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El rey avisa a los diputados del Parlament de que "deben" evitar el camino del "enfrentamiento o la exclusión"

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Un año más, y van tres seguidos, Cataluña protagonizó el mensaje de Navidad de Felipe VI. Dos meses y medio después del discurso extraordinario que el jefe del Estado pronunció tras el referéndum ilegal del 1 de octubre, el rey volvió a referirse al problema territorial de España y lanzó un aviso a la mayoría independentista recién elegida en las elecciones al Parlament del 21D: para "superar los problemas de convivencia" generados en los últimos años, "deben afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes", respetar "la pluralidad" y no tomar una vía que lleve "de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión".

El pasado 3 de octubre, dos días después del referéndum del 1-O y las cargas policiales que lo protagonizaron, Felipe VI pronunció un duro discurso en el que mostró su apoyo a "los legítimos poderes del Estado" a la hora de "asegurar el orden constitucional" en Cataluña dada la "situación de extrema gravedad" generada. El rey criticó entonces que "determinadas autoridades" de Cataluña llevaran "ya tiempo" incumpliendo la Constitución y el Estatuto de "una manera reiterada, consciente y deliberada" y mostrando "una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado". Este domingo, en su mensaje de Navidad, el monarca utilizó un tono mucho más suave, pero advirtió a los independentistas de que no pueden "imponer" su mayoría parlamentaria "frente a los derechos de los demás".

"España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás", señaló Felipe VI, que aseguró que "respetar y preservar los principios y valores de nuestro Estado social y democrático de Derecho" es "imprescindible" para garantizar una "convivencia" que respete "la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político", tal y como establece el artículo 1.1 de la Constitución. "Porque cuando estos principios básicos se quiebran, la convivencia primero se deteriora y luego se hace inviable", advirtió el rey.

Por ello, el jefe del Estado pidió a los independentistas que apuesten por una vía que "recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo, de manera que las ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos". "Un camino que debe conducir también a que renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña", detalló. Y una vía que fortalezca una democracia que está "definitivamente" asentada para Felipe VI, que se refirió sin nombrarlo al golpe de Estado del 23F cuando recordó que España superó "hace décadas un intento de involución de nuestras libertades y derechos".

"A lo largo de todos estos años de convivencia democrática, los derechos y libertades, el progreso y la modernización de España, y también su proyección y relevancia internacional, han ido de la mano", sostuvo el monarca, que insistió en que "todo ese gran cambio, todo ese gran salto sin precedentes en nuestra historia, ha sido posible gracias a una España abierta y solidaria, no encerrada en sí misma; una España que reconoce y respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y nuestra diversidad, con un espíritu integrador; una España inspirada en una irrenunciable voluntad de concordia".

Empleo, corrupción y violencia machista

Cataluña centró buena parte de los cerca de 12 minutos que duró la alocución, pero Felipe VI también tuvo tiempo de referirse brevemente a asuntos sociales en el mensaje. El empleo volvió a ser uno de los temas que apareció en el discurso del rey, que marcó como "objetivo" la "creación de puestos de trabajo estables", aunque se mostró optimista al afirmar que "nuestra economía y el empleo han mejorado sustancialmente". "Igualmente, no puede caer en el olvido la obligación y la responsabilidad de afrontar la desigualdad y las diferencias sociales, sobre todo tras las consecuencias generadas por la reciente crisis económica", señaló el jefe del Estado.

También la corrupción tuvo un pequeño hueco en el discurso del rey, que únicamente admitió que "se mantiene como una de las grandes preocupaciones de la sociedad" y deseó "que sigan tomándose las medidas necesarias para su completa erradicación". Asimismo, hubo una breve mención a "la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático", "problemas" que no son "menores ni secundarios" y ante los que pidió "implicarnos todos mucho más". Y, de la misma forma, el jefe del Estado alertó ante la amenaza de un "terrorismo yihadista" que "solo" se podrá derrotar "desde la unidad democrática, la firmeza del Estado de Derecho y la eficacia de la cooperación internacional".

Por último, Felipe VI hizo referencia expresa a "las mujeres que, en un silencio tantas veces impuesto por el miedo, sufren la violencia de género", el mismo día en el que las autoridades investigan si el choque mortal de un vehículo contra una gasolinera en Benicàssim (Castellón) constituye un nuevo asesinato por violencia machista. El rey calificó este tipo de violencia de "lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna", y pidió mantener "la firmeza y el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas", así como concienciar "a toda la sociedad contra esa violencia, criminal y cobarde, que degrada nuestra convivencia".

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"Un 2017 difícil para nuestra vida en común"

Tras un 2017 "difícil para nuestra vida en común", Felipe VI se despidió recordando que "2018 nos espera en unos días y debemos seguir construyendo nuestro país, porque la historia no se detiene. Y no hemos llegado hasta aquí para temer al futuro sino para crearlo". El monarca se mostró convencido en el final de su mensaje de que "nadie desea una España paralizada o conformista, sino moderna y atractiva, que ilusione; una España serena, pero en movimiento y dispuesta a evolucionar y a adaptarse a los nuevos tiempos". Y cerró su mensaje deseando una feliz Navidad en castellano, euskera, catalán y gallego.

El rey volvió a elegir, como el año pasado, el Palacio de la Zarzuela como lugar desde el que ofrecer su discurso, aunque en lugar de utilizar su despacho se decidió por el salón de audiencias. Junto a él se colocaron las banderas de España y la UE, así como un busto del rey Carlos III (que gobernó entre 1759 y 1788) y una fotografía realizada este verano en la localidad balear de Marivent junto a la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Un año más, y van tres seguidos, Cataluña protagonizó el mensaje de Navidad de Felipe VI. Dos meses y medio después del discurso extraordinario que el jefe del Estado pronunció tras el referéndum ilegal del 1 de octubre, el rey volvió a referirse al problema territorial de España y lanzó un aviso a la mayoría independentista recién elegida en las elecciones al Parlament del 21D: para "superar los problemas de convivencia" generados en los últimos años, "deben afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes", respetar "la pluralidad" y no tomar una vía que lleve "de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión".

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