La reflexión de Sánchez abre el primer debate en serio sobre su sucesión en el PSOE

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En el PSOE respiran ahora aliviados. Han sido días de máxima tensión. Imprevista. Y durante estas jornadas los socialistas han visto un precipicio que no estaba puesto en primera plana: la sucesión de Pedro Sánchez. Nadie se había movido hasta ahora, nadie quería hablar, era un tema para un horizonte muy lejano. Pero ese vértigo se instaló durante este periodo de reflexión del secretario general.

Los socialistas realizaron un ejercicio de movilización interna sin precedentes para convencer a Sánchez de que se quedara. De hecho, como ha confesado el propio presidente, las imágenes de miles de simpatizantes el sábado en las puertas de la sede de Ferraz fueron decisivas para que anunciara que se quedaba. Fue en esa noche de transición hacia el domingo, con esas instantáneas en su mente y el apoyo de esa esposa, cuando decantó la balanza.

En el PSOE celebran ahora la decisión. El lunes hubo abrazos, gritos y hasta lágrimas de emoción en los despachos de La Moncloa, de la sede de Ferraz y de muchos cuarteles generales autonómicos y locales. Y una de las realidades que muchos asumieron, según reconocen diversas voces del partido, es que habrá un día en el que ya no esté Pedro Sánchez y el partido tiene que estar preparado. Ha sido una terapia de shock.

Este fin de semana ha supuesto un antes y un después. Pedro Sánchez ha mostrado su lado más humano y las dudas que pueden surgir en un líder. Ahora el presidente del Gobierno dice que está fuerte y que quiere abrir una nueva etapa, que estará dominada por un impulso para la regeneración democrática. Y en su entrevista en la Cadena Ser durante este martes también quiso marcar el debate sobre su futuro, señalando que quiere aguantar toda la legislatura y que abre la puerta a repetir incluso en las próximas elecciones.

Las miradas estuvieron en Montero, Alegría y Puente

Pero lo que ha comprobado el partido en sus propias carnes durante estos días es que no hay un plan sucesorio definido y que depende totalmente del actual líder, un hombre que ha protagonizado un manual de resistencia que ha servido también a la vez para hacer que el PSOE volviera a La Moncloa en 2018 tras años de travesía en el desierto. Incluso sus más críticos le han reconocido en los últimos años que su olfato y su riesgo político le han hecho salvar pelotas de partido que nadie sería capaz de superar. Pero, a la vez, el PSOE y Sánchez son una simbiosis.

Durante las horas de incertidumbre, el nombre que sonó con más fuerza para coger las riendas fue el de María Jesús Montero, ella sería en estos momentos su sucesora natural en virtud de las jerarquías. Además, atesora un poder inmenso al ser a la vez vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del partido. Como relata un dirigente: “Siempre se dijo que Soraya Sáenz de Santamaría ha sido la vicepresidenta más poderosa de la historia de España. Pero no, ella nunca tuvo la llave de su partido.En cambio, Montero sí”.

Montero ha confesado en todo momento durante estos días que nunca se puso en la pantalla de suceder a Sánchez y que estaba concentrada en hacer que el secretario general se mantuviera en su cargo. Fue la encargada de dar el discurso central del pasado Comité Federal y la primera en salir a la calle a fundirse con los concentrados al grito de “fuerza, fuerza”. Al marcharse de Ferraz hizo un gesto muy elocuente: cruzó los dedos en señal de que esperaba que el presidente siguiera en su puesto. 

Su nombre fue el que circuló con más fuerza entre los socialistas en caso de que Sánchez dimitiese el lunes. Sólo otra figura apareció entre los cargos del PSOE: Pilar Alegría. La portavoz del Ejecutivo y ministra de Educación es una dirigente cada día más alza dentro del partido y cuenta con muchas simpatías en los territorios, según confiesan varias fuentes del PSOE. El otro nombre que también salió de algunos miembros del partido fue el de Óscar Puente, que tiene un gran predicamento en las bases del partido y que volvió a la primera línea gracias principalmente al discurso que hizo durante la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo: “De ganador a ganador”.

Este 1 de mayo, un editorial de El País aseguró que "el PSOE, como pieza clave en el sistema político de España, debería empezar también a reflexionar de forma colectiva sobre cómo garantizar la continuidad del proyecto político más allá de la personalidad y el carisma de su líder". Preguntados por ese debate, dirigentes de peso rechazaron que haya movimientos o un proceso en ciernes.

El propio Puente aprovechó la reaparición, por sorpresa, del líder socialista en la caseta del PSC de la Feria de Abril de Barcelona. "Ahora toca decir que ha empezado el post sanchismo. Llevan matándole 10 años y siguen sin aprender", tuiteó junto a un vídeo de Sánchez saludando a militantes.

Preguntado en público por si hay un 'plan b' a Sánchez, Puente fue claro. ""No, hay un 'plan A', que es sacar adelante este país". "Pedro Sánchez es el presidente del gobierno, el secretario general del PSOE y lo va a seguir siendo por mucho tiempo", en palabra de la ministra de Igualdad, Ana Redondo.

Según los dirigentes socialistas preguntados por los medios este miércoles, el debate no es la sucesión de Sánchez sino la regeneración y la política limpia.

En cualquier caso, la sucesión de los líderes de todos los partidos es una conversación recurrente en casi todos ellos. Y en el PSOE circula desde hace tiempo la idea de que debería ser una mujer la que cogiera la Secretaría General del partido una vez Sánchez deje el cargo. Para muchos, es hora de que una fémina se coloque como líder del PSOE tras más de 140 años de historia y siendo un partido que abandera con fuerza el feminismo.

Lo que sí explican los cargos del PSOE es que se ha evidenciado más que nunca esa dependencia actual de Sánchez. Así lo indica un dirigente del partido: “Pedro es el mejor valor que tiene el partido como se ha demostrado estos días, el que mejor sabe entender la sociedad actual. Ha dicho, además, que tiene ganas de seguir y que está a disposición del partido”. “Cuando se abra el debate, para el que queda mucho, el PSOE tendrá muchos recambios, con garantías como ha pasado a lo largo de nuestra historia”, apostilla.

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Ese debate no lo ven en el partido ya con este vértigo de corto plazo, pero sí ha servido para muchos como un baño de realidad que tendrá que llegar. Pero como señala otro dirigente: “Mira lo que había en las puertas de Ferraz. Miles de personas. Ese es el verdadero legado que dejará Sánchez en el PSOE: un partido de la militancia. Por lo tanto, no sirve hacer ningún tipo de conjeturas sobre nombres a futuro”. Esta idea la repite otro cargo territorial: “Esto no será una decisión sobre alguien que hagan cuatro personas en La Moncloa o en Ferraz. Todos querremos votar. Habrá que ir a unas primarias”.

Esta idea está totalmente extendida, ya que fue el propio Sánchez el que rompió el histórico y férreo sistema de elección en base a los designios de los grandes barones del partido. Además, como indican varios socialistas, al partido le va bien precisamente cuando saca su lado de “ascensor social” y de sorpresa frente a los grandes poderes, su lado más proclive a la izquierda. Esos aspirantes a los que nadie conoce y que representan ese espíritu socialista frente a la estructura como pasó con José Luis Rodríguez Zapatero en su día o con Pedro Sánchez. En cambio, no fueron buenos candidatos en las generales aquellos que venían directamente del poder como Joaquín Almunia o Alfredo Pérez Rubalcaba.

El periodo de reflexión de Sánchez lleva a una nueva etapa política, como ha reconocido el propio presidente, que quiere hacer un “punto y aparte” abanderando el discurso de la regeneración democrática en un momento de total crispación y con un trepidante ciclo electoral con las catalanas del día 12 y las europeas del próximo 9 de junio. Los socialistas dicen que van con más fuerza después de estos días de incertidumbre pero también muchos en el partido dicen que ahora hay que dar “cauce” a este sentimiento y llenar de contenido con medidas el espíritu que ha salido de este 29 de abril. Todos están con Sánchez, pero ahora ya han comprobado que un día no estará.

En el PSOE respiran ahora aliviados. Han sido días de máxima tensión. Imprevista. Y durante estas jornadas los socialistas han visto un precipicio que no estaba puesto en primera plana: la sucesión de Pedro Sánchez. Nadie se había movido hasta ahora, nadie quería hablar, era un tema para un horizonte muy lejano. Pero ese vértigo se instaló durante este periodo de reflexión del secretario general.

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