CHOQUE DE PODERES

El pasillo del Congreso, en 'shock': “Hoy está en riesgo la democracia”

“Hoy está en riesgo la democracia”. Es la frase que hiela constantemente el pasillo del Congreso de los Diputados este jueves desde las nueve de la mañana. Una negra sombra, como las nubes que cubren Madrid, se ha apoderado de las moquetas que rodean al Hemiciclo. Todos pendientes de lo que decida el Tribunal Constitucional.

Un hecho “inaudito”, como reconocía el propio vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El Alto Tribunal estudia un recurso del Partido Popular que pide paralizar la votación de la macrorreforma impulsada por el Gobierno para cambiar el Código Penal y el sistema de elección del propio TC. Se puede dar una situación inédita en la democracia española, con el poder judicial frenando un debate en directo del poder legislativo.

El Pleno del Congreso arrancó a las nueve, pensando en el del Tribunal Constitucional de las diez. Los rostros de los diputados socialistas, de UP, nacionalistas e independentistas lo decían todo al cruzar las puertas. El primer menú era el debate sobre el código de buenas prácticas hipotecarias, pero en la mente de todos estaba la preocupación por lo que pueda pasar con la ley estrella. Jaume Asens lo definía así: “El momento más grave desde el 23-F”. “Confío mucho en el señor Arnaldo”, ironizaba el socialista Odón Elorza.

Las caras lo dicen todo

Patxi López se confesaba con hondo gesto, le preocupa mucho esta deriva de las derecha. Un camino “radicalmente antidemocrático”. A su lado, también con rostro muy serio su mano derecha, Isaura Leal, que ha presentado el recurso ante el TC para personarse en la causa. Desfilaban a primera hora también con la cara desencajada ante lo que puede pasar parlamentarios como Pedro Casares, Paco Aranda y José Zaragoza. Puro vértigo.

Los diputados, también por debajo, expresaban sus sentimientos: “Una barbaridad”, “no huele bien”, “ya puede pasar de todo”. “Un escándalo”, así de tajante comentaba Íñigo Errejón (Más País) la situación, para indicar: “Hay que defender el Congreso”. Muchos no se podían creer que se esté viviendo así una situación en la democracia española. Perplejidad, ojos bien abiertos. La amenaza que nadie esperaba: el poder judicial entrometiéndose en el legislativo.

Un pasillo helado, frío, en shock. Y en el que la derecha desapareció. Ningún diputado del PP quería hablar, no andaban entre los periodistas. Las declaraciones hiperbólicas y de acusaciones a Sánchez de dictador se evaporaron. No querían dar la cara ante la interposición del recurso que puede parar en directo una votación en el Congreso de los Diputados. Hasta dos horas y media más tarde del arranque no apareció la portavoz, Cuca Gamarra, escoltada por Jaime de Olano, Carlos Rojas y Guillermo Mariscal. Ni una cesión de un milímetro, ni autocrítica. Sigue en sus trece.

El PP ha criticado durante estos días una práctica normal en el Congreso, la de presentar enmiendas a leyes en tránsito para reformar otros aspectos. Se han dado casos impulsados por el grupo popular de este tipo con aspectos muy sensibles como el aforamiento del rey emérito a través de un procedimiento exprés en una reforma parcial de la ley del Poder Judicial sobre medidas de racionalización del sector público.

Aires del Parlament

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Otro de los comentarios más repetidos venía por parte de los diputados catalanes. “Esto es lo que nos pasó en el Parlament. Es muy grave. Va a ser un día muy largo”, confesó Mireia Vehí, parlamentaria de la CUP. Para Ferran Bel (PDeCAT), “sería un escándalo que el Tribunal Constitucional nos pueda decir qué votar o no”. “Eso ya en Cataluña pasó, los parlamentos son soberanos y que después el TC decida si es Constitucional es razonable. Pero que nos digan con carácter previo qué podemos votar en esta Cámara, donde está la soberanía popular, me parecería una situación sin precedentes, gravísima”.

Ni siquiera hay tiempo para especulaciones. Es para muchos tan inconcebible que nadie se quería imaginar qué hacer si llega la orden del Constitucional de parar el debate. Ese ambiente de congelador dominaba un pasillo que normalmente es un avispero de declaraciones que suben la temperatura. Ese frío recorría todas las espaldas, de la prensa a los parlamentarios, mientras se colaban algunas gotas de lluvia cuando se abría la puerta. Con la formulación que indigna a muchos: un TC caducado parando, a propuesta del PP, su propia reforma para desbloquearse cuando ellos mismos han aplazado su renovación. Increíble para todos los diputados progresistas.

En un segundo plano quedaban los propios debates de otras leyes en la Cámara. Todos a la espera, aunque la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez ‘Pam’, seguía atenta al lado la tramitación de la ley del aborto que iba en el Pleno de este jueves. Un día muy gris en el Congreso, una tormenta democrática. "Vaya día", resoplaba.

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