El Comité sobre lo Digital, Cultura, Medios y Deporte del Parlamento británico, que desde el pasado mes de diciembre tiene abierta una línea de investigación sobre las noticias falsas para determinar si hubo un patrón común en la crisis catalana y el Brexit, hizo público el pasado martes un duro escrito del experto en análisis de datos M.C. McGrath en el que tira por tierra la teoría de la injerencia rusa en el proceso independentista catalán. A lo largo de 13 folios, el investigador analiza y pone en cuestión las afirmaciones realizadas en los últimos meses por medios de comunicación españoles y expertos sobre la presunta influencia tanto de Wikileaks como de bots rusos en la crisis catalana. Acusaciones, dice, "infundadas" mediante artículos "excepcionalmente engañosos".
El fantasma de la injerencia rusa fue puesto sobre la mesa por el diario El País la semana previa a la celebración del reférendum del 1 de octubre, bajo el título "La maquinaria de injerencias rusas penetra en Cataluña". Desde entonces, los artículos de la principal cabecera del grupo Prisa sobre este tema han sido constantes. "Hackers rusos ayudan a tener activa la web del referéndum", "La red de injerencia rusa sitúa Cataluña entre sus prioridades para debilitar Europa", "Las redes prorrusas aumentan un 2.000% su actividad a favor del referéndum en Cataluña" o "La trama rusa empleó redes chavistas para agravar la crisis catalana" son sólo algunos ejemplos.
Sin embargo, el asunto no saltaría a la arena política hasta el 10 de noviembre. Ese viernes, pocas horas después de que El País informara de que dos medios de comunicación cercanos al Kremlin "habían usado cuentas en redes sociales en el entorno del chavismo y Venezuela" para difundir una imagen negativa de España en las horas anteriores y posteriores al 1-O, el Gobierno aseguró que tenía "contrastado" que "muchos" mensajes en redes sociales sobre el conflicto catalán procedían de "territorio ruso" y pidió a la Unión Europea que tomara cartas en el asunto. No obstante, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, puntualizó al respecto que eso no quería decir "necesariamente" que respondan a una estrategia orquestada desde el Ejecutivo que capitanea Vladimir Putin.
Tres días después, la cuestión se internacionalizó. España llevó la supuesta injerencia rusa al Consejo de ministros de Exteriores y Defensa de la UE. Mientras Cospedal rechazó asegurar con "total certeza" que el Gobierno ruso estuviera detrás, su homólogo en Exteriores, Alfonso Dastis, advirtió de los "muchos indicios" que existían sobre la manipulación del fundador de Wikileaks, Julian Assange, para "afectar" el "desarrollo democrático natural" en suelo catalán. Con todas estas hipótesis sobre la mesa, el Parlamento británico decidió abordar la cuestión. Y, a mediados de diciembre, llamó a comparecer a David Alandete–director adjunto de El País y autor de buena parte de las informaciones–, al exdirector de la Oficina del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores Francisco de Borja Lasheras y a la investigadora del Real Instituto Elcano Mira Milosevich-Juaristi.
Bots y trollsBotstrolls
McGrath, fundador de la ONG estadounidense de análisis de datos Transparency Toolkit, asegura en su escrito que las informaciones y estudios publicados están plagados de "errores". En su opinión, presentan una "falta de uso preciso de herramientas analíticas", una "dudosa metodología de investigación" o exageran "la influencia de bots y trolls". Todo ello, añade, ha provocado que las "conclusiones" extraídas de dichos informes, que presentaron sus autores en sede parlamentaria en diciembre del año pasado, sean "excepcionalmente engañosas". Ante dichas afirmaciones, Alandete ha respondido en Twitter: "Es una carta enviada por el activista y hacker MC McGrath expresando su opinión".
Sobre la falta de uso preciso de herramientas analíticas, el fundador de Transparency Toolkit pone como ejemplo la afirmación en el periódico del grupo Prisa de que, según datos de TwitterAudit, el 59% de las cuentas que siguen a Assange en la red social son falsas. "Assange comenzó a tuitear el 14 de febrero de 2017, pero los datos [presentados] de Twitter Audit son de febrero de 2014", señala el experto. En este sentido, apunta que en noviembre de 2017 el 93% de los seguidores del fundador de Wikileaks eran reales. En contraste, continúa, Twitter Audit estima que el 25% de los seguidores de El País "son bots". Y aclara: "Un alto porcentaje de seguidores falsos no indican necesariamente que una cuenta esté metida en actividades maliciosas".
En su análisis, McGroth también aprecia una "falta de metodología de investigación rigurosa" cuando se han puesto sobre la mesa sospechas sobre la rapidez con la que se han difundido mensajes en redes sociales de Assange. En concreto, El País presentó dudas sobre la viralización de un mensaje sobre Cataluña, que en apenas un día alcanzó los 12.000 retuiteos. En este sentido, el experto señala que esto "no es necesariamente indicativo de la intervención de bots, especialmente en usuarios de Twitter con muchos seguidores". "El tuit específico al que se refiere El País recibió 761.410 impresiones –es decir, que fue visto por otros usuarios de la red social 761.410 veces–. Eso es un poco más alto de lo normal, pero no desproporcionado", afirma el investigador.
El fundador de Transparency Toolkit también critica el análisis sesgado que se ha hecho en las noticias y estudios presentados, en los que no se ha prestado atención a las redes de bots antiindependentistasbots. Como ejemplo, pone sobre la mesa un mensaje en Twitter con un artículo del diario Abc que recibió 15.000 retuiteos y solo 99 likes. "Los investigadores que trabajan en la detección de bots han descubierto que los bots siempre tienen menos ratios de 'me gusta' que de retuiteos", explica en el documento enviado al Parlamento británico. "Para llegar a una evaluación creíble del impacto de los mensajes difundidos por bots y trolls sospechosos en torno a la crisis independentista catalana, las investigaciones deben analizar los mensajes tanto proindependentistas como antiindependentistas", concluye.
Venezuela, RT y Sputnik
Además, considera que se ha "exagerado" la influencia de los bots y trolls, de las cuentas venezolanas, de los canales rusos o del fundador de Wikileaks. Para McGrath "no hay nada inusual" en la proporción de cuentas localizadas en Rusia o Venezuela que retuitean a Assange. El investigador analizó antes de redactar el escrito más de 23.000 retuiteos a mensajes del activista sobre Cataluña. Un 0,45% venían de Venezuela. Y un 2,1%, de Rusia. "Esos porcentajes están en línea con los ratios de población mundial y no muestran un interés desproporcionado por la situación de Cataluña en Venezuela o Rusia", afirma. "De hecho, la mayoría de los que retuitean a Assange están concentrados en Estados Unidos", añade.
Por último, critica algunas de las "fuentes cuestionables" de las que han bebido noticias y estudios y tumba la afirmación de que RT y SputnikRTSputnik, afines al Kremlin,mencionan constantemente al fundador de Wikileaks en sus noticias sobre Cataluña. Tras analizar mediante Media Cloud 596 informaciones sobre la crisis catalana publicadas por ambos medios entre septiembre y diciembre de 2017, McGrath sólo ha encontrado 17 en las que se cite a Julian Assange. "Irónicamente, El País publicó más historias mencionando a Julian Assange –en concreto, ha localizado 22– que Sputnik y RT juntos", apunta el experto en análisis de datos, que concluye su informe de forma contundente: "Es necesario investigar cómo las acusaciones de noticias falsas pueden usarse como una táctica para manipular".
El Comité sobre lo Digital, Cultura, Medios y Deporte del Parlamento británico, que desde el pasado mes de diciembre tiene abierta una línea de investigación sobre las noticias falsas para determinar si hubo un patrón común en la crisis catalana y el Brexit, hizo público el pasado martes un duro escrito del experto en análisis de datos M.C. McGrath en el que tira por tierra la teoría de la injerencia rusa en el proceso independentista catalán. A lo largo de 13 folios, el investigador analiza y pone en cuestión las afirmaciones realizadas en los últimos meses por medios de comunicación españoles y expertos sobre la presunta influencia tanto de Wikileaks como de bots rusos en la crisis catalana. Acusaciones, dice, "infundadas" mediante artículos "excepcionalmente engañosos".