Davos es sinónimo de poder. Cinco letras detrás de las que están las manos de la élite mundial económica. En el encuentro en Suiza se habla y se escucha. Para luego actuar. Cada palabra se mide al máximo. Y el presidente español, Pedro Sánchez, ha querido que su paso también sirva para potenciar la búsqueda de soluciones en el orden internacional, especialmente en los conflictos de Israel y Palestina y de Ucrania, además de proponerse como "aliado" de las compañías para buscar un nuevo modelo de prosperidad que conlleve mejorar la vida de los trabajadores.
En esa cita se reflexiona mucho de números, de inversiones y de proyectos. Y el presidente español había trabajado durante tiempo el discurso que llevó este miércoles por la tarde con la idea, como confiesan fuentes de La Moncloa, de que tuviera un “profundo carácter político” y de que fuera “valiente y comprometido”, dirigido a los principales líderes económicos, financieros y empresariales globales.
Un mundo de las grandes compañías donde precisamente se han posicionado muchos directivos a favor de Israel en las últimas semanas. El presidente del Gobierno, como ya hizo en su momento en su viaje a Jerusalén y Palestina, quiso ponerse en primera línea internacional para reivindicar la solución de los dos Estados (Israel y Palestina). España se ha convertido en uno de los países más activos en la defensa de esta vía auspiciada por la ONU.
"Alto el fuego inmediato"
Sánchez decidió arrancar su discurso mencionando como primer gran reto mundial “la propia supervivencia del orden internacional basado en reglas que tanta prosperidad nos han aportado desde el final de la Segunda Guerra Mundial”, mirando especialmente a tres conflictos: Ucrania, Siria e Israel. Para el presidente, el sistema multilateral “hoy se ve amenazado por quienes promueven la fragmentación, la intimidación o el uso de la fuerza para imponer sus intereses y su voluntad".
El jefe del Ejecutivo describió que en Gaza “han muerto 24.000 personas en solo cien días y cientos de miles se encuentran al borde de una catástrofe humanitaria: ancianos, mujeres y niños inocentes que han perdido sus casas, sus trabajos, sus familias". “Y ahora están a punto de perder la esperanza. Reconocemos el legítimo derecho de Israel a defenderse de un ataque terrorista vil y monstruoso. Pero también exigimos el respeto del Derecho Internacional Humanitario. Por eso, hoy aquí, quiero reiterar –una vez más– la necesidad de un alto el fuego inmediato y de convocar una conferencia internacional para poner en marcha una solución definitiva a este largo conflicto”, enfatizó ante el auditorio.
A lo que añadió Sánchez: “Una solución que reconozca la existencia de dos Estados, Israel y Palestina, que vivan en paz y seguridad. Quiero hacerlo porque hay que poner fin a este drama humano. Porque el curso actual de los acontecimientos no ayudará ni al pueblo palestino ni al israelí. Pero también, porque lo que está en juego es la seguridad de las cadenas mundiales de suministro. Es el comercio. La prosperidad. La estabilidad de todo Oriente Medio. Y la continuidad del orden multilateral”.
La política exterior española está pidiendo públicamente en los escenarios internacionales e interlocutores posibles para esa vía. Algo a lo que se sumó el propio rey de España en un encuentro con los embajadores en el país hace unos días. Felipe VI subrayó: “La tragedia que vive Gaza está sacudiendo la conciencia de la Humanidad, como también lo hizo el atentado terrorista que sufrió Israel el 7 de octubre, el peor de su historia. Ante esta crisis, además de la condena y el llamamiento a la liberación de todos los rehenes, y de la petición de respetar el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, debemos seguir insistiendo también en que, sin una solución política, que pasa por el establecimiento del Estado palestino junto a Israel, no será posible parar este ciclo de violencia o impedir que se vuelva a repetir”.
Las palabras del rey hicieron que el PP se moviera, después de semanas en las que la pauta la han marcado Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida y Pedro Rollán, cuyas declaraciones han estado principalmente enfocadas en la defensa de las autoridades israelíes en mitad del conflicto. Tras escuchar al monarca, el portavoz popular en el Congreso, Miguel Tellado, subrayó: "Las declaraciones de su majestad el rey son impecables y las comparte la inmensa mayoría de la sociedad española".
Aunque la cita en Davos es de carácter eminentemente económico, Sánchez quiso que su discurso estuviera impregnado en la visión geopolítica, un ángulo al que ha prestado especial interés desde que llegó a La Moncloa después de años en los que el Gobierno español había descuidado este flanco. Su viaje a Israel y Palestina fue muy criticado por las autoridades israelíes por abrir la puerta a un reconocimiento unilateral del Estado palestino y sus crítica en persona a Benjamin Netanyahu por la actuación en Gaza, pero posteriormente otros países han seguido esa línea. El propio Estados Unidos también ha pedido a su socio israelí acabar con la situación. España, además, ha rechazado el plan de participar en la misión en el Mar Rojo, aunque el presidente ahora se ha abierto a estudiar la propuesta de EEUU de enviar oficiales de enlace.
"La estabilidad del mundo se decide en Ucrania y Gaza"
El jefe del Ejecutivo colocó este 2024 en Davos como un año clave en el orden internacional y se fijó también mucho en Ucrania, un país que “lucha por su libertad contra el autoritarismo de Putin, y donde millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares”. “Y permítanme ser claro: apoyamos a Ucrania y acogemos con satisfacción el reciente anuncio de una futura Cumbre de Paz que defienda los principios y valores consagrados en la Carta de las Naciones Unidas”, especificó.
Con este mensaje muy directo a la élite económica: “La futura estabilidad del mundo se está decidiendo en Ucrania y Gaza mientras hablamos. No podemos equivocarnos. Como nos equivocamos en otros lugares. Debemos ser coherentes y defender los mismos principios y valores donde y cuando se produzca una infracción. Tenemos que impulsar el diálogo, el Estado de Derecho y la paz”.
Davos es el gran termómetro para la influencia de un país y para observar qué rumian aquellos que manejan las bolsas. En el propio foro, el moderador reconoció que España ha pasado de ser uno de los países afectados por la crisis de 2008 a crecer robustamente y generar nuevos empleos. Pero esto no supone una luna de miel con esas élites, a las que Sánchez invitó a invertir en España pero con parámetros como el desarrollo sostenible y una fiscalidad justa.
Su modelo de "prosperidad" frente a Milei
Sánchez dio su discurso el mismo día en que también debutó en los Alpes suizos el argentino Javier Milei, el hombre de moda para los ultraliberales y que se presentó en Suiza cargando contra el socialismo y alardeando de que el “fallo del mercado no existe”. Con esta loa a los directivos concentrados allí: “A los empresarios presentes, no se dejen amedrentar por la casta política que quiere perpetuarse en el poder. Ustedes son héroes, son benefactores, que nadie les diga que su ambición es inmoral, no cedan al avance del Estado. El Estado es el problema mismo, ustedes son los protagonistas de la historia”. Todo ello lleno de críticas a las agendas internacionales de feminismo y medio ambiente.
El mensaje de Sánchez fue el contrario, ya que llevó la idea de “un nuevo paradigma de prosperidad”, consistente en “una nueva ortodoxia económica y social que aproveche los conocimientos y las nuevas herramientas de que disponemos para conjugar el crecimiento económico con la sostenibilidad medioambiental y la prosperidad para todos”. La fórmula que defendió como exitosa de España es que se puede crecer y a la vez aumentar un 54% el salario mínimo interprofesional (coincidió con la jornada en la que Yolanda Díaz firmó con los sindicatos la subida de un 5% sin el apoyo de la CEOE).
Planteó su receta con hechos a la élite mundial: “Hemos demostrado que es posible reforzar el Estado del bienestar al tiempo que se apuntala su sostenibilidad. Que avanzar en la igualdad de género no es sólo una cuestión de justicia, sino que tiene un impacto positivo en el crecimiento económico. Que invertir en ciencia, innovación y capital humano redundará en un aumento de la productividad a largo plazo. Hemos bajado los impuestos a las clases medias y trabajadoras y los hemos subido a los ricos”.
Carga contra el modelo "neoliberal"
Sánchez planteó: “Hoy, los españoles saben que las políticas neoliberales no funcionan. Que la opción de reducir el tamaño del sector público y dejar solos a los ciudadanos y a las pequeñas empresas cuando surgen los problemas no tiene sentido. Y que, cuando colaboramos y estamos juntos, somos más fuertes”.
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Pero la idea de Sánchez pasa también por la acción de las empresas en esta vía frente las críticas que hace la derecha de su política económica: “Este nuevo modelo de prosperidad necesitará aumentar la participación del sector privado”. “Por eso, les pido que se impliquen. Ayúdenos a elevar el poder adquisitivo de los trabajadores, a frenar la emergencia climática, a reivindicar las normas internacionales y a defender la democracia y luchar contra la involución que representa la ola reaccionaria que recorre el mundo. En resumen: ayúdennos a dar a la gente una vida mejor. No nos traguemos los viejos postulados neoliberales que presentan al Estado como un ente puramente extractivo que no genera valor. O que afirman que la única responsabilidad de las empresas es aumentar los beneficios de sus accionistas”, resumió.
Su argumentación pasó también por esta petición: “Piensen a largo plazo. No se dejen arrastrar por esos medios de comunicación y partidos políticos radicales que están obsesionados con proyectarnos como rivales sistémicos. Que se lucran vendiendo polarización. No caigan en su trampa. Colaboremos. Aprovechemos los grandes retos que he mencionado antes para tender puentes, potenciar sinergias y establecer nuevas formas de colaboración público-privada. El Gobierno de España es su aliado”.
Por eso, buscó la complicidad con tres factores en mente: “Debemos trabajar juntos para construir una nueva prosperidad. Un nuevo triángulo virtuoso formado por el sector privado, el Estado y la sociedad civil que nos permita garantizar la prosperidad económica, aumentar el bienestar y la igualdad y asegurar la sostenibilidad medioambiental para todos y en todo el mundo”.
Davos es sinónimo de poder. Cinco letras detrás de las que están las manos de la élite mundial económica. En el encuentro en Suiza se habla y se escucha. Para luego actuar. Cada palabra se mide al máximo. Y el presidente español, Pedro Sánchez, ha querido que su paso también sirva para potenciar la búsqueda de soluciones en el orden internacional, especialmente en los conflictos de Israel y Palestina y de Ucrania, además de proponerse como "aliado" de las compañías para buscar un nuevo modelo de prosperidad que conlleve mejorar la vida de los trabajadores.