol dia daquests, ens tancaran a tots".
Lo más gracioso es que el Consorcio Turisme Jove era un organismo del último Govern de Matas cuya existencia nadie conocía.
Bueno, a lo nuestro.
Cristina Federica de Borbón y Grecia se pasó media mañana empollando. La infanta ya casi no tose. Ahora estudia. Aprovechó la declaración de Luis Lobón y de Mercedes Coghen para chapar. Consciente de que puede ser interrogada cualquier día, la infanta va ensayando su declaración. No se separó de su carpeta de rayas gordas verdes y mostaza. Dentro, en hojas transparentes, llevaba una copia de su guión. Las preguntas en color rojo. Las respuestas en color azul. Respuestas la mayoría cortas. Separadas por un espacio, a la infanta también le han preparado distintas respuestas para posibles repreguntas. Cuando los acusados se hacen los tontos en una cuestión, la parte que interroga formula la pregunta de otra manera. Y el acusado, en este caso, responde lo mismo pero con otras palabras.
Alfonso Grau declaró el jueves 18. Fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valencia cuando Rita Barberá era alcaldesa. Pero como era Doctor en Medicina no sabía nada ni de presupuestos ni de contrataciones. De poco le sirvieron los 18 años que estuvo trabajando para la Administración como político. Grau se las sabe todas, pero Samantha Romero también. La presidenta del tribunal se lo dejó clarinete: "Señor Grau", le dijo, "usted no dirige el interrogatorio".
El entonces vicealcalde también era presidente de la Fundación Turismo Valencia Convention Bureau, otra empresa pública muy de la línea PP: funcionaba como una privada pero con dineros públicos. Lo mismo del otro día con la Ciudad de las Artes y las Ciencias: CAC, S.A. Y lo mismo del Campus de la Justicia en Madrid. La megalomanía popular que ha marcado las décadas de la burbuja requería de instrumentos privados para medrar. Por resumir: entre el Ayuntamiento de Valencia, la Fundación Turismo y la Generalitat de Camps, pagaron al Instituto Nóos unos 3,5 millones de euros. Grau dijo que la que se reunió con Urdangarin fue Rita, autora de un SMS reciente que se hará tan célebre como el "Sé fuerte": "Cuidado con lo que decís".
El tono suave y el ritmo pausado de su declaración aportaron apariencia de rigor a lo que Grau dijo. Aunque puede que lo que dijo no fuera verdad. O no toda. Que para eso es acusado.
Mercedes Coghen fue Consejera Delegada de la Candidatura Olímpica de Madrid 2016. La candidatura, una de tantas, funcionaba a través de la Fundación Madrid 16, que vivía de las subvenciones del ayuntamiento de la capital y de los fondos privados que captaba, y de la Sociedad Madrid 16. Los preolímpicos también pagaron a Nóos a través de la Fundación Deporte, Cultura e Integración social por el prestigio deportivo y la agenda de Iñaki Urdangarin. "Era una persona única", dijo Coghen del ex Duque. Y lo hicieron todo legal. Otra empresa pública que funcionaba como si fuera privada. 120.000 euros por un informe, más 6.000 euros al mes durante tres años cuando Ruiz Gallardón era alcalde de la capital del reino, y que se facturaron como donaciones. Unos 336.000 euros. Urdangarín garantizaba a la candidatura difundir el mensaje y tener contacto directo con el Comité Olímpico Internacional. Sin éxito aparente.
El eterno debate entre lo que es público y lo que es privado fue la cuestión más interesante de la vista del jueves 18 de febrero. Aplicado a todos los ámbitos y por parte de todos.
El día terminó con la declaración de Ana María Tejeiro. La más breve de todas. Sólo respondió con noes a un par de preguntas de su abogado. La mujer de Diego Torres estaba como un flan casero. Lo dijo ella misma antes de empezar: "Estoy muy nerviosa y prefiero contestar solo a mi abogado". Cuando todo acabó, su marido le pasó el brazo por el hombro y, sonriente, la consoló con un "¿qué tal, guapa?".
Y así se nos fue una semana más del primer juicio a la sangre azul.
Han declarado trece de los diecisiete acusados. Solo faltan los interrogatorios de Diego Torres, Iñaki Urdangarin, Salvador Trinxet (empleado de De Goes Center, una de las sociedades mercantiles utilizadas por Nóos para facturar), y Cristina de Borbón. Lo mejor siempre para el final. El próximo martes, 23 de febrero, le toca a Torres. El interrogatorio será largo o muy largo. Como el de Urdangarin. Quizás la infanta declare el viernes 26. O el miércoles 2 de marzo, día de la investidura o catástrofe de Pedro Sánchez.
El viernes 19 la Sala se tomó el día libre: los acusados reales tienen un puente largo para preparar lo que se les viene.
La hermana del rey y su marido fueron los últimos en abandonar el edificio. Son los únicos que disfrutan del privilegio de llegar hasta la puerta en coche. El resto va andando, o en taxi. Solo la hermana del monarca tiene permiso. Cuando se marchaban en el Skoda gris, varios coches se fueron añadiendo a la comitiva. Como todos los días. Siempre acompañados por sus escoltas, los mismos que se sientan en el espacio reservado al público. Los mismos que hacen cola para sacarles un café en el receso mientras Matas le va cogiendo el tranquillo a la máquina del agua. Todavía hay clases.
Día 6. 17 Febrero. El clan de los valencianos
Con los valencianos llegó el pimpampún y la partida de ajedrez se fue a tomar por saco. En siete horas de interrogatorios, se ventilaron a tres acusados y medio. Han venido a Mallorca a arreglar unos temas de trabajo. La Administración valenciana pagó a Nóos 3,5 millones de euros cuando ellos gestionaban la cosa. Y trece años después hay que justificar la pasta de los Valencia Summit de 2004, 2005 y 2006. Y la de los Juegos Europeos que nunca se celebraron. Nada que no se pueda resolver con un acogerse a su derecho a no declarar. De los 17 acusados en el caso Nóos, seis son valencianos.
Los declarantes se comportaron como un clan. Por lo menos dentro de la sala. Respondieron lo justo, a los fiscales y a sus abogados. Todos están acusados por los mismos delitos. Supuestos, como siempre. Prevaricación, malversación, fraude y tráfico de influencias. La Fiscalía Anticorrupción les pide ocho años de cárcel y Manos Limpias once. A cada uno, no en total. Tres de los casi cuatro acusados que declararon ayer fueron Directores de CACSA, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Es una empresa pública, gestionada con el dinero de todos los valencianos. Y de las valencianas, que conste en acta. Ya nadie habla normal.
La Ciudad de las Artes y las Ciencias es uno de los mayores complejos de divulgación científica y cultural de Europa, ubicado en Valencia. Así consta en su página web. Es una empresa gestionada por la Generalitat. Sin embargo no está obligada a convocar concursos para los contratos públicos. Es una empresa pública sujeta al derecho privado. Lo lleva escrito en el nombre. Así se ve mejor: CAC S.A.
Volviendo a lo del clan. Jorge Vela, Elisa Maldonado, José Manuel Aguilar y Luis Lobón, al contrario que los mallorquines, no echaron la culpa a sus jefes políticos. Son como para adentro. A Lobón, que fue Secretario de Turismo y Proyectos Estratégicos de la Comunidad Valenciana, le costó tinta china pronunciar el nombre del Conseller de Economía y Comercio. Tras varias preguntas de un harto fiscal Horrach, Lobón contestó que hacía muchos años de eso, pero que creía recordar que la sugerencia de contratar a Nóos vino de Gerardo Camps. El ex conseller de Economía y Comercio declarará como testigo el 8 de abril. Como patriarca del Clan de los Valencianos, Aguilar, en todo momento, se refirió a CAC S.A. como "mi empresa".
Para que no se líen: hay dos Camps, el que fue Conseller y el de los trajes. Este último también paseó unos minutos en la sala. Su espíritu, mejor dicho. José Manuel Aguilar dijo que Francisco Camps, el expresident de la Generalitat, no tuvo nada que ver. Aguilar dijo que no tenía el gusto "de conocer de forma personal" al señor que gobernaba la comunidad en esos momentos. Aguilar sólo coincidió en actos protocolarios con el entonces presidente. No es fácil de creer que la persona que está al frente de una empresa pública con setecientos empleados no conozca a su jefe supremo. Francisco Camps también vendrá a Mallorca. El viernes 15 de abril y como testigo. Justo antes de Carlos García Revenga, ex asesor de la Casa Real y después de Esteban González Pons y de la ermitaña Rita Barberá.
Los valencianos hablaron más de Torres que de Urdangarin, no se arrepintieron y defendieron la legalidad y el control de los convenios firmados por el Instituto Nóos. No hubo manera de sacarles de ahí. Hoy Valencia seguirá en Nóos con Lobón y con Alfonso Grau, que fue vicealcalde de Valencia. Estos días a Grau le pesa todo. Se le nota en los ojos y le sale por la boca: "Esto acaba con cualquiera". O quizá no.
La primera protagonista de hoy será María Antonia Munar, que saldrá de la cárcel para declarar por el Caso Minser. Hace un tiempo que nadie le hace fotos. Hoy Munar vuelve al objetivo de las cámaras y los micros. Pero no hablará. Ni mostrará andares de emperatriz. Solo la veremos bajando de un vehículo policial. Solo eso. Todo eso.
En el cambio de sillas de un acusado a otro, un abogado pidió permiso a la presidenta del tribunal para hacer "una parada biológica". Con permiso de B., en el juicio de Nóos se mea culpa.
Día 5- 16 Febrero. El contable sigue contando
La segunda semana de juicio pisó el acelerador con Marco Antonio Tejeiro, el falso contable de Nóos, que declaró por tercer día. El farmacéutico sin nociones de contabilidad que firmó convenios como Gerente Administrador terminó, por fin, de declarar. 16 horas de interrogatorio después, Marco Antonio Tejeiro cedió el micrófono a Jorge Vela, un acusado de la rama valenciana. Pero ese es otro callar.
El día se preveía aburrido y el tiempo no acompañaba. Sin embargo, acudió a la sala de vistas más público de lo habitual. En concreto cinco personas: dos mujeres y tres hombres. Eso en Mallorca es mucho. Muchísimo. Hasta los policías que custodian la sala de vistas se sorprendieron.
M.J. quería "vivir de cerca un juicio de este calibre, irrepetible". Es secretaria de abogados desde hace veinticuatro años y lleva más de uno en paro. Para no perderse detalle cambió de asiento varias veces hasta que encontró el sitio exacto desde el que podía ver bien a todos los actores. Pero M. J. en realidad quería ver "a ellos dos", a Cristina de Borbón y a su marido. Sabía que el nombre de la infanta saldría muchas veces y quiso ver, en directo, la reacción de la hija del Rey. M. J. no se equivocó.
Llegó el momento que tanto tiempo llevaba esperando Manos Limpias. Al minuto de empezar, la abogada Virginia López-Negrete preguntó a Marco Antonio Tejeiro sobre el papel de la infanta en Aizoon, incidiendo en lo de infanta. El empeño de la Acusación Popular es demostrar que Cristina Federica de Borbón y Grecia sabía lo que ocurría. La infanta metió como gastos de Aizoon un viaje a Brasil para toda la familia: el matrimonio y sus cuatro hijos. Y dos noches de hotel, en agosto de 2008, por valor de 11.424 euros. Y un ticket de peluquería. Y un ramo de flores para la secretaria de su marido, la famosa Julita Cuquerella. Los gastos corrientes, según el ex contable, los pagaban los escoltas adelantando el dinero de su bolsillo.
Por recomendación de la presidenta del tribunal, Marco Antonio Tejeiro introdujo una modificación de calado en sus respuestas. Cambió el "supongo" por el "puede ser". Dijo que la infanta solo era socia de Aizoon y que en toda su vida había coincidido con ella dos veces: el día que Cristina de Borbón fue a buscar a su marido a la oficina y en la fiesta de cumpleaños de Urdangarin en el casoplón de Pedralbes.
La infanta Cristina vestía de alivio de luto. Se acerca su día y se le nota menos tranquila, a pesar de que sigue manteniendo las formas. No habla con los ojos y es capaz de controlarse para que nadie adivine lo que está pensando. Gestos, los mínimos. Sin embargo, ayer se peinó con los dedos más de lo normal después de un retoque de puntas y color. Cristina de Borbón, como media España, tiene un buen trancazo y no dejó de toser en todo el día. Más nerviosa pero menos rígida, la hermana del Rey estiró las piernas sin mover el tronco, apretó los labios y se mordió los padrastros del pulgar de la mano derecha mientras la izquierda no dejaba de enredar con dos anillos. También bostezó sin abrir la boca.
A media mañana, como cada día, se para durante media hora. Todos aprovechan para levantarse, tomar un café o simplemente relajarse. M. J. fue al baño y se topó con la Abogada del Estado que dijo que Hacienda no somos todos. M. J. aprovechó para pedirle trabajo. También estaba Ana Lamas, la fiscala con voz de radio.
El edificio donde se celebra el juicio por el caso Nóos tiene tres plantas. Las oficinas y las salas están alrededor de un patio central, que estos días de juicio se convierte en una corrala de vecinos. Todos se comportan mejor fuera de la sala que dentro. Cuando nadie les ve actúan como personas normales. Matas compartió almendras con el abogado de uno de sus acusadores, el ex vicealcalde de Valencia paseó pensativo y Marco Antonio Tejeiro no paró de hablar por el móvil. Cuando terminó las almendras, Matas fue a por una barrita energética. Se ve a la legua que ha sido político en una época en la que ser político solo implicaba dejarse querer. Matas tardó más de tres minutos en sacar una botella de agua de la máquina. No sabía cómo funcionaba.
En un renuncio, M. J. pilló a Matas por banda y charló con él varios minutos. Había que volver a la sala, pero M. J. tenía que irse por temas familiares. No se quiso marchar sin cruzarse con la infanta y con Urdangarin. Quería verlos más de cerca, saludarles, observarles. Y esperó de pie, sin moverse. Con un pellizco en el brazo advirtió la presencia de los ex duques. Primero pasó Urdangarin, que se adelantó en el saludo: "Es guapísimo", dijo M. J., "ha perdido mucho, pero es guapísimo". La infanta sonrió al pasar: "¡Cuánto ha adelgazado!", sentenció. Mientras recogía sus cosas, M. J. hizo un análisis rápido de la situación: "Me ha llamado mucho la atención Matas, que parece que la cosa no va con él. O no es consciente de lo que se juega o está muy acostumbrado a ir de juicios".
Se retomó el interrogatorio.
Urdangarin y Torres cada día hablan más. Se están mimetizando. Ayer el marido de la infanta se sacó de la chistera unas gafas color melocotón para ver mejor las notas que tomaba.
El que hace de abogado de la infanta cuando no están los titulares no iba a preguntar a Marco Antonio Tejeiro, pero se picó con el interrogatorio de Manos Limpias. El ex contable terminó aludiendo a un notario al que Urdangarin dijo, todo supuestamente, que la infanta estaba en Aizoon como escudo fiscal. El abogado de la infanta no hizo más preguntas. "En el fondo creo que todo el mundo lo sabía todo", dijo M.J al terminar el día.
Lo complejo de mover ficha en este caso lo simbolizan las imágenes que ilustraban el librillo de presentación del Instituto Nóos. Cada apartado, cada epígrafe, aparece acompañado por una figura del tablero de ajedrez.
Día 4. 12 de febrero. El contable cuenta.
Termina la primera semana de interrogatorios en el juicio por el caso Nóos. En cuatro días han declarado 6 de los 17 acusados. A este ritmo no se asegura que la infanta Cristina se siente ante el Tribunal el próximo viernes 19 de febrero. El ex contable sitúa a Urdangarin al frente de Nóos hasta 2007 y no hasta 2006, como sostienen su defensa y la Casa Real.
El sexto en declarar fue el contable de Nóos. Marco Antonio Tejeiro es hermano de Ana María Tejeiro y cuñado de Diego Torres. Es otro de los arrepentidos, o sea, de los que han pactado hablar a cambio de ir menos tiempo a la cárcel o incluso para ni pisarla. La Fiscalía pide para él dos años de prisión. Manos Limpias, once. Hoy, lo único que Marco Antonio Tejeiro comparte con Urdangarin, Torres y Ana María Tejeiro (su hermana) son delitos. Presuntos. Sobre los cuatro recaen las mismas acusaciones. La declaración del contable de Nóos es fundamental porque es la persona que tiene casi todas las llaves del laberinto fiscal del instituto sin ánimo de lucro. Marco Antonio Tejeiro es pieza clave para averiguar si Cristina de Borbón y Grecia estaba tan enamorada como dijeron sus abogados.
Desde 2003 Marco Antonio Tejeiro era el contable de Nóos. Se encargaba de la gestión administrativa, de emitir facturas y de otros temas como buscar locales, hablar con proveedores para comprar sillas o dar de alta a empleados a través de la gestoría. Lo relató él mismo. En ese orden. Su cargo completo era Responsable del departamento Contable y Financiero del Instituto Nóos. Sin embargo esperó a que le echaran de la empresa para hacer un curso de contabilidad. El fiscal Horrach lleva dos días interrogando al contable.
El próximo martes, Marco Antonio Tejeiro seguirá contestando preguntas sobre el funcionamiento del "grupo Nóos". Así se han referido tanto Horrach como la presidenta del Tribunal al batiburrillo de empresas pantalla compinchadas con el Instituto, propiedad de Urdangarin y Torres al cincuenta por ciento. No es un tema menor hablar de "grupo Nóos". Aizoon, la sociedad mercantil de la infanta y su marido, formaba parte de esas empresas que supuestamente englobaba el Instituto Nóos. Si se demuestra que Aizoon era una empresa independiente de Nóos la cosa de la infanta se complicará. De momento el nombre de Cristina de Borbón no ha salido en esta declaración entre aburrida y chanante. Iba el fiscal interrogando a Marco Antonio Tejeiro, factura a factura, mail a mail, hasta que al ex contable le chocó algo: "No sé, es que esta factura me extraña...porque tiene IVA". No todas eran falsas.
Marco Antonio Tejeiro tiene pinta de tipo sencillo. El primer día se presentó como alguien que no sabía muy bien de qué le estaban hablando y solo pronunció el nombre de Urdangarin cuando no tuvo más remedio. "Quizás por cierto sentido de Estado", dijo un veterano. Habló el ex contable de facturas infladas y de empleados fantasma. Torres y Urdangarin eran los dueños de Nóos. Iban a medias. Y había que justificar mucho dinero: "Íbamos cogiendo facturas para que sumaran gastos" confesó Tejeiro. Al peso. Marco Antonio Tejeiro "y otras personas" cobraban en cheques al portador. Después, el contable se lo daba personalmente a Torres y al Duque. Y Horrach dijo "¡ah!".
El segundo día, más de lo mismo. Destacó una factura de 2007 que sitúa a Urdangarin todavía en Nóos. En su momento, el marido de la infanta declaró que se había desvinculado de la empresa un año antes. El martes, Marco Antonio Tejeiro será, de nuevo, protagonista. Chupar cámara tantos días y tantas horas tiene su aquel. Su testimonio ocupará, como mínimo, tres jornadas de las doce previstas para que los acusados canten o enmudezcan. Lo que ellos decidan. El ex gerente de Nóos interpretó con brillantez su papel de señor que pasaba por allí. No se sabe si después del curso de contabilidad se apuntó a Arte Dramático.
Sin embargo, al ser viernes y estando el país como está, pasó desapercibido. Otra vez el foco estaba puesto en Madrid, Valencia, Cataluña. Si no es por esto es por lo otro. Como cuando las presentadoras del tiempo tapan a las islas para que se vean bien los huevos fritos del resto del país. Así todos los días del año. Otra cosa sería si un equipo de científicos baleares hubiese participado en el descubrimiento de una cosa muy importante que nadie entiende pero que igual se lleva el Nobel. No, tampoco. Andará algún abogado subiéndose por las paredes mientras hace pucheros con hipo clamando su chute diario de foco.
Día 3. 11 de febrero. Todo empezó con un pádel.
Al tercer día de interrogatorios, Jaume Matas declaró. El ex cacique del rancho isleño despachó en hora y media un asunto que le puede devolver a la cárcel once años. A Matas le bastaron noventa y cinco minutos para confesar que contrató al entonces Duque de Palma "porque", dijo, "nos interesaba llevarnos bien con Urdangarin y con la Familia Real, especialmente en Baleares". Y para dejar claro que Juan Carlos I sólo le llamó para felicitarle por haberle dado un cargo en su gobierno a Pepote Ballester, amigo de la Familia. Y también para llamar conseguidor a Urdangarin. Y para reconocer que las actas de la Fundación Illesport eran mentira. Y para asumir su culpa por poner una malla con agujeros por los que salían fajos de billetes a mansalva y sin control. Todo esto en menos de dos horas. Y más.
Era verano de 2003. En esos años los periodistas debían recibir a don Juan Carlos y a doña Sofía en la escalerilla del avión. La foto del Rey pisando Mallorca era portada de casi todos los periódicos y las televisiones hacían directos contando con fervor la llegada de Sus Majestades. El verano empezaba con los reyes en Palma. Y los negocios del Duque con Matas y con dinero de Baleares empezaron a raíz de una famosa reunión en el Palacio de Marivent, la finca de los reyes en vacaciones.
Marivent se conoce como Marivent. No hay más. Ni palacio, ni casa de reyes. En Mallorca, Marivent tiene entidad propia. Por eso fue tan desconcertante cuando el expresident se refirió a Marivent como la "residencia oficial del señor Urdangarin".
Y allá se plantó Matas, en casa de Iñaki, invitado a un "acto lúdico", que en castellano estándar significa partido de pádel. Eran cuatro: Urdangarin, Ballester, Matas y otro señor (un misterio). Después de darle a la pelota, el Duque propuso a Matas su plan: patrocinar el equipo ciclista Banesto y crear una oficina de seguimiento. La implicación del Duque iba a ser total. La ambición del president no tenía límites. El yerno del rey garantizaba la proyección de Baleares en el planeta Tierra. Y el patrocinio de Banesto, el equipo ciclista "más importante del mundo", ayudaría a desestacionalizar el turismo. Las Islas ya no se iban a vacíar en invierno. Urdangarin lamió los oídos del president con un "te voy a traer a quien quieras de todo el mundo". Matas picó el anzuelo: "Todos le cogían el teléfono". La llamada costó 2,3 millones de euros públicos. Matas era el amo. Urdangarin su tesoro.
Pepote Ballester, el director general de Deportes de su gobierno, había señalado a Matas en su declaración. Y ayer Matas le devolvió el favor. El jefe culpabilizó a su subordinado desentendiéndose del cómo se hizo: "Yo apruebo el proyecto, pero desconozco la tramitación". Él decidía y se olvidaba. Y más teniendo como hombre de confianza a Pepote Ballester, "el hombre de la Casa Real en el Govern".
Matas asumió su culpa por encima y justificó las actas falsas del Patronato de Illesport en que era un sistema heredado. Fue una alusión clara a Rosa Estarás, vicepresidenta y consejera de Presidencia en los dos gobiernos de Matas. Una superviviente. Una especie de Esperanza Aguirre a la mallorquina. Se ha salvado de todo. En 2007 Matas gana las elecciones autonómicas, pero un mes después se retira de la política. Tres partidos se unen robándole cualquier posibilidad de ser presidente por tercera vez. Matas se va. A Rosa Estarás le hacen presidenta del Partido Popular de las Islas. Desde 2009 es eurodiputada. Rosa Estarás podría ir al chupinazo de San Fermín y salir más blanca que la cal.
Matas calló más que habló. Su estrategia pasa por reconocer que se equivocó. Quiere compensar el error con su voluntad de vender el pisazo del centro de Palma, el famoso palacete, como lo bautizó el periodista Matías Vallés. Por eso solo apuntó hacia los que tenía por debajo. De momento. Porque Matas también fue ministro.
Con Matas concluyó el primer tramo de declaraciones. Le siguió el que fue contable de Nóos, Marco Antonio Tejeiro. A la sazón, cuñado de Diego Torres, que dirían los clásicos. Pero ese es otro capítulo que habla de empleados fantasma, dinero "ennegrecido" en sobres. Su interrogatorio continúa el viernes 12 de febrero en una sesión que se prevé tediosa pero relevante. Muy relevante.
Cuando terminó la sesión de ayer, el otrora emperador Matas fue el último en salir del edificio. Su mujer, al volante de un Polo de los noventa que en los años de gloria habría escondido por cutre, le hizo esperar un buen rato.
A cien pasos de allí, cruzando una calle, se produjo una escena impactante. Un ciudadano holandés dejaba atrás doce años de cárcel por una violación que no cometió. El ADN demostró hace nueve años que él no había sido.
Llegó la señora Areal y Jaume Matas fue a su encuentro dando saltitos como un teletubbie. Mañana –por hoy– más.
Día 2. 10 de febrero de 2016. Cuatro pentiti.
El segundo día de interrogatorios declararon tres exaltos cargos de Matas. Gonzalo Bernal había sido el gerente de la Fundación Illesport, a través de la que se canalizó una parte del pago a Nóos. Juan Carlos Alía, que fue director general del Instituto Balear de Turismo, del que salió otra parte del dinero que recibieron Urdangarin y Torres, afirmó que en todo momento cumplió órdenes dadas por Matas. Miguel Ángel Bonet había ocupado el cargo de jefe del departamento jurídico del Instituto Balear de Turismo. Cumple condena en la cárcel de Palma por el caso Ibatur.
Pepote Ballester y los tres exaltos cargos que declararon el primer día han pactado con la Fiscalía. Los cuatro, hoy arrepentidos, admiten que firmaron actas de reuniones que nunca existieron. Los cuatro cumplieron con la orden de contratar a Urdangarin: "La directriz de Matas no sólo era contratar a Nóos, sino todo lo que viniera de Urdangarin". Nunca lo dudaron. Estaban convencidos de que el entonces duque era un activo, no sólo por ser un deportista de prestigio, sino por su vinculación a la familia real. Urdangarin y Torres se llevaron 2,5 millones de euros de todos los ciudadanos baleares sin pasar ningún concurso. El exduque se enfrenta a una pena de diecinueve años y medio de cárcel por nueve delitos: prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias, delito contra la Hacienda Pública, falsedad, estafa, falsificación y blanqueo de capitales. Diego Torres está acusado de los mismos delitos que su exsocio y se enfrenta a dieciséis años y medio de presión. Juntos desviaron, presuntamente, más de seis millones de euros públicos de las administraciones de Baleares, Madrid y Valencia.
El juicio por el Caso Nóos supone el inicio del desmantelamiento del segundo Govern Matas. Confluye con el caso Son Espases, otro entramado de adjudicaciones bajo el paraguas de 3.000 millones de euros. Quedan lejos los tiempos de las langostas, los alquileres y los consorcios públicos que no existían pero que pagaban todos los baleares. Nadie olvida la factura del Rasputín, lupanar moscovita que fue testigo del festival de dinero público.
Mañana, jueves 11 de febrero, declara Matas. Tiene dos opciones: intentar desmontar las acusaciones que los cuatro arrepentidos han vertido sobre él o apurar un pacto que le rebaje la petición de pena de once años de cárcel. Mallorca se viste de largo ante uno de los días más importantes del juicio.
Día 1. 9 de febrero de 2015. Arranca el juicio de la sangre azul.
El tribunal que resolverá el misterio de la sangre azul enfila su primera semana de trabajo. El juicio en sí empezó con el infantazo, el 11 de enero, día dedicado a las cuestiones previas. La más destacada fue la petición de los abogados de la infanta al alegar que Cristina de Borbón quería ser Botín. Una duda que quedó despejada el último viernes de enero, cuando las tres juezas del tribunal plasmaron en un auto que, por unanimidad, la hija de Juan Carlos I y hermana de Felipe VI se quedaba en el banquillo de los acusados. La acusación popular, el sindicato Manos Limpias, la única parte que tenía claro que la infanta debía ser juzgada como imputada, ganó la partida.
Descartada la aplicación de la doctrina Botín, el 9 de febrero comenzaron los interrogatorios con dieciocho personas en el banquillo. Seis minutos después, los imputados eran diecisiete. Una declaración menos. Falso. La presidenta del tribunal aceptó la petición de Manos Limpias. Samantha Romero confirmó que Miguel Tejeiro, el que fue secretario del Instituto Nóos, declarará en calidad de testigo.
Miguel Tejeiro, cuñado de Diego Torres, es un personaje clave en toda esta historia. Era la persona que desde el año 2003 controlaba los números de Nóos, propiedad de Iñaki Urdangarin y Diego Torres. Miguel Tejeiro era también el encargado de hacer las declaraciones de la renta de Urdangarin y de la infanta. Su declaración como testigo le obliga a contar la verdad. Una estrategia procesal de Manos Limpias para intentar demostrar que la infanta Cristina, al igual que Ana María Tejeiro (mujer de Diego Torres y hermana de Miguel Tejeiro), conocían lo que ocurría en el Instituto Nóos. Miguel Tejeiro es, además, el eslabón entre Cristina de Borbón y Urdangarin. De hecho, se sentaba en la última fila al lado del exduque y a dos sillas de la exduquesa de Palma.
Miguel Tejeiro comparte abogado con el expresident Jordi Pujol y con Leo Messi. Cristóbal Martell tiene fama de ganarlo todo. Justo después de conocer que su representado pasaba de acusado a testigo, se levantó ufano de su sitio y abandonó la sala con cara de satisfacción. No era para menos. Ese movimiento hizo que el letrado pudiera estar presente al día siguiente acompañando al matrimonio Pujol-Ferrusola en la Audiencia Nacional. Martell viaja casi tanto como Nóos.
Siete periodistas vivieron el primer día de interrogatorios desde dentro de la sala de vistas. Para acceder hay que entrar por la puerta principal, como los presuntos. Con paseíllo incluido. Por el mismo precio tienes las fotos y el vídeo a izquierda, a derecha y por detrás. La cuarta pared es la sala, esa maldita pared... (Bambino, el visionario). Siete informadores custodiados en todo momento por señores con uniforme, porra y gorra. Y el primer control de seguridad. Justo después de pasarlo se produce uno de los momentos más dramáticos de la jornada. Todo el mundo puede llevar teléfono, ordenador, tableta, lo que sea. Menos los periodistas y el público. Desgarrador. Con el impacto todavía en el cuerpo, más policía en el ascensor y la meta cada vez menos lejos. Otro control. Más policía. Toca esperar. Pasado el nuevo arco de seguridad se ve el camino que conduce al paraíso o al matadero. Según se mire.
De repente una sala vacía, desnuda, limpia. El secretario y algún técnico ultimando detalles. Entre el público que va accediendo a la sala se cuelan dos periodistas. También son ciudadanos. Sin contarles a ellos hay más gente que el día del infantazo. Cualquiera puede acceder a la vista hasta cubrir las treinta y cinco plazas públicas reservadas. De momento ninguno de los tres días se ha llenado. Ni siquiera se ha ocupado la mitad de los asientos. El miércoles no hubo público, nadie quiso ir. Y quizás no veamos un llenazo en los cinco meses que quedan de juicio. Si el día que interroguen a Cristina de Borbón y Grecia no se ocupan todas las sillas se confirmará la tesis de que el mar que separa la isla de la península no es solo agua. Es también, y sobre todo, un océano psicológico.
Jaume Matas fue el primero en cruzar el fuego. Saludó, siempre amable, y ocupó su silla. Todavía conserva las formas de su paso por el Gobierno de Baleares. Matas fue el president de las islas durante siete años: de 1996 a 1999 y de 2003 a 2007. En 2000 aceptó el encargo de Aznar, convirtiéndose en ministro de Medio Ambiente. A su vuelta de Madrid ganó las elecciones autonómicas por mayoría absoluta. Corría el año 2003. Matas subió como la espuma y se desinfló como un globo pinchado. En una legislatura viajó del cielo al infierno a la velocidad de la luz. La economía recuperó el esplendor perdido y gobernó a lo grande construyendo autopistas en Mallorca y en Ibiza. Poco importaba ya el medio ambiente. Fue la época en la que apostó por la construcción del Hospital de Son Espases en un terreno poco apropiado. Nunca nadie le dijo no a nada. Pero ahí empezó todo lo que ahora se juzga. Los que antes le decían "sí, wana" ahora le acusan ante un tribunal de lo que vieron y callaron.
Rompió el silencio el que fue su director general de Deportes. Durante las cinco horas que duró su interrogatorio, Pepote Ballester sostuvo la teoría de que absolutamente todo pasaba por Matas. Ballester confirmó de esa manera el famoso "¡Hágase!" de Matas. Empezó preguntando el Fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, interrumpido por la jueza que preside el tribunal, que le advirtió de que no iba a aceptar la formulación de preguntas que incluyeran información, ni cuestiones que se respondieran con un sí o un no, ni fórmulas del tipo "¿No es más cierto que...?", por capciosas. "No se admitirán preguntas sobre la privacidad de las personas", dijo Samantha Romero. Toda una declaración de intenciones. Pero Horrach tiene cintura y aires de showman. El jefe de los Deportes del Gobierno de Matas expuso las dudas que le surgieron ante una factura de 139.000€ emitida por Nóos en el año 2007. Correspondía al segundo Foro Illes Balears, celebrado un año antes. Urdangarin y Torres no habían cumplido con lo pactado y sin embargo exigían cobrar ese dinero. Al contárselo a Matas, éste le respondió, rotundo: "Paga. Mi preocupación es ganar las elecciones el domingo". En ese momento Pepote Ballester desmontó las defensas de Torres y de Urdangarin. Nóos no se rompió en 2006 como sostienen sus exsocios y como insinuaron desde Zarzuela. En mayo de 2007 Urdangarin reclamó el pago de esa factura. Nóos, según Pepote Ballester, seguía existiendo. Entonces el fiscal pronunció las palabras mágicas: "No hay más preguntas".
Horrach había entrado en la sala seguido por su ayudante, con una maleta de ruedas a cuestas en la que estaban su ordenador y sus papeles. Lucía sonriente don Pedro después del sofoco que le produjo defender a Cristina de Borbón y Grecia el día del infantazo. Bebió agua, menos que la vez anterior. Pero ya ni sudaba ni se le secó la boca en ningún momento. Terminó el fiscal en alto, como en los mejores tiempos.
A la sala iban llegando las partes con sus fundas de traje de boda. Gajes de la toga. Parecía que iba más para largo que un día sin pan y hubo que salir a por líquidos. Ahí estaban ellos. Ana María Tejeiro y Diego Torres, dejando correr las agujas del reloj. Tiempo tendrán de adaptarse. La mujer, que hasta ahora proyectaba una imagen borde, sorprendió a los presentes soltando una media carcajada mientras acariciaba el hombro de su marido, que le sonrió complaciente. A la vuelta de que la máquina escupiera la botella de agua se escuchó un buenos días. Era Diego Torres, hombre de formas exquisitas, frente a frente. "¿Está usted tranquilo?", a lo que, con gesto amable pero resignado, respondió: "Todo lo que se puede estar". En ese momento se cruzaron las dos parejas, los Urdangarin-Borbón y los Torres-Tejeiro, antes amigos y ahora no tan enemigos. Poco hicieron por saludarse, los cuatro bajaron la mirada. Apareció el abogado de los Torres-Tejeiro, Manuel González-Peeters, directo a por ellos: "¡Hombre, los independientes!". La mujer de Torres, fría e inteligente, respondió a su letrado con una palmada en la espalda. No hubo colleja física. Los exduques accedieron a la sala. Detrás, los periodistas. Más atrás, Diego Torres y esposa. Todo el mundo tomó asiento. A Matas, como siempre, le brillaban los zapatos.
La base mate de maquillaje y esas mechas claras dulcificaban el rostro de doña Cristina. Serena. Más cercana. Ni una pizca de altivez. Desconocida. Educada. Atenta. Como metida de lleno en faena. Remangada. Consciente por primera vez de la situación. Como si lo hubiera asumido todo. La infanta aterrizó en Palma llorada de casa. Le sobran los motivos: vive en el exilio (dorado, pero exilio), despojada de facto de su condición de infanta, con los dos reyes dándole la espalda y juzgada por todo el país. A Cristina de Borbón le queda su madre, su hermana y sus cuatro hijos. Sabe que tarde o temprano su marido estará a la sombra, en blanco y negro. Cristina de Borbón puso un toque de color, aunque sus calcetines morado-Podemos no pasaron de un guiño de martes de Carnaval.
El que brilló de sudor en frente y pómulos fue Urdangarin. La pareja se había intercambiado los papeles. A falta de un chicle encubridor de tensiones, la mandíbula prieta gritaba su penar. El vasco mastica cenizas. Hace tiempo que se quedó sin carrileras, carcomido. Inquieto. Débil.
El último en llegar fue Pepote Ballester. No tenía buen aspecto. Parecía que los párpados le pesaban cien kilos. La losa del presunto arrepentido. Si no lo está lo parece. A pesar de que sabía que iba a ser el centro de la diana, fue Matas el que destensó la soga con un "Pepoteeee, bon dia. Com estás?" a voz en grito. Matas escucha, pero no oye bien. A menudo se recuerda el día que apareció declarando por vídeoconferencia con una venda en la cabeza a modo de turbante. Los oídos, otra vez. A cualquier otro hombre le habría dado apuro aparecer de esa guisa. No a él. Su coquetería tampoco le impide llevar dos aparatosos audífonos. Un hombre camaleónico que se adapta a cualquier entorno.
Matas sigue en forma. Tomó apuntes de todo lo que Pepote decía. Y todo era contra él. El expresident se sabe las reglas del juego. Trampas incluidas. Por eso nada de lo que se dijo le hizo perder el buen humor. Si acaso un detalle: la sesión terminó con media hora de adelanto sobre lo previsto y el president salió por patas el primero. Una hora después corría, sofocado, por el pasillo:
- Señor Matas, ¿cómo ha ido?
- Mal. Me he olvidado los apuntes en la sala.
- Me refiero a cómo está usted y a cómo le ha ido el día.
- Si le cuento algo mi abogado me mata.
- ¿Nada?
- Que hay que esperar, es lo único que le digo.
Ver másUn exdirectivo de Nóos dice que seguía informando a Urdangarin después de dejar el instituto
Y siguió su carrera en busca del talismán. Al final salió el último. La directriz de Matas no sólo era contratar a Nóos, sino todo lo que viniera de Urdangarin. Nunca lo dudaron.
Miércoles, 6 de abril de 2016