Rubalcaba escenifica su apoyo a Tomás Gómez como candidato para Madrid

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Más que en las palabras, que también, la importancia recaía en los gestos. Y los hubo, muchos. Muchas fotos de Alfredo Pérez Rubalcaba y Tomás Gómez juntos, muchos gestos de cariño, muchos abrazos. Mensaje cristalino: Rubalcaba y Gómez, Ferraz y Callao –las sedes del PSOE y del Partido Socialista de Madrid–, quieren exhibir unidad, aparcar diferencias y lucir sintonía para centrarse en una batalla que ya no se presenta tan rocosa: ganar la Comunidad de Madrid (y el Ayuntamiento de la capital). Pero tampoco pasó desapercibido otro dato: el apoyo explícito que el líder del PSOE prodigó a quien, "dentro de dos años", en 2015, "tome posesión de la Presidencia de la Comunidad". Es decir, que Ferraz asume que el candidato para las autonómicas será Gómez y que no le intentará colocar un rival, como pasó en 2010. 

Hace algo menos de un mes, el 20 de mayo, trascendió que Rubalcaba y Gómez habían mantenido una reunión en la sede federal justo después de que ambos presentaran un recurso de amparo en el Tribunal Constitucional en defensa de la diputada Maru Menéndez, secretaria de Organización del PSM. De allí ambos salieron convencidos de que lo que toca es "trabajar juntos", más ahora que está a tiro vencer en Madrid, un feudo de la derecha desde hace dos décadas. Firmar una entente cordiale no era poca cosa, ya que Gómez ha sido el dirigente socialista que más ha hecho valer su condición de oposición a Rubalcaba. Hace seis meses, incluso le pidió que se fuera

Tras esa reunión en Ferraz, no se les había visto en ningún acto público juntos. El de este domingo, pues, era el primero. El PSM invitó al secretario general a clausurar la II Convención de Madrid ciudad, el foro en el que durante todo el fin de semana se han discutido propuestas alternativas para la capital, a modo de esbozo de programa electoral. Ni Rubalcaba ni Gómez se ahorraron cariños a la llegada, ni piropos ni elogios durante sus intervenciones en el centro cultural Eduardo Úrculo, en el distrito de Tetuán. "Hoy tenemos un broche de oro. Tenemos a Alfredo Pérez Rubalcaba, al secretario general del PSOE. Sé que no era fácil. Vienes directamente de París [ayer sábado participó en la segunda cumbre de líderes progresistas del sur de Europa]. Has tenido que mover mucho la agenda para poder estar con nosotros y yo te lo agradezco de corazón. Sobre todo por lo que significa: sabemos que contamos contigo para recuperar Madrid ciudad y Madrid región". 

Rubalcaba correspondió cuando le llegó el turno: "Gracias, Tomás. Tu discurso ha sido excelente. Lo vas a ver en parte reiterado. Salvo en el traje [Gómez vestía traje y corbata; Rubalcaba se mostraba en mangas de camisa y relajado], hoy nos hemos puesto de acuerdo en todo. Gracias por la invitación. Esta foto los madrileños la van a ver muchas, muchas veces, de aquí a dentro de dos años, cuando Tomás tome posesión de la Presidencia de la Comunidad de Madrid". El auditorio, más de 400 personas, cubrió sus palabras de aplausos. El líder socialista también dirigió su cariño hacia la "resucitada" Menéndez, quien pudo recuperar su escaño en la Asamblea el jueves pasado tras la expulsión durante un mes impuesta por el presidente de la Cámara regional, José Ignacio Echeverría (PP). Los tres, junto con Jaime Lissavetzky, el portavoz en el Ayuntamiento de la capital –y amigo desde la infancia de Rubalcaba–, presumieron de complicidad en el interior y también a la salida. Hasta Lissavetzky se hizo eco de ese clima buenrollista: "Vamos a seguir trabajando en coordinación absoluta con la ejecutiva federal, con Tomás. El objetivo es el mismo: este es el momento de dejar atrás cualquier tipo de diferencia, no porque no queramos el debate, sino porque lo que queremos es ganar, y por eso nos vamos a dejar la piel". 

Lissavetzky, "pasión socialista"

Diego Cruz, secretario de Madrid ciudad del PSM, con Maru Menéndez, Tomás Gómez, Alfredo Pérez Rubalcaba y Jaime Lissavetzky, hoy, en el centro Eduardo Úrculo de Madrid | INMA MESA

Es pronto para hablar de candidaturas en el PSOE, pero los colaboradores cercanos a Gómez leyeron las palabras de Rubalcaba como un espaldarazo al líder del PSM. Las sonrisas de oreja a oreja parecían calcadas en los rostros del equipo del jefe de filas madrileño. La satisfacción en el aparato regional era bien evidente. Igual que el clima de concordia. "No es ya que lo vea como candidato, es que lo apoya como presidente", aseguraban fuentes del partido, evidenciando que la percepción de que la Comunidad se puede ganar se impone a todo tipo de rencillas. En el equipo de Rubalcaba, a su vez, reseñaban que Gómez puede sentirse tranquilo. No parece factible que se repita la operación de 2010, cuando José Luis Rodríguez Zapatero lanzó a la entonces ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, a unas primarias. Apuesta que el presidente del Gobierno perdió, aunque por la mínima. A resultas de aquella contienda, el poder orgánico y el peso político de Gómez ha crecido, al igual que su notoriedad pública. El control mayor que tiene hoy del PSM haría que un eventual oponente impulsado por Ferraz partiera con gran desventaja. "Pero habrá primarias", recordaban desde la dirección federal. 

¿Y Lissavetzky? Rubalcaba también cumplimentó al portavoz por su discurso, por la "pasión socialista" que le puso a sus palabras y por su trabajo, "pasión por cambiar las cosas y por hacer un Madrid distinto del que la derecha lleva 25 años destruyendo". Pero no se refirió a él como próximo regidor, o como candidato. El propio Lissavetzky, al final de su discurso, llamó a la militancia a luchar para que en 2015 haya un "alcalde o alcaldesa socialista". Y es que la opción Lissavetzky no está tan clara y son ya varios meses los que lleva sonando en los círculos del PSM que el candidato de Gómez es Antonio Miguel Carmona, el responsable regional de Economía y conocido tertuliano. Ferraz y Callao niegan, sin embargo, que la pax firmada por los jefes del PSOE y del PSM implique la aceptación de Lissavetzky a cambio de la reafirmación de Gómez. "Parece lo lógico que los dos sean los candidatos en ambos casos, aunque habrá primarias", zanjaban en Ferraz. 

"La derecha está dispuesta a venderles hasta las leyes"

Yendo al fondo, a los discursos, también se materializó la convergencia entre las intervenciones de Rubalcaba y Gómez. Aparte quedaba Lissavetzky, quien trabó un discurso más apegado a la ciudad, a los barrios. A la "micropolítica", como él mismo dijo, y a la crítica a la actual regidora, Ana Botella, que tiene a la capital "intervenida" por su voluminosa deuda.

Jaime Lissavetzky, portavoz del PSM en el Ayuntamiento de Madrid, durante su intervención en la clausura de la II Convención Madrid ciudad, este domingo 16 de junio | INMA MESA

El secretario general del PSOE trabó una alocución más mitinera e ideológica, más épica incluso, más de izquierdas, bandera que lleva enarbolando en los últimos años. Y, como hizo Rubalcaba, más anclada en los "principios" y obras socialistas. "Construimos un mundo donde las diferencias de origen no generaban desigualdades insoportables. Hoy la derecha quiere vender ese mundo que hicimos nosotros con el apoyo de millones de trabajadores y de hombres y mujeres en nuestro país". Zurriagazo también a IU: "Y a nuestra izquierda, hay quienes creen que nos pueden impedir defender aquello que nos costó tanto sacar adelante, aquello que siempre les pareció poco pero que ahora se han dado cuenta de que es vital lo que hicimos. Eso da sentido a lo que hacemos todos los días. Se acabó el tiempo de los lamentos, de los complejos. Por cada error que nos atribuyan, reivindiquemos diez de nuestros logros. Lo que corren peligro ahora son nuestros aciertos". 

Gómez llamó a los suyos a ser "más fuertes", a estar "más unidos y más juntos", "más firmes para ser más resistentes", porque la batalla por Madrid "no ha hecho más que empezar". "Somos el principal objetivo a batir. Todo el dinero del mundo no vale para comprar los valores de la gente". El secretario general del PSM citó entonces el megalómano proyecto de Sheldon Adelson, Eurovegas, acogido con todas las bendiciones por el Gobierno de Ignacio González y, antes, de Esperanza Aguirre. Todo ello lo ligó con las mareas blanca, verde... que pueblan la Comunidad. "La derecha está dispuesta a venderles hasta las leyes, nuestra soberanía. Se han encontrado con la oposición de los profesionales sanitarios. Adelson no tiene bastante dinero para comprar la conciencia de los sanitarios madrileños". En suma, "quieren debilitar la democracia para hacer negocio con la democracia y con el drama de las personas". Pero, concluyó, "frente a la razón del dinero, está la razón democrática". 

PSOE y PP no son "iguales"

Tomás Gómez, líder del PSM, durante su intervención, este 16 de junio en el centro cultural Eduardo Úrculo, en el madrileño distrito de Tetuán | INMA MESA

Rubalcaba, a su vez, asió la lucha por la sanidad pública. "Es bueno decir qué vamos a hacer, que lo que se privatiza se desprivatiza. Si quieren [los empresarios que pujen por los hospitales], que se arriesguen, pero que sepan lo que va a venir encima cuando gobernemos". A partir de ese punto, el secretario general mentó la igualdad –y el blindaje de la paridad de hombres y mujeres, que ya anunció la semana pasada–, el rechazo frontal a la ley Wert, a los recortes en sanidad y educación y a la reforma de las pensiones si no cuenta con el consenso de sindicatos y patronal...

El tramo final lo dedicó a explicar sus últimas decisiones. Especialmente, el pacto con el PP de cara al Consejo Europeo de finales de mes que ha provocado el enfado de las demás fuerzas. A los "fanáticos" del "todos son iguales", de los que repiten que PSOE y PP "son lo mismo", aseguró, hay que decirles que eso es "mentira", que los dos grandes partidos no son iguales ni en el Ejecutivo "ni haciendo oposición". Rubalcaba explicó que los socialistas se sienten "razonablemente cómodos" en el acuerdo suscrito con el Gobierno de Mariano Rajoy, porque sirve para defender "los intereses de España" y porque supone reivindicar las "políticas" que los socialdemócratas enarbolan en Europa, de más crecimiento, de crédito a familias y pymes y de empleo. "No somos iguales", reiteró.

Madrid, de "rompeolas" a "laboratorio de las derechas"

Alfredo Pérez Rubalcaba, durante su intervención en la clausura de la II Convención de Madrid ciudad, este domingo 13 de junio en Madrid | INMA MESA

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"Estamos haciendo un esfuerzo de responsabilidad", proclamó. Rubalcaba ilustró el pacto con un símil futbolístico: PSOE y PP son como el Madrid y el Barcelona, que se pelean cada fin de semana por la Liga, pero luego sus jugadores, cuando se enfundan la camiseta de la selección, luchan por España. Ejemplo que, por cierto, ya puso la número dos, Elena Valenciano, anoche en La Sexta noche

"A trabajar, con orgullo y con ideas. A trabajar para poner en práctica lo que habéis estado soñando estos días –animó a los participantes de la convención–, para que las cosas cambien en Madrid y esta derecha al cubo pasen al baúl de la historia, donde la queremos todos los progresistas". Rubalcaba, así, llamó a pelear para recuperar la capital y la región frente a la "sordidez" con que la ha condenado el PP. Madrid, recordó, ha pasado de "rompeolas de las Españas" a "laboratorio de las derechas, de todas las derechas", con "experimentos" que ha importado Rajoy. "Madrid es una ciudad que ha sabido resistir y nos está esperando", remachó, con el mismo espíritu de esperanza que había transitado el discurso de Gómez y Lissavetzky. Pero aún quedan dos años para las elecciones municipales y autonómicas. Una eternidad en política. 

La clausura de la II Convención de Madrid ciudad reunió a familias de todo pelaje del PSM. Tomasistas, por supuesto (Maru Menéndez, Juan Barranco, Eusebio González, Antonio Miguel Carmona, Delia Blanco, Rosa Alcalá, Pedro Zerolo, Enrique Cascallana...), pero también el ex secretario general Rafael Simancas y su fiel colaboradora Ruth Porta y próximos a Rubalcaba, como los diputados Ángeles Álvarez y Pedro Sánchez o José Cepeda. 

Más que en las palabras, que también, la importancia recaía en los gestos. Y los hubo, muchos. Muchas fotos de Alfredo Pérez Rubalcaba y Tomás Gómez juntos, muchos gestos de cariño, muchos abrazos. Mensaje cristalino: Rubalcaba y Gómez, Ferraz y Callao –las sedes del PSOE y del Partido Socialista de Madrid–, quieren exhibir unidad, aparcar diferencias y lucir sintonía para centrarse en una batalla que ya no se presenta tan rocosa: ganar la Comunidad de Madrid (y el Ayuntamiento de la capital). Pero tampoco pasó desapercibido otro dato: el apoyo explícito que el líder del PSOE prodigó a quien, "dentro de dos años", en 2015, "tome posesión de la Presidencia de la Comunidad". Es decir, que Ferraz asume que el candidato para las autonómicas será Gómez y que no le intentará colocar un rival, como pasó en 2010. 

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