El PSOE comienza a negociar con Podemos y Ciudadanos para retener la Presidencia del Congreso

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Ibon Uría

El PSOE ha comenzado los contactos con Unidos Podemos y Ciudadanos para retener la Presidencia del Congreso, que en la pasada legislatura ocupó el exlehendakari Patxi López. Claro que, en esta ocasión, los socialistas necesitarán más apoyos que entonces: hace seis meses la suma de los diputados de Sánchez y Rivera bastó para convertir a López en la tercera autoridad del Estado. Ahora, la bajada de ambos partidos el 26J y las 137 actas del PP complican esos planes y les obligan a buscar nuevos aliados. El PSOE ha encomendado esa misión a su portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, y a Rodolfo Ares, con amplia experiencia en este tipo de tareas y que ya formó parte de la comisión negociadora socialista en la pasada legislatura.

Las conversaciones, indican en el partido, están en "fase inicial". "Seguimos hablando, aún no hay fumata blanca", dicen fuentes en el Congreso. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, manifestó este miércoles que su grupo "aspira" a la Presidencia de la Cámara, al igual que el PP, que defiende en público que le corresponde ese puesto por ser el partido más votado. Unidos Podemos, por su parte, se ha mostrado dispuesto a un acuerdo con los socialistas para intentar facilitarles la Presidencia –aunque su apoyo no es suficiente–, mientras Ciudadanos aspira a repetir sus dos puestos en la Mesa pero corre riesgo de quedarse a cero, y depende de otros grupos para evitarlo.

La compleja elección de los nueve miembros de la Mesa se resolverá el próximo martes, cuando se celebre la sesión constitutiva del Congreso. En una legislatura con un Ejecutivo previsiblemente en minoría y una intensa actividad parlamentaria, el reparto de fuerzas en ese órgano puede cobrar más importancia si cabe que en anteriores mandatos, pues de él dependen, entre otras atribucionesadmitir o no a trámite las iniciativas de los grupos parlamentarios de acuerdo con el reglamento, calificarlas y fijar el calendario de actividades del Pleno y las Comisiones.

Nueve puestos y tres votaciones

La composición del órgano de gobierno de la Cámara baja se resuelve en tres votaciones sucesivas. En primer lugar se elige al presidente. Para ello, cada uno de los 350 diputados escribe el nombre de su candidato en una papeleta y, de forma secreta, la deposita en una urna, de modo que las únicas opciones son el voto afirmativo a un candidato o la abstención. Si algún parlamentario logra la mayoría absoluta –176 escaños– en primera ronda, se convierte en presidente. Si no, los dos más votados pasan a una segunda ronda en la que basta obtener más votos que el rival.

Después se elige a los vicepresidentes. Cada diputado puede votar a un solo nombre y resultan elegidos los cuatro con más apoyos. Para los secretarios se repite este proceso. En la pasada legislatura Patxi López fue presidente gracias a un pacto PSOE-Ciudadanos que sumaba 130 escaños. Juntos superaron al PP, que contaba con 123 y optó por abstenerse. Y Podemos votó a una de sus diputadas, Carolina Bescansa. Los restantes asientos en la Mesa se repartieron así: el PP logró dos vicepresidencias y una secretaría, el PSOE una vicepresidencia –además de la presidencia–, Podemos una vicepresidencia y una secretaría, y Ciudadanos dos secretarías.

Dividir los votos para vencer

Para aprovechar al máximo su representación parlamentaria y exprimir las posibilidades del sistema de votación, es frecuente que los partidos repartan los votos de sus escaños entre varios candidatos. El PP, por ejemplo, podría ordenar a 90 de sus diputados apoyar a un candidato y a los 47 restantes votar a otro en las rondas para elegir a vicepresidentes y secretarios, de modo que estaría en disposición de hacerse con el primer (90 votos) y el cuarto puesto (47 votos), mientras que PSOE (85) y Unidos Podemos (71) se harían con el segundo y el tercero. Ciudadanos (32) podría quedar fuera.

Aplicando este sistema, los conservadores podrían decidir quién ocupa hasta cuatro puestos en la Mesa. Los restantes grupos no cuentan con las suficientes actas para aplicar con éxito la estrategia de dividir sus fuerzas, de modo que los socialistas sólo están en condiciones de ganar una vicepresidencia y una secretaría, tantas como Unidos Podemos. Ciudadanos, finalmente, depende de llegar a acuerdos con otros grupos para tener representación. Sólo un pacto tan amplio como improbable –de PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos, ERC, CDC y PNV–, con 210 escaños en total, podría arrebatar al PP alguno de los citados cuatro asientos en la Mesa.

La clave, la Presidencia

En cuanto a la votación de la Presidencia, los conservadores cuentan de partida con sus 137 votos a favor. La opción que más los acercaría a garantizarse ese puesto sería la de alcanzar un acuerdo para que los 32 diputados de Ciudadanos apoyaran a su candidato. Juntos sumarían 169 papeletas, más que una eventual unión de PSOE y Unidos Podemos, que se quedarían en las 156. Para tentar a los de Rivera, los conservadores podrían ceder al partido naranja alguno de los cuatro puestos que tienen casi asegurados, con lo que el reparto final sería en esa hipótesis de cuatro puestos para el PP, dos para socialistas, dos para Unidos Podemos y uno para Ciudadanos.

El PSOE, por su parte, puede jugar otras cartas. La primera, alcanzar un pacto con Unidos Podemos y confiar en que Ciudadanos no llegue a ningún acuerdo con el PP y se abstenga, de modo que los conservadores sólo reúnan 137 votos y la izquierda 156. Pero ese escenario no parece el más probable toda vez que dejaría fuera al partido de Rivera, que ha manifestado en público que aspira a repetir sus dos puestos en la Mesa y que, por tanto, parece que deberá poner sus votos a trabajar y apoyar a uno u otro candidato para estar en disposición de obtener, a cambio, alguna vicepresidencia o secretaría.

Así las cosas, el PSOE podría intentar un acuerdo transversal con los grupos de Iglesias y Rivera. Fuentes de Ciudadanos señalan que las conversaciones comenzarán a más tardar este viernes, que serán "discretas" y que no habrá decisión final antes del lunes. Si esa vía diera frutos, el candidato del PSOE tendría 188 votos frente a los 137 de los conservadores. Sin embargo, la alianza a tres no modificaría el reparto de las vicepresidencias y secretarías, por lo que en la Mesa habría cuatro miembros del PP y los restantes cinco deberían repartírselos, en función del acuerdo que alcanzaran, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos.

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Y, finalmente, hay una tercera vía que los socialistas podrían explorar: la de un acuerdo con Unidos Podemos y los grupos nacionalistas capaz de superar numéricamente a una eventual unión de PP y Ciudadanos. Para rebasar el listón de los 169 votos de derechas, el grupo parlamentario socialista se vería obligado a unir sus 85 votos y los 71 de la coalición de Iglesias a, al menos, otros 14 escaños, confiando además en que el resto de grupos se abstuviera y no se decantara por el candidato conservador. Las formaciones clave en este plan serían ERC (9 escaños), Convergència (8) y PNV (5), además de Bildu (2) y Coalición Canaria (1).

Por ahora, según las fuentes consultadas por infoLibre, esa última vía no se ha activado. Un diputado de ERC asegura que su grupo no ha recibido ninguna llamada e indica que decidirá a quién apoyar en función de factores como "el nombre que se proponga" y la "afinidad" que pueda haber con el futuro Presidente, los puestos que ERC tenga en las comisiones –"deberíamos tener como mínimo una Presidencia de Comisión", señala– y otros menores, como la ubicación de sus diputados en el hemiciclo: "Somos la quinta fuerza y deberíamos tener una presencia más acorde con ese hecho", recuerdan estas voces de ERC, dolidas porque en la pasada legislatura sus parlamentarios se sentaron en la quinta fila de escaños de las ocho que tiene la Cámara.

Fuentes de Convergència –ahora rebautizada como Partit Demòcrata Català (PDC)– señalan que hablarán "con todos" y sitúan como "un factor importante" saber cuál de los dos grandes partidos que aspiran a la Presidencia, PP o PSOE, es más proclive a facilitarles lograr un grupo propio en el Congreso mediante una interpretación laxa del reglamento de la Cámara, pues el mal resultado de la formación soberanista el 26J hace que corra el riesgo de acabar en el grupo mixto por primera vez desde la Transición, al no cumplir los requisitos que derivan de la aplicación en su literalidad de las normas del Congreso. Finalmente, desde el PNV, se asegura igualmente que, por ahora, no ha habido contactos. "Si nos necesitan, nos llamarán el lunes a última hora", pronostica un diputado vasco.

El PSOE ha comenzado los contactos con Unidos Podemos y Ciudadanos para retener la Presidencia del Congreso, que en la pasada legislatura ocupó el exlehendakari Patxi López. Claro que, en esta ocasión, los socialistas necesitarán más apoyos que entonces: hace seis meses la suma de los diputados de Sánchez y Rivera bastó para convertir a López en la tercera autoridad del Estado. Ahora, la bajada de ambos partidos el 26J y las 137 actas del PP complican esos planes y les obligan a buscar nuevos aliados. El PSOE ha encomendado esa misión a su portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, y a Rodolfo Ares, con amplia experiencia en este tipo de tareas y que ya formó parte de la comisión negociadora socialista en la pasada legislatura.

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