Parlamento Europeo
Sánchez ordena al PSOE en Estrasburgo abstenerse sobre la 'Comisión Juncker'
Pedro Sánchez ya ha decidido el sentido del voto del PSOE a la Comisión Juncker. Y será abstención, según confirmaron este miércoles fuentes próximas al secretario general, como señal del rechazo a las "seguidistas" políticas de austeridad de la UE.
Que los 14 eurodiputados socialistas españoles no iban a apoyar de ningún modo a los 27 miembros de la nueva Comisión Europea, capitaneada por el luxemburgués Jean-Claude Juncker, ya estaba claro desde la última reunión del Comité Federal, el pasado 13 de septiembre. Pero entonces todavía estaba en el aire si la delegación votaría no o abstenciónno . Finalmente, la dirección se ha inclinado por la última alternativa semanas antes de la votación del colegio de comisarios, prevista para la semana del 21 de octubre. Votación, por cierto, que se hace en bloque. Es decir, los eurodiputados no aprueban o rechazan de forma separada a cada comisario, sino que han de apoyar o suspender a todo el Ejecutivo comunitario. Ello hace que no se pueda infligir un castigo expreso, vía votación, a uno de los candidatos más cuestionados, el español Miguel Arias Cañete, que este miércoles por la tarde acudió a su examen en la Eurocámara. Juncker le postuló como responsable de Acción por el Clima y Energía. Su futuro como miembro del Gabinete de la UE, igual que el del británico Jonathan Hill (Servicios Financieros), corre peligro.
Sánchez no quiso desvelar ayer en Al rojo vivo, en La Sexta, qué haría en concreto la delegación del PSOE en Europa, dirigida por Iratxe García, también miembro de la ejecutiva federal. Dijo que esperaría a que pasaran las comparecencias de los aspirantes, que se prolongarán hasta el 7 de octubre, porque es lo "lógico, responsable y serio". El PSOE quiere conocer, por ejemplo, en qué se van a concretar las medidas para luchar contra el paro y el paquete de inversiones destinado a infraestructuras, a los que se ha comprometido el presidente electo de la Comisión. El PSOE cree que el nuevo nuevo Ejecutivo comunitario es "seguidista de políticas anteriores" y abanderará una austeridad que no le va bien a España, en palabras del secretario de Organización, César Luena, ayer en RNE. En cualquier caso, como ratificó el secretario general, "no se va a votar a favor". Sin embargo, la opción de la abstención, aunque no se haga pública todavía, ya está decidida, salvo imprevisto de última hora, según confiaron a infoLibre fuentes muy próximas a Sánchez.
La abstención se aplicará, pues, a todo el colegio de comisarios, aunque la reprobación total de los socialistas a Cañete es clara. El extitular de Agricultura, tanto "por sus acciones" como por "sus omisiones", "no merecía no sólo ser ministro, sino tampoco comisario en representación de España", señaló el líder. A su gestión pública y los comentarios machistas que dirigió en la campaña de las europeas contra la cabeza de lista del PSOE, Elena Valenciano, se suma el "auténtico escándalo" de sus sucesivas rectificaciones en sus declaraciones de intereses ante el Parlamento Europeo para incluir los sobresueldos que le pagaba el PP y que ya no tenía acciones en las petroleras Dúcar y Petrologis.
Tensiones con la vieja guardia y los socios europeos
Sánchez intenta así marcar un perfil propio no sólo mirando a Europa, sino sobre todo mirando a España, consciente de que el PSOE sigue padeciendo una crisis de credibilidad y de que tiene que emplearse a fondo en trazar una línea de separación con el pasado más inmediato para recuperar a los antiguos votantes, parte de los cuales fluyeron a IU y a Podemos. Ya en la campaña por el liderazgo del partido, tanto él como sus dos rivales, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, advirtieron de que si resultaban ganadores de la pugna, ordenarían a los 14 eurodiputados socialistas no apoyar a Juncker como presidente de la Comisión. Sánchez fue elegido por la militancia secretario general el 13 de julio, y al día siguiente tomó su primera decisión, en coherencia con su propuesta como candidato: votar no al luxemburgués.
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Aquello suscitó tensiones dentro de la delegación del PSOE –Ramón Jáuregui, número dos de la lista, las verbalizó– y en algunos sectores del partido, en la vieja guardia, y resquemores dentro del Grupo Socialdemócrata Europeo, que sí apoyó la elección de Juncker. Y el PP lo digirió mal, y acusó a Sánchez de deslealtad, de no "respetar los pactos" entre la derecha y la izquierda europeas. Esta misma semana, los conservadores pidieron a Sánchez que dejara de ser el "niño malo" del socialismo europeo.
El secretario general, sin embargo, no tiene previsto apearse de su posición. Sánchez está obsesionado con trasladar la impresión ante los ciudadanos de que el PSOE ha cambiado, y quiere que se note. "Pretendo dar contenido real a la palabra cambio", insistía este miércoles en La Sexta. Y ello significa "actuar de forma distinta". Lo explicaba en relación con el caso Pujol: el PSC era partidario de posponer a la presentación de la denuncia contra el expresident de la Generalitat, aguardar al resultado de la comisión de investigación, pero el líder consideró que había que protagonizar un gesto sin demora, porque había suficientes "pruebas". De modo que llevó a la Fiscalía el escrito contra el patriarca de CiU. Y por esa misma razón está convencido de que el PSOE no puede apoyar al colegio de comisarios de Juncker. Hacerlo pondría en bandeja a sus detractores el argumento de que obra igual que el PP.
Un ansia de transmitir un nuevo PSOE que casa también con la "honradez intransigente" que siempre proclama. Sólo así se entiende su decisión de expulsar fulminantemente a todos los militantes implicados en el escándalo de las tarjetas de crédito de Caja Madrid, que investiga la Audiencia Nacional.