A casi una semana de las municipales, autonómicas y europeas del próximo 26 de mayo, el Partido Popular empieza a pensar en el día después. Las encuestas sobre lo que pueda ocurrir ese domingo a los conservadores no son muy optimistas. Pero aunque Pablo Casado consiguiera salvar los muebles conservando para su partido –gracias a pactos con Ciudadanos y Vox– la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Murcia y la Rioja, las fuentes consultadas consideran que "algo tiene que cambiar".
Dirigentes regionales y provinciales del Partido Popular coinciden en que, tras perder las elecciones generales, Pablo Casado no puede intentar la remontada con las mismas personas.
"No podemos estar de brazos cruzados los próximos cuatro años con 66 diputados en el Congreso como si no hubiese pasado nada. Los electores nos ubicaron el 28 de abril como el principal partido de la oposición, pero muy pegados a Ciudadanos. No cambiar nada sería trasladarles la idea de que no nos hemos enterado de nada", relata un cargo conservador en conversación con infoLibre.
Uno de los requisitos que más se escucha en las filas conservadoras desde el batacazo de las elecciones generales es que los cambios que Casado debería introducir en la dirección del partido deberían ir encaminados a lograr un PP "más plural".
Desde su llegada a la dirección del PP el pasado julio tras vencer a Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso extraordinario de sucesión de Mariano Rajoy, Casado se ha rodeado de un grupo de fieles muy vinculados en el sector más conservador del partido, perfiles vinculados al expresidente José María Aznar y a Faes, su fundación. También, a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Un "giro a la derecha" que, según amplios sectores del partido está tras los malos resultados de las generales.
"Entrar en competición directa con Vox fue un error. Siempre que el PP ha salido reforzado en las urnas ha sido cuando no hemos descuidado el centro", destaca un líder territorial.
Recuperar a dirigentes con experiencia
La "pluralidad" que demandan a Casado pasaría por recuperar a dirigentes con experiencia parlamentaria y de gestión de la etapa de Mariano Rajoy, un grupo de políticos ya bastante reducido si se tiene en cuenta que muchos de ellos han ido abandonando la primera línea de la política. "Ni Aznar ni Faes han hecho a Casado ganar elecciones. La conclusión es clara", asegura un diputado elegido el pasado 28A.
La misma fuente considera que Casado, casi un año después de haber ganado el congreso de sucesión de Rajoy, se ha dado cuenta de que las ideas que le hicieron imponerse en el cónclave no le han hecho ganar las generales y que tiene que tomarse en serio el giro al centro. Y que ese giro al centro pasa, en una parte muy importante por "fortalecer" el equipo.Casado necesita un plan"Casado sabe que los barones le dieron tiempo extra tras las generales,
lo mejor es que tenga un plan para poner en marcha ya para evitar que se cuestione su liderazgo", considera un veterano dirigente ya fuera de la primera línea de la política. "Podría presentarlo como una forma de impulsar el partido tras su primer año al frente", añade.
Las principales críticas internas de los últimos meses han recaído sobre Javier Fernández-Lasquetty, jefe de gabinete de Casado, sobre el secretario general, Teodoro García Egea, y sobre el vicesecretario de Organización, Javier Maroto. Al primero le atribuyen el "error de estrategia" del escoramiento a la derecha. A García Egea y a Maroto, los fallos en la campaña y el "caos" en la elaboración de las listas, un proceso que enfadó a no pocas direcciones territoriales.
Pese a que la dirección nacional del partido negó que el hecho de que Maroto fuese apartado de la coordinación de la campaña del 26M no tenía nada que ver con los errores del 28A, en algunos sectores el mensaje que ha calado es que sí ha tenido que ver. No obstante, no creen que Casado vaya a atreverse a apartar a Maroto o a García Egea, que fueron claves en la campaña que le llevó a la presidencia del partido.
"Conociendo a Casado y el contexto del partido, los retoques, los cambios, vendrían más por sumar nuevas personas a su equipo que por apartar a los que ya están", comenta un dirigente próximo al jefe de los conservadores. La misma reflexión aplican al caso de Andrea Levy, responsable de Estudios y Programas del partido. Este jueves renunció al escaño en el Congreso que obtuvo el pasado 28A para centrarse en la recta final de campaña de las municipales. Concurre como número dos en la lista de José Luis Martínez-Almeida al Ayuntamiento de Madrid y la dirección nacional del partido ha querido lanzar el mensaje de que no van a acumularse cargos, sobre todo en un contexto como el actual en el que los resultados electorales dejan poco margen para repartir puestos de responsabilidad.
Junto a Levy, el economista Daniel Lacalle anunció, también el jueves, que no asumirá el escaño de diputado. Este economista ultraliberal, considerado el gurú de Casado en este campo seguirá vinculado al área económica de la fundación Concordia y Libertad. La desvinculación de Lacalle del grupo parlamentario en el Congreso sería una buena oportunidad, aseguran las fuentes consultadas, para reformar el equipo económico con otro tipo de perfiles.
El líder del PP se ha rodeado de perfiles muy identificados con el neoliberalismo y mayoritariamente críticos con la gestión de Rajoy.
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¿Un coordinador general?
Una vez que transcurran las autonómicas, municipales y europeas y quede configurado el nuevo mapa de poder, Casado tendría más elementos para repartir juego puertas adentro del PP en base al peso de los distintos territorios. También, comentan en el partido, podría dirigir la mirada al Grupo Parlamentario Popular en el Senado, donde tendrán escaño destacados exdirigentes de la etapa de Rajoy como Fernando Martínez-Maillo, Javier Hernando o Carlos Floriano.
La introducción de la figura del coordinador general en la estructura del partido es, a ojos de algunas de las fuentes consultadas, una de las herramientas de las que dispone Casado para lanzar ese mensaje de integración si apostase por una persona de perfil moderado. No obstante, hay en el PP quienes defienden que esa figura es útil en momentos en los que el partido gobierna y el líder tiene que dividirse entre Génova y la Moncloa, no en momentos como los actuales. Este fue el papel que Rajoy encomendó a Martínez-Maillo en el último congreso al que concurrió como líder del PP.
A casi una semana de las municipales, autonómicas y europeas del próximo 26 de mayo, el Partido Popular empieza a pensar en el día después. Las encuestas sobre lo que pueda ocurrir ese domingo a los conservadores no son muy optimistas. Pero aunque Pablo Casado consiguiera salvar los muebles conservando para su partido –gracias a pactos con Ciudadanos y Vox– la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Murcia y la Rioja, las fuentes consultadas consideran que "algo tiene que cambiar".