La letra pequeña del CIS: la izquierda sufre en el centro, pero el PP no lo aprovecha (del todo)
El Partido Popular obtendría hoy 159 escaños –160 con UPN–, que sumados a los 27 de Vox darían a la derecha una amplia mayoría absoluta de 187 diputados si se celebraran en la actualidad elecciones generales, 16 más de los que obtuvo en julio de 2023. Este es el principal titular del análisis independiente de la consultora Logoslab sobre los datos internos de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La derecha crece a costa de los partidos en el Gobierno. El PSOE retrocede cuatro escaños, hasta los 117 asientos, y Sumar toca fondo a las puertas de su congreso fundacional, al obtener apenas 15, la mitad de los logrados hace solo unos meses.
La cuesta de febrero
Febrero ha sido posiblemente el mes más difícil que ha tenido que afrontar Pedro Sánchez desde su agria dimisión como secretario general del PSOE aquel ya lejano 2 de octubre de 2016. Desde entonces no ha hecho más que escribir capítulos de su manual de resistencia. ¿La ley de amnistía que se ha aprobado este jueves al Congreso será el último de ellos?
El trabajo de campo del CIS, con entrevistas entre el 1 y el 5 de marzo, recoge el desgaste que han sido para la izquierda las elecciones gallegas en las que se dio de bruces con la realidad hostil de las urnas en el territorio de Feijóo, y lo que es peor contra las propias expectativas, que hicieron más difícil la digestión –el PSOE acabó cosechando el peor resultado de su historia en la región y Sumar se quedó sin representación–. Recoge también el impacto del caso Koldo. El 20 de febrero, en la antesala de las entrevistas del CIS, conocimos la detención de cerca de dos docenas de personas vinculadas a una trama de supuesta corrupción durante la pandemia. Entre ellas estaba la mano derecha del exministro Ábalos. Pero el caso Koldo ha ido mucho más allá del irredento Ábalos. Hay que sumar todo el ruido generado en torno a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres,. Por último, este es el primer CIS que recoge en su totalidad los efectos de la fallida votación de la amnistía del pasado 30 de enero y las difíciles negociaciones que la han precedido hasta acordar el texto aprobado este jueves en el Congreso de los Diputados.
Es en este complicado contexto en el que hay que interpretar que el 15%-16% de votantes del PSOE y Sumar digan hoy que se abstendrían, votarían en blanco o a partidos minoritarios, lo que se traduce en más de 1.500.000 electores de izquierdas desmovilizados, mientras en la derecha no llegan a los 600.000.
Esto tiene reflejo también en los datos sobre desafección ciudadana, que rompen un nuevo techo. A día de hoy, cuatro de cada diez españoles mencionan cuestiones de índole política (comportamiento general de la clase política, del Gobierno, de los partidos, corrupción, …) como el primer problema del país. Y da la sensación de que esto no ha hecho nada más que empezar. Lo que no recoge este CIS es el impacto previsible en el ánimo de los electores de la denuncia que la Fiscalía de Madrid ha presentado en los juzgados contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso, por delitos de fraude fiscal y falsedad en documento mercantil. Sánchez aplicó este miércoles a fondo la máxima de que no hay mejor defensa que un buen ataque en la sesión de control en el Congreso, afeándole al PP que no es el actor más fiable para hablar de regeneración.
Aunque el PSOE ha logrado mantener prietas las filas, con excepción del presidente castellano-manchego García Page, todo lo sucedido ha acentuado la imagen de fragilidad del Gobierno, apoyado en una aritmética que obliga a negociar cada votación.
La mala noticia para la izquierda (PSOE, Sumar y Podemos) es que ha ido deteriorando sus expectativas en el espacio central, entre los que se autoubican en el 5 ideológico, y está ya a casi 20 puntos de la suma de PP y Vox. En concreto, el peso del voto al PP en esta franja moderada pasa de un 25,1% en febrero hasta un 27,9% de marzo (gana poyo entre quienes no votaron en las últimas elecciones), mientras cae el del PSOE, de un 16,1% a un 12,4%. La consecuencia es una brecha cada vez mayor a favor del PP en un segmento de la población, que recordemos son aproximadamente 1 de cada 4 españoles. La buena noticia para el PSOE es que ese desapego se materializa en desmovilización y no en un incremento de la transferencia al PP. Es más fácil recuperar a un votante desconectado que al que salta de un bloque al contrario.
Que al elector templado se le hace difícil asumir la amnistía es un hecho con los números en la mano. Otra cosa es que el recuerdo se mantenga en el tiempo. La memoria electoral es corta y una vez salga adelante la norma en el Congreso el contador de la legislatura se pondrá a cero. Habrá que ver las consecuencias del enroque de los comunes, que aboca a elecciones en Cataluña acto seguido de las vascas, dos citas trascendentales para la estabilidad del país. Tras estas, llegarán las europeas, con lo que habrá que esperar aún un tiempo para tener una fotografía estable de cómo queda la relación de fuerzas en el escenario nacional, y más aún para tener nuevos presupuestos, que previsiblemente será el momento en que el Gobierno pueda desplegar toda su batería legislativa social para remontar el más difícil todavía, cuando la distancia entre izquierda y derecha es la mayor en años. ¿Rubicón o punto de inflexión? Por el momento, se da por descontado que esos nuevos Presupuestos serán ya los de 2025.
Sumar, con Yolanda no basta.
En el flanco izquierdo no hay muchas novedades. El PSOE vuelve a arrastrar voto de Sumar, que hasta la ruptura con Podemos parecía que podía cerrar la fuga hacia los socialistas, pero vuelve a encontrarse hoy en una situación comprometida. Hasta 458.000 electores de Sumar optarían hoy por el PSOE, mientras 365.000 harían el camino inverso.
Yolanda Díaz sujeta el proyecto de Sumar con una buena valoración entre sus votantes (nota de 6,8), pero ya muy lejos de la que tenía en abril del 2022 cuando lideraba (con un 7,7) el ránking como líder con más adhesión entre sus electores.
Las críticas hacia la vicepresidenta apuntan en dos direcciones que correlacionan: de un lado lo que un sector de la población puede entender como indiferenciación en su oferta política con la del PSOE, lo que podría estar pasándole factura (como hemos visto Sumar envía muchos votos al PSOE, aunque también los recibe), y de otro, la fractura con Podemos que divide a la izquierda y sale muy cara en términos de escaños. De ir juntos Sumar y Podemos obtendrían 25 asientos, 9 más que yendo por separado. Podemos ver todos los movimientos entre partidos en el gráfico siguiente.
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El peor enemigo de Vox en el pasado reciente ha sido el propio Vox. La querencia autodestructiva de los nuevos partidos es transversal ideológicamente y los de Abascal no se han librado. A Vox le ha salvado que no se repitieran elecciones. De otro modo hubiera visto recortados drásticamente sus escaños, que ya en 2023 fueron poco más de la mitad de los cosechados en 2019. Pero en política el ayer es prehistoria y lo que cuenta es hoy. Y hoy Vox, aunque mantiene una fuga de voto importante al PP, de 736.000 electores, parece haber estabilizado la pérdida y encadena 5 meses consecutivos en torno al 11%. La impresión es que ha salvado un match ball y se encuentra por delante un paisaje abonado: la votación de este jueves confirma que hay legislatura para rato, el independentismo recupera protagonismo, la inmigración alcanza cifras récord y el contexto internacional vuelve a acompañarle. En Estados Unidos Trump barre en las primarias republicanas, en Portugal Chega –el Vox portugués– sube de los 12 a los 48 escaños, en Reino Unido Lee Anderson salta del barco de los conservadores tories al de Reform UK, antes denominado Partido del Brexit (que según los últimos sondeos estarían ya en el 10% de los votos), en Suecia Demócratas de Suecia pasa a ser la segunda fuerza más votada, y un largo etcétera. Incluso hay rumores de que el Partido Popular Europeo podría levantar la línea roja a las fuerzas euroescépticas tras las elecciones de junio, donde van camino de convertirse en la tercera opción en número de votos. Este giro a la derecha hacia posiciones más extremas lo podemos observar también en España entre los más jóvenes. Hay un dato que empieza a repetirse en cada encuesta: los buenos resultados de Vox en la franja de 18 a 24 años, donde rozan el 17% de los votos, y en la de 25 a 34 años, en la que supera el 12%. Brecha generacional y crisis de confianza en las instituciones, un coctel explosivo.
*Análisis de Logoslab. Datos recalculados desde la propia matriz de resultados, cruzados por recuerdo de voto para eliminar el sesgo producido por el desfase entre el voto real en urnas y el manifestado en el estudio 3445 ‘Barómetro de marzo 2024’ del Centro de Investigaciones Sociológicas.
*Rafael Ruiz es consultor y analista de datos en asuntos públicos en Logoslab.