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La Semana Santa marca la campaña: los riesgos de procesionar tras el voto

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El calendario preelectoral parece diseñado para ocultar las elecciones. Quizás es una exageración, pero no lo es que todo son distracciones en la antesala de la cita con las urnas. La primera mitad de la campaña coincide con la Semana Santa, que no sólo implica unas pequeñas vacaciones y una desconexión para millones de electores, sino también una festividad teñida de devoción con la suficiente potencia como para eclipsar cualquier otro espectáculo, incluida una campaña política a la que arrebatará una parte considerable del espacio televisivo. Los candidatos no tendrán además manos libres para diseñar sus actos durante la llamada "semana de pasión", constreñidos por el respeto –genuino o táctico– a una festividad que casa mal con el formato mitin. La segunda semana, en la que se celebrará el martes el debate electoral, pilla a una buena porción del país con los niños todavía de vacaciones. Hasta el domingo 28 de abril, jornada de la votación, no terminan las vacaciones escolares en Cantabria, La Rioja y Navarra. En Baleares y la Comunidad Valenciana, donde además de generales se celebran autonómicas, también es festivo el lunes.

Los expertos consultados no creen que tantas distracciones afecten a la participación porque no tocan los dos factores clave que disparan el apetito electoral: la polarización y la sensación de que son unas elecciones con mucho en juego. Los sondeos también apuntan a una elevada asistencia a las urnas. El CIS prevé un 75,8%, a poco más de 4 puntos del récord histórico de 1982 (79,97%) y 6 puntos por encima de 2016 (69,84%). Es decir, una participación alta. Otras encuestas privadas coinciden en que el electorado está motivado.

Motivado, pero no decidido. Todos los sondeos advierten de una elevada indecisión. Para llegar a quienes aún no han decidido su papeleta, para afianzar a los propios y disuadir a los ajenos, los partidos tendrán que hacer la primera semana de campaña bajo la sombra de los pasos de Semana Santa, especialmente alargada en la España meridional. ¿Qué implicaciones tiene esto? En primer lugar, según el asesor de comunicación Antonio Gutiérrez Rubí, hay que tener en cuenta que "en periodo de vacaciones la gente lee menos prensa y ve menos televisión". Resultado: "Va a haber más consumo de contenidos en el celular, porque se desconecta más de los medios tradicionales. Quien sea capaz de poder colocar contenidos audiovisuales, tendrá ventaja". La campaña, ya determinada por el ascenso de la influencia de las redes sociales y Whatsapp, encuentra otro aliciente más para salir de los canales convencionales.

  Peligro: pitada

Los candidatos tendrán que ingeniárselas. Una de las posibles aspiraciones es buscar una buena foto en una procesión. A priori, parece goloso para un candidato en busca de atención. "Goloso y peligroso", matiza César Calderón, director de la consultora Redlines, que alerta contra el riesgo de que se perciba una instrumentalización de la Semana Santa con fines electorales.

Como regla general, apunta, si un político participa habitualmente en la Semana Santa, "debe seguir haciéndolo". Pero es arriesgado que parezca que el político va en busca de una foto al calor de un cristo o una virgen. "Los políticos deciden dónde se dejan ver. Siempre está el riesgo de una pitada que sea un desastre para tu campaña", señala el consultor, que detecta una serie de puntos calientes especialmente sensibles durante la Semana Santa, caso de Andalucía, las dos Castillas y Murcia. "Ahí, donde la Semana Santa, además de tener componentes religiosos, forma parte de la cultura popular, la campaña va a pasar bastante desapercibida. En la práctica, la campaña física va a reducirse a una semana", señala.

Enrique Fárez, de ICC Network, afirma que la campaña está "distorsionada" por la proximidad de las autonómicas, locales y europeas más que por la Semana Santa. "No creo que vaya a tener gran efecto en la participación ni en la decisión del voto. Habrá una bajada de actividad jueves y viernes, por prudencia y sentido común, y subirá el sábado y domingo, cuando las televisiones les darán mucha cobertura. Deben tener cuidado con los actos, porque tendrán menor movilización y se puede ver claramente un pinchazo", señala.

  Un revés desde Málaga

Pablo Casado (PP), Santiago Abascal (Vox) y Albert Rivera (Cs) ya han comprobado en sus carnes que hay hermandades poco dispuestas a que sus liturgias se mezclen con la política, mucho más en campaña electoral. Tras publicarse que visitarían Málaga el Jueves Santo y que podrían estar presentes en el traslado legionario del Cristo de la Buena Muerte, la cofradía les ha transmitido su deseo de que no asistan, apelando a su "prudencia y buen entender".

"Nos vemos obligados a solicitarle que tenga a bien no asistir a ninguno de los actos que tenemos previstos para este año dada la proximidad del escenario electoral, evitando de esta forma que los mismos puedan llegar a convertirse en un acto más de campaña electoral", firma en una carta Antonio de la Morena, hermano mayor de la cofradía. No habrá foto política del cántico del "novio de la muerte". Desde Ciudadanos, no obstante, aclaran que su visita iba a ser "privada". El partido de Santiago Abascal también intentó minimizar el impacto del gesto de la cofradía afirmando que su visita iba a ser a título "particular" y con carácter "discreto". Vox aprovechó para expresar su "firme apoyo a la Legión". 

La carta de la cofradía es un revés para los partidos conservadores, porque visibiliza un intento de intromisión en un espacio ajeno. Reveses así no los sufre Unidas Podemos, que mantiene a su candidato, Pablo Iglesias, alejado de actos de cariz confesional. Es el tipo de riesgos que hay que medir. Si Iglesias se aproxima a la procesión de una hermandad de base sociológica conservadora, es previsible que no sea bienvenido. Pero no todas las son. Hay otras de tradición más popular.

  Las estrategias de los partidos

De momento todos proclaman que el "respeto" a la Semana Santa va por delante. Desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció la fecha de las elecciones, numerosos responsables públicos y candidatos anunciaron que no harían actos de campaña. Teodoro García Egea, secretario general del PP, afirmó incluso que la decisión de Sánchez era una "falta de respeto". El PP andaluz lo ha anunciado oficialmente: no hará campaña. También el PSOE en ciudades como Zamora o Guadalajara, entre otras. El candidato socialista, Pedro Sánchez, parece consciente de los riesgos de aproximar su campaña a las zonas más cofrades. Cerró la precampaña en Dos Hermanas (Sevilla) y es previsible que no regrese a Andalucía hasta después del Domingo de Resurrección. La Semana Santa la repartirá, si cumple lo previsto, entre Cataluña, Valencia, Navarra, País Vasco y Cantabria. En la segunda sí pisará ya tierras cofrades.

La disyuntiva en el campo conservador es diferente. Tanto PP como Vox compiten abiertamente por el voto católico, extremando sus mensajes identitarios. Santiago Abascal, candidato de la extrema derecha, plantea su campaña como una "reconquista" y la empezó en Covadonga. Ya ha pasado por las puertas de la Mezquita-Catedral de Córdoba, reivindicando su carácter únicamente católico y negando su esencia andalusí. En el PP, Pablo Casado también juega con la idea de "reconquista". Su número dos, García Egea, dice que al que no le guste poner el belén "se fastidie", porque "estamos en España". Ambos partidos identifican lo español con lo católico. Eso marca la lógica de su comportamiento durante la Semana Santa. Casado acudió este sábado a Ávila a participar en una procesión. Está previsto que visite Andalucía y Murcia durante la Semana Santa. García Egea, por su parte, es pregonero de la Semana Santa en Murcia. No habrá mítines, ni grandes actos, pero sí campaña.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP), participó este sábado en el traslado del trono con las imágenes de la Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Málaga. La mezcla del rol institucional y el acto religioso ha empezado incluso antes de la Semana Santa. 

Albert Rivera (Ciudadanos) visitó Sevilla este sábado, antes de que empiece la Semana Santa como tal pero con la ciudad ya metida en los prolegómenos. Ciudadanos, a diferencia de PP y Vox, afirma que sí realizará actos en Madrid, Albacete, Alicante, Murcia, Granada, Valencia o Barcelona.

"Que sea festivo no significa que se paralice la campaña, solo que hay que saber cómo enfocar las acciones para seguir conquistando electores. Para eso es importante que los partidos conozcan a sus electores. Por ejemplo, PP y Vox ya han confirmado que visitarán procesiones, mientras que Pedro Sánchez estará en el Levante. Esto responde a una estrategia territorial (dónde se juegan más votos) y saber dónde está su electorado esos días", explica Guadalupe Talavera, consultora sénior en Dialoga Consultores y experta en estrategia digital y análisis político. Talavera observa que mientras Casado participa en procesiones en Andalucía, donde el PP se juega escaños y pretende recuperar alcaldías como la de Sevilla, Pedro Sánchez "ha decidido retirarse a zonas con menos tradición cofrade". Esta decisión, según Talavera, responde al intento de Sánchez de transmitir la imagen de una España "inclusiva", en línea con su idea fuerza: "La España que tu quieres donde cabemos todos".

  El factor religioso

Ha ha habido una cierta tensión religiosa en la precampaña, que ha teñido debates como el aborto o la eutanasia. La irrupción de Vox y el ascenso de Pablo Casado en el PP han incrementado el peso del factor católico en el debate público a lo largo de los últimos meses. ¿Se trasladará esta pugna a la Semana Santa? Puede ser una tentación. Pero, quizás, un error. Aunque Casado afirmó medio en broma que, con la ubicación de convocatoria electoral, Sánchez intentaba que los cofrades no fueran a votar, lo cierto es que no está demostrado un alineamiento del voto cofrade con las opciones conservadoras. Sevilla, la ciudad cofrade por excelencia, se inclina históricamente por el voto socialista. El alcalde, Juan Espadas (PSOE), se ha ganado el favor del sector cofrade sin grandes alharacas.

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Con unas municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, para alcaldes, concejales y candidatos la Semana Santa es incluso más delicada que para los líderes estatales. Hay una tendencia de los políticos locales a participar en actos religiosos con fines religiosos –lo que el antropólogo Isidoro Moreno llama "municipalcofraderismo", que habría venido a sustituir al tradicional "nacionalcatolicismo"– que deberá acompasarse con las estrategias nacionales. O al revés. "Es importante que las acciones, sobre todo en el caso de visitar procesiones, sean estudiadas a fondo", subraya Talavera. Lo saben en todas las candidaturas, especialmente en las locales. Con los ánimos políticos encrespados y una campaña muy polarizada, está por ver si hay alguna escena de tensión en el contacto entre política y devoción.

Eso en cuanto a la calle, al espacio físico, pero Talavera subraya que otra parte del juego se disputa en redes sociales. "Aquí no hay días festivos ni horas de cierre, menos en la red social protagonista en esta campaña: Whatsapp. En los medios online solo debes saber que en vacaciones, los ciudadanos no dejan de hablar de política, lo hacen incluso más que antes ahora que tienen tiempo para hacer la sobremesa. Si quieres que tu mensaje llegue a tu votante en sus vacaciones, las acciones deben ir encaminadas a crear contenidos divertidos y virales. ¡Nada mejor que un buen meme de Semana Santa!".

 

El calendario preelectoral parece diseñado para ocultar las elecciones. Quizás es una exageración, pero no lo es que todo son distracciones en la antesala de la cita con las urnas. La primera mitad de la campaña coincide con la Semana Santa, que no sólo implica unas pequeñas vacaciones y una desconexión para millones de electores, sino también una festividad teñida de devoción con la suficiente potencia como para eclipsar cualquier otro espectáculo, incluida una campaña política a la que arrebatará una parte considerable del espacio televisivo. Los candidatos no tendrán además manos libres para diseñar sus actos durante la llamada "semana de pasión", constreñidos por el respeto –genuino o táctico– a una festividad que casa mal con el formato mitin. La segunda semana, en la que se celebrará el martes el debate electoral, pilla a una buena porción del país con los niños todavía de vacaciones. Hasta el domingo 28 de abril, jornada de la votación, no terminan las vacaciones escolares en Cantabria, La Rioja y Navarra. En Baleares y la Comunidad Valenciana, donde además de generales se celebran autonómicas, también es festivo el lunes.

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