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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Feijóo gana las elecciones por la mínima y hablará con el PSOE para que le facilite el Gobierno

Alberto Núñez Feijóo y su equipo, tras conocer los resultados del 23J.

El PP de Alberto Núñez Feijóo ganó este domingo las elecciones generales del 23J en escaños y en votos después de un agónico recuento que dinamitó todas las previsiones de las encuestas. La victoria, sin embargo, se volvió amarga al comprobar que la derecha no ha conseguido escaños suficientes para garantizar la investidura el líder del PP.

Con el recuento al 99,9% el PP sumó 136 escaños y el 33% de los votos, 14 parlamentarios más que el PSOE pero apenas 1,3 puntos más en el porcentaje de votos. 

El resultado permite a Feijóo, por la mínima, reivindicar su investidura como candidato de la lista más votada, pero no podrá hacerla realidad con el resto de los partidos de la derecha. Vox se quedó en 33 (un retroceso de 19 parlamentarios) y en el resto de la Cámara sólo puede aspirar a contar con los representantes de Coalición Canaria (1) y UPN (1). En total, 171 escaños, cinco menos que la mayoría absoluta.

Apelación al PSOE

En este escenario, el PP volcará todo su esfuerzo en reclamar la abstención del PSOE para gobernar en solitario y evitar un bloqueo que conduzca a la repetición de las elecciones. Eso es lo que reivindicaron, al filo de las 23 horas, fuentes del PP. “Feijóo reivindicará su derecho a formar Gobierno y pedirá al resto de partidos que, como es habitual en democracia, permitan la investidura del candidato que ha ganado las elecciones. No hay modelo que no pase o por Feijóo o por el sí expreso de Bildu. Reivindicamos para Feijóo el mismo compromiso que Feijóo tuvo, por ejemplo, en Vitoria. El objetivo, restar capacidad de decisión a la izquierda abertzale. No entenderíamos una decisión que no fuera en esa dirección, y recordamos que nunca este país hizo presidente a quien había perdido las elecciones”.

La celebración en el balcón de Génova no pudo parecer más agridulce. Las caras de los compañeros de dirección de Feijóo, muy en especial la de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, reflejaban la decepción de haberse quedado cortos en la victoria. Un disgusto que los seguidores del partido congregados frente a la sede evidenciaron interrumpiendo hasta en dos ocasiones el discurso de Feijóo coreando el nombre de Ayuso.

El candidato se extendió en detalles para decir, en síntesis, que se siente con derecho a formar gobierno y por tanto exigirá al PSOE que facilite su investidura para evitar un bloqueo que conduzca a una repetición electoral. “Nuestra obligación ahora es que no se abra un periodo de incertidumbre en España. Los españoles hoy nos han dado la confianza y también han dicho a todos los partidos que dialoguemos. Como candidato del más votado, mi deber es abrir un diálogo e intentar gobernar de acuerdo con los resultados”.

“Pido formalmente”, reclamó, “que nadie tenga la tentación de volver a bloquear España”. Y anticipándose a la posibilidad de que Sánchez intente la investidura, volvió a condenar la posibilidad de que pueda ser presidente el líder de un partido que no es el más votado.

El PP se ha impuesto en todas las comunidades excepto Extremadura, País Vasco, Navarra y Cataluña. Tampoco han logrado ganar en la provincia de Sevilla.

Lejos de las expectativas

Feijóo ha ganado, pero el resultado queda muy lejos de sus expectativas, que en el peor de los casos estaban por encima de los 150 escaños. Ni siquiera suma más diputados que PSOE y Sumar, el listón que él mismo se había autoimpuesto paras negar la entrada en el Gobierno a Vox en el caso de que ambas fuerzas sumaran, lo que tampoco ha ocurrido.

Y confirma que la última semana ha sido una catástrofe para el PP, que el fin de semana pasado especulaba con la posibilidad de estar cerca de los 170 escaños. Fue entonces cuando llegaron los tropezones de su candidato. Primero por mentir en directo en televisión sobre distintas materias, después por sus contradictorias explicaciones acerca del narcotraficante Marcial Dorado. Y finalmente por su incomparecencia en en el debate a cuatro organizado por RTVE.

El resultado obliga al PP a emplearse a fondo en el plan b que Feijóo ya llevaba semanas esbozando, pero con algunas variaciones. Provocar una revuelta interna en el PSOE que derribe a Sánchez será más difícil después de este resultado, en el que los socialistas pierden por la mínima pero mejorar sus cifras de 2019. Los estrategas del PP presionarán, no obstante, para retratar al PSOE como el responsable de un bloqueo que puede conducir a nuevas elecciones en pocos meses, en la esperanza de que, si no acceden a facilitar la investidura de Feijóo, ese escenario es pase factura en la repetición electoral.

No obstante, Feijóo también tendrá que afrontar el coste de no haber estado a la altura de sus propias expectativas. El PP se ha qeudado lejos de lo que esperaban en un momento en el que dentro del partido no falta quien critica la estrategia de campaña, la forma errática en la que se han gestionado los pactos con Vox en las comunidades autónomas y los graves daños sufridos por la credibilidad del candidato.

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El sueño de una mayoría absoluta, o de su sucedáneo, la llamada “mayoría suficiente”, se ha desvanecido. Feijóo ni se ha acercado a lo que han conseguido Isabel Díaz Ayuso en Madrid el 28M o Juanma Moreno en Andalucía en las elecciones de 2022 a pesar de que tenía a su favor la desaparición completa de Ciudadanos y del brusco hundimiento de Vox.

Gracias a esas dos circunstancias, Feijóo ha logrado mejorar los resultados si se comparan con los de Pablo Casado de noviembre de 2019, si bien el bloque de la derecha en su conjunto se mantiene básicamente en el mismo porcentaje.

Feijóo, según fuentes del PP, se plantea gobernar con sólo 136 diputados. Y para conseguirlo pedirá a PSOE, Vox y PNV que se abstengan. El primer análisis de lo que ha pasado que hace Génova evita cualquier autocrítica y culpa a Vox. Según sus cálculos, han perdido hasta ocho escaños por culpa de votos que han ido a la ultraderecha pero que los de Abascal no han sido capaces de transformar en diputados. Con esos ocho escaños, que además perdería la izquierda, aseguran que habrían onseguido mayoría con Vox sin necesitar al PNV.

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