La presión del PSOE andaluz fue clave en la marcha atrás de Rubalcaba

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El "error", el "grave error" de Ponferrada "se ha corregido". Óscar López, cuando compareció ayer en la sede federal del PSOE con gesto contrito, en una de las ruedas de prensa quizá más difíciles de su carrera política, ante una sala ávida de información y de explicaciones, se aplicó en subrayar que lo peor había pasado, que esos "señores" se habían dado de baja del partido y que el partido, por tanto, ya no gobernaba la ciudad leonesa. En efecto, los socialistas han sufrido la amputación de su grupo municipal, han perdido la alcaldía, han perdido a su alcalde, Samuel Folgueral, y de camino se ha zambullido en una sonora crisis interna y en un nuevo cuestionamiento de la autoridad del líder. 

Pero la historia no ha concluido todavía. Porque el relato oficial se pierde y se hace oscuro en los días previos a la moción de censura pactada con Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP), la formación con la que el acosador sexual Ismael Álvarez retornó a la política en 2011. Y más difuso queda todavía el cronograma del viernes negro, el 8 de marzo, Día de la Mujerviernes negro, cuando el PSOE pasó de justificar el acuerdo en la localidad a reprobarlo, en cuanto Alfredo Pérez Rubalcaba fue "consciente" de los "pormenores" del asunto. Un elemento clave en la riada de hechos que atropelladamente se sucedieron ese día fue la intervención y presión de la federación andaluza, la más poderosa del PSOE, y singularmente de su líder, José Antonio Griñán. 

La mañana amanecía con la previsión en todos los medios. Ya se conocía qué iba a pasar: que Folgueral asumiría el poder gracias al apoyo imprescindible de Álvarez en una moción de censura que iba a discutirse en el pleno del Ayuntamiento a partir de las 12 horas, bajo la condición "inexcusable" de que el propio Álvarez dejara el Consistorio en cuanto se consumara el cambio de color del Gobierno local. Un grupo de militantes de León había advertido su rechazo en las jornadas anteriores, recordando que no se podía violar la máxima de "tolerancia cero" con la violencia de género. A las 11.13 horas del viernes, la diputada Carme Chacón lanzaba un tuit (en castellano y en catalán). Fue este: 

La voz de alarma de la ministra de Defensa de las 11.13 –Twitter refleja en la reproducción una hora menos, la hora GMT– fue replicada por las agencias y las webs. Al poco comenzó el pleno en Ponferrada en medio de una gran expectación mediática. Pasada las 13 horas, Folgueral ya era alcalde. Con el voto de Álvarez, claro, quien prometió que al día siguiente, sábado, renunciaría a su acta de concejal. A las 15.53, en los correos de los periodistas que cubren la información del PSOE, entró una nota de prensa: "Desde hoy hay un alcalde socialista en Ponferrada y un acosador menos en política". Ferraz bendecía así oficialmente la moción de censura. 

Tuits de Rubiales, Díaz y Caravaca

El revuelo en las redes sociales ya era patente. A las 13.17, Amparo Rubiales, presidenta de los socialistas andaluces, mujer de la máxima confianza de Griñán e ilustre feminista, comenzaba a "impugnar" la operación de Ponferrada, primero retuiteando un mensaje genérico a favor de la igualdad de Griñán y después resaltando su condena sin ambages: 

Los mensajes no podían pasar sin pena ni gloria. Procedían de la histórica Rubiales. En esas primeras horas de la tarde, López telefonea a Mario Jiménez, vicesecretario general del PSOE de Andalucía (PSOE-A), según confirmó a infoLibre un alto responsable de la federación. El secretario federal de Organización explica lo sucedido en Ponferrada y Jiménez responde que "no era compartido por Andalucía" y le avisa de que el PSOE-A "seguirá defendiendo su posición" en todos los foros, "donde hiciera falta". El número dos de Griñán le traslada que el PSOE-A estaba "impugnando" la moción que "nunca tenía que haberse producido" y que lo que opinaba Rubiales "lo opinaba igual hasta el último militante de Andalucía". Queda claro, como no podía ser de otra manera, que el partido apoya a Rubiales o, mejor dicho, que sus mensajes gozan del pleno visto bueno del jefe de la Junta. 

A las 18.36, Susana Díaz, consejera de Presidencia de la Junta, secretaria provincial de los socialistas sevillanos y mano derecha de Griñán, escribe en Twitter: 

19.16. María Teresa Caravaca, mujer de Griñán, avisa: 

Rubiales le contesta: "¡Di que sí! Eso es". Como ayer dijo Griñán, la presidenta de los socialistas andaluces había estado movilizando el partido y expresando desde el primer minuto su discrepancia.

Jiménez participa en la tarde del viernes en un acto de partido en Huelva. Mismo mensaje, como martillo pilón: el Gobierno de Ponferrada, sostiene, no va a "merecer la pena" porque está "manchado" por la sombra de "una persona que ha sido capaz de ejercer el acoso contra otra". 

Los máximos escuderos del partido en Andalucía han dictado sentencia. Griñán también lo hace. Llama a Rubalcaba, según ratificaron a infoLibre fuentes próximas al presidente de la Junta. Le dice lo mismo, que Andalucía no tolerará esa moción y que debe dar marcha atrás.

A las 19.50, comunicado de Rubalcaba. Exige "rectificar" la decisión de la moción de censura y declara que "no comparte cómo se han hecho las cosas". Según el relato de López, es en torno a esa hora cuando el secretario general fue "consciente" de todos los "pormenores" y determinó cortar de raíz la polémica.

¿Fue la intervención del jefe del Ejecutivo andaluz absolutamente determinante? Un alto cargo del PSOE-A cree que Rubalcaba "ya iba a ordenar la rectificación en cualquier caso", después de escuchar y conversar con muchos otros cuadros, pero sí había recibido de forma nítida "la posición de Andalucía", el territorio de más peso en todo el partido. También Elena Valenciano y Purificación Causapié, dos mujeres en el máximo nivel de dirección, habían trasladado su disgusto con la moción desde días atrás. 

López no se quiso pronunciar ayer en rueda de prensa en Ferraz sobre esa llamada de Griñán. Posteriormente, su entorno no quiso ni confirmar ni desmentir la conversación con Jiménez. 

Comparecencia "honesta y valiente" de López

El secretario de Organización, que ha asumido en primera persona todos los costes de la desastrosa gestión de lo ocurrido en Ponferrada y ayer dio "la cara", como subrayó, apuntó que había puesto su cargo a disposición de la dirección, y esta le había arropado y rechazado su dimisión. "Ha recibido un apoyo unánime –sostenía horas después de la comparecencia un miembro de la cúpula–. Ha sido un error grave y se ha rectificado, y eso es lo importante. Debemos sacar una lectura en positivo de este desastre, que ha sido muy doloroso, y es que todos asumimos que la igualdad importa y mucho, que a la gente le duele lo mismo que a la corrupción, y eso hace 20 años no ocurría". Otra dirigente lo ratificaba: "Respaldamos la labor de Óscar. Él ha dado la cara y no es fácil. Errores los cometemos todos, y todos somos responsables de lo que ha pasado por no haber estado más encima". 

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Los integrantes del aparato calificaban de "honesta y valiente" la intervención de López, y rechazaban la tesis de que a la larga el batacazo de Ponferrada le mermaría poder. Ni siquiera porque, según anunció el secretario de Organización, se revisará el protocolo de toma de decisiones, para que en los temas delicados se consensúe la salida de forma colectiva. "Habrá más cooperación, más coordinación, más colaboración. Pero no se plantea si pierde o gana. En el equipo hay buena relación, buen ambiente". 

Andalucía, mientras, dice "respaldar" las decisiones de este fin de semana de Rubalcaba y las disculpas dadas por López. Sin embargo, Griñán advertía esta mañana de que quería una explicación de lo ocurrido en los órganos del partido. Tomás Gómez, el barón madrileño, insistía en su idea del domingo, que el "grave error" de Ponferrada debía acarrear "dimisiones" en la cúpula

"El PSOE ya no gobierna en Ponferrada", constataba López ayer. Distinto es que el caso no tenga mayores secuelas

El "error", el "grave error" de Ponferrada "se ha corregido". Óscar López, cuando compareció ayer en la sede federal del PSOE con gesto contrito, en una de las ruedas de prensa quizá más difíciles de su carrera política, ante una sala ávida de información y de explicaciones, se aplicó en subrayar que lo peor había pasado, que esos "señores" se habían dado de baja del partido y que el partido, por tanto, ya no gobernaba la ciudad leonesa. En efecto, los socialistas han sufrido la amputación de su grupo municipal, han perdido la alcaldía, han perdido a su alcalde, Samuel Folgueral, y de camino se ha zambullido en una sonora crisis interna y en un nuevo cuestionamiento de la autoridad del líder. 

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