El presidente del Gobierno quiere afrontar el nuevo curso político con el foco más alejado de los escándalos de corrupción que afectan al Partido Popular, la formación que lidera. O al menos eso va a intentar. Mariano Rajoy ha aceptado finalmente comparecer en el Congreso para hablar del caso Bárcenas. El pasado 11 de julio, el GrupoParlamentario Popular vetó gracias a su mayoría absoluta que el presidente del Gobierno informase a la Cámara baja de su relación con el hombre al que aupó a la tesorería de su partido. Después de que el PSOE amenazase con presentar una moción de censura y que todos los grupos de la oposición reclamasen su comparecencia, Rajoy anunció este lunes que habrá a comparencia a finales de este mes o principios de agosto.
"Yo comparezco habitualmente en el Parlamento. En la medida que me van preguntando, voy respondiendo. A partir de ahí, hablé ayer con el presidente de las Cortes y le dije que iba a solicitar una comparecencia con el objetivo de explicar tanto los nuevos datos económicos como los temas políticos que a usted le preocupan", respondió a los periodistas en la rueda de prensa ofrecida en Moncloa tras una cumbre con el primer ministro de Rumania, Victor Ponta. La pregunta había partido de un corresponsal de un medio rumano en España al que Rajoy alabó por ser "un gran seguidor de la vida política española". Pese a estas palabras, el presidente del Ejecutivo sabe que su actitud ante el caso Bárcenas ha dado la vuelta al mundo.
Para que la reunión de la mesa del Congreso de los Diputados de este miércoles califique la petición de comparecencia, el Gobierno tenía de plazo hasta las 20.00 horas de hoy. Lo más probable es que la sesión tenga lugar el martes o el miércoles de la semana que viene.
¿Por qué este giro? Rajoy no aclaró por qué ha cambiado de opinión respecto a su comparecencia. Se limitó a indicar que es "el momento adecuado" para ofrecer una explicación "sobre algunos de los temas que preocupan a la opinión pública". Y llegó a asegurar que la oposición no le había preguntado por el caso Bárcenas en las preguntas de las sesiones de control en el Congreso, un extremo que se contradice con sus propias declaraciones de hace una semana, y con las de la vicepresidenta en las últimas dos ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros. Tanto el presidente del Gobierno como su número dos han llegado a aseguran que sobre este asunto ya se ha respondido en sede parlamentaria.
El presidente del Gobierno negó que en su rectificación haya influido la amenaza de la moción de censura, aunque lo cierto es que su cambio de opinión se produce días después de que el PSOE anunciase que presentaría la moción si Rajoy no comparecía en el Congreso.
En la última semana fuentes del PP y del Gobierno reconocían en privado que el "desgaste de una moción de censura" era un riesgo ahora y que lo mejor era comparecer a petición propia para "tener controlado el escenario". A la vista de los resultados, esta ha sido la corriente interna ganadora. Otros sectores demandaban una sesión de control al Gobierno –una alternativa no válida para el resto de partidos de la oposición– o un pleno monográfico a la vuelta de las vacaciones, cuando hubiese dado tiempo a comprobar si Bárcenas guarda más munición de riesgo para el partido y para el líder del Ejecutivo.
La explicación que dan ahora en Moncloa para justificar este cambio de actitud es que Rajoy no podía comparecer bajo ningún concepto hasta que Bárcenas no acudiese a declarar, algo que ocurrió hace una semana. ¿Por qué entonces no se avanzó esta comparecencia cualquier día de la semana pasada una vez que el extesorero fue a declarar ante Pablo Ruz? "Porque el que tenía que anunciarlo era él".
No obstante, no pasa por alto que hace sólo 3 días, el viernes, Soraya Sáenz de Santamaría, dejó esta decisión en manos del Grupo Parlamentario Popular, que debe votar este miércoles en la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados la petición de comparecencia de Rajoy registrada por el resto de grupos.
Más allá del anuncio de comparecencia en el Congreso, Rajoy se negó a realizar cualquier otra aclaración sobre el escándalo de corrupción que afecta a su partido: "Compareceré en el Parlamento porque creo que es allí donde debo dar las explicaciones. El sitio es el Parlamento, donde está representada la soberanía nacional. Allí diré todo lo que tenga que decir sobre este tema".
Luis Bárcenas, ascendido a tesorero del PP en 2008 por el propio Rajoy, confesó el pasado lunes en la Audiencia Nacional que el partido llevaba una contabilidad B, que se había financiado ilegalmente y que sus principales dirigentes habían cobrado sobresueldos en B. En concreto, aseguró que le había entregado a Rajoy 45.000 euros en negro en los años 2009 y 2010. Además, en los llamados papeles de Bárcenas, Rajoy figura como perceptor de dinero negro en los años 1997, 1998 y 1999, cuando era ministro y tenía totalmente prohibido recibir cualquier otro tipo de remuneración.
Segunda rueda de prensa
La de este lunes fue la segunda rueda de prensa desde de que el caso Bárcenas experimentase un giro importante después de que el extesorero del PP admitiese la autoría de la contabilidad del partido publicada por El Mundo. Y desde que se publicase un intercambio de SMS entre ambos hasta el pasado mes de marzo.
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Hace una semana, tras mantener un encuentro con su homólogo polaco, Rajoy mantuvo que "los SMS ratifican que el Estado de derecho no se somete a chantaje", aseguró Rajoy. En dichos mensajes lo animaba a resistir y, cuando ya estaba imputado, le decía: "Yo estaré ahí siempre”. El presidente del Ejecutivo no aclaró este lunes por qué no cesó de comunicarse con su extesorero después de que, el pasado enero se conociese que atesoraba cerca de 20 de millones de euros. Una cantidad que ahora roza los 50.
En esta cita, el presidente del Gobierno insistió en que "el Estado de Derecho no se somete a chantaje. “En este asunto lo sustancial es que la Administración de Justicia está actuando de manera independiente y con la colaboración plena de este Gobierno". Y, como prueba de esa independencia, puso como ejemplo que "los fiscales, los policías y las personas de la Administración tributaria que intervienen en este caso son las mismas que con el anterior Gobierno".
"Este Gobierno no ha dado ninguna indicación, sugerencia o presión a la Justicia, Hacienda o la Policía judicial", añadió Rajoy. En los últimos meses, los más veteranos del partido se lamentaban, en privado, de la falta de una estrategia jurídica clara al estilo de las desplegadas en la época de Federico Trillo como responsable de Justicia y Libertades Públicas. Y culpaban al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, de no haber presionado para cambiar a las fiscales del caso a fin de que la situación no se desbordase. De ahí que el presidente sacara pecho de haber mantenido a los mismos instructores que cuando llegó a la Moncloa.
El presidente del Gobierno quiere afrontar el nuevo curso político con el foco más alejado de los escándalos de corrupción que afectan al Partido Popular, la formación que lidera. O al menos eso va a intentar. Mariano Rajoy ha aceptado finalmente comparecer en el Congreso para hablar del caso Bárcenas. El pasado 11 de julio, el GrupoParlamentario Popular vetó gracias a su mayoría absoluta que el presidente del Gobierno informase a la Cámara baja de su relación con el hombre al que aupó a la tesorería de su partido. Después de que el PSOE amenazase con presentar una moción de censura y que todos los grupos de la oposición reclamasen su comparecencia, Rajoy anunció este lunes que habrá a comparencia a finales de este mes o principios de agosto.