Rajoy borra la corrupción de su balance de legislatura y usa a Grecia para agitar el discurso del miedo

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Unos segundos escasos. Ni siquiera un minuto. Éste fue el espacio que el presidente del Gobierno y del Partido Popular dio a la corrupción en la clausura de la conferencia política que los conservadores han celebrado este fin de semana en Madrid. Una cita con la que pretenden poner a punto el partido antes de meterse de lleno en el desarrollo del programa electoral. Fue hacia la mitad de un discurso de 52 minutos [consúltalo aquí] cuando Mariano Rajoy comentó a los suyos la España que quería. Ahí coló su deseo de que los casos de corrupción sean "anecdóticos" y "no una letanía diaria". Una España en la que la política sea considerada una profesión "noble y fiable". "Una España más transparente, más eficaz y más limpia", llegaría a decir.

Bien sabe el presidente de los conservadores lo de la "letanía diaria". Rajoy, que pretende utilizar esta conferencia como pistoletazo de salida a su campaña electoral, optó por no dar peso a estos escándalos que llevan alterando el día a día de su partido desde 2009, cuando estalló el caso Gürtel. Y que, además, como ha llegado a reconocer en varios actos públicos, han tenido su peso a la hora de afectar a los resultados electorales de todos los comicios que se han celebrado desde noviembre de 2011, cuando llegó a la Moncloa tras ganar por mayoría absoluta. La tesis del partido es que ha hecho todo lo posible para poner fin a estos casos con una legislación ya aprobada y que las personas implicadas ya no forman parte de la formación.

Si el discurso de Rajoy en este foro pudiese servir como base de los que van a ser los ejes de su campaña, el principal de todos ellos será el de ubicarse a él y a su partido como garante de la estabilidad. Es ese 'o yo, o el caos' que ya ensayó en su rueda de prensa de fin de año en la Moncloa. Y que se ha agudizado desde que perdieron todas las mayorías absolutas el 24-M en las comunidades autónomas y 2,4 millones de votos en las municipales. "Está en juego que se pierda lo conquistado [...] Que nadie se llame a engaño con lo que pueda pasar", dijo poniendo el calificativo de "pesadilla" a lo que podría estar por venir, como también calificó de "pesadilla" lo que ellos se encontraron al llegar al Gobierno.

Y en ese discurso no pueden faltar, evidentemente, quienes a su juicio ponen en riesgo el hecho de que la recuperación continúe. A saber: Podemos, el PSOE y, en menor medida, Ciudadanos. Para Rajoy, Podemos es la "extrema izquierda", la "izquierda radical". Y los socialistas, el partido que ha puesto en bandeja a Podemos los Gobiernos en ayuntamientos y comunidades en las que ganó el PP. También, los que dejaron una España en la que cada día "iban al paro 4.000 españoles".

¿Discurso del miedo? Para nada. El presidente negó la mayor. Aunque sus palabras le contradijeron. "Lo que sí que da miedo es lo que está pasando en algún país de la Unión Europea", respondió en alusión a Grecia. Antes había hablado de pensionistas que no cobran sus pensiones, de supermercados vacíos y de cárceles llenas de opositores, en alusión, esta última mención, a Venezuela. "Claro que da miedo. Como da miedo recordar lo que pasaba en España hace solo cuatro años, cuando la gente se iba al paro por centenares de miles cada año", abundó en su tesis.

Volviendo a Grecia, se preguntó si es ese "el cambio" que nos ofrecen los nuevos partidos de "extrema izquierda". ¿Es ese el cambio que van a patrocinar y amparar los socialistas, como han hecho en tantos ayuntamientos de España? Deberían estar abochornados ante lo que estamos viendo: unos por defender las políticas que han llevado a esa situación, otros por legitimarlas con su apoyo".

Todos contra el PP

A su juicio, el resto de partidos, "están decididos a unir fuerzas, cualquiera con cualquiera, sin que importe su pasado, ni sus propósitos, ni sus convicciones democráticas, ni siquiera sus antiguas rivalidades". "Están dispuestos a pasar por encima de todo eso porque, ante el empeño sectario de impedir que gobierne el Partido Popular, cualquier otra consideración se arrincona", consideró.

Y prosiguió: "En esta tarea se afanan tanto los que nos arrastraron al mayor desastre económico de nuestra historia reciente, como los independentistas que saben que somos el mejor baluarte de la defensa de la unidad de España. También esos nuevos “turistas del ideal” que nos venden unos extraños paraísos donde los jubilados no pueden cobrar su pensión, o donde los supermercados están vacíos y las cárceles están llenas de opositores". 

Algo menos duro fue con Ciudadanos. Tras señalar que "de unos conocemos los modelos en que se inspiran y lo que ya han empezado a decir y hacer en ciertos ayuntamientos", en alusión a Podemos, se fijó en el partido de Albert Rivera. Dijo que poco se conoce de ellos. "Lo mejor que nos ofrecen son aquellos mundos del poeta, 'sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón". Menciones directas, ni una.

Discurso de Rajoy en la Conferencia Política del PP [PDF]

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Menos datos

El presidente del Gobierno ha escuchado tanto decir a sus asesores y a los cargos públicos de su partido que ha empachado a los ciudadanos con tanto discurso económico, que en esta ocasión huyó de las cifras. Se centró más en las ideas, en intentar derribar los argumentos del resto de fuerzas políticas que se erigen como cambio.

"El cambio somos nosotros: los que dejamos atrás la recesión, los que hemos encendido el motor de la economía española, los que hemos despejado de angustias del día a día de tantos españoles, los que hemos conseguido que en todo el mundo se vuelva a hablar con respeto de nuestro país", señaló. "Ahora todo el mundo habla del cambio, del cambio tranquilo, sensato, razonable, de modelo, mediopensionista, hacía ninguna parte, pero amigas y amigos, vosotros podéis decir que las cosas ya están cambiando que somos nosotros, el Partido Popular, quienes estamos cambiando las cosas", añadió.

Unos segundos escasos. Ni siquiera un minuto. Éste fue el espacio que el presidente del Gobierno y del Partido Popular dio a la corrupción en la clausura de la conferencia política que los conservadores han celebrado este fin de semana en Madrid. Una cita con la que pretenden poner a punto el partido antes de meterse de lleno en el desarrollo del programa electoral. Fue hacia la mitad de un discurso de 52 minutos [consúltalo aquí] cuando Mariano Rajoy comentó a los suyos la España que quería. Ahí coló su deseo de que los casos de corrupción sean "anecdóticos" y "no una letanía diaria". Una España en la que la política sea considerada una profesión "noble y fiable". "Una España más transparente, más eficaz y más limpia", llegaría a decir.

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