...Y Queipo de Llano se eterniza en la Macarena

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La decisión del Tribunal Supremo ha puesto el foco, sobre todo, en Francisco Franco. Pero no sólo en el dictador. También en sus cómplices. Uno de ellos, Gonzalo Queipo de Llano, el gran responsable de la represión en el sur de España, el general que llamaba a violar rojas, queda especialmente señalado. Porque sus restos están enterrados en la Basílica de la Macarena, la mayor hermandad de Sevilla, de la que es hermano mayor honorario. Y no hay visos de que vayan a salir.

Hace dos años y medio que se aprobó sin votos en contra la Ley de Memoria Democrática de Andalucía, entonces con mayoría de PSOE-Podemos-IU en el Parlamento y gobierno en solitario de los socialistas. Y hace más de tres años desde que el Ayuntamiento de Sevilla reclamó al Arzobispado y la hermandad la retirada de los restos. Fue en una moción en julio de 2016. Sin éxito. Los restos siguen ahí.

Sobre el papel ya no debería seguir en un lugar tan significado. La ley autonómica establece la obligatoriedad de la retirada de símbolos de exaltación del franquismo incluso cuando estén en edificios de carácter privado cuando éstos tienen "proyección a un espacio o uso público", como es el caso, si bien cabe interpretar que la norma aún requiere de un desarrollo reglamentario pendiente.

El hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, declaró este martes, tras conocerse la resolución del Supremo, que no hay sustento normativo para sacar al general Queipo de la basílica. En declaraciones a Radio Sevilla, afirmó que la ley andaluza no obliga a la retirada de los restos. "No tenemos ninguna obligación con esa ley. No tenemos obligación de sacar eso [los restos]", afirmó.

Fernández Cabrero también enfrió la posibilidad de que los restos salgan a un columbario. El año pasado la junta de gobierno de la hermandad aprobó el desarrollo de un conjunto de nichos destinados a los miembros de esta entidad que se planteó como una posible opción para el traslado de los restos del general golpista. Pero el hermano mayor aseguró este martes que el columbario aún está pendiente de la aprobación del cabildo general de hermanos que se celebrará en noviembre. Prisa, ninguna.

El alcance de la ley

La posibilidad de retirada de los restos es una cuestión abierta a disputa jurídica. Los responsables de su retirada son, según la ley, los propietarios. Es decir, la cofradía. Si la hermandad se resiste, quedaría la vía de los tribunales. Y ahí, por mucho que diga la ley, es difícil saber qué ocurriría. El Acuerdos entre España y la Santa Sede de 1979 sobre Asuntos Jurídicos establece la "inviolabilidad" de los lugares de culto, si bien esto no ha sido obstáculo para los restos de Franco, un caso al que la Iglesia no se ha opuesto, aunque tampoco se puede decir que haya colaborado.

Hay discrepancias sobre la capacidad de la ley para obligar a sacar a Queipo de la Macarena. La norma autonómica, en su artículo 32.4, establece: “Cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén colocados en edificios de carácter privado con proyección a un espacio o uso público, las personas propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos”. El anterior gobierno (PSOE) sostenía que para forzar a la retirada era necesario un reglamento, que no fue aprobado.

El último Ejecutivo de Susana Díaz renunció a actuar al margen de la voluntad del Arzobispado y la hermandad, que tiene más de más de 10.000 miembros y es una influyente institución en la ciudad. Díaz, siendo presidenta, señaló que la basílica no era “un lugar adecuado” para los restos, pero no llevó el asunto a los tribunales. Prefirió el diálogo con el Arzobispado y la hermandad. Fue un diálogo infructuoso.

Con el cambio de gobierno y la llegada al poder de PP y Cs, apoyados por Vox, el asunto ha desaparecido por completo de la agenda.

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El general golpista Gonzalo Queipo de Llano, apodado el "virrey de Andalucía" por el extraordinario poder que llegó a atesorar y principal responsable de la brutal represión en el sur de España, lleva enterrado en la emblemática basílica 1951.

El asunto no es precisamente protagonista de la actualidad sevillana. De vez en cuando hay manifestaciones a las puertas de la basílica exigiendo la retirada de los restos de Queipo, al que se considera responsable de una represión que ocasionó más de 14.000 víctimas sólo en Sevilla. Conocidas –y recordadas con horror durante décadas por miles de sevillanos– eran sus incendiarias proclamas radiofónicas. En ellas llamaba a matar rojos y a violar a sus mujeres. “Se les perseguirá como a fieras, hasta hacerlos desaparecer a todos. Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen”.

Hay un contraste que dice algo sobre la relación de Sevilla con su memoria del siglo XX: los restos de Blas Infante, considerado por el Parlamento y el Estatuto de autonomía “padre de la patria andaluza”, están en una fosa común, Pico Reja, que aún no ha sido excavada.

La decisión del Tribunal Supremo ha puesto el foco, sobre todo, en Francisco Franco. Pero no sólo en el dictador. También en sus cómplices. Uno de ellos, Gonzalo Queipo de Llano, el gran responsable de la represión en el sur de España, el general que llamaba a violar rojas, queda especialmente señalado. Porque sus restos están enterrados en la Basílica de la Macarena, la mayor hermandad de Sevilla, de la que es hermano mayor honorario. Y no hay visos de que vayan a salir.

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