"No hay médicos en España". Es la explicación que ha dado este lunes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a las dificultades por las que –asegura– está pasando su Gobierno para contratar a nuevos facultativos ante la evidencia de una Atención Primaria colapsada y unos hospitales camino de la saturación. "No nos podemos engañar, porque no hay oferta educativa. Necesitamos un plan a cinco o seis años. Tenemos que incentivar que médicos vengan a España", ha asegurado. Sin embargo, los profesionales dudan de que haya un problema de "oferta educativa", entendiendo como tal la cantidad de facultades de Medicina que cada año incorporan al sistema sanitario a miles de graduados. Hay, más bien, un problema de precariedad: los médicos madrileños huyen de la región hacia otras regiones por las malas condiciones que les ofrecen al terminar su periodo de formación, e incluso huyen del país hacia otros lugares de Europa. También se prejubilan, en vez de alargar su carrera profesional si así lo desean: en ocasiones porque no pueden más y en ocasiones porque la administración les echa para ahorrarse su sueldo.
El 50% de los residentes que han terminado su formación retribuida en Atención Primaria en la Comunidad de Madrid han encontrado un contrato fuera de la región. Así lo asegura Julián Ezquerra, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), que niega la alusión a la falta de "oferta educativa". Al menos, no en cuanto a la carrera en sí: España es el segundo país del mundo con mayor número de facultades de Medicina. De los que terminan el grado, sin embargo, se quedan fuera muchos: el número total de aspirantes que aspiraron a una residencia en una especialidad, el llamado MIR, en 2020 fueron 16.176, pero se ofertaron 7.512 plazas.
El sistema no puede, o no quiere, asumir tanto graduado, a pesar de que hacen falta. "En el mes de mayo se produjo la finalización de toda la promoción MIR de este 2020, y tenemos la seguridad de que no se contrató a todos los médicos que se pudieron contratar. Se aseguraba que los mismos no aceptaban los contratos que se ofrecían y evidentemente esto fue así porque en su mayoría eran acuerdos de trabajo en precario y muy poco atractivos, lo que llevó a los profesionales a buscar salidas en otros campos", aseguraba en un comunicado del 10 de septiembre la Confederación Española de Sindicatos Médicos. Pero de los que terminan el MIR y encuentran trabajo especializado, muchos acaban yéndose fuera. Y en Madrid, a otras comunidades vecinas, como Castilla-La Mancha.
En la Comunidad de Madrid, el problema es especialmente acuciante en la Atención Primaria, la rama que más necesita un refuerzo urgente ante el impacto de la supuesta segunda ola del covid-19. La necesidad es evidente: hay centros de salud que se encuentran cerrados debido a la falta de efectivos, otros funcionan bajo mínimos y el trabajo se ha multiplicado debido a la necesidad de tratar tanto las patologías crónicas y leves que ya atendían como todos los casos leves de covid-19, así como la gestión de test y de rastreo ante la falta de efectivos contratados a tal efecto. Pero los nuevos médicos de familia no quieren quedarse. "Cada año tenemos a más de 1.000 especialistas nuevos. Pero las condiciones que les ofrecen son contratos basura", afirma Ezquerra.
En plena pandemia, y con Madrid siendo el epicentro del coronavirus en Europa, a los ya ex residentes de Atención Primaria les han ofrecido, explica Ezquerra, "un contrato de área", es decir: que cada semana les pueden mover a un centro de salud distinto según necesidades. La relación laboral ofrecida caduca en diciembre, lo que no permite hacer planes de futuro. Y casi el 100% de lo ofrecido son contratos de tarde: lo que, en caso de médicos con hijos a cargo, les impide la conciliación. Castilla-La Mancha, comunidad limítrofe y con núcleos de población a menos de una hora en coche desde Madrid, oferta, sin embargo, contratos de dos o tres años y mayoritariamente en turno de mañana, lo que favorece volver a casa por la tarde para estar con los hijos. La Comunidad de Madrid es la penúltima del país en gasto sanitario por habitante: 1.220,93 euros, solo por delante de Cataluña.
Pero a nivel nacional también hay varios problemas relacionados con los médicos de familia, que hace que, salvo excepciones como Asturias, todas las comunidades estén encontrando problemas para reforzar un área muy castigada. En los últimos 10 años, según las conclusiones del último congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, han salido unos 19.000 nuevos médicos de familia, pero solo el 13,5% de los de la red pública tienen menos de 40 años. ¿Dónde están esos jóvenes? Trabajan en el sistema sanitario público 5.300, pero 7.000 se han ido a la medicina privada y 4.000 a Urgencias. "Muchas de las ofertas privadas son mucho mejores", explica Ezquerra. Además, las urgencias de los hospitales no son consideradas en España como una especialidad propia, añade, por lo que se nutre en su mayoría de especialistas en Atención Primaria cansados de jornadas maratonianas en el centro de salud con apenas segundos por cada paciente. "No tienen que aguantar ese machaque", añade Ezquerra. Al final, explica el facultativo, se favorece un sistema "hospitalocéntrico", que abandona la primera barrera contra la enfermedad: el ambulatorio. En Madrid se está construyendo un hospital "de pandemias" con centros de barrio aún cerrados.
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A nivel nacional, "hasta antes de la pandemia, el número de médicos en relación con la población era superior a la media en la UE. Ahora la situación ha cambiado y se puede decir que todas las especialidades son deficitarias", afirma el presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, Salvador Tranche. Él sí compra el discurso de la "falta de oferta educativa" de Ayuso, pero no en cuanto a las facultades, sino a las residencias, a su juicio desbalanceadas a favor de lo urgente y llamativo en detrimento de lo importante. "Hasta antes de la pandemia, el número de médicos en relación con la población era superior a la media en la UE. Ahora la situación ha cambiado y se puede decir que todas las especialidades son deficitarias", afirma. En 2001, en toda España, el total de ofertas de MIR de Atención Primaria era del 35%: "Si se hubiera mantenido, ahora tendríamos 3.000 médicos de familia".
"El país los necesita", añade: "La Organización Mundial de la Salud dice que el 50% de los médicos deben ser de familia y en España no llegamos al 30%". Sin embargo, se suma también a la tesis de la precariedad y apunta: en los 80 entraron de golpe miles de profesionales a la rama de la Medicina Familiar y Comunitaria que durante estos años se han jubilado y no se han repuesto al mismo nivel, por lo que el déficit se ha acentuado. Incluso, explica El Confidencial, durante los últimos años profesionales que tenían intención de alargar sus años de carrera profesional han sido despedidos. Los recortes y la precariedad no salen gratis.
El éxodo de profesionales sanitarios a otros países, además, tiene cifra. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom) expidió durante 2019 un total de 4.100 certificados de idoneidad a médicos para salir al extranjero, un documento necesario para salir de España y ejercer: un número que supone un crecimiento de un 18,7% respecto a los datos de 2018, cuando se expidieron 3.452. "Los reciben con los brazos abiertos", explica Ezquerra: con ofertas de buena retribución, jornadas compatibles con la salud mental y estabilidad. Sin embargo, el secretario general de Amyts niega que sea generalizado el abandono de la medicina por las malas condiciones. "¿Dan ganas de tirar la toalla? Sí. ¿Todos los días? Sí". Pero tienen "vocación", y aguantan, pese al maltrato generalizado de las administraciones que lamentan.