Las cuentas del PP

Rajoy quiere dar carpetazo al 'caso Bárcenas' hablando sobre economía en el Congreso

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La situación en el PP y en el Gobierno a raíz de las últimas revelaciones de Luis Bárcenas, el hombre que manejó durante años la caja del partido, no tendrá un sesión exclusiva en el Congreso de los Diputados. En respuesta a la moción de censura con la que amenazó hace una semana el líder del PSOE, Mariano Rajoy dio un viraje a su estrategia, intentó esquivar a Alfredo Pérez Rubalcaba y anunció que irá a la Cámara a finales de este mes o a principios de agosto. Lo hace a petición propia, por lo que es él quien marca el menú de la comparecencia.

Tendrán que ser después el resto de los grupos los que valoren hasta qué punto ha rendido cuentas de las sombras de este escándalo de corrupción que afecta al PP y que le señala a él directamente. Por ello, los socialistas no han retirado del horizonte la posibilidad de recurrir a la moción de censura.

En un intento de trasladar la idea de que a él nadie le marca el paso y de que su comparecencia está desvinculada del amago de los socialistas, Mariano Rajoy quiso dejar claro este lunes que en esta cita pretende aclarar las dudas que "legítimamente puedan tener muchísimos ciudadanos", en clara alusión a Bárcenas. Pero puso mucho énfasis en que su intención es la de exponer “nuevos datos económicos”, hacer balance de la situación política y adelantar “lo que pretende hacer” el Ejecutivo en los próximos meses. Su pretensión de emplear su intervención en el Congreso para repasar sus actuaciones de los últimos meses implica que no se celebrará la rueda de prensa inicialmente prevista para hacer balance del curso político.

En la última semana, los responsables de la estrategia del Gobierno han barajado todo tipo de posibilidades para hacer frente al caso Bárcenas. Pusieron sobre la mesa desde la posibilidad de no comparecer, a la de aplazar el trámite a septiembre, pasando por la de colar una sesión de control al Gobierno en la Cámara. Definitivamente, la fórmula escogida –la de la solicitud de comparecencia a petición propia– fue la ganadora en tanto en cuanto permite a Rajoy tener el control. Una comparecencia que, según reconocen dirigentes conservadores, tiene el "truco" de no ser monográfica y de poner en bandeja a Rajoy vender sus reformas, los avances en algunos datos macroeconómicos y las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) de este jueves. El Gobierno se prepara para un dato "muy positivo", según fuentes de Moncloa.

Este escenario podría hacer, pues, que el caso Bárcenas pase a un segundo plano.

Las mismas fuentes recalcan que el presidente del Gobierno también podrá afear los escándalos que afectan a otros partidos. Es el caso, por ejemplo, de los ERE de Andalucía, asunto que salpica a los socialistas. No obstante, los dirigentes consultados coinciden en que la respuesta del presidente del Gobierno no llegará a la batería de acusaciones que el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, disparó contra todos los grupos de la oposición el pasado 11 de julio. En esta ocasión el Grupo Parlamentario Popular, haciendo uso de su mayoría absoluta, tiró por tierra todas las peticiones del resto de grupos para que Rajoy compareciera para responder sobre las novedades del caso Bárcenas.

Para comparecer a petición propia, el Gobierno tenía hasta las 20.00 horas de este lunes para registrar la demanda en el registro del Congreso de los Diputados. Como viene siendo habitual en Mariano Rajoy, el nombre del tesorero no figura en el escrito. Pero tampoco hay ninguna mención directa a la corrupción.

El texto, al que tuvo acceso Europa Press, es el siguiente:

«Tengo el honor de solicitar a V.E., en nombre del Gobierno y al amparo de lo dispuesto en el artículo 203 del Reglamento de la Cámara, la comparecencia del Presidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso de los Diputados, para informar sobre la situación económica y política de España [...]».para informar sobre la situación económica y política de España

El artículo 203 del reglamento de la Cámara establece que "después de la exposición oral del Gobierno –el tiempo es ilimitado– podrán intervenir los representantes de cada Grupo Parlamentario por diez minutos, fijando posiciones, formulando preguntas o haciendo observaciones, a las que contestará aquél sin ulterior votación". "En casos excepcionales –prosigue el artículo– la Presidencia podrá, de acuerdo con la Mesa y oída la Junta de Portavoces, abrir un turno para que los Diputados puedan escuetamente formular preguntas o pedir aclaraciones sobre la información facilitada. El Presidente, al efecto, fijará un número o tiempo máximo de intervenciones".

Contradicciones en el discurso

El proceso que ha llevado a que Rajoy decida definitivamente comparecer en el Congreso ha estado rodeado de cierta confusión, una confusión que tiene su origen en el Gobierno y en el partido que lo sostiene.

Cuando el PP vetó en el Congreso de los Diputados en la Diputación Permanente la comparecencia del presidente solicitada por el resto de grupos, el argumento principal esgrimido fue que no había motivos para que Rajoy acudiera al Parlamento puesto que no se habían producido "novedades" en el caso. En este momento, el diario El Mundo ya había publicado informaciones en las que Luis Bárcenas reconocía la autoría de la contabilidad B y ya había ingresado en prisión.

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A principios de la semana pasada, fuentes de la dirección del Grupo Parlamentario Popular daban casi por descontado que Rajoy no comparecería. La situación cambió a mitad de semana, cuando fuentes del Gobierno reconocían que estaban estudiando fórmulas para esquivar la "mala imagen" que supone enfrentarse a una moción de censura. Pero la guinda la puso el viernes la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, cuando mantuvo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que la decisión sobre la comparecencia estaba en manos del Grupo Parlamentario Popular.

Este lunes ha quedado demostrado que la última palabra la tenía el presidente del Gobierno. Fuentes de Moncloa aseguraron que Rajoy tenía claro que iba a comparecer para hablar de este caso, de política y de economía. Pero que no quería hacerlo hasta que su extesorero volviese a declarar ante el juez Pablo Ruz.

La segunda de las contradicciones tiene que ver con el discurso. Tanto Rajoy como la vicepresidenta han asegurado en los últimos días que el presidente del Gobierno ya había rendido cuentas sobre el caso Bárcenas en el Congreso en varias ocasiones. La hemeroteca demuestra que no es así. Pero, para añadir aún más confusión al asunto, el líder del Ejecutivo señaló este lunes que los partidos ya han tenido ocasión de preguntarle y no lo han hecho.

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