Corrupción
El silencio de Jaume Matas, la gran baza para el dueño de OHL en dos casos sobre financiación del PP
"Game over". La partida ha terminado. Jaume Matas no piensa hacer ninguna confesión que perjudique al PP ni al empresario Juan Miguel Villar Mir en el caso donde se investiga el supuesto amaño –finalmente abortado– para adjudicar en 2006 la construcción del mayor hospital de Baleares, Son Espases, a OHL. Así lo asegura el entorno del expresidente balear, quien en los dos últimos años ha amagado con declarar que el PP le ordenó beneficiar al grupo de Villar Mir, cuyo nombre figura en los papeles de Bárcenas como donante de fondos opacos.
Salvo en la improbable hipótesis de que Matas cambie de estrategia, su silencio rebajará el calado del caso Son Espases, cuyo plazo de instrucción finaliza en junio. Y alejará también de Villar Mir el peligro de verse forzado a declarar por segunda vez ante la Audiencia Nacional en la pieza los papeles de Bárcenas, reabierta el 1 de marzo. La exconsejera de Sanidad de Jaume Matas ya confesó en 2015 que recibió la directriz de manipular el concurso. Pero la investigación –y así lo reconocen las fuentes consultadas por este diario– ha encontrado un camino cegado a la hora de probar que el apaño contractual se habría planteado como pago a OHL por su apoyo financiero al PP.
Si distintas fuentes conocedoras de los distintos casos que afectan a Matas confiaron largamente en la posibilidad de un acuerdo que despejara la ruta de las pesquisas en Son Espases a cambio de que el político recibiera una condena más laxa, ese escenario parece hoy desinflado. Este lunes, la fiscal Laura Pellón ha sido tajante: Anticorrupción no ha alcanzado un "pacto global" con Matas en las distintas ramas del caso Palma Arena y ha precisado que se irá "pieza por pieza y delito por delito".
Pellón ha tomado ya en algunas causas el relevo de Pedro Horrach, quien a final de mes dejará la Fiscalía. Su anuncio se produjo después de que Matas se negara a suscribir lo que se conoce como un acuerdo de conformidad en la pieza del Palma Arena abierta por el encargo al arquitecto Santiago Calatrava de otro proyecto falido, el de la Ópera de Palma, así como en otras dos piezas relacionadas. Matas está dispuesto a hacer un reconocimiento "parcial" de los hechos, pero eso no basta para evitar el juicio. Ni para lograr la aplicación de atenuantes, y así lo ha avisado la fiscal.
"Contactos informales"
La investigación sobre Son Espases no pertenece al bosque procesal –27 piezas, alguna de ellas con subpiezas– en que terminó convertido el tronco común del Palma Arena, cuya ramificación más conocida es el caso Urdangarin. Pero Matas –y en esos términos lo han confirmado en distintas ocasiones fuentes de la investigación– aspiraba a una negociación en bloque que le librara de pisar otra vez la cárcel. O de pisarla al menos durante mucho tiempo seguido.
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"Nunca ha habido amago sino contactos informales con la Fiscalía", sostiene ahora el círculo del exdirigente conservador. Pero trátese de amagos o "contactos informales", el propio Matas le facilitó con lujo de detalles a la Fiscalía Anticorrupción durante una reunión celebrada en Madrid en septiembre de 2015 el siguiente relato: que en la primera mitad de 2006 se había visto con el entonces tesorero del PP, Álvaro Lapuerta, en la sede central del PP un día en que había acudido para una reunión ordinaria del partido. Fue Javier Arenas, dijo Matas, quien le comentó que pasara por el despacho de Lapuerta porque el tesorero quería verle.
Y según las fuentes que transmitieron a este diario el resumen de lo que Matas le contó a Anticorrupción, el expresidente balear afirmó que Lapuerta quería verle para darle instrucciones sobre el concurso de Son Espases. Octogenario y ya por completo retirado de la vida pública, Lapuerta se ha librado de sentarse en ninguno de los banquillos del caso Gürtel. ¿Por qué? Porque sufre "demencia sobrevenida".
Pero aquel amago de confesión quedó en nada: el mismo día en que debía declarar como imputado, el 16 de septiembre de 2015, el equipo de Jaume Matas transmitió una nueva condición, la de que el acuerdo también beneficiase a los directivos de OHL involucrados en la causa, el propio Villar Mir entre ellos. La Fiscalía se negó en redondo. Y la posibilidad de acuerdo desapareció de la escena hasta que en septiembre de 2016 afloró como un nuevo Guadiana. Tampoco entonces se fraguó ningún pacto. Porque lo que Matas ofreció esa vez fue confesarse culpable de los delitos de prevaricación y fraude a la Administración pero sin implicar a nadie más. Es decir, dejando a salvo al PP y a OHL. La Fiscalía se negó en redondo a aceptar sus condiciones.