El PSOE admite su debilidad en las grandes ciudades y depende cada vez más del voto del sur de España

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Ibon Uría

La anécdota sucedió este miércoles, en un desayuno informativo que ofreció en Madrid la presidenta de la Junta de Andalucía y líder de los socialistas en esa comunidad, Susana Díaz. Fue ya en el turno de preguntas cuando el moderador del acto le preguntó: "¿Cómo interpreta la ausencia de representantes del PSA [en referencia al PSOE andaluz] en el Gobierno en la sombra de Pedro Sánchez, en el grupo de expertos?". "El PSA no existe", replicó con velocidad Díaz, que a renglón seguido añadió: "Ultimamente he escuchado demasiado eso de que el PSOE podría acabar siendo un partido regionalista, y cuando le he visto el desliz del PSA creo que ya está un poco intoxicado de ese rumor... Mire, el principal apoyo que tiene Pedro Sánchez es Andalucía, y nada más que hay que mirar los votos, ¿verdad que sí?".

Los números dan la razón a la presidenta de Andalucía. Al menos eso parece. El 20-D el PSOE obtuvo en esa comunidad 1.400.399 sufragios de 5.530.693 a nivel estatal. En otras palabras, el 25,3% de los votos que obtuvo el partido los logró en Andalucía. Que esa comunidad sea el principal granero de votos de los socialistas no es una novedad, es una constante a lo largo de los años. Pero el grado de dependencia del partido de las regiones peninsulares del sur ha aumentado notablemente desde 2008, las últimas generales que ganó. El pasado diciembre la formación de Pedro Sánchez sólo superó en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura la barrera del 25% de los votos. A nivel nacional se quedó en el 22%. En las regiones más pobladas, como Madrid o Cataluña, los resultados fueron especialmente malos: un 17,8 y un 15,7% respectivamente.

Algunos datos más: tanto en 2008 como en 2011 y 2015, los votantes de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura supusieron en torno al 25% del total de electores. Dicho de otra forma: por cada 100 españoles que iban a votar, 25 eran de alguna de esas regiones. En cambio, el reparto entre los votantes del sur y el resto es bien diferente en el caso de quienes eligieron la papeleta del PSOE. De cada 100 votantes socialistas, en 2008, 28 eran de las comunidades del sur. En 2011 esa proporción se incrementó hasta los 31 de cada 100. Y en las generales del 20-D fueron 35 de cada 100. En diciembre los socialistas sólo ganaron en Andalucía y Extremadura, de modo que el desequilibrio entre un sur donde el partido resistió mejor la debacle de 2011 y la llegada de Podemos y Ciudadanos y un norte donde se desploma se ha acentuado.

Un miembro de la ejecutiva de Pedro Sánchez señala que "hay datos que son evidentes", pero subraya que las malas cifras en algunas circunscripciones "no son un fenómeno de las últimas elecciones, sino que son parte de una evolución". "Ahora mismo los trabajos están centrados en convencer y en generar ilusión en toda España. Es evidente que no es lo mismo Madrid que Sevilla, Barcelona que Murcia... pero nunca lo han sido", añade.

Más "rural" que "del sur"

Un dirigente regional, también próximo a Sánchez, asegura que "nunca" ha escuchado en el partido una "reflexión" sobre la creciente dependencia de las comunidades del sur. "Nunca he escuchado esa preocupación", recalca. A preguntas de este diario recuerda que los socialistas siempre han "presumido" de "haber sido capaces de formar Gobierno en todas las comunidades autónomas" y de haber ostentado también la Alcaldía de "la inmensa mayoría de las capitales de provincia en algún momento", datos que a su juicio muestran que el PSOE tiene un carácter transversal y que no le pasa factura esa supuesta división entre norte y sur. Lo que sí admite es que los últimos resultados en Madrid, Cataluña o Comunitat Valenciana fueron "muy bajos", mientras que en otras regiones más al sur las listas del puño y la rosa han resistido mejor.

También reconoce que el PSOE tiene un "problema" con "la clase media-alta en entornos urbanos". "Es un debate que tenemos abierto hace mucho y un fenómeno que ahora se ha acentuado", dice. Opina que el hecho de que los socialistas resistan mejor en áreas rurales "tiene que ver, entre otras cuestiones, con el envejecimiento de la población, con la estructura sociológica y con el acceso a los medios de comunicación". "Es evidente que tenemos un problema especialmente en las grandes ciudades, y eso pesa". En 2011 el partido fue segunda fuerza en nueve de las diez grandes urbes, con un 26,7% de los votos de media. En diciembre sólo mantuvo el segundo puesto en dos –Sevilla y Málaga–, mientras que cayó al tercero en Zaragoza, Palma de Mallorca y Las Palmas y se vio relegado al cuarto en Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia y Bilbao.

El análisis de un miembro de la dirección del PSC es similar: "No se ha hecho la reflexión sobre el norte y el sur. Creo que el problema tiene más que ver con las grandes ciudades y con recuperar la conexión con las clases urbanas", afirma. Ese tema, el de las grandes urbes, "preocupa" en el partido, dice. "En sitios como Madrid o Valencia hemos podido no ser mayoritarios o no ser primera fuerza, pero antes funcionábamos bien, mientras que ahora hemos perdido mucho terreno", reflexiona. Los socialistas catalanes añaden que en su comunidad el entorno rural tiene la particularidad del independentismo –"el mundo rural aquí es muy independentista", comenta esta misma fuente–, de modo que ese factor tampoco ayuda a mejorar los resultados del partido.

Finalmente, y sobre la anécdota de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, este cargo del PSC recuerda que los "electorados del norte y del sur son muy diferentes" y advierte de que, si Díaz considera que sus buenos resultados en Andalucía significan que automáticamente lograría extrapolarlos a nivel nacional, no es así. De hecho, apunta que su perfil podría ser incluso contraproducente en otras regiones: "Si hay un desequilibrio entre norte y sur, probablemente con ella al frente [en la Secretaría General del PSOE] se agrandaría, porque ella es muy andaluza, claro", subraya.

Los que tiran... y los arrastrados

El análisis de las voces críticas que provienen de las federaciones habitualmente distanciadas de la dirección federal del partido no es tan complaciente. Un dirigente de este sector asegura que el PSOE está "dividido" y que es una formación que funciona "a dos velocidades". "Están los que tiran y están los que son arrastrados", dice tajante. Este cargo pide a Sánchez y su equipo que "observen las estrategias de éxito" que funcionan en territorios como Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura, y cuestiona la labor del secretario de Organización, César Luena, de quien recuerda que proviene de una "federación pequeña" –La Rioja– en la que el partido "no gobierna ni ocupa la Alcaldía de la capital [Logroño] desde hace 20 o 25 años". "¿Qué modelo de éxito han querido copiar en Ferraz con esa elección?", se pregunta.

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Fuentes del PSOE andaluz comentan que su principal tarea ahora es "aportar todos los votos posibles" para "ayudar a Pedro Sánchez" y reclaman a otros territorios que hagan un "esfuerzo" en el mismo sentido. Un hombre de la confianza de Susana Díaz menciona que los socialistas sólo "mantienen una presencia importante" en "Andalucía, Extremadura y, en menor medida, en Castilla-La Mancha y Asturias" –en esta última comunidad, donde dirige el partido Javier Fernández, lograron un 23,2% en las generales de diciembre–. En muchos otros territorios, recuerdan desde el PSOE-A, "se ha perdido incluso la segunda posición. Eso lo dice todo". "Mira los resultados en Euskadi –13,2% de los votos el 20-D– o Cataluña –15,7%–. Tenemos un problema, no es discutible", subraya en conversación con este diario.

Esa misma impresión cunde también en otros territorios distanciados de Ferraz, como Castilla-La Mancha. "[La brecha entre norte y sur] es un proceso crecientemente preocupante que no es discutible sino objetivo: no tenemos la mínima homogeneidad necesaria para poder ser mayoritarios. El que quiera mirarlo lo verá, aunque puede haber inconscientes que prefieran no verlo", comenta un cargo que achaca el problema "no sólo a la actual dirección", porque "ya se vio en las elecciones europeas [de mayo de 2014]", cuando Pedro Sánchez no era todavia secretario general. "En comunidades con muchos millones de habitantes estamos por debajo del 20%, en provincias que reparten muchos escaños como Madrid, Barcelona o Valencia somos cuarta fuerza, y otros territorios con mejores resultados no lo podemos compensar", insiste.

Para este dirigente el problema también radica, fundamentalmente, en la debilidad en el voto urbano del partido. "¿Por qué no pudo ser Ángel Gabilondo presidente de la Comunidad de Madrid? –se pregunta–. Pues fundamentalmente por los malos resultados en la ciudad de Madrid". "El problema ahora ya no se soluciona de un día para otro. Antes era una cuestion de liderazgo y discurso, y ahora lo es también de posicionamiento en el tablero, porque Podemos y Ciudadanos nos han achicado nuestro terreno por los dos lados. Insisto en que no es un problema de Pedro [Sánchez], viene de lejos y ahora se ha agravado", resume.

La anécdota sucedió este miércoles, en un desayuno informativo que ofreció en Madrid la presidenta de la Junta de Andalucía y líder de los socialistas en esa comunidad, Susana Díaz. Fue ya en el turno de preguntas cuando el moderador del acto le preguntó: "¿Cómo interpreta la ausencia de representantes del PSA [en referencia al PSOE andaluz] en el Gobierno en la sombra de Pedro Sánchez, en el grupo de expertos?". "El PSA no existe", replicó con velocidad Díaz, que a renglón seguido añadió: "Ultimamente he escuchado demasiado eso de que el PSOE podría acabar siendo un partido regionalista, y cuando le he visto el desliz del PSA creo que ya está un poco intoxicado de ese rumor... Mire, el principal apoyo que tiene Pedro Sánchez es Andalucía, y nada más que hay que mirar los votos, ¿verdad que sí?".

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