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Seis Nochebuenas con Felipe VI a la espera de su discurso más delicado

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Este 24 de diciembre de 2020 a las 21.00 horas el rey Felipe VI pronunciará su séptimo discurso de Nochebuena. En esta ocasión, los españoles que hayan decidido seguirlo se pondrán delante del televisor con la incertidumbre de si dará respuesta a dos grandes asuntos que a día de hoy siguen en el tejado de la Casa del Rey. El primero, la situación del emérito, al que se le acumulan los escándalos. El último de estos tiene que ver con su intento de regularizar sus deudas con Hacienda mediante el pago de678.393,72 euros. El segundo de los asuntos es el de las cartas que le han remitido militares retirados en las que cargan contra el Gobierno de coalición y asumen parte del argumentario de la extrema derecha de Vox, unos mensajes también vertidos en el chat de La XIX del Aire,La XIX del Aire, adelantado por infoLibre. Estas dos cuestiones han alterado la vida política en las últimas semanas, exhibiendo las diferencias de los dos partidos integrantes del Gobierno de coalición en lo que tiene que ver con la institución monárquica y siendo estas aprovechadas por el bloque de la derecha para arremeter contra Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Desde el partido morado se ha instado estos días al monarca a que no calle sobre estos temas. Mientras, desde la parte socialista del Gobierno, se han limitado a señalar que será Felipe VI quien decida hacer las consideraciones que considere "oportuno". 

"Lamento mucho frustrar tanto, pero no tiene más especialidad que las circunstancias que él va a considerar oportunas comentar, y más allá de eso, sí que es verdad que estamos en un año particularmente diferente de otro, con mucha complejidad, y en ese sentido la función de tranquilidad y seguridad de todos los órganos está presente también en el papel que tiene que cumplir el rey", señaló este martes la vicepresidenta Carmen Calvo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Desde que accedió al trono tras la abdicación de su padre, Felipe VI ha pronunciado seis discursos de Navidad. Aunque no siempre mencionara de forma expresa a Cataluña, la situación en esta comunidad autónoma ha sido uno de los temas más recurrentes en estos mensajes. También, los llamamientos al cumplimiento de la Constitución y a la concordia y el entendimiento. Además, ha habido menciones genéricas a los escándalos de corrupción y a la necesidad de "una profunda regeneración de la vida colectiva".

A continuación, infoLibre repasa todas las intervenciones de Felipe VI en Nochebuena, mensajes de los que siempre tiene previo conocimiento Presidencia del Gobierno.

2014: una llamada a cortar la corrupción de raíz... sin citar a su hermana

Cuando Felipe VI pronunció su primer discurso de Navidad hacía poco más de 48 horas que el juez José Castro había dictado auto de apertura de juicio oral por el caso Nóos, decidiendo sentar en el banquillo a la infanta Cristina como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales. El rey no llegó a pronunciar el nombre de su hermana. Pero sí que lanzó una serie de reflexiones genéricas sobre la corrupción en la vida pública, dejando la interpretación de sus palabras en manos de los espectadores.

Felipe VI arrancó su intervención poniendo el foco en la "dureza y la duración" de la crisis económica para pasar rápidamente a subrayar que, a su juicio, se necesitaba "una profunda regeneración de nuestra vida colectiva". Y que, para esa tarea, la "lucha contra la corrupción" se convertía en un "objetivo irrenunciable".

"Es cierto que los responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas; eso es una prueba del funcionamiento de nuestro estado de derecho. Como es verdad también que la gran mayoría de los servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales", mantuvo. Y añadió: "Pero es necesario —también y sobre todo— evitar que esas conductas echen raíces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro.

"Los ciudadanos necesitan estar seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos; que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública; que desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo", dijo Felipe VI. 

Para el monarca, "pocos temas como este" suscitaban una opinión "tan unánime". "Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción. La honestidad de los servidores públicos es un pilar básico de nuestra convivencia en una España que todos queremos sana, limpia", mantuvo. Los escándalos no sólo afectaban a la Casa del Rey. El caso Gürtel, que llevaba ya cinco años investigándose, tenía en el punto de mira al Partido Popular, el partido que por aquellas fechas ostentaba la Presidencia del Gobierno con Mariano Rajoy a la Cabeza.

Tampoco su padre, Juan Carlos I, había citado de forma expresa a Iñaki Urdangarin en el discurso de 2011, cuando verbalizó eso de "La Justicia es igual para todos".

Tras un amplio bloque económico centrado en la crisis, en la llamada a la unidad de los agentes sociales y en la necesidad de "proteger" a las personas más vulnerables, Felipe VI pasó a referirse a la "situación" de Cataluña. En un momento en el que el Gobierno estaba cerrado en banda a sentarse a negociar con los independentistas, el rey admitía una ruptura emocional.

"No se trata solo de economía o de intereses sino también y sobre todo, de sentimientos. Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Como también para millones de catalanes los demás españoles forman parte de su propio ser. Por eso me duele y me preocupa que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos. Nadie en la España de hoy es adversario de nadie", destacó.

También aprovechó para hacer un llamamiento al bloque soberanista: "Respetemos la Constitución que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad".

2015: La "continuidad de españa" frente a la "ruptura de la ley"

El rey Felipe VI dedicó la mayor parte de su segundo discurso de Nochebuena a la cuestión catalana. Pero sin mencionar una sola vez la palabra Cataluña. El rey quiso trasladar "un mensaje de confianza en la unidad y continuidad de España" y alertó contra el "error" que, a su juicio, supondría "la ruptura de la ley" o "la imposición de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles".

Para el monarca, en la España constitucional "caben todas las formas de sentirse español". España, dijo, es también un gran Estado. Su solidez, añadió, se basa en "unos mismos valores constitucionales que compartimos y en unas reglas comunes de convivencia que nos hemos dado y que nos unen". Un Estado "que reconoce nuestra diversidad en el autogobierno de nuestras nacionalidades y regiones; y que tiene en el respeto a la voluntad democrática de todos los españoles, expresada a través de la ley, el fundamento de nuestra vida en libertad".

Sólo 4 días antes se habían celebrado elecciones generales y el bipartidismo tocaba a su fin. Así, consideró que "la pluralidad política, expresada en las urnas" aportaba "sin duda sensibilidades, visiones y perspectivas diferentes" y conllevaba "una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos"

2016: Contra "los viejos rencores" o la apertura de "heridas cerradas"

Si el año anterior este discurso era pronunciado cuatro días después de unas elecciones generales, en esta ocasión Felipe VI se dirigía a los españoles un día después de que los partidos catalanes partidarios del derecho a decidir se reunieran en el Parlament para debatir sobre las fórmulas de impulsar un referéndum sobre la independencia. Tampoco en esta ocasión hizo una mención expresa a esta comunidad autónoma, pero esta cuestión sobrevoló el grueso de su mensaje navideño.  

"Vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad sólo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad", avisó. Porque, a su entender, "el progreso, la modernización y el bienestar" requieren "siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar".

Tras un periodo de diez meses de Gobierno en funciones, el rey puso en valor que por fin se hubiese "superado una compleja situación política" y ubicó como "esencial", de cara al futuro, "que el diálogo y el entendimiento entre los grupos políticos" permitiese "preservar e impulsar los consensos básicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad".

Son tiempos, dijo, "para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas".

Este año tocó mención especial a la educación. En este campo, abogó por el fomento de la investigación, el impulso de la innovación y la promoción de la creatividad y el espíritu emprendedor "como rasgos y exigencias de la sociedad del futuro".

2017: la 'resaca' de la intervención del 3 de octubre

Este 24 de diciembre la situación en Cataluña tampoco se escapó del discurso de Felipe VIdiscurso de Felipe VI. De hecho, el monarca ya había marcado perfil en una intervención muy poco frecuente el 3 de octubre, dos días después del referéndum ilegal del 1-O. Ese día, mostró su apoyo a "los legítimos poderes del Estado" a la hora de "asegurar el orden constitucional" dada la "situación de extrema gravedad" en esta comunidad y lamentó que "determinadas autoridades" llevasen tiempo saltándose la Constitución y el Estatuto de manera "reiterada, consciente y deliberada".

Para su intervención de Navidad, optó por un tono más suave. "España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás", señaló.

En este sentido, pidió a los independentistas que recuperasen "la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo" para que "las ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos". "Un camino que debe conducir también a que renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña; y a que se afirmen los valores que la han caracterizado siempre en su propia personalidad y le han dado los mejores momentos de su historia: su capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de compromiso, y su sentido de la responsabilidad", añadió.

Además de la situación en Cataluña, Felipe V se refirió a "otras serias preocupaciones y desafíos de la sociedad española". Citó la economía y el empleo, el terrorismo yihadista –concretando en los trágicos atentados de Barcelona y Cambrils del mes de abril–, la corrupción, el cambio climático y la violencia de género.

"Una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna. Mantengamos la firmeza y el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas y concienciemos a toda la sociedad contra esa violencia, criminal y cobarde, que degrada nuestra convivencia", dijo sobre la violencia machista.

2018: una reivindicación de la "convivencia" en el 40 aniversario de la constitución

El 6 diciembre de 2018 se celebró el 40 cumpleaños de la Constitución. Y el aniversario no pasó inadvertido en este discurso. La "convivencia", señaló, es el mayor logro de los 40 años de democracia, y para defenderla es imprescindible respetar la Constitución. "No es una realidad inerte, sino una realidad viva que ampara, protege y tutela nuestros derechos y libertades". A diferencia de lo que había ocurrido en 2017, el rey no mencionó expresamente a Cataluña, pero la crisis territorial también estuvo presente. "La superación de los grandes problemas y de las injusticias nunca puede nacer de la división, ni mucho menos del enfrentamiento, sino del acuerdo y de la unión ante los desafíos y las dificultades", algo que "exige el respeto a nuestra Constitución", diría.

Para ello, puso a la transición como ejemplo para superar los desencuentros: "Quienes vivieron aquellos años saben bien que, si hay algo que los define, fue el valor de trabajar juntos y unidos pensando en nuestro país y en su futuro; fue la voluntad de los españoles de entenderse y la de los líderes políticos, económicos y sociales de llegar a acuerdos, a pesar de estar muy distanciados por sus ideas y sentimientos". Estaba a punto de iniciarse el juicio contra los líderes independentistas encarcelados.

En esta ocasión, Felipe VI se dirigió de forma directa a los jóvenes. A ellos dirigió la parte más social de su discurso. "Como sociedad tenemos una deuda pendiente con nuestros jóvenes. Somos responsables de su futuro y las circunstancias de hoy en día no son, ni mucho menos, las más fáciles", lamentó.

"Tenéis talento, creéis en la paz, estáis abiertos al mundo porque sois y os sentís europeos, sois solidarios, estáis comprometidos con las causas sociales, con la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente. Queréis vivir y convivir, pero tenéis problemas serios", dijo dirigiéndose a este colectivo.

Al inicio de su discurso, había mencionado, casi de pasada, cuestiones como "la economía y el paro o la educación", así como la "corrupción" o "el terrorismo". Igual que había hecho el año anterior, llamó la atención sobre la lacra de la violencia machista, "de tan triste actualidad y que merece siempre nuestra repulsa y condena más enérgica y el empeño de toda la sociedad para erradicarla de nuestra vida".

2019: un mensaje "contra los extremos"

Felipe VI ubicó desde el arranque de su último discurso de Navidad hasta la fecha la desigualdad, las consecuencias de la revolución tecnológica, el deterioro de la confianza de muchos ciudadanos en las instituciones, "y desde luego Cataluña" como las "serias preocupaciones" que había en ese momento en España. Las elecciones generales se habían celebrado el 10 de noviembre y Pedro Sánchez iba a enfrentarse en la primera semana de enero a un debate de investidura que ganaría y que le llevaría a la toma de posesión como presidente del Gobierno.

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Poniendo el foco en la importancia de que los ciudadanos sean conscientes de todo lo que España ha avanzado estando "juntos", pidió no caer "en los extremos, ni en la autocomplacencia que silencie nuestras carencias o errores, ni en una autocrítica destructiva que niegue el gran patrimonio cívico, social y político que hemos acumulado".

Felipe VI hablaba de no caer en los extremos poco más de un mes después de que la extrema derecha de Vox se hiciese con 52 escaños en el Congreso de los Diputados. Y,de forma paralela, reivindicaba el "deseo de concordia" de la Constitución, que "derribó muros de intolerancia, de rencor y de incomprensión que habían marcado muchos episodios de nuestra historia".

En clave catalana, destacó que la Constitución "reconoce la diversidad territorial que nos define y preserva la unidad que nos da fuerza".

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