Sánchez baraja que la militancia vote el pacto con Podemos para sortear las presiones de los barones

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Ibon Uría

La dirección federal del PSOE es consciente de que la posibilidad de gobernar gracias a un pacto con Podemos despierta recelos en muchas de las federaciones del partido. Entre ellas Andalucía, la más poderosa a nivel interno. Los barones estrecharon el margen de maniobra de Pedro Sánchez ya el 28 de diciembre, cuando el Comité Federal aprobó una resolución que establece que los socialistas no negociarán con partidos que no renuncien a las consultas sobre el modelo territorial, y varios insisten en que los acuerdos se sometan a votación en ese mismo órgano. Por eso el secretario general y sus colaboradores más cercanos no descartan jugar, llegado el caso, una última baza: la de la consulta a la militancia.

Fuentes de la ejecutiva socialista consultadas por infoLibre confirman que esta opción, la de preguntar directamente a los militantes si debe sellarse un acuerdo con Podemos, está sobre la mesa. No es la primera que desearían emplear Sánchez y los suyos, sabedores de que quienes dentro del partido no quieren verlo llegar a la Moncloa lo interpretarían como un gesto de confrontación directa. Pero, si las negociaciones con la formación de Iglesias llegaran a buen término y el actual secretario general viera opciones reales de convertirse en presidente del Gobierno, lo último que desearía es que fueran las presiones internas las que lo apartaran de su objetivo final. Y ahí es donde entra en juego la posibilidad de la consulta.

Encargar a la militancia refrendar un hipotético Gobierno PSOE-Podemos tendría, a ojo de la dirección socialista, dos grandes ventajas. La primera, según el análisis que hacen en Ferraz, es que la distancia ideológica entre las bases de ambos partidos es mucho menor que la separación entre sus cúpulas. Traducido: que el votante del PSOE encaja mucho mejor un acuerdo con Podemos que los dirigentes territoriales. A priori, por tanto, el resultado de la consulta podría ser favorable a los intereses de Pedro Sánchez, que según defensores y detractores está decidido a exprimir todas sus opciones de gobernar, consciente de que es su mejor opción para seguir al frente del partido.

La segunda ventaja es, sin embargo, la determinante: obtener el respaldo de las bases sería una poderosa arma para contrarrestar las presiones de los barones. En palabras de un integrante de la ejecutiva federal del PSOE, "¿quién se iba a atrever a ir contra la voz de los militantes?". Una vez se cierren las urnas, entiende el equipo de Sánchez, la suerte estaría echada: si su intento de un Gobierno de izquierdas obtuviera el respaldo deseado, de poco o nada valdrían las declaraciones en contra del resultado. Y, al tiempo, añaden estas mismas fuentes, "¿quién puede oponerse a que las bases voten?". Ferraz estima que, si se decide a echar ese órdago, será complicado que nadie se oponga a la consulta, al menos en público.

Mientras tanto, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, afirmó en una entrevista en la Cadena SER que si las negociaciones con los socialistas acaban bien, consultará a sus bases para decidir si se cierra el acuerdo. Iglesias explicó que el voto de la militancia sería sobre una propuesta concreta: "Cuando todo esté escrito", apuntó. La diputada morada y vicepresidenta tercera del Congreso, Gloria Elizo, se dijo por su parte "esperanzada" por la posibilidad de que "las mujeres y hombres afiliados al PSOE" tengan peso "suficiente" en la toma de decisiones y puedan, con ello, "mitigar esas reticencias que algunos barones socialistas tienen" sobre un posible Gobierno con el partido de Iglesias. 

Marcaje interno a Sánchez

César Luena, secretario de Organización del PSOE, lanzó este lunes una primera advertencia: si Pedro Sánchez logra un pacto con Podemos, dijo en una rueda de prensa, "no es una obligación" someterlo a votación en el Comité Federal. "¿Puede convocarse otro Comité Federal? Puede ¿Debe? No. Se convocará si la dirección federal lo entiende", apuntó. 

Poco después, el secretario de Organización del PSOE-A y hombre fuerte de Susana Díaz, Juan Cornejo, le recordó a Luena que las decisiones no pueden tomarse de forma "individual". El castellanomanchego Emiliano García-Page y el valenciano Ximo Puig se sumaron rápidamente a la tesis de que el Comité Federal debe dar luz verde definitiva a cualquier acuerdo. Horas antes se había pronunciado también en ese sentido Micaela Navarro, la presidenta del PSOE. Según los estatutos del PSOE, a este órgano interno le corresponde "determinar la política de alianzas" y "dirimir las discrepancias entre las federaciones y la comisión ejecutiva federal en esta materia".

Fuentes consultadas por infoLibre apuntan a que la intención del equipo de Sánchez de sortear el control del Comité Federal ha provocado un gran enfado. Un cargo del PSOE-A cercano a Susana Díaz señaló a este diario que "los pactos tienen que pasar necesariamente por el Comité Federal". Desde el PSOE de Castilla-La Mancha, en esa misma línea, fuentes próximas a la dirección afirmaron que "no cabe otra posibilidad" porque así lo establecen "los estatutos del partido". "Los pactos se aprueban en el Comité Federal, no de tapadillo", sostuvieron. Finalmente, en la Comunitat Valenciana, fuentes del PSPV-PSOE reiteraron que "no habrá problemas mientras la dirección federal consensúe con las federaciones" las alianzas, aunque admitieron que para ello puede haber diversas "fórmulas".

El margen para los pactos

Precisamente en la agenda del secretario general del PSOE hay una fecha marcada en rojo esta semana: la del sábado 30, día en el que hay convocado un Comité Federal. En esa cita, según expresó César Luena este lunes, "no está previsto" que se apruebe ninguna resolución que reduzca aún más el margen de Pedro Sánchez para explorar pactos, porque el texto aprobado por ese mismo órgano el pasado 28 de diciembre "tiene un planteamiento muy claro" que hace "innecesario" aprobar un nuevo texto o dar una vuelta de turca al ya existente. "Sánchez no va a ser presidente a cualquier precio", incidió.

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Las diferentes federaciones coinciden con esta interpretación de la dirección federal, si bien advierten de que observarán de cerca cada paso de Sánchez y vigilarán que se atenga a lo pactado hace menos de un mes. A saber: que en ningún caso se harán concesiones relativas a la "unidad de España". Y mientras eso se cumpla, señalan cargos del PSOE, no habrá problemas. "No está previsto retocar la resolución del 28 de diciembre", apuntan desde Andalucía. "Sánchez tiene un voto de confianza, Ximo Puig le está dando un voto de confianza", explican los socialistas valencianos. "Desde el viernes el secretario general se ha ajustado a la resolución del 28 de diciembre, y no hay por qué apretar más ese texto. No parece que vaya a haber una vuelta de tuerca", agregan desde Castilla-La Mancha.

Lo que sí se decidirá este sábado es la fecha del congreso del partido, donde Pedro Sánchez aspira a revalidar su cargo. La data del cónclave ya provocó tensiones en diciembre, cuando varias federaciones pidieron no aplazarlo. La dirección federal, por su parte, ha anunciado que en los próximos días buscará consensuarla con las federaciones, aunque mantiene su intención de celebrarlo en junio de modo que, incluso si se repitieran las generales, el cónclave no se celebraría hasta después. Ello otorgaría a Sánchez más posibilidades de repetir como candidato, pues es menos probable que surja una candidatura rival –está por ver si Susana Díaz da el paso adelante– en unas primarias para ser candidato a la Presidencia del Gobierno que en un congreso donde esté en juego el liderazgo del partido.

Entre las federaciones críticas con Sánchez y su equipo parece haberse instalado la convicción de que no conviene reeditar la imagen de tensiones internas que se vivió tras las generales. Las fuentes consultadas por este diario inciden en la necesidad de que la dirección federal acuerde con los barones una fecha antes del sábado, de forma que el tema llegue resuelto al Comité Federal, pero admiten que la cuestión central ahora es la gobernabilidad y no se muestran beligerantes hacia la posibilidad de que el aplazamiento sea mayor al que inicialmente deseaban. A priori, por tanto, y si las conversaciones anunciadas por la dirección avanzan favorablemente en los próximos días, el 39º Congreso del PSOE podría celebrarse finalmente en junio, tal como desea Sánchez y al límite de la horquilla que Luena expresó este lunes: "Entre marzo y junio", dijo el secretario de Organización.

La dirección federal del PSOE es consciente de que la posibilidad de gobernar gracias a un pacto con Podemos despierta recelos en muchas de las federaciones del partido. Entre ellas Andalucía, la más poderosa a nivel interno. Los barones estrecharon el margen de maniobra de Pedro Sánchez ya el 28 de diciembre, cuando el Comité Federal aprobó una resolución que establece que los socialistas no negociarán con partidos que no renuncien a las consultas sobre el modelo territorial, y varios insisten en que los acuerdos se sometan a votación en ese mismo órgano. Por eso el secretario general y sus colaboradores más cercanos no descartan jugar, llegado el caso, una última baza: la de la consulta a la militancia.

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