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Eecciones 24-M

Un pacto de PSOE y Podemos dejará a Cospedal sin Castilla-La Mancha

La presidenta manchega y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, durante su comparecencia en la noche del 24-M.

El total desplome del PP ha acabado sacudiendo hasta a su número dos, María Dolores de Cospedal, la misma a quien Mariano Rajoy encargó en 2006 la encomienda de arrebatar al PSOE un bastión histórico. Lo consiguió a la segunda intentona, en 2011, por los pelos. Pero el triunfo, finalmente, fue efímero. La presidenta regional se queda a un escaño de la mayoría absoluta. Pero no puede apoyarse en Ciudadanos porque ni siquiera entra en las Cortes.

Los conservadores obtuvieron este 24-M 410.886 votos, un 37,51%. 16 escaños, a sólo uno del umbral de la mayoría absoluta, en una Cámara que ha sufrido un tijeretazo de diputados, de 49 a 33. Por detrás quedan los socialistas, con Emiliano García-Page al frente –395.544 votos, 36,11% de las papeletas y 14 parlamentarios–. Y, ya en el furgón de cola, como se esperaba, Podemos (9,74% y tres escaños). García-Page puede convertirse en nuevo presidente si consigue el voto a favor de los de Pablo Iglesias en la investidura. 

Han sido años de constantes críticas a Cospedal, por parte de la izquierda, por los duros recortes en educación y sanidad y por la manipulación informativa en la televisión autonómica. Y por aprobar en solitario una reforma electoral que, según la oposición, le resultaba más beneficiosa, y que fue calificada de "pucherazo", aunque al final quedó validada por el Tribunal Constitucional. Ahora la número dos de los conservadores ha sido víctima de su propia ley, al poner más caro el precio del escaño. 

Castilla-La Mancha, junto con Madrid o Valencia, se convirtió en el laboratorio de las privatizaciones del PP. Cospedal también se ha enfrentado a la censura, dentro y fuera de su propio partido, por gobernar a caballo entre Madrid, donde tenía su despacho de número dos de su partido, y Toledo, sede de la Junta de Comunidades. La presidenta sufre un severo castigo, como todo el PP. Pero tan alto que la pueden acabar descabalgando, cosa que García-Page dio por hecho.  

"Queda claro que los ciudadanos han hablado, han dado su confianza mayoritaria al PP y somos el partido que ha ganado las elecciones", se congratuló. "Quiero ser presidente para todos y para todas, pero sobre todo para la gente que más lo necesita", afirmó por su parte García-Page, rodeado de decenas de personas en el cigarral Santo Ángel Custodio de Toledo. "Con tranquilidad", dijo, "las cosas van a cambiar", y "para la mayoría". "Después de cuatro años del PP, por muy poquitos votos, podemos decir que la trampa de la ley electoral, el pucherazo de Cospedal se ha vuelto contra ella, ha intentado engañar a la región", resaltó.

Ruptura del bipartidismo

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Hace cuatro años, la victoria de la secretaria general también fue muy justa, y eso que era el peor escenario para los socialistas. Logró 564.954 votos y un 47,48%, frente a un PSOE que se hizo con 509.738 papeletas y el 42,84% de los sufragios. 25 contra 24 diputados. Uno solo de diferencia. Ahora vuelve a haber uno de diferencia, aunque a favor de la izquierda. El PP se ha impuesto en Toledo, Cuenca, Guadalajara y Albacete, pero no en Ciudad Real.

En este caso, pese al empequeñecimiento de la Cámara, se rompe el tradicional bipartidismo –la última presencia de IU en las Cortes es la de la legislatura 1995-1999–, con la entrada de Podemos. Ciudadanos, pese a tener un 8,67% de los votos, se queda fuera. 

Al perder su región y tras sólo cuatro años en el palacio de Fuensalida, sede de la Junta, Cospedal se coloca en una posición de debilidad ante la eventual sucesión de Mariano Rajoy, y visto el hundimiento del partido. Ya hace pocas semanas fue muy cuestionada. En un episodio sin muchos precedentes, se vio en el centro de la polémica entre el PP manchego, que ella preside y que salió a defenderla, y el PP andaluz. Conocido era que la jefa del Ejecutivo autonómico no había apoyado la opción de Juanma Moreno como líder de los conservadores andaluces, pero este fue avalado directamente por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría

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