Soledad Murillo: "Madrid no es una ciudad de derechas"

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“Quiero mucho a Madrid”. Este suspiro se le escapa a Soledad Murillo cuando se le pregunta por la ciudad y le vienen a la cabeza las imágenes paseando con su abuela por el Retiro o en las escaleras de una librería junto a su padre. Aquella M-30 sin asfaltar o los amores en el campus universitario de Moncloa. Y ahora quiere poner toda su experiencia en el Ayuntamiento, al que aspira a entrar como número dos de la lista socialista encabezada por Reyes Maroto.

Hay una palabra que va unida a Murillo: igualdad. Ella fue secretaria de Estado de la materia entre 2018 y 2020 y lanza un aviso para el feminismo después del 8M y el desencuentro entre el PSOE y UP por la ley del ‘sólo sí es sí’: “Tenemos que engrasar relaciones para volver a recuperar la unanimidad”. Advierte, al hilo, de que sería un “desastre” y un “retroceso” que hubiera un gobierno municipal con el PP de José Luis Martínez-Almeida y el Vox de Javier Ortega-Smith. Por ello, se lanza a por el voto “responsable”.

¿Por qué ser la número dos de la lista del PSOE al Ayuntamiento de Madrid?

Cuando me llamó Reyes, estuvimos hablando de Madrid y no de puestos. En todo momento le dije que estaba a su disposición, porque soy de aquí. Me apetece aportar todo lo que pueda. Lo que sí reconoció es que tengo un nombre que detrás lleva una trayectoria en cuanto a políticas públicas. En la Universidad de Salamanca creé el primer seminario de estudios de la mujer. Era difícil. Es un proyecto muy ilusionante. 

¿Cómo está Madrid? ¿Qué ciudad percibe?

En temas de igualdad Madrid tiene deberes pendientes e importantes. Y también en otras cuestiones como la sostenibilidad medioambiental. Estoy muy pendiente de las contradicciones en los ayuntamientos. Lo que no es normal es que haya un cartel en Ventas, por donde vivo, que ponga Madrid respira y, a continuación, leas, gracias a un artículo de Pedro Barrero, que lo del cinturón verde es todo marketing y no hay nada detrás. Esas contradicciones son inasumibles para una ciudad que tiene que proyectarse en veinte o treinta años. Y en clave de igualdad me preocupa que haya distritos sin mesas y políticas de igualdad. La participación es una exigencia para que las personas que viven en tu ciudad te informen. Gobernar es escuchar. Hace un año que no se ha convocado a las asociaciones de mujeres. Me sorprende esta forma de hacer política tan autárquica y mirando para dentro para la agenda propia, pero sin consultar a la ciudadanía.

Si llegara a ser concejala con mando, ¿qué haría en materia de igualdad?

Hay muchísimos temas pendientes. Tenemos que empezar a cambiar los lenguajes porque en Madrid somos el 53% de la población, y un 47% son hombres. No se pueden hacer políticas de igualdad en términos de colectivo. No somos una minoría. Tienes que pensar en todas las relaciones, en todas las edades, en todas las trayectorias. Tenemos que hacer una estrategia también para la soledad, como la planteada por Ana Lima. También me interesa mucho el tema de urbanismo y mujer. La igualdad es transversalidad. Hay tantas cosas que hacer que no hay que inventarlas, sino que participarlas y consultarlas. Me preocupa mucho, además, el tema de la brecha digital. Es muy fácil empezar a hacer todo esto, pero hace falta voluntad política.

Almeida ha estado parado, ha hecho una política clásica

¿Cómo definiría estos cuatro años de gobierno de Almeida?

Ha estado parado, ha estado en una política clásica. Manteniendo su Alcaldía con muy pocas consultas. Podía haber aumentado el observatorio contra la violencia de género y hablar planteado si hacía falta tener más horario de atención a víctimas. Me ha sorprendido que en la web del Ayuntamiento no esté la igualdad. Y la igualdad implica que necesites estar renovando permanentemente tu agenda política. 

Hay muchas posibilidades, a tenor de las encuestas y con la bajada de Cs, que haya un ayuntamiento del PP con Vox. ¿Qué supondría para la igualdad esa corporación con Almeida y Ortega Smith?

Yo he estado en la lucha antifranquista. Cuando apareció Vox en las instituciones, no me podía creer que se volviera a eso y al discurso de negar la violencia machista. Significaría un enorme retroceso. Tenemos que impedir eso. Con nuestro voto y nuestra capacidad de voto, y Reyes Maroto tiene una enorme empatía, por lo que significa que Madrid no caiga en manos de movimientos que estaban acabados. En Castilla y León, por ejemplo, se han quitado los presupuestos de cultura y lo que tuviera que ver con diversidad, y se han reducido derechos y la interlocución. Además, sin dudar. Sería un desastre para Madrid. Ese retroceso es inadmisible. Tenemos que apelar a un voto que sea responsable.

Si consiguen el gobierno del Ayuntamiento, ¿habría una delegación exclusiva para igualdad?

Eso lo tiene que decidir Reyes con todas las personas que conformamos el equipo. Yo parto de que la igualdad es transversalidad. No estoy reclamando una parcela exclusiva. Quiero aportar mi experiencia en el ámbito público y mi aportación como académica y militante. Gobernar te permite actuar. Pienso que vamos a ganar con todos los pactos que sean necesarios. Pactar es hacer política, no es someterte. Los sindicatos de clase se dedicaron a pactar desde el siglo XIX. Hay que evitar por todos los medios que volvamos a formaciones predemocráticas, que no tienen ningún problema en decir que no hay género para la violencia.

Tenemos que engrasar relaciones para volver a recuperar la unanimidad en el movimiento feminista

Este miércoles fue 8M, fue secretaria de Estado de Igualdad, ¿cómo lo ha vivido?

Ha habido menos gente, me duele mucho. En 2018 me llamaban medios para decir qué pasa en España para que haya tanta capacidad de convocatoria, tan intergeneracional y tan unánime. No olvidemos que cuando hay unanimidad fuimos capaces, gracias al Tren de la libertad, de cesar a un ministro de Justicia. La unanimidad en el movimiento feminista es absolutamente clave para cambiar las políticas públicas. Y es un logro que tenemos que salvaguardar. No todo el mundo tiene la misma definición de lo que es el feminismo, pero tenemos que ser sumamente cuidadosas. Es una responsabilidad. Tenemos que engrasar relaciones para volver a recuperar la unanimidad. Somos fortísimas con la unanimidad. Y, además, con hombres cómplices que se suman. Cada vez hay hombres más igualitarios.

¿Cómo ha visto el voto contrario del PSOE y de Unidas Podemos en la reforma del solo sí es sí?

Es una gran ley, todo lo que supone con la sumisión química o las violencias sexuales. Me hubiera encantado que los medios hubieran hecho esos contadores con las asesinadas. Ya podían escandalizarse en términos de derechos humanos con los asesinatos. Es importante que pensemos que es una gran ley y que las tribunas parlamentarias están pensadas para hablar de datos, mejoras y aportaciones porque me preocupa muchísimo la desafección política. 

¿Le dolió que la diputada Lucía Muñoz dijera que el PSOE le había dado la espalda a las mujeres?

No es cierto en absoluto. Costó muchísimo trabajar leyes. Por ejemplo, si el PSOE no hubiera trabajado en las cuotas del 25% para las listas en los ochenta, no habría mujeres en tribuna con esa responsabilidad. Y si no hubiéramos cambiado la ley electoral, cosa que no han hecho Francia o Finlandia, tampoco hubiera sido posible que hubiera mujeres en la representación. Me pareció que no se puede decir cualquier cosa, tengo un enorme respeto a la tribuna. No es llegar y decir lo primero que se te ocurra, y menos aún buscar el titular. No puedo estar de acuerdo en que se les da la espalda, no representa a la realidad.

Ahora el PP enarbola la bandera del feminismo, ¿pueden los populares adueñarse del discurso y del voto de las mujeres?

El PP ahora la enarbola pero lo de Cuca Gamarra me hace mucha gracia. Estuve en Logroño cuando era alcaldesa y no habían hecho actos de igualdad. Tú eres también lo que has hecho y tu pasado. El PP recurrió la ley de igualdad y la de interrupción voluntaria del embarazo. Ahora había que recurrir a su voto y ha habido una responsabilidad y una decisión. Es una decisión que toma el grupo y lo respeto. Pero insisto: en la tribuna no vale todo. 

¿Los derechos de las mujeres en 2023 están en peligro?

Si gobiernan grupos predemocráticos, sí.

Apoyo absolutamente a las mujeres trans

Madrid tiene como uno de sus principales eventos el Orgullo LGTGBi, ¿qué opina de la ley trans?

Tiene 72 artículos y veinte disposiciones adicionales. Creo que se podría haber hablado y pactado más. Pero evidentemente estoy absolutamente a favor de las personas transexuales. En el año 2018 se crea por primera vez una Dirección General LGTBi. Apoyo absolutamente a las mujeres trans. No tengo ningún problema en definirlas como mujeres. Y estoy con la ley, solo me preocupan unas pocas cosas. Soy socióloga y he trabajado en temas de estadística y salud, me preocupa que el concepto sexo pueda interferir en ensayos clínicos. Y que las estadísticas oficiales tengan también ese problema a la hora de la definición. También el deporte y los menores. Fuera de eso, suscribo completamente la ley trans.

En Madrid también se han llenado las calles ante la situación de la sanidad, ¿cómo ve esas manifestaciones?

He estado. Se dan citas para tres o cuatro meses. Es una enorme movilización. Los derechos no pueden depender de un grupo político. Había muchísima gente joven también.

¿Es Madrid una ciudad de derechas?

No.

Entonces, ¿qué pasa para que arrase el PP?

No es una ciudad de derechas, sino que las derechas pactan entre ellas. Las derechas pactan entre ellas porque tienen claro que quieren gobernar.

Pase lo que pase, ¿prometen que pactarán con Podemos y Más Madrid?

Las mayorías decidirán. Ahí tendremos que hacer un ejercicio de pacto. Reyes Maroto es una persona muy indicada para eso.

El Madrid de Soledad Murillo...

El rincón favorito: Me encanta el Retiro, me trae muchos recuerdos de cuando iba de pequeña con mi abuela. Y Malasaña, con el recuerdo de mis primeras copas.

El lugar perfecto para enamorarse: Mi primer amor fue en el campus en Moncloa.

La mejor puesta de sol: En el Templo de Debod.

Para tomarse el vermú: Por Malasaña. Pero también por Sol y el Madrid antiguo. Me encanta el Madrid de Fortunata.

La calle más bonita para manifestarse: Gran Vía, Sol y Atocha. También los carriles enormes de la Castellana.

Para perderse si no quieres ver a nadie: Aquí es facilísimo. Me encanta dar un paseo desde Ciudad Lineal bajando por Manuel Becerra. Cruzar luego los puentes, ver alguna galería y llegar a Alonso Martínez.

El edificio predilecto: Tengo muchos. Me gustaba el Windsor. También me gusta mucho el puente en la Avenida de América. Mi abuelo vivía en Diego de León e iba andando con él de la mano. Todavía no había coches, conocí la M-30 sin pavimentar. Quiero mucho a Madrid.

Para estar rodeada de libros: Fuentetaja era un sitio fantástico. Y la Casa del Libro es un icono, iba con mi padre y me recuerdo de pequeñita en las escaleras tomando notas, te dejaban los dependientes.

“Quiero mucho a Madrid”. Este suspiro se le escapa a Soledad Murillo cuando se le pregunta por la ciudad y le vienen a la cabeza las imágenes paseando con su abuela por el Retiro o en las escaleras de una librería junto a su padre. Aquella M-30 sin asfaltar o los amores en el campus universitario de Moncloa. Y ahora quiere poner toda su experiencia en el Ayuntamiento, al que aspira a entrar como número dos de la lista socialista encabezada por Reyes Maroto.

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