En el Gobierno no habrá ni puente de la Constitución ni vacaciones navideñas. Pedro Sánchez ha programado para el mes de diciembre un carrusel de hasta ocho Consejos de Ministros en cuatro semanas. Algo inédito y que, según explican en la Moncloa, tiene que ver con que hay un “overbooking legislativo” al que dar salida antes de final de año. La orden política es trasladar que el Gobierno no para de hacer cosas y que la agenda económica y social del Ejecutivo es amplia y ambiciosa. “No hay un solo día que perder, hay que pisar el acelerador para que esto marche", razonan en el Ejecutivo.
Con los Presupuestos Generales del Estado amarrados y con el margen de actuación que darán esas cuentas a los diferentes departamentos del Gobierno, la idea es desplegar una agenda reformista repleta de medidas principalmente de carácter económico y enfocadas a embocar definitivamente la recuperación. Sostienen en Moncloa que, con el fin de poder concretar esas medidas lo antes posible, se multiplican los cónclaves de ministros para poder agilizar el calendario legislativo.
“Pisar el acelerador”
El mensaje que se pretende trasladar es que Moncloa se vuelve a poner manos a la obra para volver a dar un impulso a la legislatura, pasado en teoría lo peor de la pandemia, lo pero de la crisis de económica y con los Presupuestos en marcha en tiempo y forma. “Estamos desarrollando un inmenso paquete legislativo de carácter económico pero también en materia social. En Sanidad, en Ciencia, en Agricultura, en Derechos Sociales, en mil materias. Son 22 ministerios y todos tienen acción de Gobierno. Aceleramos porque hay mucho trabajo, porque no paramos”, sostienen en el Ejecutivo. Antes de final de año están comprometidas con Europa medidas estructurales de la legislatura como la reforma laboral o la ley de pensiones. Pero hay mucho más.
Lo comprometido es que durante el mes de diciembre vea la luz la nueva ley de vivienda, se impulsen los conocidos PERTES (planes estratégicos sectoriales para la recuperación y transformación económica), medidas en materia sanitaria, en ciencia, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la ley de familias, la de animales y un largo etcétera. “Hay mucho trabajo legislativo acumulado porque los ministerios están a pleno rendimiento y con un Consejo de Ministros a la semana a veces no da lugar a todo”, explican desde el equipo de uno de los ministerios con más competencias.
Reimpulso político
Pero la iniciativa de Pedro Sánchez, que sorprendía incluso a buena parte del organigrama de Gobierno que no estaba al corriente de la decisión, tiene otra lectura de más calado político. “El mensaje oficial es que hay muchas leyes que aprobar, y es cierto. Pero que influyen también otras cosas es algo bastante obvio”, reconocen fuentes del Ejecutivo.
¿Y cuáles son esas otras cosas? De fondo aparece siempre la intención de Pedro Sánchez de “darle dinamismo al Gobierno”, de tener la iniciativa y de que se sepa “que se hacen muchas cosas”. De ese dinamismo intentó dotar a su Consejo de Ministros tras la profundísima remodelación del mes de julio, presentada en su día como un nuevo impulso a la legislatura y como apuesta por savia nueva en sustitución de perfiles “más quemados”. A tenor de la evolución de las encuestas, el impacto de esa renovación del Ejecutivo habría sido más bien limitado y que, en cualquier caso, se habría ido diluyendo con el paso de los meses.
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El gran titular del último CIS, por ejemplo, fue que fuerzas políticas como Unidas Podemos y Vox ganaban terreno en detrimento de PSOE y PP, que bajaban en la estimación del voto. En las salas de mando socialistas se empieza a ver con cierta sorpresa esa evolución del voto en sus socios de Gobierno, puesto que la futura candidata, Yolanda Díaz, apenas ha esbozado su proyecto y mantiene mil incógnitas por resolver. Además, la letra pequeña de ese estudio del CIS revela, en el caso de los socialistas una intención directa de voto moderadamente a la baja, con un nivel de conocimiento y valoración muy discreto en el caso de las nuevas ministras y ministros (a excepción de Félix Bolaños) y con apenas impacto entre los votantes socialistas del gran Congreso celebrado por el partido en Valencia.
Todas las fuentes consultadas aseguran que hablar de preocupación en el seno del Ejecutivo es, quizás, “exagerado”. Pero nadie niega que hay cierto nerviosismo ante lo que pueda deparar la segunda mitad de la legislatura. Hasta hace poco, la sensación que reinaba era la de que, pasado lo peor de la pandemia, la recuperación económica iría como un tiro de la mano de los fondos europeos y que los dos años por delante de la legislatura serían plácidos para Sánchez y su gabinete. Pero en las últimas semanas esa ecuación se ha complicado. La economía sigue lastrada por una inflación récord que impide que esa recuperación se note en los bolsillos de los ciudadanos. Y la pandemia, con un repunte de casos a nivel global y con nuevas variantes, amenaza con escenarios pasados de nuevas restricciones con una Navidad en ciernes.
Antes de anunciar la medida, el presidente del Gobierno comentó la decisión con su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que no puso impedimentos. Por el momento, lo apalabrado es que se celebren Consejos de Ministros los martes y los viernes durante las tres próximas semanas, incluída la del puente de la Constitución. Los planes también pasan por celebrar al menos un Consejo de Ministros durante las semanas de las fiestas navideñas.
En el Gobierno no habrá ni puente de la Constitución ni vacaciones navideñas. Pedro Sánchez ha programado para el mes de diciembre un carrusel de hasta ocho Consejos de Ministros en cuatro semanas. Algo inédito y que, según explican en la Moncloa, tiene que ver con que hay un “overbooking legislativo” al que dar salida antes de final de año. La orden política es trasladar que el Gobierno no para de hacer cosas y que la agenda económica y social del Ejecutivo es amplia y ambiciosa. “No hay un solo día que perder, hay que pisar el acelerador para que esto marche", razonan en el Ejecutivo.