Sánchez estrena el "Gobierno de la recuperación" con más ministras, más PSOE y una renovación generacional

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El jueves a mediodía, en la ya famosa comparecencia del “chuletón imbatible”, Pedro Sánchez aseguró desde Lituania que los cambios en el Gobierno no eran “prioritarios”. Bien entrada la tarde del viernes, algunos de los más estrechos colaboradores del presidente se mostraban convencidos de que esa reforma no sería inminente. Este sábado por la mañana siete ministros recogían las cosas de sus despachos para dejar sitio a sus sustitutos.

El presidente del Gobierno comunicaba a mediodía al rey Felipe VI los detalles de una profundísima remodelación del Ejecutivo que implica en gran medida una apuesta por rejuvenecer su equipo con una amplia presencia de mujeres y evidentes guiños a la interna del partido socialista. En total, ocho nuevos nombramientos y ocho salidas, una auténtica revolución en el Ejecutivo.

Todo se precipitó en la tarde-noche del viernes. El presidente del Gobierno trasladó a su socia de coalición, Yolanda Díaz, que los cambios serían anunciados este sábado por la mañana. Esos cambios suponen que personas de su máxima confianza y del peso político de Carmen Calvo, José Luis Ábalos o Iván Redondo ya sean historia. En total, el presidente cambia siete de los diecisiete asientos socialistas del Consejo de Ministros y a su jefe de Gabinete. Después de trasladar los cambios a Zarzuela, fue él mismo quien, en una comparecencia desde el Palacio de la Moncloa, bautizó al nuevo equipo como “el Gobierno de la recuperación”. La parte de Unidas Podemos en la coalición se mantiene tal y como estaba.

Refuerza la influencia del PSOE

En general, la profundísima remodelación del Consejo de Ministros y del gabinete del presidente está inspirada en dos objetivos. El primero, dotar de un nuevo impulso político a una legislatura difícil para Pedro Sánchez por la gestión de la pandemia, la decisión de indultar a los líderes independentistas catalanes y la puesta en marcha de la primera coalición de nuestra historia reciente. El segundo objetivo es el de que ese impulso contribuya también a rejuvenecer y feminizar el Gobierno llamado a gestionar la recuperación económica de la mano de los fondos europeos y tras la crisis de la Covid-19.

Pero el profundo calado de los cambios acometidos tiene varias lecturas. Una de ellas es que el partido socialista gana peso en el Ejecutivo con una gran presencia de cargos orgánicos en puestos de responsabilidad que resultan claves. De su lado, concretamente de la oficina del presidente, se marcha Iván Redondo. Su ya histórico jefe de Gabinete no solo no era militante socialista sino que no despertaba gran simpatía entre las bases del partido y había trabajado, incluso, para políticos del PP. En su lugar aterriza en Moncloa Óscar López, un hombre de larga trayectoria en el PSOE y con cargos de máxima responsabilidad en Ferraz, donde llegó a ser número 3 como secretario de Organización entre 2012 y 2014. Asesoró a Patxi López en su carrera por la secretaría general del partido en las primarias que ganó Sánchez, quien le nombró presidente de Paradores Nacionales.

Pero uno de los grandes papeles protagonistas del nuevo Gobierno está reservado, sin duda, para otro hombre del PSOE: Félix Bolaños. Como secretario general de la presidencia, Bolaños se ha convertido en una de las piezas imprescindibles del funcionamiento interno del Gobierno siendo, además, una de las personas de mayor confianza para Sánchez. Entre sus funciones estará la coordinación política de toda la coalición, un trabajo que hasta la fecha estaba encomendado a Carmen Calvo. No ocupará una vicepresidencia como su predecesora, pero todo el mundo interpreta que será, desde ahora, el hombre fuerte del presidente en el Ejecutivo. Discreto y minucioso, siempre en un segundo plano mediático y sin el protagonismo público de Iván Redondo, ha sido el encargado y responsable de todos los asuntos jurídicos del Gobierno. Ha pilotado algunos de los encargos más trascendentales del mandato de Sánchez, como los indultos a los líderes independentistas o la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, que coordinó y dirigió personalmente.

“Rejuvenecer y feminizar”

Durante su comparecencia, Sánchez ha destacado que “el Gobierno inicia una nueva etapa para la que se configura un equipo centrado en la recuperación económica justa, aportando juventud y cercanía”, y ha detallado que los nuevos cambios suponen dejar la media de edad del Consejo de Ministros en 50 años y elevar hasta el 63% la presencia de mujeres.

De hecho, de las siete incorporaciones al Consejo de Ministros, cinco son mujeres jóvenes con amplia experiencia política y profesional. La nueva portavoz en sustitución de María Jesús Montero, por ejemplo, será la exdiputada y actual alcaldesa de Puertollano, Isabel Rodríguez, que también será ministra de Política Territorial sustituyendo a Miquel Iceta. Iceta pasa a ocupar la cartera de Cultura y Deporte en detrimento de Rodríguez Uribes. Montero sigue como ministra de Hacienda y asume además las competencias de Función Pública. Por otro lado, también procedente del municipalismo se incorpora la alcaldesa de Gavá, Raquel Sánchez, que llega al ministerio de Transportes para sustituir a José Luis Ábalos. Ábalos, además, abandonaría la secretaría de organización del PSOE. La nueva ministra de Ciencia e Innovación será Diana Morant, hasta ahora alcaldesa de Gandía.

Otro de los cambios de calado tiene que ver con el ministerio de Justicia. Tras completar una de las operaciones políticas más delicadas de la legislatura con la tramitación de los indultos a los condenados por el procés, Juan Carlos Campo sale del Ejecutivo y le sustituye la hasta ahora presidenta del Senado, Pilar Llop, jueza experta en violencia de género. Otra mujer, Pilar Alegría, actual delegada del Gobierno en Aragón, aterriza en el Consejo de Ministros. Desde ahora será la nueva responsable de Educación y Formación Profesional, cartera que deja Isabel Celáa, que sale del Ejecutivo gtras haber puesto en marcha la nueva reforma educativa.

Otro de los departamentos afectados por los cambios es el de Asuntos Exteriores. Tras la crisis diplomática con Marruecos, Sánchez cesa a González Laya y nombra como ministro a José Manuel Albares. Actual embajador en Francia, Albares ya formó parte del gabinete político de Sánchez en la primera legislatura y es un hombre de la máxima confianza del presidente, al que asesora desde hace años en cuestiones relacionadas con la política internacional.

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Pedro Sánchez llamó por teléfono el viernes a Yolanda Díaz, que asciende a vicepresidenta segunda. El presidente trasladó a la líder de Unidas Podemos que la reforma de Gobierno que tenía en mente desde hace semanas se precipitaría y sería anunciada este mismo sábado. Las conversaciones entre ambos se han prolongado durante la tarde y noche del viernes y también a primera hora de este sábado. En un primer momento, Sánchez planteó la posibilidad de que la remodelación del Consejo de Ministros que iba a poner en marcha afectase también a su socio de coalición. La postura defendida por Yolanda Díaz ha sido en todo momento que para Unidas Podemos suponía una prioridad mantener a los cinco ministros morados con sus actuales competencias. Tras varias conversaciones, el presidente le confirmó que la crisis solo afectaría a la parte socialista. En el pacto de coalición firmado en su día por el propio Sánchez con Pablo Iglesias se especificaba que, en caso de remodelación del ejecutivo, las competencias se mantendrían intactas y cada socio era autónomo para introducir los cambios correspondientes.

Agradecimiento a los salientes

Sánchez ha querido agradecer específicamente tanto a Carmen Calvo como al resto de ministros que cesan en sus funciones “haberse dejado la piel trabajando por este país sin descanso y aportando en todo momento lo mejor de sí mismos”. Durante su intervención no dio detalles de la remodelación de su equipo de asesores en Moncloa. No se refirió, por tanto, a la incorporación de Óscar López, ni tampoco incluyó entre sus agradecimientos a Iván Redondo, objetivo habitual de duros ataques por parte de la oposición y también por sectores del propio partido socialista.

El jueves a mediodía, en la ya famosa comparecencia del “chuletón imbatible”, Pedro Sánchez aseguró desde Lituania que los cambios en el Gobierno no eran “prioritarios”. Bien entrada la tarde del viernes, algunos de los más estrechos colaboradores del presidente se mostraban convencidos de que esa reforma no sería inminente. Este sábado por la mañana siete ministros recogían las cosas de sus despachos para dejar sitio a sus sustitutos.

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