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De la propaganda del III Reich al cartel de Vox sobre los menores migrantes: cómo usar números como herramienta de odio
1939 o años posteriores hasta la liquidación del III Reich: "60.000 marcos del Reich le cuesta a la comunidad nacional este enfermo congénito durante toda su vida. Compatriota, este es también tu dinero". 2017: "Dinero para la abuela en lugar de para los gitanos". 2021: "Un MENA, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 426 euros de pensión/mes". El primer mensaje salió del terrorífico aparato de propaganda con que el Partido Nazi sustentó el llamado Aktion T4, el plan de exterminio de enfermos mentales y discapacitados físicos paralelo al Holocausto. El segundo lema, el de la abuela y los gitanos, es obra de uno de sus herederos políticos, el actual NPD alemán. Y el tercero, tan parecido al anterior que algún experto en publicidad podría calificarlo de plagio, es el que dirigido contra los menores extranjeros no acompañados –269 menas atendidos por centros públicos en Madrid– ha llevado a la Fiscalía a abrir una investigación contra Vox.
"Dinero para la abuela en lugar de para los gitanos", cartel del NPD alemán.
Los tres textos muestran una estrategia común o, al menos, muy próxima: alentar la ira de quienes los lean. ¿Cómo? Encendiendo la mecha que hace explotar la bomba mental de que el Estado gasta mucho más de lo debido en individuos que "no trabajan" –el entrecomillado pertenece al ideólogo de Vox Rafael Bardají– . Dinero que se gasta en escoria que "pretende vivir de las subvenciones" –eso lo dijo el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith– mientras gente común se enfrenta a dificultades y a la amenaza de una crisis feroz.
Los tres lemas confirman, además, que los números pueden convertirse en herramienta de odio: tanto si utilizarla entraña la comisión de un delito de odio como si un tribunal sostiene que estamos ante una muestra de la libertad de expresión, que es lo que concluyó la justicia alemana en el caso del cartel del NPD. Pero, ilegales o legales, el hilo conduce desde aquella campaña nazi favorable a lo que el Reich camufló bajo la palabra "eutanasia" –literalmente, buena muerte– hasta la desplegada ahora por el partido de Santiago Abascal. En la red puede localizarse otro cartel nazi de la misma estirpe: "Así contribuyes tú: un enfermo hereditario cuesta hasta los 60 años de media 50.000 marcos del Reich".
"Así contribuyes tú: un enfermo hereditario cuesta hasta los 60 años de media 50.000 marcos del Reich".
Cuando el III Reich lanzó la campaña de la que se valió para, según la web del Museo del Holocausto de EEUU, exterminar a 200.000 discapacitados físicos o mentales entre 1940 y 1945, no se conformó con carteles. En 2005, un artículo académico del psicólogo clínico José Antonio García Marcos desveló para muchos lectores la espeluznante historia de la Aktion T4. Bajo el título La medicina sin rostro humano, García Marcos explicó cómo los libros de texto de matemáticas se llenaron de "ejercicios" como este: "La construcción de un manicomio ha costado 6 millones de marcos. ¿Cuántas viviendas se pueden construir con esa cantidad de dinero si cada una de ellas cuesta 15.000 marcos?". Ese ejercicio, y otros del mismo tenor, figuran en un libro de texto de 1935. Para entonces, los nazis ya habían desarrollado una política de absoluto control de la educación. El Reich había comprendido que inocular sus ideas a los más pequeños resultaba una tarea inaplazable e imprescindible para sus fines.
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Décadas después, el NPD alemán rescató la idea del odio a los otros para lanzar ya en 2013 el cartel de la abuela y los gitanos. En 2017 volvió a difundir ese afiche. Hubo denuncias pero el Tribunal Administrativo de Múnich decidió que no cabía hablar de delito de odio. El juez manifestó que el partido neonazi, aún hoy legal, no había excedido los límites de la responsabilidad penal. En el proceso, el Consejo Central de los gitanos alemanes –los sinti y los romaníes– demandó a la ciudad bávara de Ingolstadt.
Durante la campaña electoral federal de 2017, el Consejo gitano llegó a pedir a la administración de la ciudad que retirara los carteles del NPD. El municipio no vio base legal para esto y esgrimió la libertad de expresión. El director legal del municipio de Ingolstadt enfatizó entonces que la publicidad electoral era una "representación de mal gusto": "Nos hubiera gustado quitar el cartel, pero no nos lo permitieron”. Mientras el contenido no fuera punible, los municipios tenían poco o ningún margen de maniobra, concluyó también el tribunal. Se necesitaría un cambio en la ley para que se puedan prohibir carteles como el del NPD, dijo el juez al final de la audiencia. En España, distintos jueces y fiscales han repetido en los últimos tiempos ideas muy similares: el discurso contra los inmigrantes es “inadecuado”, “repulsivo” y “abominable”. Pero no delictivo.
La Fiscalía investiga por posible delito de odio el cartel electoral de Vox contra los menores no acompañados.