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La relación de equilibrismo del PSOE con sus socios catalanes: discreción, silencios y disputa electoral

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Puro equilibrismo. El PSOE tiene que moverse en distintas pistas de manera paralela y con muchos riesgos para mantener la relación con los socios catalanes, necesarios para aguantar la legislatura. Una conexión complicada, en la que se mezclan algunos intereses comunes, pero también muchas disputas entre los diferentes actores. Con un constante horizonte de pulso electoral.

La máxima de Pedro Sánchez es clara: mantener la mejor relación posible con los socios, generar la confianza suficiente, no provocar incendios absurdos y marcar a la vez los límites de lo que está dispuesto a hacer el PSOE. Todo ello lleva a tener que manejar a diario situaciones que pueden hacer descarrilar esa mayoría o provocar titulares adversos, como ha sucedido esta semana con el anuncio de una futura reunión entre Carles Puigdemont y el presidente, con los consecuentes recelos de Esquerra o el ataque de la cúpula judicial y del PP al Gobierno por la intervención en el Congreso de Míriam Nogueras (Junts) sobre el lawfare. O el propio debate de la ley de amnistía, donde también se midieron mucho las palabras para que no hubiera choques con los posconvergentes, como sucedió durante el debate de investidura.

La fórmula a seguir la define de esta manera un miembro de la dirección del PSOE y persona de máxima confianza de Pedro Sánchez para los temas catalanes: “Los acuerdos se consiguieron precisamente gracias a la discreción, su desarrollo tiene que producirse con la misma discreción. Y cuando hay cosas que comunicar se hace”.

Los teléfonos rojos

Una de las cosas que también ha pedido Sánchez es en esa búsqueda de confianza es abrir varios puentes y que los interlocutores vayan compactando las situaciones. Por eso, se están cubriendo varios flancos, como la línea directa de Santos Cerdán con Junts, algo que lleva trabajando el navarro desde la noche del 23 de julio con la ayuda inicial del PNV. En Ferraz explican que ha sido muy importante el papel de Jordi Turull para allanar el camino que se está recorriendo.

Pero hay más vías: Félix Bolaños tiene relación con Míriam Nogueras, de Junts, pero también ha cultivado mucho a Esquerra, donde tiene como uno de sus principales contactos a Josep María Jové. Además, hay otros hilos directos con buena sintonía a otra escala como el del director de gabinete del presidente, Óscar López, con Sergi Sabrià (mano derecha de Pere Aragonès como director de la Oficina de la Estrategia y Comunicación del Govern).

En el PSOE, según reconocen varias fuentes, también son conscientes de que muchas veces deben guardar silencio en pos de conseguir acuerdos y a veces les duelen ataques injustificados de la derecha, como cuando sus dirigentes dijeron que se iba a incluir el lawfare en la ley de amnistía o ahora las críticas por un supuesto acercamiento de presos en el futuro a Euskadi. En el partido defienden que todo se hace con transparencia una vez se logra un pacto y que se hacen públicos hasta los documentos, mientras que, por ejemplo, el PP nunca desveló el detalle de investidura junto a Vox.

Una relación en la que se miran las urnas

También reconocen los socialistas que la rivalidad entre ERC y Junts es una constante que flotará en el aire durante toda la legislatura, especialmente conforme se vaya acercando la contienda electoral en Cataluña, prevista para febrero de 2025. A pesar de los continuos rumores de adelanto, el presidente Aragonès no tiene intención de pulsar el botón de las urnas. Considera que queda mucho por hacer y quiere también rearmar a su partido tras el 23 de julio.

Fuentes de Esquerra indican que el bajón en las generales de su partido no se corresponderá con el escenario catalán, ya que entienden que muchos votantes optaron por Pedro Sánchez para frenar un Gobierno entre el Partido Popular y la ultraderecha de Santiago Abascal. Asimismo, en Esquerra creen que el PSC puede sufrir un desgaste entre parte de su electorado situado a la derecha y que venía de Ciudadanos por la aprobación de la ley de amnistía. “A ellos les hace más daño que a nosotros”, indica un dirigente de ERC.

El PSC se ha convertido en el gran rival a batir en las próximas elecciones catalanas, a tenor de las encuestas, aunque los pactos posteriores podrían dejar sin la Generalitat a Salvador Illa, como sucedió en las últimas elecciones. Los socialistas catalanes han perdido puestos clave en Madrid como la Presidencia del Congreso (que antes ocupaba Meritxell Batet) y los ministerios de Cultura (Miquel Iceta) y de Transportes (Raquel Sánchez), pero defienden que se han hecho con el departamento de Industria y Turismo con Jordi Hereu en un puesto muy importante de la relación con el empresariado, un flanco que está cuidando mucho el partido.

El PSOE, además, durante estos días está imprimiendo otro carácter a su defensa de la ley de amnistía, presentando ya “beneficios” palpables ante los ciudadanos, como que los partidos independentistas hayan vuelto al tablero político nacional y acepten como marco la Constitución. Con el flanco además económico, con Pedro Sánchez reivindicando el alto grado de ocupación hotelera durante este puente en Cataluña, el doble que en 2017. De hecho, en el PSOE también interpretan que el hecho de anunciar la reunión por parte de Junts también es una señal por parte de los posconvergentes de que la voluntad es ir a largo y de poder aguantar la legislatura.

La rivalidad entre Esquerra y Junts es uno de los factores que marcará este ciclo político. “Carles Puigdemont no soporta a Oriol Junqueras, lo culpa de todo”, comenta una fuente del soberanismo. En ERC creen que el expresidente quiere aprovechar todas las oportunidades para buscar los flashes y el protagonismo, pero a la vez entienden que el tiempo les ha dado la razón y ahora Junts se suma a la vía pragmática que iniciaron hace años los de Aragonès. Asimismo, también se empiezan a fraguar dos bloques vascocatalanes con intereses comunes: Junts-PNV versus ERC-EH Bildu.

"Campo de minas"

Toni Aira, politólogo y director del máster de Comunicación Política e Institucional de la UPF-BSM, explica que la rivalidad entre ERC y Junts “es histórica, pero descompensada hasta los últimos años”. “Esquerra siempre ha querido ser el mundo convergente en los temas de poder y decisiones. Ha tenido la suerte de que ese espacio saltó por los aires, pero tiene el problema de que no le ha salido esa parte de gestión que tenía CiU”. Pone ejemplos como el episodio reciente de la reacción al informe PISA o la pérdida de alcaldías como Lleida y Tarragona.

Comenta que Junts estaba hasta ahora fuera de la competición, “en su momento hamletiano de ser o no ser y encontrarse”. “Además, ERC había maquinado para marginarlos. Del Govern salió Junts, pero muy empujados por Esquerra por la manera en la que los trataban. No los querían ni los quieren en espacios de poder”, reflexiona Aira.

Por eso, dice, Sánchez camina “sobre un campo de minas” ante el miedo de ERC al “protagonismo” que ahora tiene Junts. “Es una de las dificultades de la legislatura: cómo avanza en una relación con los de Carles Puigdemont teniendo a Esquerra constantemente al borde de un ataque de nervios”.

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También analiza este asunto la politóloga Verónica Fumanal, que asegura que Sánchez, más que un presidente, va a tener que ser un “equilibrista” por el “hecho de tener que lidiar con tantas fuerzas al mismo tiempo con intereses confrontados”. Por eso considera que la capacidad de llegar a acuerdos del PSOE será determinante, a la vez que vaticina que será una legislatura sin grandes cambios legislativos. “Es muy complicado embridar en una misma ley a la derecha y a la izquierda”, apostilla.

“El tema de Cataluña va a ser la cuestión central, aunque al PSOE no le vaya a gustar”, prosigue Fumanal, que recuerda que ya es “año preelectoral” en esa comunidad y el Govern está en una situación “precaria”. “Va a haber un pulso muy importante entre el PSOE y Sumar con las fuerzas nacionalistas por ver qué agenda domina la legislatura”, añade la politóloga, que apunta: “Es más fácil que sea la territorial con la complicidad del PP, que no va a dejar que se hable, por ejemplo, de la ley de paridad”. Ella considera que habrá “una pinza” que puede perjudicar a los socialistas.

Para indicar a continuación: “Es una legislatura muy complicada, aunque territorialmente más plácida porque los nacionalistas colaboran en la gobernabilidad de España. Pero tendremos votaciones que se llevarán hasta el final”. Con una última consideración: “Por ejemplo, la amnistía tiene una parte política, pero luego está la del poder judicial, que va a ser muy importante”.

Puro equilibrismo. El PSOE tiene que moverse en distintas pistas de manera paralela y con muchos riesgos para mantener la relación con los socios catalanes, necesarios para aguantar la legislatura. Una conexión complicada, en la que se mezclan algunos intereses comunes, pero también muchas disputas entre los diferentes actores. Con un constante horizonte de pulso electoral.

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