El Partido Popular de Madrid lleva años iniciando partidas que después regresan a la casilla de salida. Escándalo a escándalo. Dimisión a Dimisión. La última ha sido la de Cristina Cifuentes, la política que se presentó y fue presentada como la vacuna para todos aquellos elementos que habían conducido al partido a perder su mayoría absoluta en la Comunidad. La candidata para asegurarse la mayoría absoluta en mayo de 2019. Y, por qué no, para pelear por la sucesión de Mariano Rajoy. También, un pasaporte para la tranquilidad del presidente del PP, que lleva más de una década sin controlar a un PP de Madrid envuelto en escándalos de corrupción, peleas de egos y permanentes desafíos a la dirección nacional. Todo esto se ha ido derribando en el último mes y terminó este miércoles por evaporarse del todo.
Es en este contexto en el que se entiende la reacción de Mariano Rajoy nada más conocerse la renuncia de Cifuentes. A su llegada al Congreso para presenciar el arranque del debate de totalidad de los Presupuestos quiso zanjar el asunto asegurando que "a partir de ahora se abre una nueva etapa en la Comunidad de Madrid". Y que esperaba "que estas cosas no vuelvan a producirse nunca".
No precisó Rajoy a qué "cosas" se refería. Pero Cifuentes dimitía un mes después de estallar el escándalo de su máster en la Universidad Rey Juan Carlos y pocas horas después de que se difundiera un vídeo de 2011 en el que es cazada por un vigilante de seguridad de un supermercado de Vallecas tras, supuestamente, haberse guardado en el bolsos dos cremas antiarrugas.
Las fuentes del PP consultadas por infoLibre no recuerdan una respuesta tan "dura" de su jefe de filas tras la dimisión de un cargo del partido. Él mismo había dado órdenes a María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, de que se trasladase a la madrileña Puerta del Sol, sede del Gobierno regional, para asegurarse de que renunciaba antes de las 12.00. La hora a la que él tenía previsto entrar en el hemiciclo del Congreso para escuchar el discurso del ministro Cristóbal Montoro.
"No podía seguir aguantando"
Hasta este momento, Rajoy había asistido como testigo silente a una pelea interna en el PP entre quienes le pedían que dejase caer a Cifuentes para no perjudicar más al partido y quienes le reclamaban que aguantara. Que ya estaba bien de "entregar cabezas" a los "oportunistas" de Ciudadanos. Estaba dispuesto a estirar el chicle hasta las puertas de la moción de censura planteada por el PSOE, a principios de mayo, para dejar que el partido de Albert Rivera se retratase atacando, además, a la oposición a golpe de refrán –"Consejos vendo, que para mí no tengo"–, pero el vídeo, difundido por Okdiario, lo precipitó todo. No sólo por el contenido del material en sí. Sino por lo que podría estar por llegar. "Ni ella podía seguir aguantando, ni el partido. Así de claro", resume un miembro de la dirección nacional.
Sociólogos, polítólogos y políticos de todos los partidos coinciden en que en el caso de Cifuentes se ha producido una especie de "tormenta perfecta". Los escándalos que ha protagonizado son fácilmente entendibles por el ciudadano de a pie. No se trata de una maraña de informes jurídicos y policiales, sino de algo tan de andar por casa como un título universitario y un par de cremas. Pero a esa "tormenta perfecta" se suma el hecho de que tenga lugar en la Comunidad de Madrid, región en la que que todo lo que ocurre tiene una mayor repercusión política, social y mediática. También, la proximidad de unas elecciones municipales y autonómicas en las que, por mucho que diga Rajoy a los suyos, está instalada la idea de que el daño que les va a hacer Ciudadanos va a ser "tremendo". No sólo en la Comunidad de Madrid, considerada junto al Ayuntamiento la joya de corona, sino en toda España.
Un partido instalado en el pesimismo
Si hace un año, recién elegida Cifuentes presidenta del PP de Madrid, los conservadores consideraban que estaban en disposición de volver a las mayorías absolutas en la Comunidad, ahora el pesimismo en la formación es total. "Miramos el mapa de España y sólo tenemos mayoría absoluta en Galicia. Recuperar la Comunidad Valenciana es casi imposible, por no decir imposible; de Madrid, ni hablemos. Y en muchas encuestas internas Ciudadanos nos da un repaso considerable...", valora un dirigente regional.
"Un año en política es una eternidad. Pero mucho tienen que cambiar la cosa para que nos recuperemos en Madrid", añade un diputado.
En la agenda política y mediática, el caso de Cifuentes lo ha eclipsado todo: desde la situación en Cataluña hasta el primer tramo del debate de las cuentas públicas para 2018. Y, en clave interna de partido, lo mismo. Dirigentes nacionales, regionales y locales se trasladaron hace casi un mes a Sevilla, para celebrar una convención del PP en la que el caso del máster de la presidenta madrileña tapó cualquier otro tipo de mensaje o debate.
"Ya basta. Primero fue Ignacio González, luego Granados, luego tuvo que dimitir Aguirre. Rajoy tiene que tomarse muy en serio Madrid porque no estamos para ir tirando por la borda a comunidades que han sido nuestro caladero de votos", lamenta un dirigente conservador. La misma fuente destaca que los dos primeros estuvieron en la cárcel y que la instrucción de los casos Lezo y Púnica continúa y dará todavía "más de un susto" y que mientras que ambos "campaban a sus anchas por Madrid", Aguirre "era ajena a sus actos".
"Fuego amigo"
Precisamente a ese pasado tan reciente del PP madrileño, a la etapa de Aguirre, González y Granados, dirigían este miércoles la mirada muchos cargos conservadores. Coinciden en que la llegada de Cifuentes fue "un parche", sobre todo porque, por mucho que haya intentado desmarcarse de sus antecesores, todos compartieron décadas militando en las filas del PP de Madrid y entre todos ellos quedaban "cuentas por resolver" por "problemas y diferencias enquistadas con el paso de los años".
"Cristina ha levantado muchas ampollas llevando a los tribunales algunos de los episodios de la gestión de Ignacio González [Canal de Isabel II] y Esperanza Aguirre [Ciudad de la Justicia] porque, por mucho que se haya dicho lo contrario, el PP de Madrid lleva mucho tiempo sin ser una formación cohesionada", destaca un diputado en la Asamblea. En el entorno de la ya expresidenta madrileña llevan semanas apuntando a estas cuestiones como posible origen de la estrategia de "acoso y derribo" a la que consideran que ha sido sometida, según palabras de la propia Cifuentes. El famoso "fuego amigo".
El principal temor de Génova ahora es que las costuras del PP de Madrid, a punto de romperse por estos últimos escándalos, estallen. Con la llegada de Cifuentes, los diferentes sectores de la formación regional, donde dominaban los aguirristas, se pusieron en 'modo silencio' para no ver perjudicados sus puestos institucionales o en el partido, pero ahora impera el nerviosismo, sobre todo en un momento en el que en breve tocará designar candidatos y elaborar listas. Conscientes de este contexto, en la dirección nacional del partido estudian la posibilidad de tomar el control del PP de Madrid con una gestora. Sería la segunda en pocos años. La propia Cifuentes dimitió de la gestora del PP de Madrid tras la marcha de Esperanza Aguirre poco antes de presentarse como candidata a presidir la formación. Acaba de cumplir un año como presidenta electa.
El temor también se extiende al Gobierno de la Comunidad de Madrid. En el entorno de Rajoy no tienen nada claro que Ángel Garrido deba ser el sustituto temporal de Cifuentes mientras se agota la legislatura. "El presidente está harto de sorpresas y no podemos errar de nuevo", dice un diputado madrileño. Otro, con ironía, resume el panorama: "Hay pocos posibles candidatos sin pasado", recordando que el grueso de los cargos con posibilidades tienen sus orígenes políticos en la etapa de Aguirre.
¿Fisuras en el PP y en el Gobierno?
Y, para cerrar el círculo, está por ver cómo se digiere esta crisis en la dirección nacional del PP. El Comité de Dirección ha exhibido una clara división sobre cómo debía gestionarse el caso del máster. Cospedal era partidaria de resistir y de que la formación protegiese a Cifuentes. En el grupo opuesto ubican las fuentes consultadas a Fernando Martínez-Maillo, número tres del partido. Las relaciones entre ambos no son las mejores desde que Rajoy nombró al vicesecretario de Organización también coordinador general en el XVIII Congreso Nacional del PP, celebrado en Madrid hace más de un año. Como tampoco lo son las relaciones entre la secretaria general y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Ésta tampoco ha destacado precisamente por su defensa a la expresidenta madrileña y en algunos sectores conservadores ha sido señalada, por estar bajo su control los servicios de inteligencia del Estado, como una de las protagonistas de ese "fuego amigo".
Las próximas decisiones
Antes del Dos de Mayo, día de la Comunidad de Madrid, no habrá novedades sobre el futuro del Gobierno regional ni sobre el del PP madrileño. Todavía hay tiempo para que Génova decida quién debe sustituir a Cifuentes y proponérselo a Ciudadanos, señalan. También para pensar en la "mejor solución" para la formación.
Sobre la permanencia de Cifuentes como diputada, en su entorno señalan que "no hay novedades", que todo sigue igual y que su intención, de momento, es no renunciar. El aforamiento sería una garantía si finalmente es imputada por el caso de la cafetería de la Asamblea.
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Más lejos en el tiempo, pero con urgencia, Rajoy tiene que resolver las candidaturas para la Comunidad y el Ayuntamiento. "Teníamos el tándem perfecto: Cifuentes y Pablo Casado para Comunidad y Ayuntamiento. Y se ha desmoronado todo", se lamentan en el PP de Madrid.
A día de hoy no está nada claro. Incluso Pablo Casado ha saltado a las quinielas de la Comunidad y se ha llegado a hablar de mantener a José Luis Martínez Almeida, portavoz del PP en el consistorio, como candidato al Ayuntamiento. En Génova están satisfechos con su trabajo. Pero su principal problema es que "es muy poco conocido" por los madrileños.
La principal incógnita es si Rajoy se atreve a tocar el Consejo de Ministros para buscar candidatos para Madrid, dada la relevancia de la región. "Cuando Aguirre llegó a la Comunidad ya había sido ministra y presidenta del Senado. Todo es posible", destaca un barón territorial.
El Partido Popular de Madrid lleva años iniciando partidas que después regresan a la casilla de salida. Escándalo a escándalo. Dimisión a Dimisión. La última ha sido la de Cristina Cifuentes, la política que se presentó y fue presentada como la vacuna para todos aquellos elementos que habían conducido al partido a perder su mayoría absoluta en la Comunidad. La candidata para asegurarse la mayoría absoluta en mayo de 2019. Y, por qué no, para pelear por la sucesión de Mariano Rajoy. También, un pasaporte para la tranquilidad del presidente del PP, que lleva más de una década sin controlar a un PP de Madrid envuelto en escándalos de corrupción, peleas de egos y permanentes desafíos a la dirección nacional. Todo esto se ha ido derribando en el último mes y terminó este miércoles por evaporarse del todo.