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Elecciones 24-M

Los mensajes de una campaña centrada en convencer a los indecisos

Cristina Cifuentes, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, en el acto de cierre de campaña del PP, en Madrid, este 22 de mayo de 2015.

Fin. Se acabó la campaña del 24-M. Quizá la más disputada e incierta de la democracia. Todo está abierto y nada está claro. Y nada es cien por cien fiable, vista la volatilidad que reflejan las encuestas y que remarcan todos los que entienden de la cosa, los expertos que anticipan un cambio en el tablero político español como nunca antes se había producido. El domingo importará todo, desde la participación (y la movilización de los jóvenes) hasta cómo se decante la enorme bolsa de indecisos, por encima del 30%

No es raro, pues, que esta campaña se haya centrado más que nunca en atrapar el suculento voto de aquellos que no sabían por quién apostar, y en teoría más permeables a los mensajes de los partidos. El PP ha intentado subrayar que sólo con él puede asentarse la recuperación; el PSOE, que sólo él es capaz de liderar el cambio y tumbar al PP; Podemos, que sólo él garantiza el "cambio" de verdad, sin adjetivos; Ciudadanos, que sólo él traerá un cambio "sensato" y pondrá en aprietos al bipartidismo; IU, que sólo ella asegura un giro a la izquierda, y UPyD, que sólo ella puede remarcar su carácter "libre" e independiente. 

Las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo están llamadas a consagrar definitivamente un cambio de ciclo, el paso de un bipartidismo imperfecto a un juego a cuatro fuerzas (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) y a una inédita y generalizada cultura de pactos, el camino hacia un relevo generacional y hacia nuevas formas políticas. 

Y estos son sólo unos comicios de paso, entre las andaluzas y las catalanas, y con las luces puestas hacia la estación final, las generales de finales de año. Quedan 24 horas para abrir unas urnas a las que están llamados 35 millones de españoles y que señalarán el futuro del país. 

01. PP: la importancia de no "volver atrás"

Un Mariano Rajoy fiel al estilo Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno y del PP no se ha salido del guión en esta campaña en la que ha recorrido 14.000 kilómetros ni se ha quitado ese traje que tanto le gusta, el de hombre previsible. Por eso ha impregnado sus mítines de su doctrina económica: que España va muy bien, que la recuperación está en marcha, que el país se ha enderezado gracias a su gestión, que si vencen otros la salida de la crisis peligraría. Claro que a veces incluso hablando de su libro preferido comete errores. Una frase de esta campaña le perseguirá tal vez hasta siempre: "¿Quién habla hoy de la recesión, del rescate y del paro?". Rajoy intentó matizar y matizar ese patinazo, pero ya había quedado impreso a fuego y sangre en la mente de sus rivales, que explotaron ese mensaje coronado de triunfalismo. 

Economía, empleo... ¿Y corrupción? No, no ha entrado en el menú presidencial, pese a que es una de las losas más pesadas para el PP, y que esta vez sí podría ser castigada por los ciudadanos. Ni siquiera en Valencia, en uno de sus últimos mítines, en la plaza de toros (que volvió a llenar). En el libro de Rajoy se escriben páginas de economía y poco más. 

Por ejemplo, algo sobre los adversarios políticos. El presidente cree que el bipartidismo no se ha hundido, ni mucho menos, y que sería un "disparate" volver "atrás". Esto es, a las soluciones de los socialistas, a quienes sigue situando como su principal rival. Del mundo negro de la "amenaza del rescate, la quiebra y la salida del euro", España ha pasado a la "esperanza en el futuro". "Esto es el PP, hay que decirlo y explicarlo porque es verdad", decía esta semana en Burgos. Y allí también volvía a emplear una expresión muy de su gusto para referirse a Podemos y Ciudadanos: que España "no necesita adanes ni tertulianos", ni "productos de marketing", sino "gobernantes". 

El efecto movilizador de Aznar

Rajoy ni siquiera ha hecho guiños a quien se presume como el báculo que necesitará el PP para mantener parte del inmenso poder territorial conquistado en 2011: Albert Rivera. El presidente rehúsa hablar de pactos y dice no tener miedo a C's. El mantra que sale de Génova, de hecho, es que la alternativa al PP "son coaliciones de izquierdas que funcionan al margen del interés general" y pueden ser "letales para España". "Cuando se vota a otro partido que no es el PP se puede estar votando al PSOE sin que uno se entere", dijo Rajoy este viernes en sus mítines en Guadalaja y Madrid, donde pidió fidelidad a sus votantes porque no se arrepentirán. Pero algunos de sus candidatos, como Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, sí han echado el lazo al partido naranja y no descartan acercamientos. 

Los mensajes más duros y agresivos han recaído, precisamente, en Aguirre y en José María Aznar. A diferencia de las europeas, en las que el expresidente fue orillado, en estos comicios del 24-M sí ha tenido una presencia más activa. "Volved a casa", pedía a los descontentos del PP. Tampoco se privó de reprender al PP y a la jefa de los conservadores madrileños por el trato a su mujer, Ana Botella, alcaldesa de la capital. 

Pero hablar de la campaña del PP exige también mentar la de Aguirre. La aspirante al sillón del Ayuntamiento de Madrid ha comparecido a estos comicios sin programa, con un folio con sus "compromisos", y ha conducido una campaña en ocasiones desconectada de su partido. Cargada de exabruptos hacia sus rivales –ahí están los debates en Telemadrid, 21 cara a cara entre todos los candidatos impuestos por ella misma a la cadena pública–, y de sonoros deslices. A la candidata se le atragantó la última semana, además, con las noticias que día tras día fue publicando infoLibre sobre los negocios de su marido, Fernando Ramírez de Haro, y que culminaron con la revelación de sus ingresos de 2013, 369.000 euros por su trabajo en la empresa cazatalentos Seeliger & Conde, y 5.000 euros por un premio literario otorgado por el diario Abc

02. PSOE: EL ÚNICO PARTIDO "PREPARADO" PARA EL CAMBIO

Voto útil. Concentrar el voto en torno al PSOE, que es el cambio "seguro". Nadie puede ganar al PSOE en "ganas de ganar a la derecha". Pedro Sánchez ha repetido machaconamente un puñado de mensajes en el más de medio centenar de actos que ha protagonizado y a lo largo de los 25.000 kilómetros recorridos por todo el país. Todo ello con la esperanza de lograr, esta vez sí, capitalizar el desgaste del PP que prevén todas las encuestas. 

Ferraz emprendió este camino hacia el 24-M con optimismo, convencido de que el relevo en el liderazgo del partido había conseguido frenar la hemorragia y comenzar a remontar. Y convencido también de que el ciclón Podemos, que tanta pupa había hecho en los primeros meses de su mandato, había remitido. Con esos mimbres, el PSOE se cree en disposición de mantener Asturias y recuperar Madrid, Comunitat Valenciana, Extremadura y Castilla-La Mancha, y de tener un mejor resultado en las municipales, en las que no se presenta la formación de Pablo Iglesias con su marca. Nada está "escrito", insistió el líder en el cierre en la capital. 

Pedro Sánchez, con Ángel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona, a su llegada al mitin de cierre de campaña, en el parque Berlín de Madrid, este 22 de mayo | EFE

El viraje en la estrategia se ha notado en los mensajes. Sánchez pasó de satanizar a Podemos a la vuelta del pasado verano a evitar los latigazos para dejar abierta la puerta a los pactos. Porque si algo ha dejado claro el secretario general durante esta campaña ha sido la política de alianzas: no habrá acuerdos ni con el PP ni con Bildu, y cada barón tendrá libertad para fijar su propia línea de pactos. Eso quiere decir que no habrá ententes globales, y que serán posibles tanto los acercamientos con Podemos como con Ciudadanos o con IU. Más aún, los socialistas hacen valer su posición central en el tablero para reivindicar que el cambio girará en torno a ellos, como fuerza hegemónica de la izquierda. Si eso se cumple, lo dirán las urnas. Sánchez siempre subraya que el PSOE ha entendido el mensaje y se ha renovado, que lidera una política "limpia" y "transparente" e inequívocamente de izquierdas, y que es el que mejor puede encarnar la regeneración democrática y el "pacto entre generaciones" que tanto invoca en sus mítines. 

"No es hora de dividirse, sino de unirse"

El líder lanzó el llamamiento al voto útil muy pronto, en Fuenlabrada (Madrid), a los dos días del comienzo de la campaña y tras el parón por la tragedia del Airbus. Y lo llevó hasta el cierre, en el parque Berlín de la capital: "No es hora de dividirse, sino de unirse en torno al partido del cambio, que es el PSOE". Y convocó a todos los que quieren "cambio" a que lo hagan "en torno al PSOE". "Votar al PSOE es votar por el cambio y para ganar al PP. Sólo nosotros podemos hacerlo". Y frente a los emergentes, que consideran que 136 años de historia es un "demérito", dijo, los socialistas estiman que esa larga trayectoria proporciona la sabiduría para "reconocer errores". "Porque gobernar es errar, y el PSOE ha aprendido de sus errores –añadió–. El PSOE no olvidará que es un partido de izquierdas para hacer gobiernos de izquierdas y políticas de izquierdas". 

Podemos y Ciudadanos, además, no están "preparados" para liderar el cambio en España, según Sánchez. Y es lo que han "demostrado" desde las elecciones andaluzas del 22 de marzo, momento a partir del cual se negaron a investir como presidenta a Susana Díaz, igual que ha hecho el PP. "Podrán participar del cambio, pero no gobernarlo", comentaba tanto en una entrevista en El Mundo y en la Ser. 

El lema de la campaña es Gobernar para la mayoría. Un eslogan que sigue tanto para reivindicar la vocación central del partido como para recordar las conquistas logradas con los Ejecutivos socialistas. Especialmente, durante los años de Felipe González, que se ha afianzado como el gran valedor de Sánchez y que acudió a echar una mano en la recta final: este jueves, en la plaza de toros de Cáceres. José Luis Rodríguez Zapatero no está en la órbita del secretario general, y no han compartido escenario en ningún momento. 

Cisma de Sánchez y Díaz

La campaña socialista atravesó varios jalones importantes. En el ecuador, el 16 de mayo, el mitin en el coso valenciano. Había temor en Ferraz a un pinchazo, pero el PSPV se empeñó y logró su objetivo: llenar, llevar a 12.000 personas. Y hacia el final, el acto en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), que consagró la foto de la discordia entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. El cisma, no sólo político sino también personal, se hizo más palpable que nunca. Ambos ni se hablaron, y se huyeron. Ya cuadrar el mitin en agenda fue un suplicio, porque el líder había viajado hasta Andalucía la semana pasada y no coincidió con la presidenta. Esta inclusó voló hasta Avilés (Asturias), a 1.000 kilómetros de distancia, cuando él estaba en su tierra. El PSOE andaluz escogió un lugar pequeño, con aforo para un millar de personas, en lugar de otro más grande y en la capital. 

Del resultado de las urnas dependerá la suerte de Sánchez y que su camino hacia las primarias del 26 de julio esté más o menos expedito. El secretario general ha repetido que se presentará a las elecciones abiertas pase lo que pase. La incógnita es qué hará la poderosa federación andaluza.

03. PODEMOS: LA GARANTÍA DEL "CAMBIO" Y NO DEL "RECAMBIO"

El viaje hacia el 24-M comenzó para Podemos con el mazazo de la dimisión de Juan Carlos Monedero, ideólogo y fundador del partido, de su cargo de número tres. La formación intentó dar carpetazo a su salida lo antes posible, aunque de cuando en cuando recibió interferencias, como cuando Monedero aludió a los "generales mediocres", en una referencia tácita al estratega y número dos, Íñigo Errejón. Monedero abrió la campaña y Monedero cerró, porque apareció por sorpresa en el mitin de cierre en Madrid para escenificar la paz interna. Aclamado, los asistentes pidieron que subiera al escenario. Y allí saludó brevemente a Errejón. 

Pablo Iglesias, durante el mitin de cierre de campaña de Podemos, en la Explanada del Rey de Madrid, este 22 de campaña | EFE

Pablo Iglesias ha centrado su campaña en los ataques al PP. Su principal adversario, como ha venido defendiendo la formación desde hace meses, haciendo hincapié en que sale "a ganar", no a ocupar el segundo o el tercer lugar el el podio. El líder no ha ahorrado descalificaciones contra los conservadores: "Gentuza", "traidores", "ladrones", "hipócritas". A Ciudadanos, con quien se disputa el espacio de la regeneración, le ha llamado "recambio", "plan renove", "yogur de marca blanca" del PP o "yogur naranja", en referencia a su color corporativo. 

A los "socialistas de corazón"

Podemos asume que el PSOE será un interlocutor necesario a partir del 24-M. Le pide un giro "de 180 grados". Y, consciente de que el gran granero de votos está en el espectro del centroizquierda, Iglesias se ha lanzado a por el voto de los "socialistas de corazón" que han de saber, ha reiterado, que ahora su color de referencia es el morado. Como ha reclamado la confianza de aquellos que "peinan canas" y en su momento apostaron por el PSOE y que ahora pueden acudir con sus hijos y nietos a dar su voto "por el cambio". 

Iglesias ha subrayado que nada está escrito, que habrá "sorpresas", como las hubo en las europeas, que la campaña comenzó con una importante bolsa de indecisos y que su partido brillará más de lo que dicen las encuestas. A ellos, a los indecisos, les pidió este viernes una "oportunidad" que permita el "cambio", e invocó una "marea morada" el 24-M. Las esperanzas están puestas en Madrid, Valencia, Asturias y Aragón. Y también en dos candidaturas que no contienen la marca Podemos, pero sí que cuentan con su aliento e impulso: Ahora Madrid y Barcelona en Comú, encabezadas por Manuela Carmena y Ada Colau, que van camino de convertirse en dos de las grandes triunfadoras de la noche. 

04. CIUDADANOS: EL SUEÑO DE SER "DECISIVOS"

Ciudadanos y su principal eslogan y marca, Albert Rivera, ha sido tan protagonista de la campaña (o más) que PP, PSOE y Podemos, aupado por el viento a favor que reflejan todas las encuestas. Tanto que su presidente se ha sentido "protagonista" por haber marcado el paso al resto de formaciones. 

Mucho de sí han dado las incógnitas sobre su política de pactos. C's sueña con ocupar un espacio "decisivo", capaz de ganar incluso en algunas plazas y de afianzarse como una bisagra fundamental para todos. Rivera ha optado por la ambigüedad, para no cerrarse ninguna puerta. Ha manifestado que su formación puede tejer alianzas con el PSOE –con el que en teoría tiene más afinidad–, con el PP "e incluso con Podemos", precisamente por hacerse sitio en el codiciado espacio del centro político. Su lema es "el cambio sensato, con cabeza y corazón", como este viernes volvió a repetir. 

Desliz con fuertes críticas

El líder de C's ha insistido en que el partido no entrará en Gobiernos que no presida, y que a todas las fuerzas que busquen su concurso les exigirá la firma de su pacto anticorrupción, que incluye desde la separación automática de los imputados por corrupción o la implantación de las primarias. 

Albert Rivera, con los candidatos a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid, Ignacio Aguado y Begoña Villacís, en el cierre de campaña en la capital, este 22 de mayo | EFE

Claro que en campaña ha habido errores: Ciudadanos ha tenido que retirar algunas candidaturas y su jefe fue duramente criticado cuando dijo que la regeneración democrática sólo podía ser encabezada por aquellos que nacieron en democracia

Como todos los partidos, C's se ha aferrado al alto volumen de indecisos para asegurar que el resultado final "está aún" en el aire. Su gran esperanza es colarse como tercera fuerza política y superar a la primera a Podemos. Rivera incluso respondió a la frase de Rajoy pidiendo "cuidado" porque se puede votar al PSOE "sin que uno se entere". "Por suerte, los españoles ya han tomado nota de lo que tienen que tener cuidado" y "el próximo domingo va a haber mucha más gente que en las europeas que vote a Ciudadanos", le lanzó. 

05. IU: EL VOTO DE LA "DIGNIDAD" Y DE LA IZQUIERDA

IU se ha presentado con su mochila, su anclaje en la izquierda ("el corazón de la izquierda"), su experiencia de gestión y su candidato a la Moncloa, Alberto Garzón, como principal baluarte y activo en una campaña muy difícil, en la que se ha visto obligada a competir no sólo con su tradicional adversario, el PSOE, sino contra el huracán de las formaciones emergentes, con más pegada en las encuestas. 

Cayo Lara y Alberto Garzón, con el coordinador andaluz de IU, Antonio Maíllo, y el candidato sevillano, Daniel González Rojas, en el cierre de campaña en Sevilla, este 22 de mayo | EFE

Pero también ha tenido que hacer frente a su propia división interna. La herida que rompió a la federación madrileña, la segunda más importante, a cuenta de las primarias, de la depuración de responsabilidades del caso Bankia y de la política de convergencia, acabó afectando a la cúpula federal. Cayo Lara y Alberto Garzón, aunque intentan tamizar sus diferencias en público, encarnan dos formas diferentes de concebir IU y la confluencia. Ambos han protagonizado una doble campaña en la que el conflicto de Madrid ha seguido latente. Uno, el coordinador, ha apoyado decididamente a la cabeza de lista en la capital, Raquel López, pese al mandato expreso de la Presidencia de no reconocer ninguna lista: ni la de López ni la de Ahora Madrid. El otro, el aspirante presidencial, ha rehusado compartir escenario con ella. En la última semana de campaña afloró un manifiesto de apoyo a la lista de Manuela Carmena firmado por varios dirigentes federales. Entre ellos, los coordinadores de Galicia y Cataluña, Yolanda Díaz y Joan Josep Nuet, ambos muy próximos a Garzón. 

En juego el modelo de país

El dolor por la guerra en Madrid ha afectado al diseño de la caravana electoral. Ni la apertura ni el cierre se hizo en la capital. La primera se organizó en Zaragoza, y la segunda en Sevilla, con los dos jefes, Lara y Garzón. En la capital andaluza, el candidato a la Moncloa pidió el voto de los indecisos, a los que recordó que "tienen la llave para echar al PP de los Gobiernos" y subrayó que "cada concejal de IU que entra en las instituciones es una garantía de hacer política para el pueblo", cada edil es "garantía de honestidad y lucha contra la corrupción". "Nos estamos jugando mucho más que unas actas de concejal", clamó. 

En efecto, la federación cree que lo que está encima de la mesa es el modelo de país, la posibilidad de que el cambio "no lo dirijan los de siempre ni la minoría social", sino la mayoría de los ciudadanos. Y en ese camino, según defiende Garzón, es necesaria la convergencia, porque si no quien cambiará el país será el PP. Votar al PP es "votar corrupción", ha reiterado por su parte Lara. 

Lo que se juega también es la supervivencia de la propia IU. Su resistencia frente a la adversidad. Pero, a diferencia de UPyD, tiene a su favor su sólida estructura territorial y su mayor presencia en parlamentos y ayuntamientos: en la legislatura 2011-2015, sentaba a diputados en ocho Cámaras autonómicas y a 2.249 ediles. De los resultados dependerá el rumbo que tome la federación en las semanas y meses siguientes. En las comunidades se presenta en solitario, pero en las municipales ha optado por caminos dispares: o en listas de unidad popular (con o sin Podemos, con o sin Equo) o en solitario. Las urnas tienen pinta de arrojar unos resultados desiguales. 

06. UPyD: EL RETO DE VENCER A LAS ENCUESTAS

Rosa Díez llamó en el cierre de campaña a ser "condenadamente optimistas" y a no "rendirse nunca" en la lucha contra la limpieza y la regeneración democrática. Esa es la esperanza de UPyD, que las encuestas que pronostican un domingo más que sombrío, de infierno, se equivocarán. 

Rosa Díez, con los candidatos de UPyD a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid, Ramón Marcos y David Ortega, en el cierre de campaña, este 22 de mayo | EFE

Díez y los suyos han protagonizado una campaña en la que han reivindicado como principal valor su espíritu "libre", que les hace no depender de nadie. Un dardo envenenado hacia su principal rival, Ciudadanos, la formación que, según todos los sondeos, puede enterrar al partido magenta al cabo de menos de ocho años de vida. 

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"Limpieza, dignidad, regeneración, igualdad"

UPyD, aseguró Díez en la céntrica plaza de Isabel II de la capital, ante 200 personas, tiene un proyecto de "limpieza, dignidad, regeneración, libertad e igualdad para toda España", una formación que ha demostrado su "hoja de servicios" desde su nacimiento, "impoluta", y que todavía sigue siendo "necesaria". El partido ha insistido en que gracias a su acción se han emprendido causas judiciales como la de Bankia, y que ha gastado parte de su escueto presupuesto a la lucha contra la corrupción, algo que no "perdonan" los poderes. 

La prueba del 24-M es, sin embargo, crucial para UPyD. Otro desastre como el de Andalucía, donde fueron sobrepasados con holgura por C's –nueve escaños frente a cero– presumiblemente será difícil de digerir. Otra crisis más a sumar a la sangría de militantes y cuadros que siguió al varapalo andaluz

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