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El futuro de Cataluña

El PP pincha en su primera semana de recogida de firmas: 100.000 contra los indultos frente a 800.000 contra el Estatut

La vicesecretaria de Política Social del PP, Ana Pastor, visita este viernes una mesa de recogida de firmas contra los indultos en Castellón.

El PP de Pablo Casado ha logrado reunir en una semana 100.000 firmas en contra de los indultos, logradoincluyendo las recogidas físicamente en mesas petitorias repartidas por todo el país y las que se van sumando a través de una plataforma electrónica, según fuentes oficiales del partido.

Una cifra abultada, pero muy inferior a la que consiguió reunir en el mismo período de tiempo —una semana— Mariano Rajoyconsiguió cuando en 2006 llevó a cabo una movilización similar contra el nuevo Estatut de Cataluña. En aquella ocasión, el PP sumó nada menos que 800.000 apoyos en siete días, ocho veces más que Casado con los indultos.

La cifra de 100.000 firmas fue facilitada por el propio PP el pasado miércoles, una semana después de que comenzase su recogida. La formación de Pablo Casado no facilitó este viernes una actualización de datos, pero la plataforma que está recogiendo los apoyos a través de Internet ha contabilizado hasta la fecha algo más de 48.000.

Al igual que sucedió con Rajoy, Casado no ha puesto límite a la recogida de firmas contra unos indultos que el PP considera contrarios “a la convivencia y la concordia”. Pero para acercarse a los cuatro millones de apoyos de 2006, a este ritmo deberá prolongar la recogida durante 40 semanas, lo que llevaría la iniciativa hasta marzo del año que viene.

La recogida de firmas organizada por el PP de Mariano Rajoy en 2006 contra el Estatut de Cataluña reclamaba que, en contra de lo que dice la Constitución, todos los españoles pudiesen votar en referéndum la nueva norma catalana. “Todos tenemos derecho a opinar”, defendía entonces el antecesor de Casado.

Aquella iniciativa pedía los ciudadanos que dijesen sí o no a una pregunta que ni siquiera mencionaba el Estatut: “¿Considera conveniente que España siga siendo una única Nación en la que todos sus ciudadanos sean iguales en derechos, obligaciones, así como en el acceso a las prestaciones públicas?”

La recogida de firmas, que igual que la organizada estos días por el PP de Casado no cumplía los requisitos de autenticación que prevé la ley para poner en marcha iniciativas legislativas populares, fue anunciada el 25 de enero de 2006. Y comenzó oficialmente en la ciudad de Cádiz —elegida aposta por ser cuna de la Constitución de 1812— el día 31 en un acto protagonizado por el propio Rajoy, entonces líder de la oposición al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

La petición de adhesiones ya había comenzado el fin de semana por Internet y entonces, según el propio líder del partido, ya superaba los 242.000 apoyos. “La gente está concienciada porque el Estatuto es inaceptable y no pasa en ningún país del mundo”, declaro entonces Rajoy a modo de explicación.

En el plazo de una semana, según anunció a los pocos días el entonces secretario general del PP, Ángel Acebes, en una comparecencia en la que también acusó al Gobierno de Zapatero de “entreguismo” y de estar siendo “humillado” por el Govern catalán, la iniciativa había conseguido reunir 800.000 firmas. El Estatut, acusaba entonces Acebes, abre la puerta a exigir “la capacidad de decidir o, en otras palabras, el derecho a la autodeterminación en perjuicio de la igualdad y la solidaridad de todos los españoles”.

Diez furgonetas

La recogida de firmas se prolongó durante dos meses, siempre según el PP. El 25 de abril, Mariano Rajoy se presentó a las puertas del Congreso con diez furgonetas transportando 876 cajas apiladas en palés. En su interior, según los datos facilitados por el propio partido, 4.020.000 firmas, los que significa una media de recogida por encima del medio millón a la semana.

Con aquellas firmas el PP quería respaldar una proposición no de ley que, a pesar del despliegue frente a la puerta de los leones, acabó siendo rechazada por el Pleno del Congreso. No sabiendo qué hacer con semejante volumen de papel, la Cámara acabó decidiendo su traslado a un almacén en las afueras de Madrid, donde llevan 15 años acumulando polvo.

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La recogida de apoyos contra el Estatut no logró su objetivo porque la nueva norma completó su tramitación en el Congreso y el Senado y acabó siendo aprobada en referéndum en Cataluña, tal y como ordena la Constitución. Pero tampoco dio muchos réditos electorales al PP, que en las elecciones generales de 2008 vio cómo el PSOE de Zapatero mejoraba su holgada posición en el Congreso.

De hecho, algunos de los protagonistas del partido en aquella época han acabado reconociendo que aquella estrategia fue un error. Lo dijo años después el entonces líder del PP en Cataluña, Josep Piqué, en una entrevista publicada por El Periódicorecogida por el diario Ara: “El PP, no diré que conscientemente, alimentó la idea de que la recogida de firmas era contra los catalanes”. Otro dirigente de la época, Manuel Milián, escribió en La Razón: “Fue una tontería descomunal, hundió el partido en Cataluña”.

Hasta Xavier García Albiol, hoy alcalde de Badalona, admitió que la recogida de firmas que el PP hizo en 2006 contra el Estatut “podía tener muy buena voluntad e intención, pero aquí en Cataluña no se entendió y fue percibida como una agresión. Con el tiempo se ha demostrado que esa acción fue muy poco afortunada”.

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