Cuatro expertos consultados sobre el debate y consenso total en dos aspectos: 1) Santiago Abascal (Vox) ha aprovechado a la perfección la plataforma televisiva del debate ante la escasa reacción del resto de candidatos, que no le han dado réplica convincente; y 2) Albert Rivera (Cs) pierde y desaprovecha una ocasión –¿la última?– de invertir su caída libre. Según los observadores, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Pablo Casado (PP) cubrieron eficazmente el expediente y salieron airosos. El primero, Sánchez, lo hizo marcando perfil presidencial; el segundo, Iglesias, acaparando espacio a la izquierda de un Sánchez muy centrado; el tercero, Casado, reivindicando su condición de alternativa.
Abascal blanqueado
"A base de auténticas barbaridades, de apelaciones al miedo, de un discurso racista, antieuropeísta, creo que Santiago Abascal ha sacado claramente el mayor provecho de todos. Y eso en su primer debate, con los demás ya entrenados", señala Luis Arroyo, presidente de Asesores de Comunicación Política.
"He visto a un Abascal muy blanco. Lanzaba un discurso durísimo, pero lograba parecer un monje. Si el discurso populista no se contradice, sobrevive y se expande en las tabernas. El miedo es súper poderoso. Esto tan de Lakoff, de no entrar en el marco del otro... Pero, ¿cómo no vas a responder a esas barbaridades?", reflexiona Arroyo, que, por otra parte, se muestra comprensivo con las dificultades del resto de candidatos de plantarle cara en un formato con poco margen dialógico.
En cuanto al resto de candidatos, Arroyo tiene opiniones favorables sobre la actuación de todos, salvo Rivera. "Sánchez ha estado bastante digno. Ha adoptado una estrategia de no enfrentarse, no entrar al trapo, y de hacer una propuesta en cada bloque. Creo que ha salvado muy bien el todos contra Sánchez".
¿Y Casado? A juicio de Arroyo, "ha estado bastante bien, eficaz, rápido". "Consolida su puesto. Se le ha visto como líder de la oposición", añade, aunque también lamenta el uso de recursos "falaces".
A Pablo Iglesias lo ve reforzado: "Ha demostrado que es muy buen orador, aunque ese discurso de apelación a Pedro Sánchez, que pretendía parecer conciliador ya no tiene demasiada credibilidad". "Los electorados no lo creen, ni del PSOE ni de Unidas Podemos", añade.
El suspenso es para Albert Rivera. "Ya no me lo explico, para mí es inexplicable. No puedo entender esta persistencia en el error, en el uso excesivo de elementos, en esa sobreactuación constante..", explica Arroyo.
Terreno libre para Iglesias y Abascal
El consultor político César Calderón no ha visto un debate, sino "dos y medio". Por un lado, explica, "hemos asistido a un debate por el liderazgo de la izquierda en el que Pablo Iglesias ha sido el más eficaz gracias a que Sánchez incomprensiblemente le ha dejado todo el terreno libre y a que ha sido capaz de construir un discurso lleno de ideas, lenguajes, y guiños culturales a los nichos de voto progresistas, incluido el del PSOE".
Por el otro, "hemos visto también un debate por el liderazgo del centro-derecha que ha ganado un Pablo Casado bien preparado y tremendamente eficaz tanto ante un Rivera nervioso y disminuido como sobre todo ante Sánchez, a quien ha conseguido acorralar en varias ocasiones".
¿Y el medio debate restante? "El que ha disputado Abascal, que ha corrido en solitario dirigiéndose sin trabas a su entregada y ruidosa parroquia sin que ninguno de los otros candidatos, incomprensiblemente, haya sido capaz de combatir las evidentes falsedades, inexactitudes y fake news con las que ha trufado su discurso".
A juicio de Calderón, "no es previsible que este debate tenga demasiada influencia en las próximas elecciones, y si tiene alguno no será precisamente el de aumentar la participación".
Sin respuesta de Casado y Rivera
El catedrático de Comunicación Audiovisual José Miguel Contreras también observa que el líder ulderechista ha tenido pista libre para desplegar su mensaje sin oposición. Ahora bien, cree que –al menos desde la lógica electoral del debate– los que tenían que haberle respondido son sobre todo Casado y Rivera. "Es lógico que Sánchez e Iglesias no confronten con Abascal, porque si [los candidatos de izquierdas] confrontan con él, lo hacen crecer. Lo que busca a Abascal es eso. Pero, ¿y Casado y Rivera? No lo entiendo. Casado ha hecho unos cuarenta ataques a Sánchez y una sola alusión negativa a Abascal, que es el que le está levantando buena parte del electorado. No sé cuándo se van a dar cuenta".
Según Contreras, Sánchez sale limpio de polvo y paja: "Ha cumplido con sus objetivos. A diferencia de otras veces, en que llegaba como candidato por hacer, sin estar del todo asentado dentro del PSOE, ahora se ha presentado como presidente. Y todos le han aceptado el papel. Todos le han dejado jugar el papel de presidente, hacer propuestas y presentar medidas de presidente. Ahí está cómodo, en la parte institucional. Donde [Sánchez] se mueve peor es en otros registros, como el actoral".
Contreras cree que Iglesias "ha cubierto bien su hueco", empezando suave con Sánchez y poco a poco enseñándole más los dientes.
Tiene claro quién ha perdido: Rivera. "Ha estado perdido. Ha buscado pelea con todo el mundo. Se ha quedado desdibujado y aislado", explica contreras.
Por contraste, destaca Abascal, a quien Contreras pronostica a raíz del debate "un crecimiento importante de cara a electorado muy derechas, con discurso de ultraderecha a la europea, incluso permitiéndose discursos ideológicos sobre la globalización". "Lo sorprendente –reitera Contreras– es que aquellos a los que Abascal les está robando el voto no le quisieran confrontar. Es difícil entender por qué lo dejan crecer sin ningún tipo de problema".
Poco movimiento de voto
“No creo que sea un debate que mueva voto”, señala Enrique Fárez, consultor y especialista en análisis y seguimiento de noticias y redes sociales, con experiencia en campañas políticas. Eso sí, ve reforzado a Abascal. “El debate refuerza a Vox porque completa su blanqueo” afirma.
“Se parece mucho al debate anterior, pero más cansino por la dispersión de cinco. Un debate a cinco es peor que uno a cuatro, que es peor que uno a tres, que es peor que un cara a cara”, explica Fárez, decepcionado por el nivel de la cita. Fárez hace un breve repaso por los cinco candidatos: “Casado ha estado aparentemente centrado en Sánchez, pero con su foco real en Rivera. Sánchez, con un discurso muy medido, intentando evitar desgaste, y muy nítidamente sin dar tregua a Iglesias. [El presidente] no sale noqueado, sino por su propio pie. Iglesias ha mantenido una estrategia propositiva, por igual guiños y pullas a Sanchez. Rivera, como pollo sin cabeza y con su escenificación exagerada. Abascal, efectivo, muy, muy focalizado en su espacio de voto”.
¿Y la oratoria?
Mónica Pérez de las Heras, directora de la Escuela Europea de Oratoria, hace un análisis ceñido a su campo. De Sánchez, critica su "incapacidad para mirar a los ojos". "Sabemos que no le gustan mucho los debates, pero hay que tener más inteligencia emocional. Si los demás te miran cuando hablas, debes mirar también", señala. A su juicio, el candidato del PSOE "quería aislarse". "Pensó: 'Hablo cuando me toque y digo lo que quiero, no contesto a las preguntas y ni siquiera miro'. El problema es que no mirar significa no comunicar".
Pérez de las Heras vio "equilibrado" a Casado, aunque un tic frecuente en él delató sus nervios: "Tocarse con la punta de los dedos de una mano la punta de los dedos de otro". "Ante la falta de respuesta de Sánchez, "se desquiciaba".
En cuanto Rivera, estuvo "en su línea de crispación". "Se pone muy nervioso en los debates y se nota. Desde que llega está tocándose la corbata. Siempre muy serio, cuando le sacan mientras habla el otro tiene los labios cerrados. Incluso, al sacar cualquier objeto, no nos dejaba ni verlo, porque no puede estar quieto y gesticula con el objeto". A eso, añade De las Heras, suma "la mala costumbre de interrumpir".
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La directora de la Escuela Europea de Oratoria observa, a nivel expresivo, una coincidencia entre Iglesias y Abascal: "Ambos usan la voz kinestésica, más baja de lo normal, que llega muy bien [a la audiencia]. Esto contrasta, por ejemplo, con la velocidad a la que hablaba Sánchez. ¡Qué cantidad de palabras en el minuto final".
Sobre el líder de Podemos, Pérez de las Heras afirma que "mantuvo el tono y estuvo tranquilo, sereno". Eso sí, con un pero: "Utilizaba mucho el boli, aunque luego lo fue dejando". "El minuto de oro de Pablo Iglesias fue bastante decepcionante. Ese momento no es para leer. Él lo sabe hacer bien y no lo aprovechó".
Por último, Pérez de las Heras cree que Abascal debutó con éxito en el formato. "No bajaba la mirada, aguantaba la mirada". ¿Algún error? En sus primeras intervenciones, miraba a cámara, lo cual sólo debe hacerse en el minuto de oro. Se mantuvo atento en todo momento, pero terminó un poco con postura "de barra de bar" escuchando a Sánchez. Y el minuto de oro, a juicio de Pérez de las Heras, no se lo sabía de memoria, dudó y se le notó.
Cuatro expertos consultados sobre el debate y consenso total en dos aspectos: 1) Santiago Abascal (Vox) ha aprovechado a la perfección la plataforma televisiva del debate ante la escasa reacción del resto de candidatos, que no le han dado réplica convincente; y 2) Albert Rivera (Cs) pierde y desaprovecha una ocasión –¿la última?– de invertir su caída libre. Según los observadores, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Pablo Casado (PP) cubrieron eficazmente el expediente y salieron airosos. El primero, Sánchez, lo hizo marcando perfil presidencial; el segundo, Iglesias, acaparando espacio a la izquierda de un Sánchez muy centrado; el tercero, Casado, reivindicando su condición de alternativa.