Rajoy advierte de que no hay “alternativa viable” en un discurso de investidura sin alma

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En enero de 2015, el Partido Popular abrió una especie de búsqueda de sí mismo. Y, en boca de uno de sus antiguos vicesecretarios, Carlos Floriano, diagnosticó que a la formación le había faltado "piel", un discurso más pegado a la calle. Otros dirigentes se quejaban de que al partido le faltaba "alma", cercanía a los ciudadanos. Hablaban de "frialdad". Es la misma sensación que quedó tras escuchar a Mariano Rajoy este martes en su discurso de investidura en el Congreso de los Diputados.

Vestido de hombre de Estado, de garante de que la "recuperación económica" no se marcha si él sigue, Mariano Rajoy trazó hora y media de intervención [aquí, en PDF] nada emotiva centrada en trasladar la idea de que no hay otra "alternativa fiable" que la que él representa.

"Necesitamos un Gobierno fiable y previsible en sus decisiones. Urge cerrar el paso a cualquier sombra de duda", dijo al comienzo de su intervención. Una idea que, con otros matices, fue repitiendo a lo largo de su intervención. "No existe alternativa que responda a los deseos de los españoles, que atienda a sus intereses, que cubra sus necesidades, que suscite confianza y que esté en condiciones de intervenir inmediatamente", llegó a decir.

Rajoy no ve otro escenario posible que el de que él siga en La Moncloa. "Sin acuerdo, ni si quiera será posible evitar nuevas elecciones", sentenció.

En su equipo justifican este tono defendiendo que es lo que tocaba. Que en el discurso de investidura tradicionalmente los candidatos presentan su programa de Gobierno y sus ofertas a sus posibles socios, bien de cara a este debate o de cara a la legislatura.

El cuerpo a cuerpo, para las réplicas

Las mismas fuentes sostienen que Rajoy, al que le faltan apoyos para ser investido, ha intentado hacer un discurso conciliador, poco agresivo con el resto de fuerzas parlamentarias. Sin alusiones directas a Pedro Sánchez (PSOE). Lo que, subrayan, no ha sido inconveniente para que sus planteamientos fuesen "firmes". El cuerpo a cuerpo y las alusiones directas quedan reservadas, según sostienen en su equipo, a este miércoles. Será en ese momento cuando Rajoy pueda enfrentarse dialécticamente a sus rivales en las réplicas. 

"El jefe es un excelente parlamentario que se crece en las réplicas. Todo lo que tenga que responder a Pedro Sánchez y al resto de dirigentes políticos lo responderá", mantiene un miembro de la dirección del Grupo Parlamentario Popular en conversación con infoLibre.

La corrupción... de puntillas

Precisamente, mucho tendrá que responder Rajoy sobre los escándalos de corrupción que afectan a su partido. Un asunto que evitó en su discuso de forma concreta. Optó por hablar de corrupción y de regeneración de forma genérica.

"La corrupción se persigue hoy más que nunca, y los castigos son los más elevados que se han conocido. En España, hoy, no queda ningún resquicio para la impunidad. Nuestro país es más transparente, disponemos de controles más férreos sobre la financiación de los partidos políticos, nuevos requisitos para los altos cargos, y hemos puesto en marcha

mecanismos para recuperar hasta el último euro robado por los corruptos", sacó pecho el líder de los conservadores.

Acto seguido, Rajoy señaló que en esta materia "la tarea nunca se puede dar por concluida". "Por eso, hemos incorporado en el acuerdo de investidura con Ciudadanos un conjunto de medidas que vienen a reforzar aún más la exigencia y la ejemplaridad en la vida pública", añadió. "La lucha por la regeneración debe ser un objetivo que nos vincule

a todos y contenga compromisos concretos, como la negativa a conceder indultos a los condenados por corrupción, de la misma manera que no se conceden tampoco a los delitos de violencia doméstica o terrorismo".

Además, sumó a estos compromisos otros tres puntos más. Uno: una regulación de los lobbies "que salvaguarde la defensa del interés público en todo momento, por encima de

cualquier otra consideración". Dos: "Reforzar la prevención frente a la corrupción en la contratación pública y en la concesión de subvenciones. Y tres: "Un mayor control y obligaciones de transparencia en los partidos políticos". 

Llamada a la responsabilidad

Como ya había hecho el día anterior tras reunirse con Pedro Sánchez, Rajoy recalcó que, a su juicio, desbloquear la situación política no es sinónimo de apoyar una opción política determinada. En este caso, la que él representa. "Obviamente debe haber una oposición, porque alguien debe controlar al gobierno, pero eso pasa porque haya gobierno. Como éste no vendrá solo, es evidente que, o colaboramos para crearlo, o no podrá haber ni gobierno ni oposición", sostuvo.

Acto seguido, se dirigió a la totalidad de la Cámara. Pero a nadie le pasó inadvertido que a quienes apelaba era a los socialistas: "Señorías, estamos en una situación excepcional y lo importante es que sepamos afrontarla con esa responsabilidad y ese interés por el servicio a los españoles del que todos los presentes hacemos gala", solemnizó.

Los próximos pasos

El miércoles será el turno del resto de formaciones y de la votación. Rajoy y los suyos esperan que, salvo Ciudadanos y Coalición Canaria, fuerzas con las que ha sellado sendos pactos para la investidura, el resto de partidos políticos sacudirá con dureza a Rajoy, sobre todo a cuenta de los escándalos de corrupción. Será el “todos contra el PP” del que los conservadores y su líder querían huir a toda costa, máxime cuando el resultado de este primer pleno de investidura va a ser un 'no' a Rajoy. Los 170 escaños que tiene amarrados distan de los 176 en los que está ubicada la mayoría absoluta de la Cámara.

El miércoles, tras los discursos de los representantes del resto de partidos y las correspondientes réplicas, se producirá la primera votación. Salvo sorpresas, Rajoy volverá el viernes, 48 horas después, a someterse de nuevo al criterio de los parlamentarios. Ya no necesita mayoría absoluta, pero, a día de hoy, las cuentas no le salen.

Con este primer pleno de investidura se activa el llamado “reloj de la democracia”. Si en dos meses ningún candidato logra ser investido presidente del Gobierno, las Cortes serán disueltas automáticamente y se convocarán de nuevo otras elecciones. Serían las terceras en menos de un año.

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¿Elecciones el 25 de diciembre?

Con la ley en la mano, las elecciones se celebrarían el domingo 25 de diciembre, día de Navidad. El resto de formaciones políticas, al conocer la fecha elegida por Rajoy para someterse a la investidura consideraron este gesto como una especie de chantaje. Una forma más de presionar para facilitar que siga en La Moncloa. En este sentido, el PSOE está dispuesto a llevar al Congreso una iniciativa para evitar que los españoles tengan que votar en plenas vacaciones. Se trataría de reducir a la mitad la campaña, a una semana. Esto llevaría a que se votara el 18 de diciembre.

El PP cree prematuro entrar ahora en este debate. Pero las fuentes consultadas aseguran que, llegado el momento, no podrían negarse. De hecho, el Gobierno ya ha encargado a sus servicios jurídicos informes que exploran precisamente la misma línea de la propuesta del PSOE: llevar a la mitad la duración de la campaña.

En enero de 2015, el Partido Popular abrió una especie de búsqueda de sí mismo. Y, en boca de uno de sus antiguos vicesecretarios, Carlos Floriano, diagnosticó que a la formación le había faltado "piel", un discurso más pegado a la calle. Otros dirigentes se quejaban de que al partido le faltaba "alma", cercanía a los ciudadanos. Hablaban de "frialdad". Es la misma sensación que quedó tras escuchar a Mariano Rajoy este martes en su discurso de investidura en el Congreso de los Diputados.

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