El PSOE de Pedro Sánchez pasa el difícil test de las autonómicas y municipales de este 24 de mayo. Con notas más buenas que malas, pero sin poderse colgar la medalla del éxito rotundo e inapelable. Entre las primeras, la recuperación segura de Extremadura y el mantenimiento de Asturias; la posibilidad de presidir, con pactos, los Gobiernos de Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Baleares y Aragón, y la vía de volver a entrar en el Ejecutivo de Cantabria y mantenerse en Canarias. Además de situarse muy cerca del PP en las municipales. Entre las malas, el fortísimo golpe sufrido en la capital, donde el ciclón de Ahora Madrid, encabezado por Manuela Carmena, ha acabado engullendo al candidato, Antonio Miguel Carmona, y en Barcelona, donde pasa de segunda a quinta fuerza, sepultados por la lista de Ada Colau. En las grandes urbes, sufre un retroceso. En la Comunidad de Madrid, donde el secretario general había depositados todas sus esperanzas, y donde el escrutinio estuvo muy ajustado hasta el final, la balanza se acabó inclinando a favor de PP y Ciudadanos. Fue la otra gran decepción de la noche.
En 2011, el PSOE tocó fondo: un 27,79% de los votos (6.275.314 papeletas), el porcentaje más bajo de toda la historia democrática. Se tradujo en 21.766 concejales. El PP le aventajó en prácticamente diez puntos (37,54%). Una distancia que era totalmente infrecuente. En los comicios anteriores, PP y PSOE vencían por poca diferencia. Ahora, las cosas vuelven a reajustarse. Los socialistas quedan algo por debajo del partido de Mariano Rajoy, pero por poco: 25,03% (5.587.084 sufragios) por 27,03%, y 20.824 ediles, con el 99,47% escrutado. En términos absolutos, toca un nuevo suelo en las locales, aunque a cambio está en disposición de conseguir más poder territorial a través de pactos. Sus principales interlocutores serán Podemos y las candidaturas impulsadas por la formación morada. Pero no sólo. Sánchez ya dejó claro que se abría al diálogo con todos los partidos, a excepción de PP y Bildu. Ello incluye a Ciudadanos, con quien forzosamente tendrá que hablar si quiere reconquistar Madrid, aunque no será fácil. En las municipales, el PSOE gana en número de concejales en Andalucía, Aragón, Canarias, Extremadura y Asturias.
En las comunidades, el PSOE es primera fuerza en Asturias y Extremadura, pero en las demás aguanta como segunda fuerza, lo que le da opción de liderar los Gobiernos de cambio en Valencia, Castilla-La Mancha, Aragón o Baleares. En Cantabria podría cogobernar con el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) de Miguel Ángel Revilla –ambos compartieron Ejecutivo en dos legislaturas– y con Coalición Canaria en el archipiélago (su socio en el último cuatrienio). A todo ello hay que sumar Andalucía, su bastión inexpugnable que no celebraba este domingo elecciones.
"El principio del fin" de Rajoy, se ufana Sánchez
Los resultados, con luces y sombras para el PSOE, permitieron afirmar a Pedro Sánchez que ha quedado claro que "ha comenzado el principio del fin" de Mariano Rajoy como presidente. "Vamos a asumir nuestra responsabilidad, que es articular Gobiernos progresistas en el conjunto de comunidades autónomas y ayuntamientos para un cambio seguro, dijo el secretario general, que compareción en la sede federal rodeado de varios miembros de su ejecutiva.
También recordó que ha quedado constatado "de manera clara y rotunda" que el PSOE es la "primera fuerza de la izquierda en todas las comunidades autónomas y territorios de España". No ha sido superado en ninguna autonomía por Podemos, un temor que atenazaba al partido y que finalmente era infundado. Mantiene su etiqueta, pues, de fuerza hegemónica de la izquierda. Sánchez enfatizó que desde que fue elegido líder del partido, el año pasado, ha logrado recuperar casi dos millones de votos, si se toma como referencia el resultado de las europeas, donde apenas atrajo un 23% de los sufragios.
Caso aparte es Navarra, donde el PSN pasa de segunda a quinta fuerza (7 diputados), por detrás de UPN, Geroa Bai, EH Bildu, y Podemos.
La decepción de Madrid
Pedro Sánchez no ha cesado de repetir que se examina todos los días, y en todas las convocatorias. Pero era consciente de que su gran apuesta era Ángel Gabilondo. Por él destituyó al secretario general del PSM, Tomás Gómez, con la esperanza de lograr remontar en un feudo clave del PP y simbólico para el siguiente asalto, el de la Moncloa. Y, a tenor de los resultados, su apuesta no fue un fracaso total: logró un 25,47% (26,27% hace cuatro años) y 37 diputados, uno más que en 2011, y 10 por encima de Podemos, su principal competidor. Juntos, con cerca del 100% escrutado, se quedarían a un diputado de los 65 que marcan la mayoría absoluta. La izquierda dependería de la abstención de C's para reconquistar una plaza absolutamente clave, porque si el partido de Albert Rivera apoya a Cristina Cifuentes, Gabilondo no se convertiría en presidente.
El candidato socialista, no obstante, advirtió de que buscará una mayoría alternativa si Cifuentes no lo hace, aunque sea ella la que tenga la responsabilidad de intentar formar gobierno primero. "Vamos a trabajar activamente para configurar una alternativa de progreso para Madrid, buscando las alianzas razonables de acuerdo con nuestras políticas, con nuestros proyectos y teniendo como única meta el interés general de la ciudadanía de Madrid", dijo, entre los aplausos del centenar de militantes, simpatizantes y miembros del PSM congregados en el Círculo de Bellas Artes de la capital.
La victoria de la izquierda fue más holgada en la Comunitat Valenciana, otra autonomía crucial en el proyecto socialista. Ximo Puig (23 diputados) podrá encabezar el Ejecutivo autonómico después de 20 años de monocultivo del PP. Necesitará el apoyo, eso sí, de Compromís (19) y Podemos (13). El absoluto derrumbe del PP (de 55 a 31 actas) hace que ni siquiera le alcance con C's (13) para tocar la mayoría absoluta (50 asientos).
En Extremadura se cumplieron los pronósticos. Guillermo Fernández Vara se quedó a las puertas de poder gobernar en 2011. Entonces quedó segundo, tras el PP, y la abstención de IU dejó paso a José Antonio Monago. Ahora, el barón regional puede tomarse la revancha: es primera fuerza (30 escaños de una Cámara de 65, un 41,52% de los votos), y con Podemos (6) le llegaría de sobra para volver al Ejecutivo. El barón rojo del PP se estrella a la primera.
El efecto Monago ha durado igual de poco que el efecto Cospedal. Los socialistas pueden rescatar otra de sus comunidades emblema, Castilla-La Mancha, si logra el sí en la investidura de la formación de Pablo Iglesias. En ambas autonomías, el paso del PP por el Gobierno habría sido un mero paréntesis.
En Asturias, la única comunidad que estaba en poder del PSOE de las 13 que este domingo se sometían a las urnas, también atinaron las encuestas. El presidente del Principado, Javier Fernández, ganó claramente las elecciones, como primera fuerza (14 diputados). Las 9 actas de Podemos le darían la mayoría absoluta de cara a la investidura.
Aragón está igualmente al alcance de los socialistas, aunque para ello su candidato y barón regional, Javier Lambán, deba trenzar un pacto con, al menos, Podemos y Chunta.
En Canarias, el PSOE gana en votos a CC, pero esta le supera en escaños (18 frente a 15). Ambos pueden reeditar el pacto de gobierno de la última legislatura.
Sevilla se recupera, Díaz triunfa
En Madrid, el hundimiento fue terrible en la capital. Desciende de 15 a 9 ediles (un 15,28%, por el 23,93% de 2011). Los justos para hacer a Manuela Carmena regidora, y ya Carmona anticipó que facilitaría un Ejecutivo de progreso en Madrid. En la capital, la diferencia entre Gabilondo y Carmona es notable: el primero pescó el 25,70% de las papeletas, diez puntos más.
Pero el PSOE tampoco ocupa la Alcaldía de Barcelona, ni la de Valencia, ni la de Zaragoza. Pero a cambio recupera Sevilla. Un tanto que puede apuntarse la presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz. Juan Espadas podría convertirse en alcalde, con el respaldo de Participa Sevilla (la candidatura impulsada por Podemos) e IU. Se convertiría así en la principal urbe en manos de los socialistas. Hasta ahora, ese rótulo recaía Zaragoza, cuyo bastón de mando pasaría a la lista de unidad popular Zaragoza en Común, en la que se integra IU y que avala la formación de Pablo Iglesias.
Sevilla no es la única capital andaluza que cambia de color. En Huelva, también ganan los socialistas, que con la alianza de la federación podrían gobernar sin problemas. Mandan así a la oposición al alcalde de hace 20 años, el conservador Pedro Rodríguez. Y aún podría quitarle al PP el Ayuntamiento de Córdoba. En Cádiz, la conservadora Teófila Martínez pierde la mayoría absoluta, pero en la ciudad la segunda fuerza es Sí Se Puede Cádiz, la plataforma impulsada por Podemos. En Málaga, Almería, Jaén o Granada, el PP podría mantener el Consistorio con la ayuda de C's.
En total, el PSOE andaluz venció en seis de las ocho provincias, y en Huelva, con claridad. Una victoria que permitió a Díaz afirmar que, desde que ella llegó a la Presidencia de la Junta, su partido se ha impuesto al PP en los tres comicios que se le han puesto por delante: en las europeas, las andaluzas y las municipales. Su partido ganó en 438 de los 775 municipios andaluces. Atribuyó el "batacazo" de los conservadores a su actitud "irresponsable" en su investidura. Un tema que ahora se podría resolver, pasado el trance del 24-M.
Díaz se puede colgar la medalla de su 34,34% de los votos en Andalucía, por el 30,17% de los conservadores. Una ventaja que la presidenta puede hacer valer en su disputa con Sánchez. Claro que este no queda nada mal parado del envite de este domingo.
Mantiene Lleida, Tarragona, Vigo y Toledo
En Cataluña, las urnas confirmaron que el hundimiento del PSC. En Barcelona, la ciudad que gobernó desde 1979 hasta 2011, cuando cedió el bastón a CiU, se ve desplazado por completo: de segundo partido pasa a quinto (de 11 a 4 ediles), y quien lidera es Ada Colau, de Barcelona en Comú, como indicaban todas las encuestas previas. En cambio, en Lleida y Tarragona, capitales que estaban en sus manos, se mantiene como primera fuerza. En total, los socialistas quedan en toda Cataluña en segunda posición en número de papeletas, por detrás de CiU. Obtiene 529.350 votos y 1.278 concejales.
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En Valencia hay también caída, cede tres concejales (de 8 pasaría a 5), y se vería obligado a respaldar a Joan Ribó, Compromís –primera formación de la izquierda– si quiere arrebatar la Alcaldía a Rita Barberá. Pero la izquierda suma.
En Galicia, el socialista Abel Caballero podrá mantenerse en la Alcaldía de Vigo. Y ahora con más peso todavía, al lograr una mayoría absolutísima. La única conseguida en las siete principales ciudades (17 de 27 ediles). Pero en A Coruña, Santiago de Compostela o Ferrol cae a tercera fuerza, superado por las candidaturas de unidad popular (Marea Atlántica en la primera, Compostela Aberta en la segunda y Ferrol en Común en la tercera).
En Toledo, el PSOE podrá mantener la Alcaldía. Cae de primera a segunda fuerza, pero lograría mayoría con Ganemos. También está en disposición de hacerse con el Ayuntamiento de Valladolid, feudo de Javier León de la Riva. En Zamora, tendría que apoyar a un regidor de IU, la segunda fuerza, para quitarle el bastón de mando al PP.
El PSOE de Pedro Sánchez pasa el difícil test de las autonómicas y municipales de este 24 de mayo. Con notas más buenas que malas, pero sin poderse colgar la medalla del éxito rotundo e inapelable. Entre las primeras, la recuperación segura de Extremadura y el mantenimiento de Asturias; la posibilidad de presidir, con pactos, los Gobiernos de Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Baleares y Aragón, y la vía de volver a entrar en el Ejecutivo de Cantabria y mantenerse en Canarias. Además de situarse muy cerca del PP en las municipales. Entre las malas, el fortísimo golpe sufrido en la capital, donde el ciclón de Ahora Madrid, encabezado por Manuela Carmena, ha acabado engullendo al candidato, Antonio Miguel Carmona, y en Barcelona, donde pasa de segunda a quinta fuerza, sepultados por la lista de Ada Colau. En las grandes urbes, sufre un retroceso. En la Comunidad de Madrid, donde el secretario general había depositados todas sus esperanzas, y donde el escrutinio estuvo muy ajustado hasta el final, la balanza se acabó inclinando a favor de PP y Ciudadanos. Fue la otra gran decepción de la noche.