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El oscuro legado de Martínez Camino en la portavocía de los obispos

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En los diez años que ha estado al frente de la portavocía de los obispos –este miércoles se sabrá quién es su sucesor– Juan Antonio Martínez Camino se ha metido en casi todos los charcos. Su ofensiva contra la ampliación de los derechos civiles y su extensa exposición pública serán algunos de los aspectos más destacados de su paso por la secretaría general de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

En estos años, Martínez Camino ha tildado de "herejes" a quienes justifican algún tipo de aborto, ha criticado el uso del preservativo, ha dicho que la homosexualidad es "objetivamente desordenada" o que la cultura familiar está "gravemente herida" en España como consecuencia de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, una opción que, a su juicio, va "en contra de la realidad". Ha denunciado "la instrumentalización y el deterioro de la educación" en referencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, una materia que desaparecerá con la nueva reforma educativa del PP. 

También ha pedido "espíritu de sacrificio" para afrontar las reformas mientras la jerarquía católica ha mantenido unos ingresos anuales estables de casi 160 millones de euros en los años más duros de la crisis. De hecho, el Estado abonará 159,6 millones a la jerarquía en 2014 como anticipo del IRPF, aunque la cantidad total que recibirá este año por esta asignación se complementará con la liquidación de lo recaudado el año anterior. Y este montante es el mismo que en 2012 y 2013 a pesar de que los ingresos previstos por impuestos sobre la renta caen un 0,7%. 

Junto al PP, entonces en la oposición, la cúpula de la jerarquía católica –con el presidente Antonio María Rouco Varela y Martínez Camino incluidos– no dudó en encabezar manifestaciones y en librar un duro pulso con los gobiernos socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero con propuestas de objeción y movilización de los católicos. 

El tándem formado junto a Rouco Varela en la Conferencia Episcopal, coinciden analistas y teólogos críticos, se enmarca dentro un momento en el que la Iglesia católica española atraviesa una situación de creciente descrédito y de regreso a las posiciones más ultrapolitizadas y conservadoras. La sustitución de Martínez Camino abre un proceso de reforma en la Iglesia católica que se completará en marzo, cuando será elegido el nuevo presidente.  

Una institución dividida 

"Martínez Camino ha metido a la Iglesia en conflictos por sus burradas de colegial. Y eso ha generado una tensión que no beneficia a los obispos. Nunca la Iglesia ha estado tan dividida entre los de arriba y los de abajo. Ese cisma tan fuerte tiene que ver con su actitud prepotente y poco prudente", apunta Juan G. Bedoya, periodista de El País especializado en información religiosa.

En este sentido, además de sus exabruptos sobre el aborto, los derechos de las personas LGTB o su concepto de familia tradicional, recuerda sus consideraciones sobre el PSOE, al que acusó de tener "poca tradición democrática" o la Ley de Memoria Histórica, una norma que, a su juicio, abre "viejas heridas" y es contraria al espíritu de la Transición. 

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Sin embargo, el teólogo Juan José Tamayo, dice que, de puertas para adentro, su gestión no ha provocado grandes roces. "Es la etapa en la que más se ha evidenciado la uniformidad entre los obispos. No ha aparecido en la jerarquía ecleseástica el pluralismo ideológico ni las voces críticas que dieron un nuevo impulso a la Iglesia en la Transición. Ha impuesto la censura y la represión... Y ha estado muy preocupado por la ortodoxia y el control de la doctrina. La española ha sido una de las jerarquías que más ha reflejado el neoconservadurismo de Juan Pablo II y Benedicto XVI", señala. Ese discurso ultraconservador ha llamado, si cabe, más la atención en los últimos ochos meses, cuando el papa Francisco ha traído nuevos aires a la institución. 

"Martínez Camino es una persona muy inteligente. Es organizado y soberbio. No acepta el más mínimo de discusión y eso ha provocado que haya muchos damnificados dentro de la institución. Ha hecho mucho daño en lo personal", analiza Jesús Bastante, redactor jefe de Religión Digital. De hecho, los sectores más críticos de la Iglesia le afean que se haya puesto de perfil ante la crisis económica y se haya preocupado por conseguir una mejores condiciones financieras para la jerarquía. 

Carlos García de Andoin, coordinador de Cristianos Socialistas, una corriente dentro del PSOE, no encuentra ningún aspecto positivo en su gestión. "Su periplo ha sido nefasto desde muchos puntos de vista. En la organización interna no ha dejado ningún espacio de libertad, ha impedido cualquier expresión alternativa. Desde el punto de vista de la comunicación pública ha sido agresivo y polémico. Y ha negado el humanismo en nombre de un dogmatismo ideológico que no se corresponde con el Evangelio", sentencia. 

En los diez años que ha estado al frente de la portavocía de los obispos –este miércoles se sabrá quién es su sucesor– Juan Antonio Martínez Camino se ha metido en casi todos los charcos. Su ofensiva contra la ampliación de los derechos civiles y su extensa exposición pública serán algunos de los aspectos más destacados de su paso por la secretaría general de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

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