El rey Felipe VI aludió en su discurso de este sábado, aunque de manera genérica y sin tomar posición, a la crisis institucional abierta tras la decisión del Tribunal Constitucional de frenar en el Senado la reforma para facilitar su renovación. En su noveno mensaje de Navidad, el monarca advirtió sobre la "erosión de las instituciones", uno de los "riesgos" para una democracia española cuyos "principios y fundamentos" constitucionales no pueden ahora "debilitarse". "Necesitamos fortalecer unas instituciones sólidas que protejan a los ciudadanos, atiendan a sus preocupaciones, garanticen sus derechos y apoyen a las familias", dijo, al tiempo que pidió un "ejercicio de responsabilidad" para "reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias" de "ignorar" la pérdida de confianza en los pilares del Estado. En cualquier caso, Felipe de Borbón evitó pedir explícitamente la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), caducado desde hace cuatro años y bloqueado por la derecha, y del TC.
El de este 24 de diciembre fue uno de los discursos de Felipe VI que más carga política se preveía que tuviera, exceptuando el ofrecido el 3 de octubre de 2017, coincidiendo con la crisis del procès en Cataluña, una alocución tras la que fue duramente criticado por el independentismo, que entendió que tomó parte de una posición concreta y se alejó del papel de arbitraje que debe tener el jefe del Estado. Precisamente por ese precedente, desde Unidas Podemos rechazaron que Felipe VI se refiriera esta Nochebuena a la crisis institucional, entendiendo que el rey no tiene "legitimidad democrática" para inmiscuirse en este asunto. Desde el Gobierno, la portavoz y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, no quiso comentar si el rey debía o no hacer alusión al choque de poderes. "Escucharemos con muchísima atención ese discurso que se dirige a la nación", se limitó a responder este viernes.
Sin embargo, esta "erosión de las instituciones" no es el único "riesgo" al que el jefe del Estado cree que se enfrenta la democracia. En los casi 12 minutos y medio que duró su mensaje, emitido desde el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, mostró también preocupación por la "división" y por el "deterioro de la convivencia". Así, destacó que "un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza". "La división hace más frágiles a las democracias; la unión, todo lo contrario, las fortalece", aseguró.
Y ensalzó tras estas palabras la Constitución, que considera el instrumento adecuado para solucionar las crisis a las que se enfrenta nuestro país. "El espíritu que la vio nacer, sus principios y sus fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse ni caer en el olvido", señaló, tras lo que insistió en que la historia constitucional y política española es el lugar "donde los españoles nos reconocemos y donde nos aceptamos los unos a los otros".
En esta misma línea, el monarca señaló que debemos tener confianza "en nosotros mismos, como nación" que ha superado otras crisis económicas, políticas y sociales. "Somos un país que, como ahora, siempre ha sabido responder —no sin dificultades ni sacrificios— a todas las adversidades, que no han sido pocas a lo largo de estos años", añadió. "Somos una de las grandes naciones del mundo, con muchos siglos de historia, y los españoles tenemos que seguir decidiendo todos juntos nuestro destino, nuestro futuro. Cuidando nuestra democracia; protegiendo la convivencia; fortaleciendo nuestras instituciones", insistió.
La guerra en Ucrania y las crisis derivadas de ella
El discurso, como era de esperar, arrancó con una mención especial a la guerra en Ucrania, que acaba de cumplir 300 días y cuya resolución parece todavía lejana. Este conflicto de hecho es uno de los motivos por los cuales el monarca calificó el año 2022 de "complicado y difícil", siendo este el primer mensaje de Navidad en tres años que la pandemia de covid no ocupa un lugar predominante en su discurso. "Cuando creíamos haber superado lo peor de la pandemia —sin duda, la mejor noticia—, en el mes de febrero Rusia invadió Ucrania y, desde entonces, hemos sido testigos de 10 meses de una guerra que ya ha causado un nivel de destrucción y ruina difíciles de imaginar en nuestra realidad cotidiana", lamentó.
En cualquier caso, ni España ni Europa se han librado de sus consecuencias, como quiso recordar el monarca, que lamentó en este sentido el "profundo impacto sobre la economía" de nuestro país que el conflicto está generando. "La subida de los precios, especialmente de los alimentos, provoca inseguridad en los hogares. Tener que hacer frente a gestos cotidianos, como encender la calefacción o la luz o llenar el depósito de gasolina, acaba siendo una fuente de preocupación e implica —en muchos casos— importantes sacrificios personales y familiares", dijo.
Y admitió, en ese sentido, que hay familias "que necesitan el apoyo continuo de los poderes públicos para paliar" los efectos económicos y sociales de la guerra y la pandemia. "Todo el nuevo escenario que vivimos —la guerra, la situación económica y social, la inestabilidad y las tensiones en las relaciones internacionales— está causando en nuestra sociedad, lógicamente, una gran preocupación e incertidumbre", señaló.
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A continuación celebró la unión de Europa en la respuesta a la guerra, dejando un mensaje al independentismo al aludir a la "integridad territorial" como uno de los "principios irrenunciables de un orden Internacional basado en reglas y que siempre debe buscar la paz". Así, alabó la cumbre de la OTAN que tuvo lugar en junio en Madrid como herramienta que ha conseguido "reforzar la unidad de todos los miembros de la Alianza, y también de la Unión Europea", cuya presidencia rotatoria asumirá nuestro país en 2023.
"Europa contribuyó a consolidar nuestra democracia, a potenciar nuestro crecimiento económico y nuestro desarrollo social", remarcó, afirmando que la UE es "nuestro gran marco de referencia político, económico y social y que, por ello, nos ofrece certeza y seguridad".
Por tercer año consecutivo, el monarca evitó hacer mención a los escándalos que en los últimos años han salpicado a su padre, que van desde el fraude fiscal –ya confesado por Juan Carlos I– a la ocultación de fondos en fundaciones de las que también fue beneficiario Felipe de Borbón. El pasado mes de mayo el emérito volvió a las portadas al visitar España, en el que fue su primer viaje desde que se instalara en Abu Dhabi en agosto de 2020 cercado por las investigaciones judiciales. No dio explicaciones y se reunió con Felipe VI en un breve encuentro del que no trascendió nada. Su hijo, que el año pasado hizo una llamada genérica a "respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral", este 2022 ha evitado pronunciarse.
El rey Felipe VI aludió en su discurso de este sábado, aunque de manera genérica y sin tomar posición, a la crisis institucional abierta tras la decisión del Tribunal Constitucional de frenar en el Senado la reforma para facilitar su renovación. En su noveno mensaje de Navidad, el monarca advirtió sobre la "erosión de las instituciones", uno de los "riesgos" para una democracia española cuyos "principios y fundamentos" constitucionales no pueden ahora "debilitarse". "Necesitamos fortalecer unas instituciones sólidas que protejan a los ciudadanos, atiendan a sus preocupaciones, garanticen sus derechos y apoyen a las familias", dijo, al tiempo que pidió un "ejercicio de responsabilidad" para "reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias" de "ignorar" la pérdida de confianza en los pilares del Estado. En cualquier caso, Felipe de Borbón evitó pedir explícitamente la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), caducado desde hace cuatro años y bloqueado por la derecha, y del TC.